Julieta escribió en su teléfono y pinchó la pantalla para enviar el mensaje. ¿Qué pasaría por su cabeza en ese momento? imposible saberlo y pido disculpas por no ser ese narrador omnisciente en tercera persona que lo sabe todo. Debo confesarle, querido lector, que me intriga saber qué era lo que pensaba Julieta en ese momento.
El mensaje, con la ayuda de redes y servidores viajó, digamos que por los aires, y justo después de que ella lo enviara, el celular de Felipe vibró en el bolsillo de su pantalón. Acto seguido él lo sacó y lo leyó:
“Te llamo esta tarde”, decía. Una oración afirmativa en futuro inmediato. Se puede pensar que la persona que escribe algo así, tiene la intención de hacer una llamada telefónica en el transcurso de la tarde. Se supone, pero vuelvo a comentar lo mismo: No sabemos qué pensaba Julieta en ese momento. Muchas veces las personas dicen cosas distintas a las que piensan.
La llamada nunca llegó.
Han pasado nueve meses y Felipe no ha vuelto a saber nada de ella. ¿Acaso no supe leer algo entre líneas?, se pregunta. Quizá, piensa, esa inofensiva frase enmascaraba algo más, posiblemente un: “te odio y no quiero volverte a ver nunca más”. De ahí la importancia de saber lo que pensaba Julieta en ese momento.
Felipe podría dejar de comerse la cabeza, volverla a llamar y ya está, pero le ha marcado a Julieta tres veces desde esa ocasión y ella nunca le ha contestado. En parte eso confirma sus sospechas de que no quiere establecer ningún tipo de contacto con él.
¿Qué sabemos de las personas que creemos conocer?, se pregunta Felipe. De pronto Julieta es una espía encubierta de una agencia de un gobierno extranjero y él, con su llamadera indiscreta, estaba poniendo en peligro una importante misión.
Sea como sea y si Julieta si era algo de lo que decía ser, imagina que se van a encontrar en un funeral, puede que el suyo o el de ella, ese evento en que las personas que llevan tiempo sin verse se reencuentran de nuevo.