lunes, 18 de marzo de 2013

Dr.

Un mail que me enviaron hoy comenzaba así:

Dr. Juan Manuel:

bla bla bla bla , bla bla .... bla bla...

Me dio risa leer eso, pues no me gustan esa clase de títulos. A pesar de que actualmente se le dice doctor a alguien que estudió hasta un último grado académico de una carrera, ciencia o materia; Considero que a los únicos que se les debería llamar de esa forma, es a aquellas personas que se graduaron de la carrera de medicina.

En parte el mundo esta jodido por eso,  porque unos se empeñan en "elevar" a otros, dándoles títulos incorrectos. Lo peor es que algunos se relamen con y en esos nombramientos y creen que los mismos les dan el derecho de tratar mal o pisotear a los que consideran inferiores.

Todo esto está fuertemente ligado con el síndrome del masterismo, el cual hoy en día ataca fuertemente nuestra sociedad.

sábado, 16 de marzo de 2013

¿Para donde se van las palomas?...

Tengo en la mira un tema sobre el cual escribiré en los próximos días.  Cuando eso pasa, es decir, cuando defino una especie de idea a la  cual le quiero "botar corriente", trato de hacer una lluvia de ideas sobre la misma.  Algunas veces resulta ser una tormenta y en otras ocasiones una llovizna de poca monta. Este tuvo un nivel de aguacero, en el cual en un momento determinado, cayeron tres rayos (ideas principales).

Esto ocurrió hoy mientras me estaba bañando. Me dio por confiar en mi memoria y no las anoté ahí mismo, de todas formas me quedaba un poco complicado, usted sabe, el agua siempre moja.  Pues bien, cuando me senté a escribirlas, me acorde de solo dos y la otra simplemente se me escapo y todavía la ando buscando.  Se me fue la paloma totalmente.

 ¿Adonde irán a volar todas esa palomas (ideas) que en algún momento de la vida hemos tenido?.  Me pregunto esto, porque muy seguramente algunas de las mismas habrán sido  geniales y por alguna extraña razón les dio por volar, antes de poder cuidarlas y trabajarlas para convertirlas en esos eventos y hechos que son dignos de "sacarla del estadio".

jueves, 14 de marzo de 2013

5...30 minutos que saben a gloria.

Uno muchas veces dice que tiene ciertas conductas solo por aparentar, para que los demás lo vean como alguien responsable, como alguien juicioso, etc. A la larga resulta siendo una mentira. Como lo he dicho muchas veces, nadie puede decir que actitudes de los humanos están bien o mal, mejor dicho como dice la canción "Thumbing my way" de Pearl Jam: "There's no right or wrong but I'm sure there's good and bad".

Siempre nos han metido en la cabeza que madrugar es bueno. Más que eso, que las personas que madrugan son totalmente responsables y que si uno no lo hace, va por mal camino. Me imagino que todo esa lora se creo, porque  a alguien se le ocurrió decir eso, es decir, la consigna bien podría haber sido "despertarse tarde es bueno", pero nuevamente, como suele ocurrir, me estoy desviando un poco del tema.

Yo nunca he sido bueno para madrugar.  Y muy pocas veces me levanto con el primer pitazo del despertador; eso lo hago únicamente cuando me voy de viaje, pues para que nos decimos mentiras, uno madruga con más ganas en esas ocasiones.

Uno de los pequeños placeres que más disfruto en la vida, son esos 5 minuticos de pereza posteriores a la despertada causada por la chicharra (buena palabra esta) del despertador.  Ese acto de estirar la mano para oprimir el botón que evita que el mismo siga sonando, dar media vuelta y quedarse dormido nuevamente es de lo mejor; por eso siempre pongo el despertador 30 minutos antes de la hora de despertarme, y repito esa rutina unas 5 veces antes de pararme de la cama.  

Igual a la larga si a usted le gusta madrugar o dormir hasta tarde no importa, puede hacer lo que se le de la gana, pero tenga en cuenta que si va a adoptar la conducta de "hacer pereza", como comúnmente se dice,  debe tener bien claro cual es el botón que debe oprimir para no apagar el despertador por completo  y quedarse profundamente dormido.

miércoles, 13 de marzo de 2013

Costumbres perdidas

Si usted es de mi época, las palabras "cuca" y  "patada" le deben traer buenos recuerdos.  Antes de que algún lector se deje desviar por la primera palabra, el término es uno solo, cuca-patada, y hace referencia a ese juego algo primitivo de los hombres en sus épocas de colegio.

Aunque el título fácilmente podría aplicar mejor para las viejas, este era uno de los mejores "deportes" a practicar entre hombres (no se si todavía, en estos tiempos oscuros,  se mantengan este tipo de  costumbres en los colegios), porque cualquier superficie era apta para jugarlo y cualquier objeto pequeño podía servir como objeto principal del  juego, una piedra, una bola pequeña o cualquier cosa a la que usted pudiera darle patadas.

