viernes, 21 de marzo de 2025

Días oscuros

Esas dos palabras juntas pueden ser muchas cosas. Es un sintagma nominal, signifique lo que signifique sintagma. También, una metáfora que hace alusión a un estado emocional negativo. Pero si se piensa que escribir es contar lo que se tiene delante de las narices, significa que han sido días con un mal clima.

también puede servir para el título de un libro o una canción. Mi caso es el primero. Resulta que para mi cumpleaños P. me regaló dos libros. Uno de ellos se lo había pedido y el otro, Días oscuros, lo compró a la ciega en una librería, es decir, había unos libros empacados y con una pequeña nota que decía sobre qué trataban, y la que acompañaba a ese libro le gustó y por eso me lo compró.

Hoy, mientras esperaba a alguien en un café, comencé a leerlo. Son narraciones breves la mayoría de una página, otras de un par e incluso unas de tan solo un párrafo. El libro es un híbrido entre poesía y prosa.

La primera narración me gustó, porque cuenta una historia familiar. El siguiente párrafo me pareció preciso, un buen ejemplo de escritura verdadera: Después nos mudamos a Garzón. el trasteo cupo en un carro pequeño. Atrás viajamos los tres hermanos, muy juntos, con un par de camas, unos taburetes y un perro que, de vez en cuando, nos miraba con esa tristeza de dejar las cosas familiares.

Luego, los otros textos, pierden esa sencillez y se enredan con un lenguaje poético muy floripondio. A mí díganme lo que ven, lo que tienen enfrente de los ojos, pero no acribillen la narración con figuras rebuscadas que la entorpecen.

Me repito y vuelvo a esa frase de Millás que tanto me gusta: “Decir lo que se dice exige una precisión de microcirugía casi imposible de lograr, pues donde menos lo esperas salta la metáfora.”

O, a lo que dice el narrador de Claus y Lucas: “ Las palabras que definen los sentimientos son muy vagas; es mejor evitar usarlas y atenerse a la descripción de los objetos, de los seres humanos y de uno mismo, es decir, a la descripción fiel de los hechos.”