domingo, 19 de marzo de 2017

Antimateria

Desde que Verónica lo dejó, se ha dedicado por completo al estudio de la antimateria, quién lo hubiera pensado, toda una vida dedicada a la fisica para terminar estudiando cosas que son y no son o más bien que son lo contrario a lo que son, es decir, pasarse semanas enteras e incluso algunos fines de semana, analizando las propiedades de las  antipartículas que son las que componen su base de estudio, trabajo, y por qué no decir vida, la antimateria. 

No entiende que fue lo que falló. Su relación con Verónica parecía una ecuación sencilla Noviazgo + amor = matrimonio.  Se había obligado a pensar que su era un asunto sobre el que tenía algo de decisión. El, todo un científico,  quiso apostarle a una  una vida predecible y determinada.  Cerrar los ojos antes el caos natural de la vida pero, ¿qué más caótico que el amor?

Habían organizado un viaje a Borgund, Noruega, para visitar un par de iglesias medievales  con dragones construidas en madera que tanto le fascinaban a ella.  Iba a ser el viaje de sus vidas.  Al segundo día, uno soleado que auguraba un buen desenlace de eventos, metió el estuche con el anillo de compromiso en un bolsillo de su pantalón de la suerte.  A veces le aterraba seguir aferrado a agüeros como ese.  

Mientras caminaban, en un momento que atravesaban  un bosque lleno de árboles altos y frondosos, la tomó por sorpresa y se arrodillo para proponerle matrimonio.

Ya no recuerda cuáles fueron las palabras que salieron de su boca  cuando abrió el estuche, solo la expresión de angustia de ella y su anti-respuesta para la ocasión: "lo siento, no puedo" para luego salir corriendo y lo dejarlo allí arrodillado, lleno de sentimientos encontrados o anti-sentimientos.

El recuerdo aun le incomoda y lo pone nostálgico.  Sigue dedicado al estudio de la antimateria, pues cree que tal vez esa sea la respuesta a todos los problemas que tenemos. Trabaja una teoría que indica que cualquier asunto de nuestras vidas  tiene dos lados que se equilibran; entonces así como suponemos que hay  amor, también debe existir anti-amor y en cualquier momento una de las "sustancias", por catalogarlas de alguna manera, prevalece sobre la otra.

jueves, 16 de marzo de 2017

José - C

A Diego a veces a se le aparecen recuerdos de su infancia de un momento a otro.  Puede encontrarse totalmente enfocado en la ejecución de una tarea, la que sea, que le implica un mínimo de atención, y un recuerdo, que en la mayoría de ocasiones no tiene nada que ver con lo que está haciendo, aparece como un ráfaga de viento que le hace perder el equilibrio de la concentración.

Un  día, mientras analizaba un estado financiero, se acordó de José. José era uno de sus compañeros de clase en el colegio.  Un personaje muy tranquilo quien, a pesar de su corta edad,  parecía tener una inmensa sabiduría budista, pues vivía anclado al presente, en y para el momento.  Lo más importante en su vida era el  fútbol. 

La mayoría de compañeros de clase le daban demasiada importancia a las notas  y a ser buenos estudiantes para recibir esa palmadita de aprobación en la espalda de parte de padres y profesores; hoy en día eso no ha cambiado mucho.  José era distinto. No pertenecía al bando de los "blindados", esos que les costaba entender cualquier cosa, y era muy  ágil para hacer cálculos matemáticos mentales.

José era un ser aleatorio por naturaleza, no se sabía con qué iba a salir o como iba a actuar ante cualquier situación que le planteara la vida, lo único seguro acerca de él, era que nunca seguía a la manada.

Un día  tenían un examen final de Ciencias Naturales.  Los más nerdos del salón habían dormido pocas horas, tratando de memorizar cada uno de los temas. Diego no era uno de ellos, pero también había estudiado mucho.  Ese día cuando llegaron al salón, varios de esos personajes desafiaban a otros a que les preguntaran lo que quisieran, y apenas les disparaban una pregunta, respondían con soltura y sacando pecho, más al darse cuenta de lo nerviosos que se ponían aquellos que no sabían las respuestas, pues no habían dedicado el mismo tiempo a preparar el examen.

Ese día el profesor llego muy puntual y apenas entró les anunció:  "El examen va a ser de selección multiiple: a,b,c,d y e para cada pregunta y tienen que seleccionar la respuesta correcta. Diego nunca entendió la necesidad del profesor  de explicar en que consistía la opción múltiple, pero apenas le entregaron el examen comenzó a  contestar con angustia, y las preguntas sobre las que tenía duda fueron un suplicio,  ¿cómo no iba a seleccionar la opción correcta con todo lo que había estudiado?

