martes, 22 de marzo de 2016

Amigo

Para nadie es un secreto que vivimos bajo un constante bombardeo de información.   A través de cualquier medio de información, nos quieren inducir a comprar lo que sea, actuar de determinada manera, o enseñarnos a hacer algo con la trillada formula de contenidos " ¿Cómo hacer Inserte aquí cualquier tema por descabellado que parezca, por ejemplo,  ¿Cómo hacer papa noeles con Bon Bon Bun y papel crepé.

Igual, como siempre, cada quién es libre de hacer lo que se le de la gana, mientras no afecte la integridad de otras personas.  Pero hay algunas instituciones que son muy descaradas.

Hace un par de semanas me llegó un correo de un banco con el cual no tengo, ni nunca he tenido un vínculo. En el mensaje me felicitaban de  cumpleaños en una fecha equivocada, este decía:

"En su día, su banco amigo le desea lo mejor.  Que cumpla sus metas y que siga cumpliendo muchos años más"

Tan queridos.  Hágame el berraco favor, "su banco amigo", que gran mentira.  Como ya lo escribí alguna vez, amigas las bolas y no se hablan.  Hay que ser muy descarado para decir que un banco es amigo de alguien, pues ya sabemos que únicamente son amigos del dinero, y, desafortunadamente, en medio de esa amistad se encuentran las personas.

Me habría gustado llamar al banco para insinuarles que dejen de enviar mensajes tan tarados, pero desistí de la idea al pensar en que me iba a contestar una máquina con la retahíla de: For english press one, si tiene un teléfono de tonos y conoce el número de la extensión márquelo ahora, de lo contrario bla bla bla.

lunes, 21 de marzo de 2016

Federico y Camila

Federico llegó al paradero y vio a Camila. Era la primera vez que la veía en su vida, pero de inmediato sintió algo por ella. No le habló, muy pocas veces le hacemos caso a ese tipo de presentimientos.

No pudo dejar de pensar en ella los siguientes días, y un día retornó al paradero para ver si de pronto se la volvía a encontrar. Ella no estaba, parece ser que el destino nunca es tan benévolo. Era un día muy gris y estaba lloviendo. Llegó su bus y se subió resignado. Logró conseguir un puesto, como decía un amigo de mí papa "media pal bobo".

Ese día Camila se dirigía al paradero, pero algo la hizo retardar. Luego de que Federico se subiera en el bus y apenas este iba a arrancar, Camila llego corriendo  y alcanzó a subirse.

Finalmente se encontraron, Camila estaba algo mojada, debido a la lluvia y llevaba un paraguas en la mano. Al verla, Federico se puso de pie para cederle el puesto, era una oportunidad que no podía desaprovechar.  Después de ese segundo encuentro afortunado, el resto es historia.

Federico y Camila, son amigos de mis padres, y el sábado pasado cumplieron 50 años de casados. 

domingo, 20 de marzo de 2016

Dios y sus cosas

La frase "Dios sabe como hace sus cosas", es un pañito de agua tibia ante las frecuentes embestidas que nos da la vida.  Algunas de esas cosas que Dios sabe hacer, nosotros también las sabemos, pues las hacemos de forma deliberada, y cuando llega el resultado de nuestra acción y las cosas no salieron bien, nos colgamos fácilmente de la frase .

El otro día la escuché y todo el día pensé en eso.  Me planteé la pregunta   ¿Qué tal que estemos equivocados y que Dios no sepa como hace sus cosas?, luego pensé que se le podría dar un ligero cambio a la frase, parafrasearla "Dios sabe como hace las cosas pero algunas se le pasan"

Imaginé el escritorio de trabajo de Dios, cuál será sus sistema para acordarse de todo lo que debe hacer?  ¿post it, alarmas, recordatorios? con todo el trabajo que tiene, no es para nada raro que ciertas cosas se le pasen, qué se yo, por ejemplo una persona espera ayuda en un examen, pero Dios debe ocuparse de un asunto mucho más trascendental, en el que impera el bien colectivo al individual.  La persona pierde el examen, pero le importará poco, pues Dios sabe como hace sus cosas.

Nunca dejará de ser una buena frase, pues aplica para todo tipo acontecimiento, sobre todo los negativos.  

jueves, 17 de marzo de 2016

Paola

Yo estaba en primaria y debía tener unos 8  o 9 años y Paola era la vecina del piso de arriba.  Sus padres eran unos costeños buena gente.  A esas edad Paola, como mujer, no me interesaba en lo más mínimo.  En varias ocasiones, en las tardes, ella timbraba en mi apartamento para jugar conmigo.  No recuerdo que era lo que jugábamos, pero si que me daba pereza cuando ella aparecía, pues prefería mil veces jugar con mis carritos y sumergirme en mis historias, que mirar que quería hacer ella.

Recuerdo que Paola en ese entonces no era bonita ni  tampoco fea, podría decir que normal, pero es un término ridículo, pues  ¿quién carajos define qué lo es y qué no? En fin. En algún momento dejo de aparecerse en mi apartamento; me imagino que se aburrió de que yo no mostrara entusiasmo alguno de jugar con ella.

Cuando creció se convirtió en una mujer súper atractiva y entró a estudiar derecho.  Nunca fuimos amigos y las pocas veces que me la encontraba, cruzábamos un escueto saludo .  Paola ahora está en Australia,  creo que se casó.

Siempre me he preguntado que habría pasado si hubiéramos sido amigos, no sólo que habría pasado entre nosotros, sino con mi vida en general, teniendo en cuenta que un acontecimiento, por pequeño que sea, puede cambiar por completo el rumbo de una persona.

miércoles, 16 de marzo de 2016

Laberinto

Cuando era pequeño visitaba seguido a una tía que vivía en un conjunto de apartamentos con varias torres y etapas. En una de estas, algo lejos del apartamento de mi tía, había una zona verde muy amplia, y en la mitad se encontraba un laberinto.

