miércoles, 18 de mayo de 2016

Mejor cortos

Me agrada cuando los capítulos de una novela son cortos.  Nunca me ha gustado dejar un capítulo a medias o parar la lectura en un punto aparte, que da paso a un cambio en el punto de vista o que precede una transición, por ejemplo.  

Me gusta mucho leer por la noche porque el ruido de la ciudad se apaga un poco.  No tengo inconveniente alguno cuando los capítulos son cortos y tengo sueño, pues se que este no me va a ganar antes de sentir el golpe del libro en la cara.

Laura, una amiga que tiene la manía de mirar cuál es la última palabra de una novela antes de comenzar a leerla, fue quien me recomendó leer a Roberto Bolaño.  Decidí enfrentármele a 2666, una de las novelas que más trabajo me ha costado leer,  precisamente por el largo de sus capítulos.

La novela consta de 5 partes.  La primera tiene 196 páginas y no tiene numerales, y las otras una cantidad similar o mayor.  Recuerdo que cada vez que volvía a agarrarla, me tocaba leer un par de páginas atrás para volver a meterme en la historia.

Cuando hablé con Laura ella me dijo que se había leído Los Detectives Salvajes; no sé, de pronto  para leer la obra de algunos autores de culto, como Bolaño, es necesario hacerlo en cierto orden, y yo arranqué por la que no era.


martes, 17 de mayo de 2016

Hora de almuerzo

Dos mujeres comen hamburguesa. Una le dice a la otra:"tengo que mirar lo del Plan de continuidad IBS, tengo reunión con Merchan." La otra que parece estar empapada del tema le responde "Y al módulo de contingencia toca hacerle algún ajuste?" luego menciona algo sobre un ERP y concluye con: "pero ya pagaron el IBS en  Chile,  ¿Cierto?, o seguro la súper no los dejo.

 ¿Por qué tenemos que hablar de trabajo incluso en la hora de almuerzo?  siempre he considerado que ese espacio de tiempo, que a veces se convierte en hora y media o dos, es  perfecto para resetearse, para pensar en temas que no tengan nada que ver con el trabajo, pero siempre caemos en las mismas charlas y si no,  rajamos del personaje que no nos cae bien.

¿Qué será el IBS del cual hablaban las mujeres? Como vivimos en una época de siglas para referirnos a muchas cosas, y después de una búsqueda, bien mediocre, en internet, di con posibles títulos o nombres para ese juego de consonantes y vocal.

IBS bien podría significar International Business System o Internet Business Solution que son, más bien, juegos aburridores de palabras.  Por otro lado también podría significar Irritable Bowel Syndrome (síndrome del intestino irritable) o Inductive Bible Study (estudio bíblico inductivo).   No creo que sea el primero porque sería un tema muy desagradable para tratar en un almuerzo,   Me inclino a pensar que más bien se trata del segundo.  

Las mujeres obviamente hacen parte de una organización que se empeña en inducir a las personas al estudio de la biblia.  Algunas personas leen constantemente la biblia y otros no, pero creo que esa actividad o conducta se debe dar mediante un acercamiento personal y no de manera obligada; un tema que se puede tratar en una hora de almuerzo para aburrir al que sea.

lunes, 16 de mayo de 2016

Territorios

Sábado 10 de la noche. Después de una semana de vacaciones, me monto en un avión. Siempre que lo hago, me gusta hacerme en la ventana solo para ver como la aeronave se desprende del suelo. En esta ocasión no pude deleitarme con ese, tan normal y complejo, espectáculo pues me tocó el puesto de la mitad.

Luego de unos minutos, nadie se ha sentado en la silla que queda a mi derecha y que da al pasillo. Hace calor así que aprovecho para quitarme la chaqueta. Fantaseo con la idea de que una mujer completamente hermosa es la que va a ocupar el asiento, y que vamos a hablar durante todo el vuelo, intercambiaremos nuestros números de teléfono y etc. etc. etc.

Mientras diferentes ideas se me disparan en la cabeza, finalmente alguien llega a ocupar el asiento, un hombre con barba que lleva una maleta al hombro. La realidad y su manía de no colaborarle a nuestros deseos. Apenas se sienta dice algo que no alcanzo a entender. Lo miro y le sonrío, que hipócrita. 

Después de ver el video de “En caso de emergencia”, que siempre me hace pensar en un avión cayendo en picada directo hacia el mar, despegamos, y encienden el aire acondicionado a una temperatura digna de contrarrestar el calor del infierno. Hago malabares para ponerme la chaqueta sin golpear a nadie. 

