lunes, 28 de abril de 2025

Animal extinto o cómo no encontrar un libro en la FilBo

Voy a la FILBo con la siguiente consigna en mente: “solo voy a comprar un par de libros.” Ya en Corferias, la culpa de mi primera compra la tiene una mesa con libros de la editorial Seix Barral en promoción. Tengo debilidad por los libros de esa editorial. Imagino que lo que me atrae son sus portadas: no son nada del otro mundo, pero me llaman mucho la atención. Es como si los encargados de elaborarlas encontraran la imagen perfecta para cada título.

Esa compra abre el grifo de mi sed por los libros y olvido la consigna. "Que pase lo que tenga que pasar", pienso. Comienzo a hojear los libros con ansia. Me paseo por los pasillos y leo las primeras páginas de los que, por alguna razón, me llaman la atención, sin importar si los juzgo por la portada. Si el título me parece potente y lo acompaña una portada atractiva, les dedico un tiempo.

No sé cuántos minutos gasto en cada stand. ¿Veinte, treinta, más? Digamos que la media es de veinticinco minutos. De ser así, y como son más de 500, necesitaría alrededor de 12.500 minutos para visitarlos todos, o bien, nueve días.

Ahí estoy, caminando de un lado a otro, leyendo fragmentos, mirando precios, cuando ese otro que me habita me dice: “Ya que está en esas, ¿por qué no busca el libro que le falta de Lina Parra?” Ese ser habla sobre Llorar sobre la leche derramada. El año pasado caí en las garras de esa autora y fue uno de mis mejores descubrimientos literarios. Me inyecté directo a la vena Malas Posturas, su libro de cuentos, y, a los pocos días, me compré su novela La mano que cura.

Comienzo a preguntarlo en diferentes stands. Algunos vendedores me miran raro, con cara de: No tengo idea de qué habla; otros identifican a la escritora paisa, pero no tienen ninguno de sus libros, o solo tienen su novela.

“Pregúntelo en la editorial Animal Extinto”, me dice un hombre que me escucha preguntar por el libro. “¿En qué pabellón está?”, le pregunto. “Creo que en este”, responde. Le doy las gracias, me despido y comienzo a repetir el nombre mentalmente para no olvidarlo: Animal Extinto, Animal Extinto, Animal Extinto…

No la encuentro por ningún lado. En un stand, una mujer con gafas y los brazos llenos de tatuajes me dice: “¿Animal Extinto está acá? No sabía. Yo en este pabellón no la he visto. De pronto la encuentras en el de las librerías independientes.” “¿Dónde queda?”, le pregunto.

Luego de que me da las indicaciones, me dirijo hacia ese lugar. Repito mi método de búsqueda: preguntarle a cuanta persona pueda por esa editorial y, de paso, preguntar por el libro de Lina María, a ver si por una alineación de planetas lo tienen. Repito la misma historia en cada stand: “Me dijeron que de pronto lo conseguía en Animal Extinto, pero no he dado con esa editorial”.

Nosotros somos Animal Extinto”, dice una mujer detrás de una mesa de libros, al tiempo que otra busca en el sistema. La pantalla arroja un resultado: sí lo teníamos. Había una copia, pero se la llevaron ayer.

Ese libro, parece, está extinto.

Derrotado en mi intento de conseguirlo, me dirijo a la salida. A pocos metros de ella, volteo a mirar a la derecha y veo el pabellón número 3, de editoriales universitarias. Como sé que Lina Parra publicó Malas Posturas con EAFIT , pienso que esa es mi última oportunidad y me desvío hacia allá.

Pregunto por el número del stand en un punto de información y, luego de que me lo dan, comienzo a buscarlo. No encuentro nada. Cuando busco algo con desesperación, así me den las indicaciones más precisas, me vuelvo un ocho. Regreso al punto de información a decirles que me han mentido. La mujer me dice que está en el segundo piso. Le doy las gracias de nuevo y sigo sus instrucciones hasta que, por fin, lo encuentro.

“He patoneado toda la feria y el libro que busco tiene que estar acá”, le digo a una mujer pequeña que lleva gafas de lentes grandes. Ríe un poco y me responde en paisa: “¡Huy, cómo va a ser! ¡Qué nervios! ¿Qué buscas?” Le suelto el nombre del libro y me cuenta que ese no lo editó EAFIT, sino solo Malas Posturas, el cual tienen exhibido. ¿Cómo es que aún no se lo han llevado?, me pregunto.

Pienso que el trabajo de edición que hacen en esa editorial es bueno, así que le pregunto a la mujer qué es lo último que han sacado.

“Pues yo no es que esté muy al tanto, pero en esta pared están los de literatura y en esta otra los de poesía”, responde.

Le doy las gracias y me pongo a hojearlos. Pasado un rato, decido llevarme, a punta de feeling, dos libros: Así me tiemble la voz de Catalina Acosta y Mientras llegan por mí de Rodrigo Pérez Gil.

Los mantendré informados.