martes, 31 de mayo de 2016

Aborto textual

El año pasado comencé a escribir  algo para una mujer que me gustaba.  Finalmente el texto nunca vio la luz, es decir, yo fui el único que lo leí y nunca lo terminé.  Un par de meses después de haberlo escrito lo volví a leer y me pareció que estaba lleno de clichés, vainas cursis y lugares comunes, así que lo destiné a la papelera de reciclaje; en otras palabras lo maté en medio de su gestación.

¿Qué pasará con esas palabras que queríamos que otros escucharan, pero que finalmente nunca entregamos, bien sea de forma oral o escrita?  Esta es una pregunta que parece no tener respuesta, pues resulta imposible saber si esas palabras, ya olvidadas, iban a tener la fuerza suficiente para cambiar el curso de los acontecimientos.

En ocasiones no pasa nada con matar las palabras,  otras veces, por decencia o hipocresía, lo hacemos para no meternos en problemas y luego  el remordimiento nos taladra la cabeza una y otra vez.

Tal ves lo mejor es dejar reposar las palabras, no matarlas, sino más bien  retenerlas, darles vueltas, editarlas, borrarlas, tacharlas, cambiarlas, buscarles el sinónimo, adjetivo o tiempo verbal adecuado y  volverlas a escribir o hablar.


lunes, 30 de mayo de 2016

Árboles, hippies y sombra

Una de las primeras imágenes que se me viene a la cabeza al escuchar la palabra que titula el post son los "hippies abraza árboles", que más bien son un mito urbano, ¿quién ha visto ha alguno hacer eso?

Dicen, aquellos que saben de cosas que uno no sabe, que los hay en cantidades abrumadoras, que abrazar árboles es algo bueno, al igual que cualquier experiencia o contacto cercano que tengamos con la naturaleza.

Entonces se podría definir a un  grupo, inmenso o pequeño, de personas en el planeta como los "abraza árboles" que, aunque escasos, son inofensivos.

Otra frase que también relaciono con la palabra árbol es: "Se arrima al árbol que más sombra le da" que aplica para aquellas personas que siempre buscan satisfacer primero sus deseos personales, y no les importa lo falsos que puedan ser.  

Estos al igual que esas personas que saben cosas que uno no sabe, abundan por cantidades y resulta difícil identificarlos, pues andan por ahí con sus caritas de yo no fui y una actitud dicharachera que confunde.  

Aquellos personajes se creen tan sensatos como el Dalai Lama, pero, en realidad, solo los mueve la búsqueda de sombra.

viernes, 27 de mayo de 2016

Señalar con el dedo

Una mujer rubia llega al restaurante con su esposo y su hijo, un monito de unos 5 años, gracioso y completamente despelucado.  Me llama la atención él y su mamá, que lleva muy poco maquillaje, un saco negro largo y tiene la nariz respingada 

Apenas se sientan el hijo empieza a deambular, completamente disperso, por el restaurante.  Quién sabe que historias se está contando.  Cuando por fin se sienta en la mesa señala a una persona.  "No señales así" le dice la mamá.

Señalar con el dedo se podría considerar una frase redundante  ¿Con qué otra parte del cuerpo va a señalar uno algo? existirán aquellos que opinen que es posible señalar con la boca,  pero para señalar a algo o alguien , no hay forma más fácil de hacerlo que con el dedo.

No sé a quien carajos se le ocurrió inventarse eso de que señalar con el dedo es mala educación.  Esa afirmación es uno de esos bits de información que se nos quedan grabados en la cabeza desde pequeños.

Lo malo es que de pronto  sin darnos cuenta, le hacemos caso a esa consigna en diferentes escenarios en nuestras vidas, y dejamos de señalar eso que nos hace sentir mal: personas, puntos de vista, etc. para no ser maleducados, lo que nos lleva a actuar de manera hipócrita.

Finalmente el monito dejo de señalar a la persona con el dedo, se fue a una mesa desocupada, tomó un vaso que habían dejado otros comensales y sorbió su liquido. La mamá lo regaño y le dijo que no fuera cochino que quién sabe que bacterias podía tener ese pitillo.


jueves, 26 de mayo de 2016

La mosca

Me gustan aquellos escritores que tienen la capacidad de escribir textos maravillosos a partir fde cualquier evento cotidiano.  Esto tal vez puede sonar redundante, porque todos los escritores deberían estar en capacidad de hacer eso, pero es que hay algunos que tienen una facilidad impresionante para conectar ideas por más lejanas u opuestas que parezcan.

Siempre que pienso sobre este tema, imagino que algún día en el que esté escribiendo, una mosca va a pasar volando enfrente o mio, o mejor, va a reposar en la pantalla, quizás en busca de  calor, o, de pronto, con la intención de soplarme el texto.