Al terminar el examen se sentía agotado.  Se puso de pie y todo el mundo a su alrededor comparaba respuestas:"Cuál era la 1?","La 3 fijo era la a", Luego de dar unos pasos se encontró de frente con José, quien lucia muy calmado. 

"¿Y qué, como le fue? le pregunto.
Espero que bien "Marqué todas con la C"
Lo miró sorprendido " ¿Está seguro?", le pregunto sin pronunciar palabra y con los ojos bien abiertos.
"Parcero, yo no estudié, pero para  esas preguntas de opción múltiple la mayoría de veces la opción correcta es la B o la C, hoy me decidí por la C"

Luego de la corta conversación, a la que no le dio importancia, José se puso  pasear por todo el salón para armar un equipo de fútbol para el recreo. 

miércoles, 15 de marzo de 2017

Líneas

Escribe un cuento. Trata sobre un hombre que se encuentra con una vieja amiga de la universidad, que ahora es la esposa de un conocido. Joaquín, el personaje, se la topa sin querer en la calle. ¡hágame el berraco favor! Es una coincidencia casi tenebrosa encontrarse con alguien que se conoce, sin proponérselo, en una ciudad con más de 8 millones de habitantes, ¿no?.

Escribe una línea de diálogo en la que Joaquín le dice a Andrea: “Me cuesta trabajo pero me gusta”.

El procesador de texto le subraya tímidamente la palabra trabajo con una línea de color azul. No le agradan las líneas, pues tienden a tachar, juzgar y, lo peor de todo, dividir territorios: Los de aquí y los de allá, los que están en lo correcto y los que no, los despistados y los acertados; se podría quedar enumerando “bandos” hasta que le llegue la muerte.

Parece que la frase puede tener un error de sintaxis. Ubica el cursor encima de la palabra y le da clic derecho para ver que le sugiere o sugieren, pues no sabe cual es el encargado de los subrayar los errores, si es el mouse, el computador o el programa. “Uso de la coma” le dice(n), y el "error" supuestamente se soluciona al poner una coma después de la palabra trabajo.

Se niega a hacerlo. Para él la frase es la correcta, y más allá de reglas gramaticales aplica para su personaje y su intención en la escena. Finalmente selecciona “omitir una vez” y sonríe burlonamente.

“Esa coma antes de la palabra ‘pero’ es aburrida” piensa, y la asocia con ese tipo de personas para las que nada está bien y todo es un lío. Esas que les gusta poner peros por todo, en conclusión, esas personas que a cada rato trazan líneas reales o imaginarias con todo y con todos.

martes, 14 de marzo de 2017

Lola

"Hola si, hablas con Lola, dame un segundo que estoy en un librería" le anuncia a su interlocutor mientras devuelve un libro a un estante.  Resulta difícil definir que es lo sensual, si el tono delicado de su voz, su acento, repleto de eses pronunciadas que se pasean con gracia por su boca, o una combinación de ambas cosas que se traduce en una manera de hablar que a veces parece un canto.

Inclina la cabeza para aprisionar el telefono contra su hombro.  Luego de terminar la llamada suspira y comienza a pasear con gracia por el lugar.  Hojea y coge libros, uno de aquí, otro de allá y los carga por un rato hasta que se cansa.  Se sienta en el piso, abre uno de ellos en cualquier parte y empieza a leer,

Lee de afán.   Pasa las páginas velozmente y  con angustia. Se atraganta de palabras como si fuera  el último día de su vida o llevara una abstinencia de lectura de varios años. De repente suelta el libro que lee, se pone de pie y otra vez comienza a brujulear por la librería.

Ahora carga la máxima cantidad de libros que puede, unos 8 o 9.  En su camino se le cruza una silla y se desploma en ella.  Un par de los  libros que lleva caen al piso. Los mira con indiferencia, mientras acomoda el resto, con cuidado y estirando su brazos, en el mismo lugar.

Otra vez lee. Parece que entra en ese flujo de lectura llamado presencia, de forma fácil y se transporta a otro mundo con la narrativa.Tiene claro qué es lo que debe hacer.

lunes, 13 de marzo de 2017

Epitafio

Víctor Cienfuegos está tendido en la cama.   La  fiebre, a ratos,   le da espacio a breves periodos de lucidez. Aparte de su familia, una esposa que no para de llorar y sus  dos hijos pequeños que la imitan pero no entienden bien que es lo que ocurre, lo acompaña Carlos,su abogado, una de las pocas personas  que realmente lleva el título de amigo en su vida. 

"Aprovechemos que no estoy desvariando Carlos, ¿qué hace falta?"
"Ya está todo listo, sólo una cosa, que la verdad no es muy importante
"No joda, no me dejé con la duda,  ¿qué?"
  "hermano, ¿cuál quiere que sea su epitafio?"

