miércoles, 15 de junio de 2016

Lament

Hoy escuché esa canción de King Crimson. Mientras lo hacía, imaginé un mundo donde todas las personas presentan características de sinestesia, esa extraña habilidad de percibir el mundo de manera diferente: oler la música, asociarle números a los colores, saborear sonidos, etc.

En esa vida, o vidas pues no está solo la mía sino la de los 7.229.916.047 humanos restantes, soy escritor de tiempo completo y he publicado varias obras.  Por razones que nadie conoce, a pesar de mi continua producción de textos, al igual que Murakami, no me he ganado el premio nobel de literatura.  Me imagino que una de las razones es que, como a el, en esa vida muchos me consideran un escritor comercial.

Dado que todos los habitantes del planeta son sinestésicos, cuando leen mis escritos es como si escucharan música. Esto no solo les ocurre con mis libros, sino con cualquier tipo de escrito.  Bajo estas condiciones, me gustaría que mis textos fueran como Lament, que comenzaran tranquilamente y que de repente su melodía tuviera cambios inesperados, pero que al terminar uno se sienta bien y con plena seguridad que en medio del "desorden" todo tiene sentido, la narración es una sola y las ideas están perfectamente expuestas.

martes, 14 de junio de 2016

Ojos negros en la librería

Sin batería en el celular,  termino un capuccino y le pregunto a una mujer la hora. "Veamos que hora es" me responde con una sonrisa mientras descubre la muñeca en la que lleva el reloj. "Son las 6:40". Le doy las gracias y me despido.

Me quedan 20 minutos para una reunión.  En el camino me cruzo con una librería, hago cálculos imaginarios de tiempo y estimo que han pasado 3 minutos desde que la señora me dio la hora.  17 minutos son suficientes para la reconfortante actividad de  hojear libros. En realidad no eran 17 sino unos 15, 2 menos, necesarios  para llegar al lugar de la reunión.

Como siempre que entro en una librería, me aterro al ver tantos libros con títulos sugerentes e interesantes, de autores que no conozco y que probablemente nunca leeré en lo que me queda de vida. 

Levanto la mirada y al otro lado del estante de libros, una mujer busca un libro.  La altura del estante solo deja ver de sus ojos hacia arriba.  Son de color negro, como un pozo profundo lleno de aceite.  Al rato le pregunta a uno de las personas de la librería por un libro, "Si claro, por acá esta", le dice un hombre y la lleva al pasillo en el que me encuentro.

Me pasan de largo, y alcanzo a oler el perfume de la mujer de los ojos negros, es una fragancia deliciosa.  El hombre busca el libro y se lo entrega.  La mujer agarra el libro con ambas manos y sonríe, como si lo estuviera buscando desde hace mucho tiempo.  Otra vez pasa a mi lado con su perfume.  

Voy a la sección de donde extrajo el libro el  y veo que son puros libros de la premio nobel Alice Munro. Agarro uno, no sé si el mismo que se llevó, leo la contraportada y habla sobre una mujer y el amor.  Devuelvo el libro al lugar, pues creo que ya empezaron a correr los 2 minutos que necesito para llegar a mi destino.

Al salir, la mujer de los ojos negros está pagando en la caja.  Intento mirar el título del libro, pero sus manos lo esconden.

lunes, 13 de junio de 2016

Movimiento de 4 piezas para comprar el pan

Es Domingo y el almuerzo es pasta boloñesa.  Me entran unas ganas casi infinitas de comerla con pan baguette, así que salgo a comprarlo.  Miro por la ventana e intento  descifrar el clima, una tarea casi imposible de realizar en Bogotá; veo unos rayos de sol y me decido por una chaqueta delgada y también agarro mi MP3.

Apenas salgo el sol desaparece, y ráfagas de viento comienzan a embestirme.  Cierro la cremallera de la chaqueta, y arranco a caminar rápido para que me de algo de calor.  La primera canción que suena es Kashmir, la versión con la  orquesta egipcia; una de mis favoritas. El "golpe" del baterista de esta presentación es impresionante, al igual que la energía y buen ambiente de los músicos y la banda. 

