miércoles, 12 de agosto de 2015

Naturaleza

Hace poco conocí a una mujer con una actitud impresionante, que tiene como proyecto de vida trabajar con jardines verticales.  Ella, debido a una experiencia muy personal, logró conectarse a otro nivel con la naturaleza, y cree firmemente que la falta de contacto de las personas con esta, es una de las razones por la que experimentamos altos  niveles de ansiedad y estrés en nuestras vidas. 

Hoy me devolvía a mi casa en un bus y este frenó debido a un semáforo en rojo, en una calle que tiene un separador con un camino de ladrillo y  árboles muy grandes a cada lado. Desde pequeño este lugar siempre me trasmitido buena energía.

Sí me bajaba ahí, me iba a tocar caminar 8 cuadras más.  Así que mire al frente, deseché la idea y me concentré en la canción que sonaba en mi MP3.  El bus continuó quieto; derrotando mi pereza me puse de pie rápidamente mientras evitaba que mi cerebro  me regalara cualquier excusa, timbré y me bajé.

Me puse los sudifonos, y caminé bajo la sombra de esos grandes arboles.  Sentí paz y me divertí mirando a las personas que transitaban por ese mismo lugar.  No sé porque, pero me pareció que iban mas livianos que otros que he visto caminar cubiertos por moles de cemento.

Tal vez fijarnos más en la naturaleza es una manera de contrarrestar nuestras penas.

lunes, 10 de agosto de 2015

No esperar nada

Siempre he escuchado decir a varias personas la frase: "Lo mejor es no esperar nada, así uno no se decepciona".   Esta, en parte, puede que sea cierta, pero no invita a nada bueno, sólo a desconfiar de todas las personas, bien sean amigos, familiares o completos desconocidos.

Creo que Uno, más bien, debería entregarse a lo que hace, pensando que no va a recibir nada: ni reconocimiento, amor, regaños, dinero, nada, es decir, hacer las cosas simplemente porque nos gustan y nos hacen sentir vivos.

El punto es que nos deberíamos enfocar más en encontrar eso: pasión, llamado, vocación, póngale el nombre que  quiera, que nos permita vivir sin esperar nada, pues lo más importante, y en lo que centraríamos nuestra atención  es en la tranquilidad y paz que nos regala el vivir la experiencia de lo que sea que hagamos.

No esperar nada es otro de los tantos artes que nos hace falta refinar en nuestras vidas.



jueves, 6 de agosto de 2015

Tedio hacia el cliente

A veces no existe el servicio al cliente sino tedio hacia el cliente.  Hoy estaba caminando y vi una tienda de vinos, como tenía que comprar un regalo, pensé que una botella de vino estaría bien.  Entré al lugar atraído por un cartel en la vitrina que decía: "Los mejores vinos a los mejores precios".  

No sé nada de vinos, es decir mi conocimiento se reduce a que sé que existe vino tinto (siempre he pensado que deberían llamarlo rojo) y blanco, pero de cepas y esas cosas no sé nada más allá de que existen. Lo que si sé es que hay uno que tiene como nombre "Navarro Correas" que me gusta mucho. 

 Bueno, el hecho fue que entré a este lugar que asegura tener los mejores vinos a los mejores precios y pregunté por un Navarro Correas, y la señora que me atendió me dijo: "No, ese no lo tenemos". Supuse que debía ser toda una experta en vinos, y le pregunté que si no tenía uno parecido al que estaba buscando.  Me respondió "Tenemos este chileno de 5 uvas, muy rico".  Agarré una botella, la miré como un no experto en vinos, se le devolví le di las gracias y me fui.  Antes de salir de la tienda, me dijo "Ese vino se consigue en los supermercados" No sé si fue un comentario de buena gente, o porque de cierta forma intentó decirme "Esa chimbada de vino se consigue en cualquier supermercado.

Finalmente le hice caso y fui a un supermercado.  En la sección de licores le pregunté a una mujer por el vino que buscaba.  Esta llamó a otra y le dijo que estaba buscando un Navarro Correas.  La mujer que se hizo cargo de la venta, me miró y me preguntó:  ¿Vino? le dije que sí; no tengo ni idea si esa marca tiene otros licores.

