jueves, 4 de octubre de 2018

Certeza

Nada es blanco o negro en este mundo, nada es 1 o 0; nada ni nadie, valga la pena decir, se encuentra completamente iluminado o en la oscuridad total. Entre los extremos en que se mueve nuestra vida, encerrados dentro del más obvio, su inicio y la muerte, siempre existirán millones de tonos, millones de opciones; sino que, creo yo, en nuestro afán de certidumbre tendemos a escoger eso que creemos absoluto. 

Luego de ese párrafo introductorio, estimado lector, cargado de percepciones propias y por qué no decirlo, de extremos de los que me gusta aferrarme, debo decir que a veces es bueno tener certezas, adherirse a un extremo del pensamiento y sentirse bien en él. 

La certeza sobre la que les quiero hablar es sencilla, inclusive irrisoria, imagino, para algunos: Estoy seguro de que este año voy a leer, empezar a leer o por lo menos comprar un volumen de los diarios de Anaïs Nin. 

Hablé sobre ese libro hace no mucho en otra entrada, y como ya lo he mencionado, como tantas veces me he repetido en este espacio, considero que uno no debe obviar esos momentos en que un libro comienza a buscarlo a uno. 

Hoy el libro se me volvió a aparecer en un artículo de María Popova. Popova habla sobre el gran tesoro que son esos diarios y de cómo Nin escribe de manera precisa sobre la vida, el amor y el arte de escribir. 

No conozco a Nin, es decir, no he leído nada de ella, novelas o historias, al contrario de cuando leí los de Woolf, por ejemplo, pero hay algo que me atrae con fuerza a sus diarios. 

Por eso hoy creo tener la certeza de comprarlos en lo que queda de este año; aunque quien sabe, como nada es absoluto, quizá mañana cambie de parecer. 

“Older people fall into rigid patterns. Curiosity, risk, 
exploration are forgotten by them.” 
- Anaïs Nin – 

Esta cita corresponde a una carta de Nin dirigida hacia hacía Leonard W. un aspirante a autor, que acogió bajo su mentoría y tiene, me parece, mucho que ver con las certezas o la fe que les tenemos.