La canción dura 12 minutos tiempo en el que alcanzo a llegar al lugar donde voy a comprar el pan. Cuando salgo prendo nuevamente el reproductor musical y ahora suena It's so easy.  En lo que dura, me pregunto, a diferencia de Axl Rose que lo afirma, qué tan Fucking easy es todo.  Es una buena canción.  Ese álbum no tiene pierde.

A los gunners le sigue Pearl Jam con In my tree. De esta, lo  que más me gusta es la letra:

"Up here in my tree, yeah
newspapers matter not to me, yeah
No more crowbars to my head, yeah
I'm trading stories with the leafs instead

I wave to all my friends, yeah,
they don't seem to notice me, no
All their eyes trained on the street"...

A veces es bueno quedarse en el árbol, no prestarle atención a nada e intercambiar historias con las hojas, aunque  siempre existirán esas personas que quieren bajarnos a punta de "piedras verbales".

Cuando ya estoy llegando a la casa, suena Run baby run de Sheryl Crow, una canción ni fu ni fa y que más bien considero sonsa.   ¿Que por qué está en mi MP3? porque hace parte del un cd de grandes exitos de Sheryl Crow que únicamente compré porque tenía "All I wanna do", que me parece un cabezazo completo de canción.

Considero que la aleatoreidad de las canciones para mi breve trayecto fue la apropiada.

viernes, 10 de junio de 2016

Tiempo muerto

El tiempo, ese intangible que tanto nos enreda la cabeza, porque no lo tenemos ( ¿cómo agarrarlo me pregunto?) o se pasa muy rápido, ahora resulta que también muere.

En internet, mientras se"mata tiempo", tan solo basta un segundo de procastinación para dar un clic y zambullirse por completo en sus profundidades.  Así fue que di hoy con un artículo que  habla sobre el tema que titula el post. 

Dicen, los conocedores de lo oculto y vainas extrañas, que a partir de las 3 de la mañana, más exactamente a las 3:33 a.m,  hora conocida como tiempo muerto y  que hace alusión a la mitad del mítico 666 o número del diablo, es el momento en que podemos experimentar con más fácilidad fenómenos paranormales, pues se supone que se abre un portal dimensional. La palabra portal trae a mi mente imágenes de transmilenio, un lugar donde definitivamente se mata mucho tiempo.

Son pocas las veces que me he despierto en la madrugada.  En esas ocasiones a veces me dan ganas de mirar la hora, pero solo para calcular cuanto tiempo falta para que suene la alarma. Según otro artículo, esa conducta es supremamente mala pues altera los ciclos circadianos del sueño, que no sé muy bien que son, pero me gusta como suena la palabra circadiano.

Les estaré informando si algún día me despierto en la madrugada exactamente a las 3:33  a.m y experimento eso del tiempo muerto.  Eso si, si no soy poseído por algún espíritu pues no creo que los que entran en ese desafortunado  trance de convulsiones violentas y comunicación en lenguas extrañas, sientan deseos de sentarse a escribir.   

jueves, 9 de junio de 2016

Fumar

Son casi las 6 de la tarde y un hombre, que lleva puesto una camisa gris y jean, está sentado en un andén.  Fuma despacio un cigarrillo y parece que no espera a nadie.  Su cara expresa preocupación y cada calada que le da al cigarrillo parece calmarlo.  Me llama la atención pues el lugar en el que está sentado  no es uno que dos personas acordarían como punto de encuentro, pero qué se yo sobre los gustos de las personas, en fin.

He oído algunas personas decir que fumar ayuda a quitar el frío y/o a calmar los nervios.  El hombre podría estar fumando por ambas razones. No hace mucho frio, pero de vez en cuando el viento sopla con fuerza y enfría el ambiente; ya hablamos de sus nervios.

En un pre-universitario varias personas de mi salón de clase fumaban.  Recuerdo que una vez, en un descanso, le pedi a Juliana, una mujer de pelo rubio que a veces se veía muy atractiva, que me enseñara a fumar.  Ella me indicó que era lo que debía hacer, que la idea no era tener el humo en la boca sino pasarlo y después expulsarlo.  