La mujer me llevó al lugar donde estaban los vinos y me dijo: "Hay estos dos, el tradicional y uno de colección privada"
" ¿Y que diferencia hay entre uno y el otro?"
La mujer, que mascaba chicle puso cara de aburrición y me respondió:
"pues que uno es tradicional y el otro colección privada"
Estuve a punto de reírme de esa respuesta tan chimba, pero finalmente le dije
"pues si, eso es obvio, pero en que se diferencian?"

Me miro y puso cara de " ¿Qué importa? llévese el que quiera y no me moleste" y me respondió con una frase un poco técnica de un proceso del vino, que imagino utiliza cuando un cliente quiere conocer las diferencias entre dos vinos.  Me habría gustado responderle algo como "Si va a atender de mala gana déjeme solo y vaya a mascar chicle a otra parte".

Al final me llevé la botella de "Colección privada" solo porque costaba más.  Supongo que un mayor precio, en cuestión de vinos, implica mayor calidad.

miércoles, 5 de agosto de 2015

La Poetisa de la voz quebrada

Ayer tenía una reunión por la tarde.  Llegué antes, así que decidí ir a una librería que tiene un café para leer un rato.  Me compré un capuccino y un muffin de frutos rojos y me tocó sentarme  en un asiento de cuero porque todas las mesas estaban ocupadas.

Tuve que demorar un poco mi lectura porque no había manera de, sólo con dos manos, manejar el libro, comerme el muffin y tomar capuccino .  Después de unos minutos por fin pude sacar el libro y comenzar a leer.

Detrás mio, en una de las mesas, se encontraba una mujer con un saco blanco que contrastaba con sus labios que estaban pintandos de un color rojo intenso, y un hombre con saco negro y barba.  A primera vista, y por la forma en que se trataban y reían parecían ser sólo amigos.

En un momento, e levanté la mirada porque una señora tumbo unos libros y eso me distrajo.  Cuando iba a sumergirme nuevamente en la lectura, caí en cuenta que podía oír claramente la conversación de la pareja.

"Sí, imagínate.  él es muy chistoso.   Siempre habla sobre mí y dice:"imagínense ella no fue a las primeras clases y ahora escribe poesía" le decía la mujer al hombre.

Hablaron otro par de cosas a las que no les puse mucha atención, hasta que de un momento a otro, la mujer cambió el tono de su voz y dijo:

"lo que pasa es que nos fijamos más en lo que nos faltaba que en lo que teníamos.  De todas maneras es chévere volver a verte.  Después de este tiempo, siento que cerraste filas, y yo quería hacer un punto de quiebre en mi cabeza."

No sabía si tenían agarradas sus manos, se miraban con amor, desconsoladamente o si llevaban las tazas  de café a sus bocas de forma nerviosa, y si me hubiera volteado para apreciar la escena, habría sido muy obvio que estaba espiando su conversación.  La mujer continuó hablando, ahora su voz le temblaba.

"Quiero que sepas que me importas mucho, lo que piensas, como estás, y quiero que te quedes con eso.  No tengo ni idea para ti que fue esto...y pues sí, la vida fue extraña. No tenía pensado decir esto, estoy divagando.  Es chévere volver a verte."

El hombre comenzó a responder pero de acuerdo a su tono de voz, era claro que no estaba tan sentimental como su ex-novia, ex-cuento o  lo que fuera.  

Le doy la razón a la poetisa, en el sentido en que a veces uno comienza a hablar, sin haberlo pensado, y le suelta a alguien un montón de información que, más allá de querer intentar algo nuevamente con esa persona, tiene como fin desenredar la cabeza y el corazón.  A veces es bueno hacer eso, porque no existen palabras más sinceras que las no planeadas.

martes, 4 de agosto de 2015

Dejar respirar

Ayer comencé a escribir un texto, hasta que me acordé de algo que alguien me dijo el fin de semana pasado que me hizo confrontar muchos puntos de vista personales.  Ese recuerdo  me hizo dar rabia, dejé de escribir y me fui a ver televisión.  

 Eso a veces es bueno, es decir, que alguien haga el papel de antagonista, pero entonces  ¿Por qué me dio rabia? porque me molesta cuando los que lo cumplen no cuentan con argumentos sólidos y la historia a la que nos enfrentan se basa en el miedo y/o angustias personales; eso  aburre a cualquiera.

