miércoles, 3 de agosto de 2016

Diálogo

Compro un capuchino y apenas abandono la barra, noto que todas las mesas cercanas están ocupadas.  no quiero hacerme en la terraza, pues la luz del día esta desvaneciendo y quiero comenzar a leer una novela; además, hace frío.

Adentro sólo hay dos mesas.  Una está ocupada por un hombre y una mujer que, al parecer, hablan de negocios, en la otra se encuentran dos mujeres y una silla está sin ocupar, como si alguien no hubiera llegado a la cita.

Me acerco y les pregunto si les molesta que ocupe el asiento que está libre.  Una de ellas, con un gesto muy serio, me mira y no dice nada; la otra responde con un "bueno" cansado y despojado de cualquier emoción.

Me siento, abro el libro y comienzo a leer , pero al rato su conversación me distrae.  Me quedo mirando la palabra "espalda" en la hoja y no desplazo la mirada.  La muda, una mujer con el pelo rubio y los labios pintados de rojo intenso, le dice a la otra:

"Lo que pasa es que te preocupas mucho"
"Pero,  ¿qué crees que esté pensando? 
"No sé ni me importa, aquí, lo que en verdad importa, es lo que cada una sienta.  Tú sabes como iba a ser esto.
"Eso lo sé , pero no hasta que punto podré seguir"
"Tu sabes que solo es necesario que me digas y terminamos el acuerdo, además no puedo hacerme responsable de todo"
"Pero es que al principio todo era tan diferente, ahora no tengo idea de que va a ocurrir"

 ¿Contrato, sentirse bien, seguir adelante? No entiendo sobre qué hablan.  Ambas callan por unos segundos.  Espero que alguna aclare el diálogo con una frase reveladora ¿Qué tipo de relación tienen?  ¿Quién piensa algo sobre ellas?

No dicen nada.  Continúo con la mirada clavada en la palabra "espalda", el personaje de la novela tiene un dolor tremendo en ese lugar del cuerpo.  Quiero mirarlas para ver si su lenguaje corporal revela algo que las palabras esconden, aunque la verdad no sé nada sobre el arte de descifrar a las personas a través de sus movimientos y/o posturas. 

No me aguanto más y decido levantar la mirada.  Se cruza con la de la mujer rubia mientras agarra su vaso plástico de café con ambas manos para darle un sorbo.  Sólo le veo los ojos, son negros, profundos y tiene el ceño fruncido.  Le sostengo la mirada un par de segundo y me vuelvo a hacer el loco.  Al rato la mujer se levanta y dice "hablamos mañana".

La que se queda saca un pañuelo y se limpia delicadamente los ojos; parece que está a punto de llorar.  Quiero que me explique el diálogo, cargado de tensión, que sostuvo con la otra mujer. No digo nada y le doy la espalda mentalmente. Suficiente tiene uno con sus propias angustias para comprender y aguantarse las de los demás.

martes, 2 de agosto de 2016

Closing time

Hay canciones o discos completos que a uno le recuerdan cierta época y que tocan, activan ciertas emociones. En mi caso, por ejemplo, el Vitalogy de Pearl Jam, me recuerda mucho la navidad del año en que fue lanzado, y  tengo muy fresca la imagen de como me tumbaba en el sofá de la sala a escucharlo una y otra vez.

Otras canciones nos llegan porque es imposible que pasen desapercibidas; hacen parte de ese montón de "canciones obligatorias" que nunca pasaran de moda. Un grupo, al parecer,experto en componer ese tipo de canciones o one hit wonders, es Semisonic, ¿Quién no ha escuchado o tarareado (Excelente palabra esta) Closing Time  o Secret Smile alguna vez?

Hace ya varios años leí un post de un hombre que hacia un paralelo entre Closing Time y Chapinero. Ya no recuerdo bien que temas tocaba el escrito, pero evocaba, de manera brillante, importantes episodios de su vida que habían tenido lugar en ese sector, que pronto iba a dejar.

"Closing time, you don't have to go home but you can't stay here."

La melodía de esa canción es chévere y ni hablar de su letra. Lo que más me gusta es que, sin tanta alharaca, en una sola frase  está contenida gran parte de la sabiduría de libros de autoayuda y frases motivacionales de las últimas décadas. 

"Closing time, every new beginning comes from some other beginning's end."


lunes, 1 de agosto de 2016

Tarjeta de presentación

Cuando era pequeño solía pensar que un rasgo de la adultez, aparte de usar saco y corbata, era tener tarjetas de presentación.  No tenía muy claro en que consistían o que información llevaban, pero a veces veía a los adultos intercambiarlas como si fueran monas de un álbum. Siempre me pregunté en que momento llegaría a tener ese objeto, al parecer, tan necesario en el día a día en el mundo de "los grandes".

