lunes, 14 de marzo de 2016

21 minutos

Eran las y 39 ahora son las y 46, me refiero a las 10 p.m.  Por eso el post se titula 21 minutos, quería escribir solo durante ese lapso de tiempo.  Comencé a escribir algo, pero lo borré porque me pareció aburridor.  Luego me quede mirando la pantalla, hasta la segunda hora que mencioné y ni media idea se me cruzó por la cabeza.  Creo que todo se debe a un artículo que escribí hace un rato  con el que me tuve que esforzar mucho.  Finalmente lo terminé, pero deje la conclusión y edición para mañana.  Eso es bueno, es decir, concluir lo que uno comienza a escribir, ya habrá tiempo, como dice Ricardo Silva, de reescribir y editar.

El tiempo, el intangible que creemos atesorar no el periódico, tiene huevo.  Ya son las y 52.  A veces parece que cuando uno quiere que corra despacio, las manecillas del reloj aceleran su movimiento y entonces los minutos duran menos de lo usual, yo le pongo unos 30 o 33 segundos.

Una vez leí una historia de un hombre que sabía que le quedaban exactamente 4 horas para morir y se sienta a escribir sobre eso.  El final es un párrafo inconcluso, pues el hombre se desploma sobre el escritorio. 

Quedan 5 y todavía no he hablado, escrito más bien, de nada en concreto y así se quedara este post, un montón de ideas desordenadas, con muy poca conexión entre una y otra.  Hablando de conexión, hoy volví a conversar con una amiga con la que hacía mucho no hablaba, de repente el día  día nos fue consumiendo y nos dejamos de hablar.  Por favor no haga eso, es decir, no pierda contacto con esas personas que realmente valen la pena, y de ser posible mande a la mierda a aquellas que no le aportan nada.

Ahora los minutos están durando unos 20 segundos, ya son las y 58,  ¿Qué tal que yo, cómo el personaje del cuento, me desplome exactamente a las 11?, espero que no sea así,  la verdad tengo pocas ganas de morir hoy, pero  ¿cómo sabe uno eso?.  Ahora son las y 59,  ¿Sobre qué escribiría usted, estimado lector, en su último minuto de vida? 

viernes, 11 de marzo de 2016

Defectos

Se supone que un defecto es una imperfección.  Parece estar impreso en nuestro ADN   querer resaltar los de los demás.

Ayer tomé un taxi y antes de conectarme a mi MP3, le puse atención a lo que estaba hablando el conductor, más que por chisme, porque él estaba utilizando un manos libres y, en un principio, creí que me estaba dirigiendo la palabra.

En cambio, el conductor hablaba con su amigo Andrés, al que le decía: "No hermano, yo le dije a ella: Andresito es como todos, tiene defectos buenos y malos"

 ¿Quién sera ella?  ¿Estará interesada en Andrés?  no espié más la conversación, pues, al parecer,  Andrés saco una conclusión extensa de lo que le acababan de decir, el taxista no respondió nada me aburrí y prendí el reproductor.

Me quedé pensando en los defectos buenos de Andrés, los cuales se supone que yo, usted, estimado lector, y todos tenemos, pues así lo afirmo "Andresito es como todos".  A la larga eso es verdad, pues por más diferentes o exclusivos que nos creamos somos iguales; otra cosa es que el ego nunca nos deja aceptar ese hecho.

 ¿Se puede catalogar los defectos buenos como cualidades?  ¿Quién carajos determina que es un defecto o no?  Creo que siempre nos definirán más nuestros defectos, pues son los que evidencian nuestra humanidad, y son puntos en común con las demás personas.

jueves, 10 de marzo de 2016

El amor es como el suicidio

Hoy estaba en un evento y después del aguacero decidí caminar un rato para evitar algo de trancón.  Considero afortunadas esas ocasiones, como hoy, en las que el dios del shuffle me bota buenas canciones.

La frase que titula este post me parece súper fuerte, es decir, no sé precisar que recuerdo(s) me evoca o como me hace sentir exactamente, pero me mueve algo.  Es la traducción de una frase de Like suicide, canción de Soundgarden que sonó durante mi caminata de 12 cuadras. 

