martes, 5 de julio de 2016

El sonido primordial

Recuerdo que en la época que salió el álbum doble Use your Illusion de guns and roses, un amigo me contó que algunos gritos roncos de Axl Rose, estaban modificados digitalmente, y que incluían rugidos de leones y sonidos de otros animales. Siempre se me quedó grabada la imagen de un león rugiendo en el estudio de grabación, evento que tal vez sólo ocurrió en la Metro Golden Mayer.

Hace poco vi, o más bien escuché un video que se titula El sonido primordial, en el que se puede escuchar el sonido de los primeros 400.000 años después del "Big Bang".  Esperaba que ese sonido fuera similar a una explosión, digna de reventar el tímpano.  Queda clara la decepción que me lleve al darle play , pues no sé como carajos saben que ese sonido representa 400.000 años, y si no se han dado cuenta que es completamente aburridor.  Creo que Mac Phantom haría una mejor interpretación de ese sonido.

Esperaba algo similar a un  grito largo y ronco de Axl Rose, sumándole explosiones y ruidos de cañones a los rugidos de leones y barritos de elefantes, más uno que otro sonido de Tiranosaurio Rex.

lunes, 4 de julio de 2016

Política

Soy malo para hablar acerca de política.  Siempre que tocan ese tema me quedo callado y escucho la opinión de todos los que participan en la conversación.  Algunas veces coincido o me parece apropiado lo que dicen, otras no y, en ocasiones, cuando comienzan a nombrar políticos, me pierdo porque no tengo ni la más mínima idea a quien hacen referencia.

El Viernes pasado estuve en una reunión, donde había mucho vino, buena comida y conversación.  En un momento comenzaron a hablar sobre política y adopté mi conducta hermética; de vez en cuando sonreía o asentía con la cabeza. Esta vez se pusieron a hablar no solo sobre política local, sino de países vecinos, en especial Venezuela.

No me gusta hablar sobre política primero porque no domino el tema y segundo porque me gusta cuando las personas se destapan en las conversaciones, cuando me cuentan algo importante de sus vidas; que los  mueve, a que le apuestan y por qué.

La política es una conversación fácil, un lugar común al que se acude con algo de conocimiento, pero lugar común al fin y al cabo, una salida tan fácil como hablar sobre el clima o  fútbol, y además es el tema perfecto para indignarse con el universo y el resto de los humanos.

Siempre tengo presente una frase de La Fiesta del Chivo: "La política es abrirse camino entre cadáveres".  Una persona en la reunión, en un momento donde se cambió el tema, dijo que no le gustaba el escritor peruano, que sus diálogos le parecían sosos y que nada como Hemingway en ese aspecto.

En ese momento me entusiasme un poco, porque creí que la conversación se iba a encaminar hacia novelas y autores, pero alguien sentenció que Vargas Llosa era de ultraderecha y el buen camino que había tomado la conversación se desvaneció. 

jueves, 30 de junio de 2016

735

Voy de afán por la calle.  Levanto la mirada y hago contacto visual con un lotero que escanea el sector en busca de clientes. Mientras mis pasos me acercan a él, cada vez escucho de forma más clara su discurso de venta: "Vea patrón le guarde el número ganador, el 735, el de su carro" me dice.

No tengo carro, pero de cierta forma la premonición del buen hombre me emociona.  Si la interpreto bien, quiere decir que si le compro el boleto me voy a ganar la lotería o que voy a tener carro dentro de poco.  

No entiendo si el carro me lo va a regalar alguien o si me lo voy a comprar con el dinero de la lotería. Me gustaría ganármela, pero es probable que le tenga más fe al horóscopo, así que nunca la compro.  "735 patroncito, vea aquí se lo guarde" me dice el lotero mientras me imagino manejando un carro. Continúa  desplegando todo su arsenal narrativo de venta hasta que lo paso de largo.  Cuando se da cuenta que no le voy a comprar el boleto de lotería, comienza a recitarle un discurso similar a otra persona que pasa por el lugar.

El número revolotea todo el día en mi cabeza. Trato de asociarlo con algo.  Me hago la promesa de estar pendiente de mirar el relok a las 7:35 p.m, pero me distraigo y se me pasa esa hora. Hago operaciones con esos tres números, sumo dos y le resto el otro, los multiplico, divido, juego con ellos hasta que me aburro pues ninguno de los resultados  me dice algo diferente a números. 

 ¿Por qué ese hombre estaba tan seguro de que el 735 era el número que el destino me tenía preparado?  Quiero volver a encontrármelo no para comprarle la lotería, sino para que me lea la mano, me eche las cartas o alguno de esos rituales en los que muchos depositan su fe. 

miércoles, 29 de junio de 2016

Pantalón "decente"

Soy malo para la moda, es decir, trato de no preocuparme mucho por mi vestimenta.  Casi siempre ando en Jeans y muy pocas veces utilizo pantalones, de esos a los que se le suele denominar como "decentes".  