Hace unos años en un trabajo me dieron 500 tarjetas. Para ese entonces ya había perdido por completo el interés en ellas y escasamente repartí unas 20 entre familiares y amigos. El resto quedaron olvidadas en un mueble de mi cuarto que bien podría llamarse "El mueble de los objetos innecesarios". Después cuando ya no trabajaba en ese lugar y en uno de esos de arrebatos de orden, las boté a la basura.

Hoy, en una cafetería, me encontré con una tarjeta de presentación  de un tal Sr. Vega.  Es muy funcional.  Por un lado están todos sus datos y por el otro tiene un calendario.  

Lo que más me llamo la atención de su tarjeta o calendario de presentación es la imagen de fondo: un grupo de 15  soldados, con sus metralletas, ubicados delante de un helicóptero,  que también descansa sobre un pastizal.  Al fondo se ven unas montañas y un cielo encapotado, a punto de liberar un aguacero infernal, que no alcanzo a imaginar, pues no creo que en el infierno llueva.

El señor Vega se dedica a prestamos por libranza.  Ese es su título, y  luego lo desmenuza:  Prestamos por libranza, se compra o se presta sobre juntas médicas - cesantías, ahorros de vivienda militar y de policía - demandas administrativas por retiros, facultad discrecional, fallos disciplinarios, pensiones, discapacidad laboral, reparación directa por accidentes laborales o muerte, compra de cartera, prestamos por banco.  

Ahora entiendo la imagen de su tarjeta-calendario.  Imagino que mientras sacaba la billetera para pagar la cuenta (un tinto y un buñuelo), el Sr Vega botó algunas de sus tarjetas sin darse cuenta o, posiblemente, esa esa es su estrategia para darse a conocer, abandonar, aleatoria y deliberadamente  tarjetas en diferentes partes de la ciudad, para que curiosos, como yo, las recojamos.   ¿Cuántos clientes habrá conseguido de esa manera? 

La voy a guardar uno nunca sabe en qué dirección lo va a llevar la vida. A futuro me puedo involucrar con las fuerzas militares y tal vez necesite ayuda con una facultad discrecional, que no sé que es pero suena a algo grave; en ese caso no me vendría mal  la ayuda de un experto como el señor Vega.  

sábado, 30 de julio de 2016

Señal de $500

Hoy, cuando me iba a bajar de un taxi y como siempre hago de acuerdo a un consejo que me dio mi mamá hace muchos tiempo, reviso que no se me haya caído o quedado nada en el asiento. En medio de esa conducta casi reflejo, vi una moneda de $500, un evento completamente inesperado pues en mi revisión tradicional nunca encuentro con algo.

Estiré mi brazo y la agarré.  Estoy seguro que no era mía, pues no tengo presente que en unas vueltas me hubieran dado una moneda de esa denominación.  Quien sabe, quizás era del taxista y se la robé en sus narices.  Una vez me subí a un taxi con más personas, y me tocó en el puesto del copiloto.  Cuando mire al piso habían varias monedas de $1000 y $500, me agache y recogí una pero se me hizo muy raro y le pregunté al conductor que si era de él. "Sí, Mucha gente las recoge" dijo mientras reía.  Me contó que ese espacio era su alcancía  provisional de monedas. Con pena, la tire al piso y me hice el loco el resto del viaje.

Después de tomar  la moneda de $500, que obviamente ya hace parte de las entrañas de mi alcancía de libros, pensé otras vez en ese cliché cultural de las señales.  A veces es bueno subirse en esos imaginarios colectivos. 

Decidí que el haberme encontrado esa moneda fue una señal, pero lo dejé en eso, es decir, no me puse a pensar de que tipo podría ser, ni mucho menos qué me quería decir,  La semana pasada también me encontré un billete de $2000 en el bolsillo derecho de una sudadera.  Sin importar la denominación, ese siempre será un evento afortunado.

jueves, 28 de julio de 2016

El frío fluye

Es medio día y tengo las manos y los pies helados.  Miro por la ventana y afuera hace sol.  No entiendo por qué carajos tengo tanto frío si cerca, al parecer, hace mucho calor. Busco en google "Pies muy fríos".  Ninguno de los links tiene información convincente.  En uno dicen que una de las posibles causas de esa condición meteorológica en las extremidades, le ocurre a personas en extremo flacas. No es mí caso.

