viernes, 31 de enero de 2025

Susto pasajero

Sergio me contó que su madre estuvo hospitalizada por una semana. “Son lugares extraños las clínicas”, me dijo. Por un segundo pensé qué diferencia a un hospital de una clínica. “¿Por qué?”, le pregunté. Me dijo que es un lugar en el que el tiempo adquiere diferentes características, A veces parecía ser elástico, otras grumoso. “No sé si me entiendes”, concluyó. Asentí en muestra de apoyo. Él continuó: “Eso hace que pase más rápido o lento”.

Dijo que en ocasiones llegaba muy temprano, subía a la habitación y el día duraba una eternidad, pero que en otros parecía que las horas se compactaban, como si fueran una sola y la tarde llegaba apenas pisaba la habitación de su madre.

No sé qué cara le puse, seguro fue de extrañeza, pues no entendí muy bien a qué quería hacer referencia. “¿Y tu madre cómo está?”, pregunté, aparentando normalidad. Ya está bien, fue solo un susto pasajero, respondió, se quedó callado un instante, suspiró y siguió hablando.

“Yo creo que eso pasa porque son lugares en los que la muerte se pasea a sus anchas”, dijo mientras yo le daba un sorbo a mi cerveza. La muerte debe ser así. ¿no? como una arena movediza que te pone a reflexionar cuando hace acto de presencia. ¿No crees?

Puse la botella en la mesa y mi cerebro estaba en blanco. Luego le volví a dar otro sorbo para ganar tiempo, a ver qué se me ocurría contestarle. Cuando estaba a punto de hacerlo, Sergio volvió a hablar: “pero bueno, lo importante es que mamá está bien”, levantó su botella y la chocó con la mía en el aire. “Más bien cuéntame lo de Catalina”.

Apuré otro sorbo de la cerveza. Tomé aire y comencé a hablar.