Hoy tengo un evento y, como vamos aceptando códigos de conducta porque sí, se supone que debo vestirme "decente", concepto que, en cuanto a vestimenta, no rima con jeans, sudaderas, pantalonetas, etc. 

 Puede que uno sea una persona justa, honesta, aseada, y de buen obrar, pero la vestimenta, a ojos de otras personas, aniquila nuestra identidad inmediatamente. Por eso pensamos que el ejecutivo de traje y corbata es mejor persona que un rastafari con los brazos llenos de tatuajes, mientras que el segundo puede llevarle una distancia años luz en decencia al primero.

Como le venía contando, estimado lector, suelo andar en jeans, y el número de pares que tengo en mi closet no suele superar los dos. Ahora como acontecimiento extraño tengo tres,  los dos de combate y uno que poco a poco se fue desgastando y tiene soberanos huecos en las rodillas.

Después los jeans, aquellas prendas tan ajetreadas, suelo tener una chaqueta o chamarra (Excelente palabra esta, aquellas que involucran la ch, que ya no se considera letra, siempre serán mis favoritas) a la que también suelo darle palo, y luego unas camisetas, de cuello, también pertenecientes al bando de la "ropa decente", que cuelgan, como cadáveres, de los ganchos.

En el grupo de pantalones "decentes" hay uno beige de dril, oto negro que me he puesto muy pocas veces, y otro verde que nunca me gustó, que creo se pudrirá en el closet sin que me lo vuelva a poner, entre otros.  De ese combo de pantalones "decentes" el que suelo escoger es uno azul, que creo  combina con todo.  A pesar de ser mi prenda "decente" favorita, hoy que me lo puse, reafirme lo que ya había pensado anteriormente: "Este pantalón me cae mal".  

No sé bien como explicar ese sentimiento hacia una prenda de vestir, pero creo que la mayoría de personas me entiende.  En mí caso, creo que el pantalón azul se cree con un estatus diferente al resto de ropa que se encuentra colgada en el closet y que si mira por encima al  resto de pantalones decentes, pisotea y desprecia a los jeans.  

Quiero hacerle entender a esa prenda creída, que no llega ni a los talones a los blue jeans, y que sólo me lo pongo para cumplir con esos formalismos ridículos e imaginarios de vestimenta adecuada.

El día menos pensado voy a agarrar unas tijeras y masacraré al pantalón azul, de paso al verde, y el negro se salvará solo de acuerdo a su conducta.

lunes, 27 de junio de 2016

Código de conducta

Se supone que queremos ser libres, no depender de nadie ni de nada, no tener jefes, liberarnos de todas las normas y presiones sociales y hacer lo que se nos de la gana.  

Esa es una mentiras en la que, de vez en cuando, nos gusta creer, porque la libertad absoluta es una utopía y siempre nuestra conducta va a estar moldeada, en mayor o menor escala, por la sociedad y  sus extraños imaginarios que proponen diferentes códigos de conducta.

Esto es algo que se presenta en cualquier escenario de nuestras vidas, el trabajo, la familia, las reuniones sociales, etc.  Uno de los lugares donde se presentaba esto era el antiguo transporte urbano. 

Es imposible saber cómo se crean códigos de conducta como ese de no sentarse inmediatamente en la silla cuando una persona se levanta. La razón primordial era el asco de que la silla estuviera caliente, algo que resulta obvio pues nuestro cuerpo desprende calor.  Pero sin saber si era perjudicial, que realmente no creo, o no, los usuarios del transporte público se apropiaron de ese código de conducta.

Otro, y tal vez el mejor código de conducta, era el de pasar el dinero de la persona que se subía por la puerta de atrás.  El funcionamiento de esa cadena humana, en un principio, no parece más que un favor, pero lo que siempre me intrigoó fue ver la segunda etapa del proceso, en el que  las personas devolvían las vueltas; aunque debo confesar que a mí una vez me robaron 100 pesos.  

Hay códigos de conducta de distintos calibres, y es nuestra tarea mirar cuales adoptamos sin comprometer nuestra esencia y/o caminao'.

jueves, 23 de junio de 2016

Narrativas

Vivimos inmersos en narrativas.  Todo el día, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, somos bombardeados, empezando por las conversaciones propias o yo con yo, por miles de mensajes que parecen inofensivos, pero que llevan un trasfondo malicioso.