Era de cemento gris y con acabados, a mi manera de ver, algo burdos, como si los encargados de la construcción se hubieran preguntado: “¿Y que ponemos en la mitad de la zona verde?” y alguien respondió: “Un laberinto”, nadie lo cuestionó, y lo encargaron de su construcción. 

Desde la primera vez que lo vi, fue una estructura que me intrigó mucho, y en repetidas ocasiones ingresé y me perdí, hasta que logré aprenderme de memoria la ruta; ahí dejó de ser divertido. 

Precisamente perderse viene a ser la gracia de los laberintos, no saber dónde estamos ni para dónde vamos; sentir ese temor y ligera ansiedad de no saber si al doblar en la siguiente esquina, nos vamos a encontrar con una pared y el fin del camino que habíamos elegido. 

Muchas veces creemos tener controladas todas las variables que afectan nuestras vidas, pero si nos fijamos bien, improvisar ante la incertidumbre del día a día es lo que mejor sabemos hacer.

Deberíamos tomar la vida como un laberinto, el cual nunca sabemos con qué nos va a sorprender. 

martes, 15 de marzo de 2016

Sin Coartada

Estoy tratando de recordar que hice el Viernes pasado, parece que lo que haya hecho, nada raro la verdad, se borró de mi mente.  Creía haberme visto visto con una amiga, pero hoy alguien me hizo caer en cuenta que eso fue hace dos semanas.  De ser cierto, le quede mal a otro amigo que me llamó ese día, le dije que no podía y que mejor nos viéramos el siguiente, que viene a ser el 11, el Viernes fantasma.

De acuerdo a los programas de crímenes que he visto lo más importante, para no ser implicado y quedar libre de toda investigación, es tener una coartada sólida.   

Suena el citófono y Luis el portero, me dice: "Lo están buscando dos agentes".  Sin saber de que se trata todo el asunto, le digo que los deje pasar.  Después de que timbran y abro la puerta, dos hombres, uno alto y gordo otro pequeño y flaco, ambos con gabardinas negras me saludan, se identifican y preguntan si pueden seguir.

Los hago seguir a la sala, se sientan, les pregunto que si quieren tomar algo, formalidades tontas que quien sabe desde cuando se practican. Cuando vuelvo con un vaso de agua para el gordo, pienso "No parece que usted sea muy fanático del agua", el pequeño me aborda y me pregunta por alguien que en  algún momento de mi vida fue un gran amigo, pero con quien ya no me hablo.

Recuerdo por qué nos dejamos de hablar, hubo un mal entendido con una exnovia y lo mandé a comer mierda, de milagro, en ese entonces, no nos fuimos a los golpes, me habría acabado.  Nunca solucionamos el asunto y preferimos dejarnos de hablar, a veces eso es lo mejor.  De repente el gordo me pregunta que si yo maté a ese hombre.

" ¿Yo?  ¿Cómo se le ocurré? si hace rato que no sé nada de él.
"Nos puede por favor decir donde estaba la noche del Viernes 11?"
No logro recordarlo, no sé con quién estuve o que hice.  El gordo anota algo en una libreta pequeña, más que su letra parecen unos garabatos. Se despiden y me dicen que no salga de la ciudad, pues  pronto se pondrán nuevamente en contacto conmigo.

Mientras espero a que aparezcan los agentes, todavía sigo sin saber que carajos hice ese Viernes.

lunes, 14 de marzo de 2016

21 minutos

Eran las y 39 ahora son las y 46, me refiero a las 10 p.m.  Por eso el post se titula 21 minutos, quería escribir solo durante ese lapso de tiempo.  Comencé a escribir algo, pero lo borré porque me pareció aburridor.  Luego me quede mirando la pantalla, hasta la segunda hora que mencioné y ni media idea se me cruzó por la cabeza.  Creo que todo se debe a un artículo que escribí hace un rato  con el que me tuve que esforzar mucho.  Finalmente lo terminé, pero deje la conclusión y edición para mañana.  Eso es bueno, es decir, concluir lo que uno comienza a escribir, ya habrá tiempo, como dice Ricardo Silva, de reescribir y editar.

El tiempo, el intangible que creemos atesorar no el periódico, tiene huevo.  Ya son las y 52.  A veces parece que cuando uno quiere que corra despacio, las manecillas del reloj aceleran su movimiento y entonces los minutos duran menos de lo usual, yo le pongo unos 30 o 33 segundos.

Una vez leí una historia de un hombre que sabía que le quedaban exactamente 4 horas para morir y se sienta a escribir sobre eso.  El final es un párrafo inconcluso, pues el hombre se desploma sobre el escritorio. 

Quedan 5 y todavía no he hablado, escrito más bien, de nada en concreto y así se quedara este post, un montón de ideas desordenadas, con muy poca conexión entre una y otra.  Hablando de conexión, hoy volví a conversar con una amiga con la que hacía mucho no hablaba, de repente el día  día nos fue consumiendo y nos dejamos de hablar.  Por favor no haga eso, es decir, no pierda contacto con esas personas que realmente valen la pena, y de ser posible mande a la mierda a aquellas que no le aportan nada.

Ahora los minutos están durando unos 20 segundos, ya son las y 58,  ¿Qué tal que yo, cómo el personaje del cuento, me desplome exactamente a las 11?, espero que no sea así,  la verdad tengo pocas ganas de morir hoy, pero  ¿cómo sabe uno eso?.  Ahora son las y 59,  ¿Sobre qué escribiría usted, estimado lector, en su último minuto de vida?