lunes, 11 de agosto de 2014

Baúl

El otro día leí esta palabra en un cuento, e inmediatamente me acordé de mi abuela materna.  Nunca tuve un vínculo muy fuerte con mis abuelos; solo conocí a mis abuelas, pues sus esposos murieron cuando yo era muy pequeño; tengo entendido que uno de un golpe en la cabeza y el otro no tengo ni la más mínima idea de qué o cómo.

Mi abuela vivía en una casa gigante que era todo un misterio.  El primer piso siempre estuvó arrendado a una familia o a varias, eso la verdad nunca lo supe a ciencia cierta; solo recuerdo que me parecia extraño estar celebrando algo en familia;  mientras otra , en el piso de abajo, hacia quien sabe qué cosa.  El piso del pasillo era de baldosín, mientras que la sala  conectada a varios cuartos como un nodo al que uno siempre debía llegar, tenia piso de madera.  Cuando lo enceraban era muy divertido jugar a deslizarse por el mismo.

Mi abuela siempre me pareció muy vieja, tal vez por el hecho de ser muy pequeña y que caminaba lento, siempre me hizo pensar eso.  En su cuarto siempre hubo dos cosas que captaban toda mí atención: Una silla mecedora y un Baúl; la primera porque siempre quería sentarme en ella y mecerme, algo que hice muy pocas veces porque mi abuela siempre estaba sentada, y cuando no, algún adulto me decia que no jugara con la silla de la Abuela. La segunda porque muy pocas veces la vi abriendo el Baúl y nunca pude saber que tanto guardaba ahí.  ¿dinero, ropa, juegos, cartas, secretos, dulces (era diabética)? Mi imaginación volaba en ese entonces mientras inventaba las partenencias que llenaban el baúl de la Abuela.

Mi madre me cuenta que tenía papeles, ropa y que incluso, en ocasiones, también guardaba regalos sin abrir.  Finalmente mi abuela murió, y nunca pude investigar que tanto era lo que guardaba.

Un Baúl, me parace un mueble perfecto para guardar pertenencias, es decir, por lo menos mucho mejor que un clóset, que está tan a la mano de cualquier intruso.