jueves, 25 de agosto de 2016

Un año

Hoy vi una página que hablaba sobre cómo escribir una novela en un año, y el subtitulo era: Semana 34 - Limpieza de primavera -.  A quién se haya embarcado en semejante tarea, sólo le quedan 18 semanas, tiempo en el cual debe terminar de escribir, eliminar fragmentos o capítulos enteros que no le aportan nada a la historia y analizar el desarrollo de los personajes, entre otras cosas.  La verdad es poco tiempo.

No entiendo cuál es el afán de escribir una novela en un año.  Tal vez un ejercicio tan metódico, con tareas tan detalladas para cada semana, le sirve para aquellas personas que tienen en mente eso de escribir un libro antes de morirse o sembrar un árbol, pero creo que a los novelistas, aquellos que en verdad dedican su vida a escribir les trae sin cuidado el tiempo que se demoren escribiendo una obra.

Hoy comencé a leer una conversación en la Catedral de Vargas Llosa, y en el prólogo cuenta que la comenzó a escribir en Paris mientras se ganaba la vida como periodista, luego la continuó en Lima, Washington, Londres, y finalmente la terminó en Puerto Rico en 1969, luego de rehacerla varias veces.  Estoy seguro que durouro más de un año escribiéndola.

Tolkien, si mi memoria no me engaña, tardo 14 años en escribir la trilogía del Señor de los Anillos, y varias veces reescribió capítulos completos al darse cuenta que las fases de la luna , entre uno y otro, no coincidían.  

En el lanzamiento de la Forma de las Ruinas, de Juan Gabriel Vásquez, le pregunte al escritor cuanto tiempo había demorado en escribir esa novela y me confesó que fueron 3 años de solo escritura, eso si contar el tiempo de investigación.

Nunca he escrito una novela, pero debe ser una tarea que deja completamente comprometido al autor; un  desgaste físico pero sobre todo emocional.  Un trabajo que se debe tomar con cuidado, en el que habrá días que no fluye ni una sola palabra.  

Así y todo, en estos tiempos de productividad y eficiencia algunos quieren hacerlo en tan solo  un  año.

miércoles, 24 de agosto de 2016

Momentos eternos

A veces parece que la vida se empeña de llenarnos de "putadas", una palabra que utilizan los españoles: 

Putada: "Acción muy fastidiosa o 
malintencionada para perjudicar a alguien". 

Eso no es un  secreto y creo que lo importante para no llenarse de angustia es aceptar el porcentaje de putadas que dios, el destino, la vida, el universo, etc. decidieron asignarnos.

Lo bueno es que entre putada y putada hay ciertos momento de gloria, aquellos en los que nos sentimos invencibles.

No tengo idea alguna de como ese o si existe la eternidad, pero siempre me la he imaginado como una situación bien aburridora, como sentarse indefinidamente en la sala de espera de un consultorio, con melodía estéreo como música de fondo.

Siempre que en mi vida se cuela un momento de gloria, que resultan ser muchos sino que nos gusta ser mártires, imagino a la eternidad de esa manera.  En enero de este año estuve en Cartagena y un día que hacia mucho calor, mientras caminaba con unos amigos por la ciudad vieja, la sombra de unos edificios nos cubrió y una brisa fuerte se estrello contra nosotros. En ese momento imaginé a la eternidad de esa manera; nada ni nadie  faltaba en ese momento.

El otro día compre un capuchino y el primer sorbo me supo a gloria.  Inmediatamente imaginé la eternidad como ese instante de satisfacción plena.  

Lo invito, querido lector,  a que evalué cada uno de los momentos placenteros que salpican su día a día y los disfrute como si fueran la eternidad.
  
On a good day, it's not every day,
We can part the sea
And on a bad day, it's not every day,
Glory beyond our reach

martes, 23 de agosto de 2016

Solos

"Se  demora un ratico"
"¿Cuánto?" le pregunto a la cajera
"por ahí unos 8 minutos."


Esa fue la conversación que sostuve en una panadería y Sepa usted, estimado lector, que 8 minutos  es el tiempo que se demora en hornear un pan baguette.

Comer un pan recién horneado es uno de los múltiples placeres sencillos que ofrece la vida, así que lo pido, pago y me siento a esperar en una de las mesas del establecimiento.  El lugar está lleno, pues es hora de almuerzo.  

A mi izquierda dos hombres, ambos solos y con camisa blanca, almuerzan. Comen de forma apresurada. El que está ubicado más lejos mastica una pizza sin quitar la mirada de una pantalla que transmite un programa de fútbol.  El otro come un sandwich, al parecer de Roastbeef, con un paquete de papas y una botella de agua.  Imagino a un grupo de militantes de la "Comida sana" encima de estos hombres, explicándoles lo mal que se están alimentando.  De seguro no les prestarían atención, pues están muy ocupados mirando el televisor o sus teléfonos celulares, pues esa parece ser la clave de la vida moderna, estar "acompañados" como sea.