Volviendo al tema del escrito, lo dejé por la razón que ya expliqué y también porque estaba cansado.  Dudé en dejar de escribir, y mientras pensaba en  hacerlo o no, le dí una leída al texto.  

Me encontré con un párrafo de las mil madres que no tenía sentido alguno, lo leí varias veces, le agregué un par de palabras, le cambie puntos por comas, comas por punto y coma, pero nada, el maldito seguía igual de ininteligible. Eso aumentó mi rabia, grabe el documento y apagué el computador.

Hoy volví a trabajar en el documento.  Primero lo leí todo, después comencé a editarlo y logré derrotar ese párrafo que parecía no tener sentido alguno.  Ahora me parece que todo el escrito tiene más sentido y ritmo.  

A veces es bueno dejar que las cosas respiren, apartarse por un rato para luego tomarlas y atacarlas de nuevo.  Eso es algo que no solo se debe hacer con los escritos, sino con cualquier  situación o evento  al que no le vemos ninguna salida en un momento determinado.

lunes, 3 de agosto de 2015

Sobrecarga de Información

Desde que nos levantamos hasta el momento en que nos acostamos, somos un campo de guerra, que es bombardeado con todo tipo de información por los medios tradicionales: Radio, televisión, Prensa e internet.

Adicionalmente no debemos descartar la información que recibimos cuando conversamos con diferentes personas a lo largo del día: Familiares, amigos del trabajo, Personas que no conocemos, y tampoco debemos olvidar esas conversaciones que tenemos con nosotros mismos.

Esa sobrecarga de información nos deja sin saber cuál es el paso que debemos seguir, ¿por qué? Porque la mayoría de información que recibimos carece de significado, es decir, nos resuelven las preguntas ¿Cuándo? ¿Cómo? Pero le hace falta responder ¿Por qué?,  la más trascendental de todas, que a la larga es la que nos lleva a apostarle a algo y actuar de una determinada manera. 

Muchas veces, esa sobrecarga de información sólo nos lleva hacia la ansiedad, porque ante tanta oferta y caminos por tomar, no sabemos cual escoger; por algo el estrés y la depresión son enfermedades que sufre gran parte de la población.

Pero no todo está perdido. Siempre buscamos entender el por qué de cada una de la situaciones  que vivimos.  Es por eso que cuando nos enfrentamos ante una buena historia y/o narrativa es muy posible que esa pregunta quede resuelta.

Narratives conveys not only facts
but also attitudes, ideals, and
philosophies
- Joan DelFattore -

jueves, 30 de julio de 2015

Festivos en Colombia

No sé por qué cuando me voy a enviar un mail a mi mismo desde mí celular apenas escribo mi correo y lo selecciono, el nombre que sale es "Festivos en Colombia".  Cuando me dí cuenta de esto me acordé que en la universidad una buena amiga, apenas nos estábamos conociendo, me llamaba "Jolgorio". Una vez le pregunté por qué me llamaba así, y su respuesta fue que yo andaba de fiesta por la vida.

Solamente ella me llamaba así, hasta que Felipe, otro amigo, se dio cuenta y le pareció muy gracioso de ahí en adelante el me puso de apodo "Jolgo" y así me quedé.  Una vez, en la única clase que vi con él nos tocó hacer un trabajo en grupo.  Al momento de sustentarlo, recuerdo que yo comencé a hablar, hasta que no supe o no tenía nada más por decir.

Un silencio incomodo hizo presencia mientras el profesor experimentaba mi mudez.  En ese momento Felipe entró al rescate, e instintivamente dijo "Si profesor, como "Jolgo" decía lo que quisimos hacer en el trabajo...".  Apenas dijo eso, yo volteé a mirar al profesor y vi que hizo una mueca de no entender nada.  Felipe ni siquiera se dio cuenta de que no me había llamado por mi nombre, pero comenzó a hablar tan rápido y con tal propiedad, que el profesor no pudo preguntar nada acerca de "Jolgo".

No sé que fue lo que hice para que mi amiga me comenzara a llamar así, pero siempre me ha gustado la definición "De Fiesta por la Vida".

 Todos deberíamos ser un jolgorio y andar, de acuerdo a los eruditos de la RAE  de "Regocijo, fiesta y diversión bulliciosa" por la vida por más jodidos que creamos estar.