A pesar de llevar meses enfermo, nunca había pensado en eso.  Le llegó a su memoria el de la tumba de Agatha Christie:

"El sueño después del duro trabajo
el puerto después de los mares tempestuosos
la muerte después de la vida, producen
enorme placer"
- Edmund Spenser -

 Le quedó grabado en su cabeza  un día que vio un programa en el que le hacían un perfil a esa escritora junto a Gabriela Mistral y J. K Rowling.  Ya no recuerda cuál era el hilo conductor de la nota.

"¿Por qué escogió la novelista un texto del poeta Edmund Spenser? se pregunta. no tiene idea, seguro internet tiene la respuesta en una de sus miles de millones de páginas. Al final opta por regalarse una sencilla: "es muy preciso, algo que tal vez sólo logran los poetas y su sensibilidad narrativa."

Justo después de ese recuerdo, le llegó otro: ""Confusion will be my epitaph"  frase de Epitaph, canción de king Crimson, corta y  quizá no tan lírica como las de Spenser, pero sincera a morir. 

 Nada en su vida había sido claro, justo en esos momentos en los que creyó tener dominadas todas las variables, llegaba la vida, con su destino, astros, lo lo que fuera y le cambiaba el panorama por completo.  Estaba seguro que la mayoría se sentía igual de perdido que él, solo que les costaba admitirlo abiertamente.

Finalmente y haciendo un gran esfuerzo levantó la cara para mirar a su amigo a los ojos: no nos pongamos dramáticos ni trascendentales, usted sabe que nunca me han gustado esas huevonadas, que pongan "Victor Cienfuegos murió"

Su abogado le sonrió de forma cansada para luego estrecharle la mano por última vez. 

viernes, 10 de marzo de 2017

Fuente

Un fino manto de nubes púrpuras cubren un sector del cielo, más oscuro que de costumbre, a manera de parche improvisado.  2 postes de luz amarilla intensa iluminan un rectángulo de cemento que es una cancha de fútbol, baloncesto y voley-ball al mismo tiempo.

Una mujer se sienta en una banca. Cruza una pierna sobre la otra y la mece con alegría.  Dice algo en voz alta.  ¿Qué?,  ¿con quién habla?,  ¿acaso está loca?

Un ejercito de árboles se alza imponente, cada uno con varias ramas que se bifurcan como arterias y terminan en copas frondosas.

Una campana quiebra el silencio, con un compás certero.  Suena 7 veces y su vibración lentamente se pierde en los oídos de las personas,  ¿por qué 7?  ¿simplemente anuncia la hora?  ¿las campanadas tienen algo que ver con la divinidad del número?

Grupos de personas que cada vez caminan más rapido, con bufandas enroscadas en los cuellos, los hombros apuntando al cielo y las manos en los bolsillos, aparecen como ráfagas de viento,  Uno de esos peatones quiebra un vidrio de una botella rota, que se encuentra en el piso, con uno de sus pasos. Un big-bang, a escala pequeña, de un micro-segundo.

La fuente, simétricamente ubicada en toda la mitad de la plaza, tiesa y  expectante se percata de todo.  Nadie se fija en su sencilla belleza de formas redondas  o  en el sonido de agua que la recorre  y que tanto tranquiliza.

jueves, 9 de marzo de 2017

Ciudad de cartones

Hay días en los que hace mucho sol y las noches son muy frías.  Tal vez, más allá  del cambio climático, eso también se debe a un equilibrio que pretende mantener el universo. Parece que el clima de Bogotá trata de ir a la par de su caos diario y no es más que una mezcla variopinta de frio, calor, lluvia, granizo y viento.

Hace unos días compré unos pastelitos gloria, de esos que se comen de un solo bocado y con los que uno llega a pensar: "como son pequeños, no hacen el mismo daño que uno grande".

En un edificio a pocas pocas cuadras de mi casa, dos niñas (por su parecido supongo que eran hermanas) recicladoras escarbaban una caneca.  Como bloqueaban mi paso, decidí salir del andén para caminar por la calle.

Justo cuando las iba a pasar de largo, una de ella, de cara bonita  manchada  por su trajín diario, ojos tan oscuros como el petroleo y el pelo recogido en una cola de caballo me dijo algo.  Como tenía los audífonos puestos  no escuché nada ; supuse que pedía dinero.  Me quité los audífonos para ver que era lo que quería, y nuevamente soltó su frase con un nivel de ternura que desarma al ciudadano indiferente, usted sabe querido lector, ese en el que nos solemos convertir a causa de esta mole de cemento, carros, angustias, smog, y grandes dosis de indiferencia que llamamos ciudad.

"Tiene algo de comer que me pueda regalar?"

A veces algunos sucesos encajan perfectamente.  Ese día no había comprado los pasteles para mí.