martes, 29 de marzo de 2016

Camiseta guisa

Hoy jugó Colombia. a mi parecer lo hizo bien, pero yo de fútbol sé más bien poco.  El hecho es que el equipo ganó, lo que permitió para muchos que este martes se haya convertido en un mini-viernes.  Cuando salí  a la calle, vi a varias personas con la camiseta de la selección.  Inmediatamente me acordé de María.

María es una mujer con la que alguna vez trabajé y a la que le aplica perfectamente el término "compañera de trabajo" pues a pesar de que hablábamos y nos tratábamos bien, siempre existió una barrera entre nosotros que impidió convertirnos en amigos. Hay personas que simplemente no entran en el terreno de la amistad ni a bala.

En ese entonces, en un día de trabajo, jugó la selección y María estaba muy indignada.  En el almuerzo nos explicó por qué. Ella, en su mundo, no puede concebir  que existan mujeres que se pongan falda, tacón y que rematen su vestimenta con la camiseta de la selección Colombia.  "Muchas viejas tan guisas" fue lo que dijo.

A mí siempre me gustó entrar en polémica con ella, y apenas dijo eso le pregunté que por qué lo afirmaba. No me acuerdo que me respondió, pero tenía que ver algo con su concepto de moda, fashion y verse bien o arreglada.

Nunca he sido muy fan de la moda, y escasamente me preocupo por mi ropa.  Recuerdo que cuando era pequeño y llegaba del colegio en la tarde, me cambiaba de ropa para  salir a jugar con un amigo.  Mis pintas favoritas eran unas bermudas de colores chillones, y unos sacos estampados.  Ahora me parece una ropa súper chistosa pero para mi, en ese entonces, era la vestimenta más  cool que podía existir.

A la larga todo se reduce, como en casi todos los temas,  al intransferible punto de vista de cada persona, en este caso de las mujeres que utilizan la camiseta de la selección con sastre.  A ellas les puede parecer completamente normal vestirse de esa manera, y mejor aún si les vale huevo hacerlo y lo que piensen las demás personas.

Creo que la crítica a la "camiseta guisa" y otras actitudes de María,  fueron  conductas que evitaron que me convirtiera en su amigo. 

lunes, 28 de marzo de 2016

Consentir

El fin de semana, mientras cumplía con mi ritual de leer y tomarme un capuccino, en la mesa de al lado se sentó una pareja con el hijo de aproximadamente 8 años.  Al él le fue muy mal en todo el desayuno porque pidió un te helado y se lo hecho encima dos veces, al parecer su vaso estaba a rebosar.  El papá lo trato de una manera rabona, y la segunda vez que le ocurrió eso al niño le gritó en un muy mal tono:  "¿Ves? ¡eres un bebé!, ¡eres un bebe!", que en medio de todo esa una frase sin sentido, pues es obvio que un bebe no puede levantar un vaso de vidrio, lleno de algún líquido, por sí solo, en fin.

El hombre casi no hablaba con su esposa, más bien parecía estar pendiente de la próxima embarrada de su hijo, para lanzarle un regaño en forma de grito, afortunadamente el niño no volvió a regar el te, o fácilmente se habría ganado una cachetada.

Cuando el ánimo en la mesa se calmó, la mujer, que tenía las uñas pintadas de rosado, le dirigió la palabra al hombre: "Es que a mí si no me gusta que me toquen o me consientan, que pereza eso" dijo. " ¿Por qué no? le pregunto el hombre.  "Pues una cosa es que a uno le den un abrazo y eso, pero que cualquier persona se pongan a consentirlo a uno si es muy molesto".  El niño seguía la conversación pero no entendía nada, después de que su madre o la novia del papa termino de hablar, comenzó a preguntar  "¿por qué?" como loco.

Una ves en la universidad una conocida actuaba de esa forma conmigo, y apenas comenzaba la tocadera yo me escabullía, hasta que un día me dijo "a ti te molesta que te toquen,  ¿cierto? No recuerdo que palabras utilicé para responderle, pero le deje claro que estaba en lo cierto.