El juego empezaba de la nada. De repente a cualquier persona lo veían con las piernas abiertas (nuevamente no se me desvíe estimado lector,  me refiero a un pie lejos del otro) y si el objeto que era pateado pasaba por en medio de las mismas. los participantes del juego, después de que se gritara "Cuca" o "Cuca-patada", podían darle patadas solo porque sí, porque precisamente de eso se trataba, de dar patadas con la única justificación de haber hecho "cuca".   Su mejor opción en aquel momento en que el objeto pasaba entre sus piernas,  era emular a Usain Bolt y correr a tocar el objeto que lo liberaba de la "Patacera". También recuerdo que una regla para darle un toque de honor al juego era decir "Solo se valen patadas en la cola", es decir, en las nalgas, en donde  supuestamente las patadas duelen menos.  Pero en medio del fervor del juego, se lanzaban patadas a diestra y siniestra,  haciéndolo  aun más interesante. 

Este juego realmente liberaba tensiones entre las personas del grupo , y uno le podía meter un patadón a ese personaje que le caía tremendamente mal. Eso era lo mejor, no había necesidad de justificar su conducta.  Algún día he de tener la valentía de llevar una pelotica al trabajo, ubicar a un personaje con las piernas abiertas y que me caiga mal, hacerle cuca, gritar "Cuca-Patada" con todas mis fuerzas y darle un patada. Es posible que  otro se ponga de pie y también le den ganas de patearlo.

Vamos perdiendo las costumbres. 

martes, 12 de marzo de 2013

Inmunes a la física

Yo en el colegio vi Física y luego en la universidad la vi más a fondo.  Nunca me apasiono la  materia.  Esto  fue fuertemente reforzado porque en varias ocasiones me las dictaron unos cafres de alto nivel, que se empeñaban más en joder al estudiante, que mostrarle lo bueno que puede tener la materia, en fin, esta idea sería mejor trabajarla en otro post.

La tercera Ley de Newton (Acción-Reacción) dice que siempre que un objeto ejerce una fuerza sobre un segundo objeto, el último ejerce una fuerza de igual magnitud pero que va en sentido contrario a la primera fuerza que recibió.

Al parecer a los humanos no les aplica esta ley, puesto que muchas veces, a pesar que circunstancias  personas, entornos, etc. etc. etc. ejercen "fuerzas" negativas sobre nosotros,  no hacemos nada.  Simplemente nos quedamos pasmados, sin actuar  y preferimos que la vida y sus trancazos, que no suelen ser nada sutiles,  vayan definiendo nuestras conductas y lo que somos.

La fuerza contraria que deberíamos aplicar es el cambio, el cual muchas veces la vida nos lo pide a gritos y preferimos no escucharla.

lunes, 11 de marzo de 2013

Punto de vista (Narrativo)

Hace un tiempo le hablé sobre la trama y la importancia que tiene al desarrollar o crear una historia.    Otro punto que también considero importante, es la voz narrativa que se elige.

Este fin de semana estaba leyendo, y de un momento a otro, la voz de la narración cambio de primera a tercera persona. Esto es algo que yo y muchas otras personas consideran aburridor, puesto que confunde al lector y le quita ritmo a la lectura.  

Cuando yo escribo historias, casi nunca defino esa voz, sino que empiezo de una y la misma se va definiendo.  Me imagino que los escritores muy experimentados, tendrán la facultad de escoger la misma, es decir, mirar si su relato va a ir en primera, segunda, tercera persona u otro tipo de punto de vista. Por otro lado, incluir  más de una voz, y hacerlo bien en un relato, es algo muy complicado, y muy pocos escritores logran hacerlo sin que el cambio sea muy evidente. 

 La trama es importante, y  definir la de su vida lo es mucho más, pero también pienso que es bueno que su relato personal sea en primera persona.  Con esto me refiero a que uno no puede andar por ahí, echándole la culpa a otros por sus acciones o esperando que lo que usted quiere para su vida, ocurra por lo que hagan o dejen de hacer las demás personas.  




viernes, 8 de marzo de 2013

Uno la tiene muy fácil

Hace ya varios días, estaba sentado en mi puesto en la oficina y leí la noticia de un grupo radical que se tomó una planta de gas en Argelia.  Los rebeldes asesinos estaban bajo las ordenes de Mojtar Belmojtar, un islamista con cara de pocos amigos, es decir, cara de "quiero volarle la cabeza a punta de plomo".

En ese instante pensé que uno siempre la tiene muy fácil, es decir, por más que uno juegue a ser el mártir, ese que nadie entiende o al que la vida lo trata mal, definitivamente alguien en algún lugar del mundo la está pasando peor.

No recuerdo exactamente que era lo que estaba haciendo en ese momento, pero me imagine que mientras yo realizaba mí actividad, Belmojtar o uno de sus secuaces tenían su arma contra la cabeza de alguien, como la persona rogaba por su vida y la angustia tan berraca que debería estar sintiendo en ese momento.

Finalmente el loco  imbécil de Belmojtar, en nombre de Dios, escudándose en su religión o en cualquier tipo de lógica retorcida, mato a más de 30 personas.

La tenemos demasiado fácil.