La canción no tiene nada que ver con el suicidio.  Un día Cornell estaba escribiendo la música en el sótano, cuando escuchó que algo se había estrellado contra la puerta principal.  Al subir y abrirla, vio a un pájaro petirrojo, malherido y retorciéndose en el suelo, que se había estrellado contra la ventana.


"Dazed out in a garden bed with a broken neck lays my broken gift."

Para evitar el sufrimiento del animal, Cornell lo mato dándole un ladrillazo.

"And my last ditch was my last brick lent to finish her."

De vuelta en el sótano escribió la letra de la canción.

De esta me gusta mucho como crece en intensidad la batería de Matt Cameron , y la tradicional  firma de Kim Thayil con sus solos de guitarra frenéticos.

"She lived like a murder

How she'd fly so sweetly

She lived like a murder

But she died
Just like suicide"

miércoles, 9 de marzo de 2016

Fecha de caducidad

Entre las miles de frases tipo "porno motivacional", hay una de Steve Jobs que es muy buena:

"Cada día me miro en el espejo y me pregunto: "Si hoy fuese el último día de mi vida, ¿querría hacer lo que voy a hacer hoy?". Si la respuesta es "no" durante demasiados días seguidos, sé que necesito cambiar algo"

Lamentablemente de esas frases,  muy pocas son las que seguimos al pie de la letra

¿Qué pasaría si algún día nos dieran la noticia de que nos quedan pocos días de vida? Muchas veces me he imaginado eso:  llego a un control rutinario con un médico general, y de repente detecta que algo no está bien, me remite a un especialista que me dirá, de la forma más normal posible "Lo siento, pero le quedan 5 días y medio de vida."  

Si algún  día me llegan a dar esa noticia, me gustaría que por lo menos fuera así, con precisión, porque cuando la dan en semanas, la muerte le podría caer a uno cualquiera de los 7 días, y si uno programó hacer algo el último Domingo de su existencia, qué se yo,  saltar en paracaídas, filmar una película porno en Praga con Jessica Alba o algo por el estilo, pues se fregó.

Hace poco conocí a una mujer que desde pequeña le diagnosticaron Lupus, una enfermedad donde las defensas del cuerpo se enloquecen y lo atacan.  Le dijeron que como máximo iba a vivir hasta los 20 años.  

Desde ese día ella sintió que le habían puesto una fecha de caducidad, pero en vez de echarse a la pena, le dio otro  enfoque a su enfermedad y decidió gozarse todo: el amor, el desamor, la frustración, el fracaso, la felicidad, etc. pues aprendió a pensar en el ahora.

Ojalá todos pudiéramos experimentar ese sensación de caducidad para tener más gratitud hacia la vida.

martes, 8 de marzo de 2016

Liuo Upnkin

Hoy comencé a escribir una historia corta. Mientras lo hacía, llegó el momento en el que debía darle un nombre al personaje protagónico, no se me ocurrió ninguno así que tecleé, más bien espiché, varias teclas sin mirar el teclado para ver si aparecía alguna combinación interesante de consonantes y vocales con pinta de nombre.  Después de tres intentos escogí Liuo Upnkin.  

Liuo tiene 33 años y trabaja como ghost writer. Tenía intención de que el protagonista fuera un hombre, y aunque Liuo aplica, como nombre, para ambos géneros, algo me dice que es mujer.

Creo que los nombres que que se utilizan para los protagonistas, influyen en el carácter del personaje. Un nombre que me marcó y que siempre recuerdo con facilidad es Urania, la protagonista de La Fiesta del Chivo.  Me parece fascinante como Vargas Llosa comienza esa novela:

"Urania. No le habían hecho un favor sus padres; su nombre 
daba la idea de un planeta , de un mineral, de todo, salvo de 
la mujer espigada y de rasgos finos, tez bruñida y grandes ojos 
oscuros, algo tristes, que le devolvía el espejo. ¡Uranía! 
Vaya ocurrencia.  Felizmente ya nadie la llamaba así, 
sino Uri, Miss Cabral, Mrs. Cabral o Doctor Cabral."
- La Fiesta del Chivo -

No sé por qué, pero es un nombre que engancha al lector, quizás debido a su fonética o lo único y raro que es.  Esa  novela no sería de tan alta calidad si la protagonista no fuera Urania, sino María, Carmenza, Cecilia, Natasha, Abigail, Berta, Patricia, Diana, Ximena, Andrea, Martha, Pamela, Paola, Marcela, Inserte aquí el nombre femenino de su preferencia