Estoy de acuerdo con la mujer del desayuno, a mí también me da pereza que me consientan o toquen porque sí; lo que pasa es que usualmente a uno no lo consiente la persona que uno quisiera, sino esas por las que uno no tiene ni el más mínimo interés. 


viernes, 25 de marzo de 2016

El siempre mundo cambiante y el mismo miedo

Hoy, mientras saltaba de una página de internet a otra mis pensamientos hacían lo mismo. De repente llegó a mí cabeza, quién sabe por qué, la frase "ever changing world". Tecleé esas palabras en google, con la seguridad que me iba a encontrar con una letra de Guns and Roses.  Había olvidado por completo que hace parte de la canción Live and Let Die de McCartney.

Información sobre el cambio y cómo adaptarse a este (de seguro ya existen artículos tipo: 7 cosas que debes hacer para enfrentar el cambio, 31 lugares que debes visitar antes de morir para cambiar o cualquier chorrada por el estilo) ya sobra. Lo  raro es  ¿por qué todavía nos asusta tanto si es una constante diaria en nuestras vidas?

You can rescue someone from danger, but not from change and death; 
the soldier who survives the battle becomes someone else, something else, 
somewhere else.
- Rebecca Solnit -

Tal vez la respuesta es que siempre tendremos miedo, sin importar quienes seamos o como estemos. Es probable entonces que personajes tan altamente venerados hoy en día como Richard Branson, o Zuckerberg lo tengan;  menos que nosotros tal vez, por ejemplo, no tienen ningún problema con la variable dinero en sus respectivas ecuaciones de vida, pero quien sabe que tema, con el que no se sienten a gusto, les machaca la cabeza.

  "En toda verdad humana siempre hay algo de angustioso, de afligido,
 nosotros somos, y no me estoy refiriendo simplemente a la fragilidad de
 la vida, una pequeña y trémula llama que en todo momento amenaza 
con apagarse, y tenemos miedo, sobre todo tenemos miedo."
- José Saramago -

jueves, 24 de marzo de 2016

3 - 2

Ayer acompañe a mi hermano al estadio.  Él es hincha de Santa Fe, pero uno parco, es decir, de esos que sienten un gran cariño y siempre acompañan al equipo pero sin mucha bulla.  Yo en cambio soy un hincha pésimo, de esos que le importa muy poco si su equipo gana o no.  Se preguntará usted, estimado lector  "¿Y cuál es su equipo?" se supone que soy hincha del América, pues cuando tenía unos cinco años vi jugar a ese gran equipo de Falcioni, Battaglia, Cabañas y Gareca, toda una tromba, y por eso decidí serlo.

Hacía mucho que no iba al estadio y me gustó.  El ambiente de alegría  que se siente, el nerviosismo de los hinchas, que parece invadir el aire,  las cornetas, la rivalidad, mientras sea sana, entre barras; conforman un ambiente agradable. 

 Atrás de nosotros había un grupo de costeños y tuvimos que aguantarnos múltiples "Cara de mondá" y otros insultos más subidos de tono.  No sé porque el Colombiano le tiene tanta fe a las palabras "hijueputa" y "malparido".  Si yo fuera de esos que se la pasan gritando insultos a los jugadores en el estadio, me la pasaría diciendo "Bobo hijueputa", no hay combinación de palabras más ofensiva que esa. 

A diferencia de los demás espectadores, yo miraba el partido simplemente con el ánimo de,pasar un rato agradable.  Cómo mi padre y hermano son hinchas del Santa Fe, le guardo cierto cariño a ese equipo.

En medio del partido, le pregunté a mí hermano cómo se había hecho hincha del equipo.  Me contó que fue algo  que le transmitió mi papá.  Tenía 8 años la primera vez que fue al estadio, y como en ese entonces no vivían en Bogotá, en un viaje a la ciudad mi padre aprovecho para llevarlo al  estadio.

Mi hermano se acuerda del primer gol que anotó Santa Fe de penalty, y también que de la emoción al celebrarlo; casí se le escapa de los brazos a mi papá que lo tenía alzado. Ese día Santa Fe perdió 2-1.

Ayer fue divertido ver la emoción de mi hermano y los demás hinchas del equipo que se abrazaban de felicidad cuando su equipo marcaba goles.