El de la pizza termina, y abandona el lugar muy rápido.  El otro hace ruido mientras escarba su paquete de papas.  Me mira, le sostengo la mirada un par de segundos y después  la ubico sobre un punto fijo en el techo para hacerme el loco. El hombre se cansa de mirarme y nuevamente deposita toda su atención en el televisor y en los mordiscos que le da al sandwich, que alterna con sorbos de agua y llevando, de vez en cuando, papas fritas a su boca.

En ese momento suena everybody hurts.  Me siento en la escena de una película.  Atrás un hombre y una mujer hablan acerca de relaciones sentimentales, él le dice a ella:  "Los hombres no le tienen ganas a todas las mujeres que conocen...por ahí al 90%".  Ella le pregunta sobre una mujer con la que él quiere tener algo, y lo molesta porque se pone rojo.  Comparten camaradería y ríen, pero ambos miden sus respuestas y comentarios; coquetean  sutilmente.


"Everybody hurts
Take comfort in your friends"

Tengo ganas de decirle algo al hombre del sandwich o a la pareja que se encuentra detrás pero, al parecer, no tengo líneas en esta escena, y nadie me da una señal para intervenir.  La canción se acaba y la cajera me avisa que el pan ya está listo.  Lo toco, esta caliente y sonrío, aunque no hay necesidad de hacerlo pues las cámaras ya dejaron de grabar. 

"If you're on your own in this life
The days…"

lunes, 22 de agosto de 2016

Sigor-Cromo

Una vez trabajé en el sector de la Avenida Chile. Por las mañanas, luego de bajarme del bus, pasaba por un lugar donde se ubican varios emboladores de zapatos.

Uno de ellos, con un tono de voz muy similar a los que vocean el clásico “botella-papel” en las calles, invitaba a los transeúntes a sentarse en su puesto, mientras decía algo como: “Siga, siga, Sigoooor-Cromo, Sigoooor-Cromo.”

Siempre me causó curiosidad saber que era lo que decía y si yo entendía bien sus palabras. De pronto eran otras y mi caprichosa  imaginación decidíó convertirlas en "Sigor-Cromo".

Desde esa época pienso que ese es el nombre de un dios nórdico ¿Quién puede negar que Sigor-Cromo no sea un hermano de Odin, por ejemplo, o que tenga algún parentesco con Vitharr, quien, según información de una página web, es un dios silencioso,  casi tan fuerte como Thorrr y con un zapato grueso?.  Tal vez Vitharr buscaba a Sigor-Cromo para que le limpiara sus zapatos gruesos. Es posible que algunos emboladores le hagan plegarias, a Sigor-Cromo , pero ya es un tema que escasamente se toca en ese gremio y una tradición casi olvidada por completo.

Finalmente me quedé con la duda e instalé dicha fantasía en mi cabeza. Tal vez nunca quise corroborar qué era lo que decía para que mi teoría no se viniera abajo. Las ficciones, sobre todo aquellas de nuestra autoría, son necesarias para hacerle frente a los frecuentes embistes de la “realidad”.

Puede que Sigor-Cromo sea una marca de betún y la empresa que se lo suministra al embolador le da un mejor precio, siempre y cuando les haga ese tipo de publicidad callejera, que logra, como en mi caso, un fuerte posicionamiento.

viernes, 19 de agosto de 2016

Un buen aparato

A inicios de los 90 mi hermano compró un reproductor de cd pequeño  marca Sony .  Era una cajita negra con una bandeja sólo para  un cd y tenía su respectivo control.  Una opción de manejo que nos gustaba mucho era que uno podía programar las canciones en el orden que quisiera, y también un botón bajo el nombre "Fade away" que disminuía el volumen de la canción y era esencial al momento de grabar casetes.

Desde ese momento mi  hermano inició su colección de cd's.  Recuerdo que uno de los primeros que compró fue el Use your Illusion, sobretodo por darme gusto a mí, un fan a muerte de los gunners en ese momento. Así, poco a poco fue remplazando los casetes  y acetatos que tenía. Tiempo después comencé mi negocio de grabación de casetes TDK en el colegio.

En estos días nos acordamos con nostalgia de ese reproductor que funcionó por muchos años, hasta que el laser comenzó a fallar.  Al principio siempre lo conectábamos a una grabadora negra que tenía dos parlantes.  Luego, nuestro cuarto heredó  un equipo de sonido pequeño, pero de mejor calidad que la grabadora, que mi papá compró en una promoción que llegó en la revista Diners, de la cual era suscriptor.