El otro día mientras conducía sin rumbo fijo, como casi siempre, por la autopista de la información, di con un banner que mostraba tres noticias, todas relacionadas con estética femenina, es decir con ese imperativo actual de que las viejas  tienen que verse bien y/o ser unas mamasitas a todo momento.

"¿Mejor que botox?  Abuela revela su método natural por solo $75900"

No entiendo si el tratamiento de la abuela es mejor que uno de botox  si cuesta el valor que indican o si la abuela es mejor que alguien que se hace llamar botox.  La frase también invita a pensar que la abuela montó un negocio particular con su método natural y vende el secreto a $75900.

"Una madre de Bogotá baja 7 kilogramos en 14 días con este nuevo secreto de dieta"

Me atrevo a pensar que esta madre de la que hablan, es hija de la abuela del método natural y que ambas están obsesionadas con la belleza.  Esa señora bajó la medio pendejadita de medio kilo diario.  Allá ella en su afán de perder peso; lo que me molesta es que  no  cuentan por qué lo hizo de esa manera tan abrupta.  Seguramente es peleadora profesional, acaba de tener un bebé y necesitaba volver al peso que exige su categoría para poder subirse al ring, aunque no es claro por qué pone su vida en peligro si acaba de tener un hijo.  El mundo es un lugar muy extraño.

"Una madre borra 20 años de arrugas siguiendo este sencillo truco"

  ¿Por qué la madre quiere borrar sus arrugas?  ¿Por qué  intenta escapar de algo que no tiene reversa? Tal vez la única forma de hacer eso es como lo dice Roger Daltrey en "My Generation": "Espero morir antes de envejecer", y es que no son 5 o 10 años, que ya me parecen bastantes, los que la madre se quitó de encima, ¡son 20!.  Lo más intrigante del anuncio es la imagen que lo acompaña: una cara de una abuela, excesivamente arrugada,  que  me hace pensar en su aspecto antes de aplicarse ese "sencillo truco."

 ¿Cuantas de esas narrativas cochinas no terminan por colarse en nuestro cerebro?  Ta vez lo mejor sea no aceptar ni trucos,  ni secretos, ni conocer métodos naturales y continuar "feos" pero tranquilos.

miércoles, 22 de junio de 2016

Borrado

Me despierto.  Hace frio así que me pongo una cobija sobre los hombros.  Voy al baño y me hecho agua en la cara para quedar más despierto, un supuesto pues uno siempre anda medio dormido.  Me sirvo un pedazo de torta de zanahoria que marido con un café no muy cargado.

Hojeo el periódico pero no pasa nada interesante, como dice Millás, uno solo lee el periódico para enterarse de las desgracias de los demás y así creer que no se tiene una vida tan miserable.  Cuando creo que estoy despierto, prendo el computador.  Tengo que terminar de escribir un artículo y el plazo se vence al medio día. 

Abro el documento, lo leo y borro el lead y los dos últimos párrafos, "que intro y cierre tan flojos" pienso. Levanto los brazos, entrelazo las manos y arqueo la espalda, supongo que  al desperezarme de tal forma las palabras me van a fluir.

No pasa nada. Me quedo, como un tarado, viendo la pantalla del computador; pareciera que estoy meditando.  Asi transcurren quince minutos hasta que me aburro y me preparo para perder el tiempo viendo el E-mail pues ya casi nadie escribe y solo llegan promociones y artículos en forma de listas o  "¿Cómo hacer X cosa?".

En la página del correo electrónico, el cursor titila (que palabra tan ridícula) en la casilla del correo electrónico.  Lo escribo junto con la clave, y presióno enter.  Inmediatamente me sale en letras rojas el mensaje: "La dirección de correo electrónico y la contraseña que has introducido no coinciden".  Lo intento más de cinco veces y no puedo ingresar al correo.  Maldigo.  Deberían decirme si son las dos las que no coinciden o cual de ellas.

Abro las redes sociales en las que estoy inscrito y tampoco me funciona la clave o el usuario.  No sé que pasa, es como si me hubieran borrado de Internet,  ¿Sí seré quien creo ser?

Nuevamente voy al baño y me miro en el espejo detenidamente,  ¿Cómo saber si todavía soy el mismo?  ¿si no he o me han cambiado?  no consigo nada.  Sonrío y la imagen del espejo me devuelve la sonrisa, creo ser el mismo.

Me aventuro a pensar que el café me supo raro hoy  ¿habrá sido eso?, estaba pasado y la bebida me ha puesto a delirar?  En un último intento por recuperar mi "identidad" digital, abro blogger, y logro ingresar.  

No voy a cerrar la sesión nunca, así el computador tenga que quedarse prendido hasta la eternidad, incluso sin saber qué o como es eso.