En una entrada de hace bastante tiempo, escribí sobre los Doppelgänger, esos personajes que se supone son el doble malvado de una persona. El que yo creía tener corresponde a alguien que vive en Argentina, y del que todavía me llegan facturas donde le cobran la televisión por cable, al parecer mi doble nunca paga a tiempo o siempre le está debiendo dinero a esa compañía.

Luego de un par de horas me llego otro correo donde me confirmaron la recepción del pedido. Al parecer, la cantidad de trago inicial no fue suficiente para él y hoy, a las 10 de la mañana, mí doble, que se encuentra en Alicante España, nuevamente realizó un pedido. Después, en otro correo, me indicaron que una empresa de envíos recogió el pedido en las instalaciones de la empresa y que llegará dentro del tiempo estimado a mi casa allá en España.
Claramente existe una diferencia entre mis dobles: uno paga y el otro no; pero la verdad cada vez que me llega el extracto de la tarjeta de crédito a final de mes, me da miedo abrir el sobre, pues creo que me voy a encontrar con una transacción que mi yo colombiano nunca ha realizado. Nunca pensé en endeudarme y mucho menos convertirme en un borracho, pero ya ven, la vida, como siempre, le bota a uno cualquier cosa.