El partido quedó 3-2 a favor de Santa Fe.  Los goles de Seijas estuvieron buenos.

miércoles, 23 de marzo de 2016

Maleducado y aburrido

Eso es lo que muchos taxistas deben pensar sobre mí, porque siempre trato de evitar conversar con ellos.  No porque los temas que propongan sean aburridores o por que no les pueda sostener una conversación, sino porque siempre que viajo en taxi, me gusta ponerme a echar globos y rumiar temas que tengo pendientes en mí cabeza.

El otro día me subí a uno y apenas me senté, el conductor comenzó a hablarme, no me acuerdo cuál era el tema, pero combatí su conversación con la táctica del monosílabo.  El taxista la adopto  como si nada,  y mis respuestas cortas parecían inyectarle más ánimo a su discurso.

En un semáforo al taxista se le acabaron las palabras, y en ese momento implementé la fase dos de mi plan: Audífonos a las orejas y mirada perdida en el horizonte; evitar el contacto visual es primordial en estas ocasiones. 

Luego de eso, en el trayecto, el taxista me preguntó algo, me quite un audífono para preguntarle " ¿Cómo perdón? me repitió la pregunta, se la conteste y retorné a mi estado de mutismo.  Creo que mi comportamiento en los taxis se debe a que considero la experiencia como un momento íntimo.

martes, 22 de marzo de 2016

Amigo

Para nadie es un secreto que vivimos bajo un constante bombardeo de información.   A través de cualquier medio de información, nos quieren inducir a comprar lo que sea, actuar de determinada manera, o enseñarnos a hacer algo con la trillada formula de contenidos " ¿Cómo hacer Inserte aquí cualquier tema por descabellado que parezca, por ejemplo,  ¿Cómo hacer papa noeles con Bon Bon Bun y papel crepé.

Igual, como siempre, cada quién es libre de hacer lo que se le de la gana, mientras no afecte la integridad de otras personas.  Pero hay algunas instituciones que son muy descaradas.

Hace un par de semanas me llegó un correo de un banco con el cual no tengo, ni nunca he tenido un vínculo. En el mensaje me felicitaban de  cumpleaños en una fecha equivocada, este decía:

"En su día, su banco amigo le desea lo mejor.  Que cumpla sus metas y que siga cumpliendo muchos años más"

Tan queridos.  Hágame el berraco favor, "su banco amigo", que gran mentira.  Como ya lo escribí alguna vez, amigas las bolas y no se hablan.  Hay que ser muy descarado para decir que un banco es amigo de alguien, pues ya sabemos que únicamente son amigos del dinero, y, desafortunadamente, en medio de esa amistad se encuentran las personas.

Me habría gustado llamar al banco para insinuarles que dejen de enviar mensajes tan tarados, pero desistí de la idea al pensar en que me iba a contestar una máquina con la retahíla de: For english press one, si tiene un teléfono de tonos y conoce el número de la extensión márquelo ahora, de lo contrario bla bla bla.

lunes, 21 de marzo de 2016

Federico y Camila

Federico llegó al paradero y vio a Camila. Era la primera vez que la veía en su vida, pero de inmediato sintió algo por ella. No le habló, muy pocas veces le hacemos caso a ese tipo de presentimientos.

No pudo dejar de pensar en ella los siguientes días, y un día retornó al paradero para ver si de pronto se la volvía a encontrar. Ella no estaba, parece ser que el destino nunca es tan benévolo. Era un día muy gris y estaba lloviendo. Llegó su bus y se subió resignado. Logró conseguir un puesto, como decía un amigo de mí papa "media pal bobo".

Ese día Camila se dirigía al paradero, pero algo la hizo retardar. Luego de que Federico se subiera en el bus y apenas este iba a arrancar, Camila llego corriendo  y alcanzó a subirse.

Finalmente se encontraron, Camila estaba algo mojada, debido a la lluvia y llevaba un paraguas en la mano. Al verla, Federico se puso de pie para cederle el puesto, era una oportunidad que no podía desaprovechar.  Después de ese segundo encuentro afortunado, el resto es historia.

Federico y Camila, son amigos de mis padres, y el sábado pasado cumplieron 50 años de casados.