Ese día voy a escribir un texto maravilloso sobre la mosca, tal vez sobre esa mosca en particular o sobre su especie.  Recuerdo que cuando era pequeño veía moscas a menudo, de esas que se ensañan con el vidrio de una ventana y producen ese ruido tan particularmente fastidioso.  Ahora ya no veo moscas,  ¿Alguien sabrá qué pasó con ellas?

La escasez de moscas, sumado al evento particular de encontrarme con una cuando este escribiendo, es lo que ha frenado la producción de ese texto maravilloso, digno de ganarse el nobel de textos, si existiera tal premio,  que en algún lugar de mi cerebro se encuentra.  

Ese día, cuando eso ocurra, todas las ideas de mi cabeza se van a conectar como por arte de magia y no solo voy a escribir un texto maravilloso, de paso voy entender en que consiste la vida y su contraparte.  Mientras tanto, aquí les dejo esto.

miércoles, 25 de mayo de 2016

"No se ponga rabón que no es mi culpa"

Escuché esa frase esta noche cuando venía caminando a mi casa.  Una señora con un uniforme azul de peluquería hablaba por su celular y justo cuando pase a su lado la pronunció.

Andres Ospina, define "rabón" en su libro, el Bogotálogo, como: 
1. ". Individuo mezquino y dado a proceder de manera incorrecta."
2. " Poseído por la ira o el deseo de venganza."

Ambas definiciones  van de la mano, es decir,  una complementa a la otra. El individuo que experimenta la definición No. 1, al ser desdichado o infeliz tiende a actuar  de la manera que expone la No. 2

Lo que le dijo la señora a la persona con la que conversaba es muy cierto y algo que nos hace falta entender.  En muchas ocasiones que nos ponemos  o estamos rabones la culpa la tiene nuestra paranoia.

Sin embargo, existirán ocasiones en que si seamos los causantes de estados de raboneidad en otras personas.  Independiente de eso, lo esencial sería que uno le diga a los demás cómo y por qué son los causantes de tal estado. 


lunes, 23 de mayo de 2016

Las lágrimas de Ana Ximena

Casi todas las sillas de la sala del consultorio están llenas. El turno de atención que me toca es el número 64. Trato de asociarlo con algo a ver si corresponde a una de esas señales de las que tanto habla la gente, pero no se me viene nada a la cabeza.   

Me siento en una silla y volteo a ver rápidamente hacia la derecha a una mujer que tiene la cara muy congestionada.  Tiene la nariz muy roja, pienso que posiblemente es la paciente 0 de un virus que va a acabar con la humanidad, buena, y preciso me siento a su lado, pienso.  Mi paranoia me hace creer que voy a ser el paciente 1. 

Saco un libro y mientras lo leo, la mujer que va a acabar con la humanidad marca un número en su celular y comienza a hablar con alguien; al parecer, un hombre. Caigo en cuenta que la mujer no tiene ningún virus o gripa rara, sino que está llorando, un llanto de esos que parece no tener consuelo.  "No sé, Tengo mucha angustia", le dice a la persona al otro lado de la línea.

Al rato una enfermera menciona su nombre en voz alta "Ana Ximena, siga por favor" y ella pasa al cubículo #1 dónde le van a sacar sangre.  ¿Habrá sido ese el único motivo de su angustia?

viernes, 20 de mayo de 2016

Madrugar

Dicen que tener un ritual de escritura muy temprano en la mañana es muy recomendable porque es un momento donde las ideas fluyen mejor.  

Cuando Murakami está, como él dice, en modo novela, se levanta a las 4 de la mañana y trabaja unas 5 horas seguidas.  En la tarde trota y a veces también nada.  Luego lee, escucha música  y se acuesta a las 9 de la noche.

A Ray BradBury no le preocupaban los horarios, y se sentaba a escribir cuando esa necesidad lo apremiaba, pero desafortunadamente pocos, como él, sienten tales impulsos desde los 12 años.

Alguien una vez me contó que el escritor japonés Oe Kenzaburo se encierra en un cuarto completamente oscuro, prende una grabadora y comienza a hablar sus novelas.  Luego se sienta y las transcribe.

Capote, que empezó a escribir desde los 8 años,  al parecer  necesitaba otro tipos de estímulos o ambientes y podía escribir sus obras en moteles, por ejemplo.

Queda claro que no todos los escritores no cumplen con un ritual riguroso de escritura por las mañanas, independiente de si es un horario en el que se es más creativo.  Hace pocos días vi una imagen que mostraba a un muñeco en una cama durmiendo y a otro levantado que hacia ejercicio.  Debajo del primero decía: "Personas no exitosas" y del segundo "Personas exitosas".

Me parece trasnochado ese cuento de que las personas exitosas únicamente son aquellas que se levantan muy temprano.  Sin entrar a tocar el subjetivo concepto de lo que es el éxito,  continúo sin entender por qué todo en la vida tiene que ser Blanco o Negro. 

No podemos contar, más aun en estos tiempos no predecibles, con una fórmula que nos asegure el "éxito".  Cada quien mirará como le funciona andar por la vida, si madrugando o levantándose al medio día.