Liuo Upnkin, tal vez, como personaje, nunca llegará a tener la fuerza de Urania, pues está inmersa en una historia corta y no en una novela.  Por el momento es un nombre que me gusta pero quien sabe, de pronto en lo que dure escribiendo el cuento, me de por cambiarlo.  

lunes, 7 de marzo de 2016

Sugestión

Hace un tiempo algo hizo disparar en mi cabeza un recuerdo sobre el test de Cooper.  Me imagino que muchos saben de que estoy hablando.  En el colegio siempre odié esa prueba, básicamente porque me parecía (aun me parece) ridícula.

En primaria, una de las primeras veces que la presente, el profesor nos llevó a la cancha de fútbol.   nos explico más o menos en que consistía lo que íbamos a hacer,  ubicó a todo el grupo en la mitad de la cancha,  a un costado, y dio un pitazo para que comenzáramos a correr alrededor, como unos tarados,  en un trote animado.

Estaba yo en esas, tranquilo, escasamente renegando por tener que darle vueltas a una cancha de fútbol al trote, cuando alguien me alcanzó y me dijo que Wilson era el diablo,  estaba poseído o algo así.  La consigna era clara, tocaba alejarse de Wilson, porque algo no andaba bien con él.

 "¿Wilson?" me pregunté.  Al principio no le puse atención al rumor, no porque no creyera en el tema de las posesiones y esas cosas, sino porque Wilson era uno de los personajes más calmados del salón.  Era Alto, flaco y de piel algo oscura.  Nunca molestaba en clase y si había algo que lo caracterizaba, era su peculiar forma para tomar notas, pues, tenía una cartuchera repleta de esferos de diferentes colores, que utilizaba en su totalidad para tomar apuntes. 

A medida que transcurría la prueba más compañeros y amigos confirmaban el rumor:  Wilson tenía algo. 

Después de unos veinte minutos yo ya estaba cansado cuando !oh sorpresa! Wilson me alcanzó y no solo eso también me dirigió la palabra;  El diablo conversaba conmigo. A pesar de mi cansancio no tuve otra opción que acelerar el paso,  lo que en ese entonces denominábamos "pique choro".  Después de un rato de mi aceleración repentina Wilson me volvió a alcanzar y esta vez aceleré mucho más.

Me imagino que ese día tuve el mejor rendimiento en un test de Cooper.

 ¿Cuantas veces nos dejamos sugestionar para mal por las personas que tratamos a diario? 

Al otro día de clase, al parecer, Wilson ya no estaba poseído, pues nadie volvió a tocar el tema.  Nunca se me va olvidar su gesto de extrañeza cuando me alcanzaba y yo echaba a correr como loco. 

domingo, 6 de marzo de 2016

Pedro, María y Carlos

Pedro terminó una relación, pero, al parecer, está aburrido del amor.  Dice que quiere estar un tiempo solo y que lo único que realmente desea en estos momentos es pasarla bueno, en otras palabras tener sexo como si no fuera a haber un mañana.

Pedro conoció a María, a quien, al parecer, le encanto físicamente.  Desde hace algún tiempo se ven regularmente con una sola consigna: tener sexo, plan que va acompañado, en ocasiones, de mucho licor.

Pedro le planteó a María su teoría de pasarla bueno, y ella la acepto.  Su teoría no es del todo igual pero al parecer comparte muchos puntos en común. 

María le dijo una vez a Pedro que tenían que dejar de verse porque estaba saliendo con otro hombre. Pedro acepto.  A la semana ella lo volvió a buscar para seguir pasándola rico. 

Carlos es la última variable de la ecuación y que casi no afecta la misma. Él está perdidamente enamorado de María, pero ella no le pone  atención. Pedro sabe de la existencia de Carlos, pero ni le va ni le viene.  María le ha mostrado a Pedro las cartas de amor que le escribe Carlos.

Pedro dice que es una embarrada estar en la situación de Carlos.  "Ni modo, así es la vida. Yo también he estado muchas veces a ese lado de la situación, y ella fue la que me busco nuevamente, así que hágale que no viene carro", afirma.