Después de varios intentos y ataques de tos, logré dominar la técnica, pero no encontré el placer que muchos le asocian al acto de fumar. Tal vez en aquella ocasión no tenía frio ni estaba preocupado o nervioso; entonces fumar no tenía sentido alguno.

miércoles, 8 de junio de 2016

Liquidación

En otro lugar, plano astral (¿qué carajos es eso?) o dimensión paralela me llamo Jose María Rodríguez Suarez.  Ahora que me entero de ese nombre, me pregunto si en esa otra existencia no tuve problemas de identidad cuando era pequeño, es decir, no cabe duda que Jose, nombre masculino seguido de María, femenino, puede confundir.  

De igual manera queda claro, que vivimos en una sociedad que todavía le vive prestando mucha atención a los géneros.  Virginia Woolf decía que dentro de cada uno residen las naturalezas de ambos sexos, y que aquellas mentes que saben explotar esa ventaja son las más creativas. Siendo así espero que mi otro yo hiciera las paces, desde pequeño, con su nombre compuesto, o bien con su lado femenino.

Como le venía contando, estimado lector, me vengo a enterar, gracias a un mail que me llegó  que, en otro lugar de los confines de este universo soy Jose María.  Parece ser que las direcciones E-mails de nuestros doppelgängers están conectadas con la nuestra de forma misteriosa.

El E-mail lo envía una tal Analista Miriam, en el cuál hacen referencia a la liquidación:


"Estimado (a):

RODRIGUEZ SUAREZ JOSE MARIA

Le informamos que su documentación fue recibida satisfactoriamente y de forma correcta.

Su carta de liquidación anticipada definitiva estará disponible en un plazo de dos días hábiles.

Usted puede seguir el proceso de su carta de liquidación con el siguiente número de ticket: 0100159960

¡Saludos Cordiales!"

No sé si Jose Habrá recibido el mail o no y en qué situación se encuentra, es decir si necesita deseperadamente el dinero de su (mi) liquidación o no.  Me gustaría hacerle seguimiento al proceso con el número de ticket que me proporcionan, pero no sé a que página web ingresar o a donde llamar; lo hice al 113 pero la mujer que me contestó no tenía ni idea del asunto, a pesar de que le leí el E-mail al pie de la letra.

De ser una señal, compraré el baloto en estos días con con alguna combinación de los números que aparecen en el ticket.  Espero ganármelo y ver de que forma puedo ayudar a mi otro yo.

martes, 7 de junio de 2016

Contar ovejas

Son las 2 de la mañana y Catalina no puede dormir.  Lleva más de una hora dando vueltas en su cama y ahora a su falta de sueño, se le suma un exceso de calor.  ¿Por qué carajos no puedo dormirme? piensa. Al parecer no tiene estrés o algún problema que la aqueje en estos momentos, pero como no sabemos como funciona realmente la cabeza, dar una afirmación certera sobre eso resulta imposible.

De repente se acuerda de aquel mito urbano de contar ovejas,   ¿Quién se habrá inventado eso?  ¿Por qué deben ser ovejas y no vacas, leones o dinosaurios? además  ¿por qué deben saltar una cerca? no sería más fácil contarlas dentro de un establo?

Justo cuando su mente comenzaba a divagar y extenderse, en direcciones inimaginables, en el tema de las ovejas , se concentró para hacer el intento de contar algunas. Sus ovejas eran normales.  Según ella, tenían un exceso de lana; eran  saludables y rechonchas.  Cada vez que pasaban volando sobre la cerca imaginaría de color azul, volteaban a mirarla y parecían sonreir al saber que todavía había personas que les dedicaban pensamientos y decidían moverlas de un lado a otro.

El ejercicio de las ovejas en cambo de darle sueño la despertó aun más,  ¿Hacía que lugar se dirigían esas ovejas que saltaban la cerca tan alegremente?  ¿por que querían escapar?  ¿Por qué se aventuraban hacía un territorio del cuál no sabían absolutamente nada? 

Catalina sintió simpatía hacia sus ovejas, pues compartía con ellas algo íntimo.  Ella, en muchas ocasiones, sentía que iba saltando de un lado a otro solo porque sí. Era como si alguien que quisiera dormir pensará en Catalinas  y las pusiera a saltar cercas de un territorio hacia otro, sin el consentimiento de estas.

Al rato, ya sin las ovejas en su cabeza y sin saber que fue lo último que pensó antes de que ocurriera, se quedó dormida.