Fue un buen aparato, que no tiene asociado ningún mal recuerdo.

jueves, 18 de agosto de 2016

Regáleme un minuto

Llueve.  No es un aguacero pero la lluvia cae con una cadencia decidida.  Hace mucho frío y ráfagas de viento me impactan aleatoriamente. Lucho para que la sombrilla no se me escape de las manos.  Se me mojaron las medias, así que llevo mi propia nube negra encima.

Una mujer me corta el paso.  Lleva un chaleco azul y aprisiona, con sus brazos, sobre su pecho, una tableta para tomar anotaciones.

"Buenas tardes me puede regalar un minuto"...  Me dice con una sonrisa fingida que no desarma a nadie.

No le pongo atención a sus palabras.  Voy de afán y no quiero responder encuestas, ni firmar una hoja para apoyar una causa o lo que sea que me quiere ofrecer.  Estoy en modo "déjenme en paz", rumiando un pensamiento detrás de otro.  Aparte de lo de las medias, también estoy rabón porque se me dañaron los audífonos y he tenido que caminar sin banda sonora. 

Me encontré una página que asegura que en un minuto nacen 520 humanos y mueren 107; se producen 430 Kg de desechos, gastamos 55.757 barriles de petroleo, se casan 116 parejas y se divorcian 90; 144 personas se cambian de casa, entre otros miles de eventos que pueden pasar en 60 segundos.  Quién sabe que más cosas pueden ocurrir en ese lapso de tiempo y lo que es aún más intrigante, cómo se miden.

Lo que nunca podremos precisar es cuántos temas pueden pasar por nuestra cabeza en un minuto. Nunca sabremos la cifra exacta pero, de seguro, son muchos; por ejemplo, tan solo en 5 segundos o menos, podemos pensar en personas  que nacen, mueren; también en barriles de petroleo, mudanzas, etc. 

¿Qué tal que preciso en ese minuto que esta señora quiere que le regale, sea preciso el minuto en que va a llegar a mi cabeza la trama de una novela formidable, que nunca se le ha ocurrido a nadie o  una idea sobre un modelo de negocio que va a revolucionar al mundo de hoy en adelante?  

Está claro que esta  mujer no es consciente de lo importante que puede llegar a ser un minuto en la vida de una persona. Cuando la voy a pasar de largo la miro despectivamente y le respondo: "No, no tengo ni un minuto".  

El resto de la tarde intento pensar en ideas para una novela; específicamente una en la que no se trate de ninguna manera la muerte y/o el amor, pero llego a la conclusión que los únicos textos que logran esa característica, son los manuales de aparatos electrónicos, o muebles modulares.

miércoles, 17 de agosto de 2016

Gumersindo Danger

Una vez en una sesión de un taller de escritura, al momento de discutir los textos que llevamos, le tocó el turno de hablar a un pensionado.  Era un hombre canoso, de apariencia bonachona, que siempre había querido escribir, pero nunca lo había hecho, a pesar de las miles de historias que llevaba a cuestas.  Él nos contó que en diferentes reuniones con sus amigos, estos siempre le preguntaban que cuando iba a escribir todas esos relatos, pues los narraba, oralmente, de manera amena y con mucho humor.

En ese momento hablábamos sobre  novela negra y el señor también dijo que desde hacía bastante tiempo venía cocinando un personaje en su cabeza, un detective: Gumersindo Danger.  Desde ese día ese nombre se me quedo grabado en la cabeza y varias veces, como hoy, llega a mi memoria fácilmente.

En medio de lo cómico tiene algo llamativo y que engancha.  A Gumersindo me lo imagino barrigón, perezoso, siempre con un tabaco en la boca y los pies encima de su escritorio. Casi nadie lo contrata, pero siempre le dice a su esposa que tiene casos muy importantes. Miente para poder escaparse a tomar trago con sus amigos o para veladas románticas con la amante del momento; porque eso si, Gumersindo no es atractivo, pero tiene algo, ninguna mujer sabe precisar que es, que atrae al sexo opuesto. A pesar de su apariencia todos lo conocen como un hombre peligroso, al que no se debe enfadar, de ahí su sobrenombre.  

Ya no recuerdo como se llamaba el creador de Gumersindo, de hecho no recuerdo el nombre de ninguna persona del taller, a excepción de una amiga con la que me inscribí; pero si algún día llego a ver publicada una novela sobre Gumersindo, no dudaré un segundo en comprarla. Me gustaría mucho ver que tanto coincide el personaje con el que hasta el momento llevo en mí cabeza.