Bajo el descansabrazos, que comparto con el asiento de “Barbas”. Después de unos minutos, retiro mi brazo derecho de este para prender el televisor y cuando lo voy a devolver a la posición que ocupaba, me encuentro con que “Barbas” ocupa todo el descansabrazos con su brazo izquierdo. 

Lo miro de reojo pensando “¿Quién Carajos se cree?” Pero es complicado, el descansabrazos es un territorio que le corresponde tanto a él como a mí, pero en ese momento eso no me importa; pienso que si yo fui el que lo bajé tengo más derecho a utilizarlo. 

“Barbas” continúa ocupando todo el territorio, mientras yo me siento ridículo con mi brazo por ahí volando. Saca su portátil y se pone a editar la foto de una mujer en traje de baño como la que yo esperaba que ocupara su asiento. “Barbas” se distrae y utiliza su brazo izquierdo para sacar algo de la maleta. Apenas me doy cuenta de eso, ubicó mi brazo derecho sobre el descansabrazos “¡Ja! Se ha hecho justicia” pienso. “Barbas” intenta poner su brazo en el lugar donde lo tenía antes, pero ahora el mío ocupa el territorio en disputa. Ahora él está incómodo. 

Esta dinámica se presentó durante todo el vuelo, y solo en un par de ocasiones ambos pudimos descansar nuestros brazos al mismo tiempo sin incomodar al otro.

En nuestras vidas compartimos muchos territorios, no solo físicos, con otras personas.  Viviríamos de manera más tranquila si llegáramos a un acuerdo sobre su uso.  También es cierto que en la retahíla de "En caso de emergencia" en los aviones, deberían mencionar algo sobre el correcto uso de los descansabrazos de las sillas.

viernes, 13 de mayo de 2016

En blanco

En la universidad nunca llegué en blanco a un parcial, era más bien ñoño y estudiaba para todos o, por lo menos, tenía alguna idea de los temas que posiblemente nos iban a preguntar. Una vez me tocó uno de los profesores más duros de física eléctrica y era difícil llegar preparado a un parcial, no porque no se hubiera estudiado sino porque nos podía salir con cualquier cosa. 

Como era imposible determinar que nos iba a preguntar, decidí no clavarme en esa materia y estudiaba para tener un ligero conocimiento de los temas. Siempre soñaba con inspirarme el día parcial, evento que  nunca sucedió.

En nuestro curso habían muchos repitientes, de los cuales conocía a muy pocos.  Para el tercer parcial, cuando uno ya sabe si se va a tirar o no la materia, uno de ellos quedó sentado enfrente mio.  

Ese día, después de que el profesor repartió los temarios, yo saqué mi hoja examen y me puse a escribir y hacer todo tipo de cálculos.  Pasada media hora, mientras intentaba salir lo mejor librado del examen, el repitiente cálculo el instante preciso para darse media vuelta y rapar mí hoja. 

Como quede sin nada encima de la silla,  rápidamente saqué una hoja de un cuaderno y fingí escribir en ella, mientras tecleaba la calculadora, con miedo de que el profesor se me acercará a preguntar donde estaba mi hoja de examen.

Después de patearle la silla al raponero de parciales, por unos 3 minutos, finalmente me la devolvió, bastante arrugada. Era claro que él había llegado al parcial en blanco. 

AL terminar el semestre pasé esa materia raspando, ojalá mi humilde examen le haya servido al repitiente. 

jueves, 12 de mayo de 2016

Sillas de parque


Me compro un café después de almuerzo y   me siento en un lugar que tiene 6 sillas de parque rodeadas por árboles y jardines.  Es un espacio muy tranquilo; pienso que la eternidad sería perfecta si fuera exactamente como este lugar y momento.  Hace buen clima, algo de sol y una ligera brisa contrarresta el calor. En medio de mi contemplación, coincidencialmente suena Present Tense, en mí reproductor MP3.


"Do you see the way that tree bends, does it inspire?
leaning out to catch the sun rays, a lesson to be applied"


En una de las sillas dos señores charlan con un lustrabotas, que se esmera en sacarle el mayor brillo posible a los zapatos del hombre que lleva un traje  azul oscuro, camisa azul clara y corbata morada.  El amigo que lo acompaña gesticula con las manos y no para de hablar,  ¿de qué?  ¿De la firma del acuerdo de Paz?  ¿De Fútbol?  ¿Estarán, como dicen, arreglando el país?