Todo continúa igual después de almuerzo.  Decido salir a comprarme un tinto en un café que queda cerca.  Espero calentarme con el sol.  Apenas salgo a la calle, el sol decide esconderse y  ráfagas rabiosas  de viento comienzan a golpearme. "Maldita sea".

Camino rápido.  Llego al café, pido el tinto y lo combino con una galleta pequeña de chips de chocolate. Luego camino hasta el lugar de las sillas que tanto me gusta.  Ahora hace más frío o más viento, no sé cuál lleva la batuta.  Escaneo el lugar con la mirada y una de las sillas está desocupada. Camino rápido para que nadie me la quite, al tiempo que me concentro casi al nivel de un Jedi para no regar el tinto.  

Apenas me siento, ya esta tibio (Chingado clima).  Me acabo la galleta en un par de mordiscos y me tomo el resto de la bebida pensando que está muy caliente. En otra silla un hombre, que lleva puestos unos audífonos blancos teclea frenéticamente la pantalla de  su celular.  

Justo en ese momento mis audífonos escupen  la voz de Eddie Vedder que dice "Thoughts arrive like butterflies, he don't know so he chases them away".  A la larga, al igual que los pensamientos, el frío y la letra de Even Flow, todo fluye, sino que uno vive, o cree vivir, muy ocupado para darse cuenta.

De vuelta camino más rápido y ya no siento los pies fríos.  Al frío. el viento o a ambos les importa cinco y el segundo me sigue embistiendo como si nada. Un sol tímido se burla a mi espalda.  

miércoles, 27 de julio de 2016

Sam Bennett

Bennett es Irlandés aunque nació en Bélgica. Tiene 26 años y lleva varios aretes en sus orejas,   Cuenta que le gusta "encerrarse en una burbuja" cada vez que se siente mal, periodo en en el que no habla con nadie y  solo se lo aguanta su novia.

Es velocista y fue el encargado de representar a Irlanda por onceava vez, su primera,  en el tour de Francia. En esa tierra de duendes y cerveza se le conoce como la próxima revelación deportiva. 

Imagino que Bennett tenía mucha ilusión de participar en la competencia de ciclismo más importante, y quién sabe cuanto tiempo se preparó y qué tuvo que sacrificar para hacerlo.  No sabemos cuál fue su rendimiento en las diferentes etapas del tour, mientras Christopher Froome les daba sopa y seco a todos y Nairo Quintana procuraba no perder tiempo frente al líder.

Al final Bennett ocupó el puesto número 174, es decir, llegó de último, pero llego.  Es difícil pensar que dirán acerca de él en su país y si para los ciudadanos irlandeses la participación de sus deportistas en competencias internacionales es de suma importancia  o no. No imagino en que Bunker, en vez de burbuja, se debería haber metido Bennett si fuera colombiano.

Sería genial poder conversar con Bennett, saber que lo motiva para seguir apostándole al ciclismo, después de llegar 5 horas con 17 minutos detrás de Froome. 

martes, 26 de julio de 2016

Finales

A veces los finales de los escritos se pueden dejar abiertos a la interpretación del lector o, como dice un amigo, que se expandan en la mente.  Otras veces es necesario cerrarlos.  Esos son de los más difíciles porque se necesita que la historia sea circular, sin nada de errores, es decir, casi perfecta.  Usted sabe esos textos  que uno lee como si fueran una droga por lo bien escritos que están.

Sería buenísimo que todas las publicaciones en redes sociales fueran historias.  Así habría menos maneras de ofenderse por lo que otros dicen, y cada quien las interpretaría de acuerdo a sus recuerdos, creencias, etc.

Hoy, una mujer publicó lo siguiente:

"Eso del Pokemon Go es peor que un virus, si tan solo supieran lo que en realidad significa todo esto y a lo que le están abriendo puertas"

No tengo ni la menor idea si es verdad o no, y nunca lo sabré porque no me llama la atención la dichosa aplicación. En cuanto a series animadas me quedé en caballeros del zodiaco, y de ahí en adelante no le seguí el hilo a nada de eso.

Varias personas criticaron la publicación y, como por variar, comenzaron a agarrarse comentario tras comentario.  A mí la verdad no me importa que sea cierta o no, lo que piense la mujer, ni mucho menos sus detractores.

Lo único que me molesto  es que nunca explicó  qué tipos de puertas abren quienes juegan pokemon go.  El gancho narrativo para interesarme  fue el adecuado, pero el final estuvo pésimo.