Una señora llega e inspecciona rápidamente el lugar con sus ojos , para seleccionar la silla en  la que se va a sentar; escoge la que queda justo a mí lado.  Luego de sentarse, destroza con ansiedad el papel celofán que envuelve una caja de cigarrillos, saca uno, y en un par de movimientos ágiles lo prende y comienza a darle caladas profundas, mientras observa la gente que pasa y se pierde quien sabe en qué tipos de pensamientos.

Al frente, a unos 2 metros, un jardinero recoge hojas y ramas del piso, y las hecha en una caneca azul de plástico.  Al rato se va y deja  la caneca, más sus utensilios, un rastrillo y una escoba, como espectadores inertes del paisaje.

Los hombres que están con el lustrabotas se ponen de pie y se van.  Este último se para y mira para todos los lados, como pensando "Estoy más que listo para brillar cualquier clase de zapatos".

La mujer del cigarrillo se lo termina rápido, se para y se va de afán. Un hombre de barba, gafas de marco negro grueso, pantalón color caqui, camiseta roja y tenis llega con una mujer que lleva puesta una chaqueta café y un vestido blanco de rayas negras horizontales.  Ambos toman café y conversan mirando al horizonte, algunas conversaciones no necesitan contacto visual.

Se acaba Present Tense, y un riff de guitarra poderoso de una canción de Black Sabbath me saca de mi estado contemplativo, le doy un último sorbo al café, ya frio, me paro y abandono la eternidad.


miércoles, 11 de mayo de 2016

Vestimenta

No me agradan los matrimonios. No porque las personas se casen, eso me trae sin cuidado, sino porque implican un gasto no estipulado.   En ocasiones es solo el regalo (sobre), pero a veces también toca invertir en la vestimenta.  Cada vez que me llega una invitación, espero que no diga que  los hombres tiene que ir de corbata negra.  Si fuera un vestido con corbata negra no habría problema alguno, o si porque no tengo ninguna corbata de ese color; pero no entiendo por qué le dicen así al smoking, en fin.

Dentro de una semana tengo un matrimonio y afortunadamente lo hombres tienen que ir de Corbata y las mujeres de  vestidos de colores, no me pregunten por qué, eso es lo que dice la invitación.

Una vez me invitaron a uno, donde la vestimenta para hombres y mujeres era: traje informal chic (¿Qué carajos es eso?). Con esa palabra, lo primero que se me vino a la mente fue una bufanda y un sombrero, me los puse mentalmente y pensé "pero que ridiculo me veo". A la larga decidí darle el significado de casual a la palabra chic, y me fui con una pinta que se suele conocer como "decente", un decente chic.

Un amigo que también está invitado se rehúsa a ponerse corbata, y me cuenta que ni siquiera en su grado se la puso.  Le voy a contar sobre mi episodio chic a ver si se le mide a un sombrero y una bufanda.


martes, 10 de mayo de 2016

Decisiones

Hace un par de semanas tomé un taxi y luego de darle la dirección al conductor me puse los audífonos.  El taxista iba hablando por el manos libres, y al parecer conversaba con su mujer:

" ¿Y usted qué opina? tiene que opinar algo.  Tome decisiones propias, esas son las mejores decisiones.   ¿Y cómo quedó eso?  ¿Cortado o pegado?".

Al parecer el taxista dejo encargada a su pareja de un arreglo en la casa, el cuál no quedo bien, tal vez por la falta de decisión propia.

"Si se corta, eso se abre, ¡que vaina! y tan bonita que estaba esa vaina.  Mejor quitar esa vaina de una vez y poner de nuevo el blanco.  Eso se daño (me imagino que hacía referencia a la vaina) y toca botarlo.  Que pongan el otro (que vendría a ser la otra vaina blanca),  ¿bueno? Chao, chao.

El taxista colgó, murmuro un par de palabras y afortunadamente no intentó iniciar una conversación conmigo sobre la vaina esa.
  
Ese día pensé en lo que dijo el taxista: "Tome decisiones propias, son las mejores", ¿En serio lo son?  Es probable que no.  Decidir se ha convertido en un sinónimo, errado o correcto, de libertad. 

 La verdad es que tendríamos menos angustias si no nos tocara decidir y si la mayoría de nuestras acciones no tuvieran disyuntivas, sino que fueran binarias; también que  pudiéramos saber el resultado de ambos caminos.  Así, decidir sería hasta divertido.  

Las decisiones propias tal vez no siempre sean las mejores, pero  buenas o malas, son las nuestras y son las que primero debemos aceptar.