lunes, 10 de mayo de 2021

La migaja

Los fieles lectores hipotéticos de este blog, ya deben saber que mi escritor favorito es Juan José Millás, al que he citado varias veces acá y en otros lados.

Admiro mucho a Millás, porque me deslumbra su capacidad creativa; la facilidad, como escribí hace unos días, con la que se amputa la realidad y se blinda de ficción y fantasía por todos lados. Esa, creo, es una de las opciones para hacerle frente a todos los absurdos que propone la vida, en fin.

Les hablaba de Millás, de cómo ve pasar una mosca y a partir de ese simple hecho es capaz de escribir una pieza brillante. De hecho la crónica que abre su libro “Vidas al límite”, se titula: “Biografía de una mosca”, y en ella relata la vida y obra de Catalina.

El escritor menciona en el prólogo, que su libro se enfoca en lo ordinario, y no por ello menos peculiar que hay en cada existencia concreta.

Esto, imagino, tiene algo que ver con lo que menciona en su novela La vida a ratos: “En el taller de escritura, hablamos de dónde buscar el significado. Les digo que en la periferia de la realidad. Si no está allí, no está en ningún sitio. De ahí que el escritor no deba mirar nunca donde le dicen que mire”.

Escribo sobre esto, porque miro una migaja de galleta que está encima del escritorio. No sé cuanto tiempo lleva allí. ¿horas, días meses?

Supongo que en su existencia, a pesar de la ausencia de consciencia, hay una historia que espera ser narrada, porque como alguien dijo alguna vez, “la vida es un relato en busca de narrador”.

sábado, 8 de mayo de 2021

Amor fugaz en el lecho del río

Recuerdo que en septiembre 29 de 2012 estaba recostado en mi cama viendo televisión.

Una prima me llamó, porque tenía entradas para el concierto de lanzamiento de Pueblo Alimaña, el álbum de las 1280 almas, en el teatro Jorge Eliecer Gaitán.

“Paso con Kike en media hora y te recojo”.

Me puse de pie, me alisté y esperé su llamada para bajar.

Ya en el teatro, nos ubicamos en la parte alta de este.

Hay ocasiones en las que uno se enamora de forma fugaz. Me refiero a esas veces en las que uno ve por primera vez a una persona que, por alguna razón, lo atrae fuertemente, y entonces, en cuestión de segundos, uno se imagina toda una vida al lado de ella.

Yo no sabía que ese día me iba a ocurrir eso, pues casi siempre me pasa cuando voy caminando por la calle o en el transporte público.

Hacia el final del concierto Fernando, el cantante, pronunció un par de veces su tradicional: “Alegría y rock and roll”, y presentó la siguiente canción: El lecho del río.

Dijo que hacía mucho no la tocaban, porque les hacía falta apoyo.

Ese apoyo eran tres coristas. Y luego de que salieron al escenario, me enamoré fugazmente de la de la mitad.

Corista del top rojo. Si por alguna razón caes en este escrito, quiero que sepas que te quise con locura esos 5 minutos que te vi.

Llegábamos a viejos juntos y vivíamos en una casita de campo en las afueras de la ciudad y, en esa fantasía, éramos muy felices.

“En barco yo te veo pasar
me dieron ganas de llorar
porque no te podía seguir
y tuve que dejarte ir”
- El lecho del río -

jueves, 6 de mayo de 2021

Guion

“Hola amigo. ¿Hola amigo? Eso suena
Aburridor. ¿Tal vez debería darte un nombre?
Pero eso es una pendiente resbaladiza. Solo estás
En mi cabeza. Tenemos que recordar eso”.

Ese es el inicio del guion de Mr. Robot. Me acordé de esa serie por todo el protagonismo que ha ganado Anonymous, el colectivo de hackers, en estos días.

Después de ver el primer capítulo, descargué el piloto del guion, porque me sorprendió, y quise repasar algunas citas de diálogos de los personajes, que me habían parecido grandes aciertos de Sam Esmail, el guionista.

Hoy volví a él porque me puse a echarle cabeza a todo el tema de las redes sociales; a esa necesidad  a veces malsana, quizá muchas, de figurar.
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Para figurar, imagino, es necesario ser alguien, tener y dar una opinión, y curar todo el berraco día esa persona online que queremos proyectar, para así evitar la crítica, en fin, todo un desgaste de energía, ¿no?

Todo esto me hizo acordar la frase “para evitar las críticas, no digas nada, no hagas nada, no seas nada” que, según internet, se le suele atribuir a Aristóteles, pero que le pertenece al escritor Elbert Hubbard, pero internet dice tantas cosas que vaya uno a saber cuántas son ciertas.

Mejor volvamos al guion. Les decía que hoy volví a él, porque precisamente habla sobre eso de curar la imagen, pero no encontré ese pedazo.

Pero adivine, estimado lector, quién me lo facilito. Es correcto, gana premio: Internet.

“Destruimos partes de nosotros mismos todos los días. Eliminamos nuestras 
verrugas con Photoshop. Editamos esas partes que odiamos de nosotros y modificamos 
las  que creemos odia la gente. Curamos nuestra identidad, la tallamos, la destilamos”.
- Mr. Robot -

miércoles, 5 de mayo de 2021

Apofis, el dios del caos

En la mitología egipcia, Apofis era un dios, en forma de serpiente, que representaba a las fuerzas del mal del inframundo egipcio. Era el encargado de atacar a Ra, el dios Sol, y causaba los eclipses solares.

Hoy la vida nos lo trae en otra presentación: un asteroide de más de 300 metros de diámetro y que pesa millones de toneladas, exactamente 2,1×10 a la 10 kg.

Mientras comemos, dormimos, tenemos sexo, en fin, mientras hacemos cualquier cosa, desde lo más banal a eso que creemos es extremadamente complicado y necesario para nuestras vidas y las de los demás, esa roca gigante va viajando por el espacio a la medio pendejadita de 45 mil kilómetros por hora.

Pero tranquilos, no hay de que preocuparse. De acuerdo a cálculos científicos, la serpiente galáctica hará su aparición en 2029 y se descachará en darle a la tierra por 37000 kilómetros.

El locutor del video que veo, tiene un tono serio de voz, pero a veces le inserta picos de angustia, como queriendo decir: “va a pasar lejos, pero quién sabe si cambie su trayectoria y nos convierta en polvo”.

Al final, como para no alarmar a quienes hayan caído en el video, menciona que, de acuerdo a los cálculos que se han realizado, no necesitaremos de ningún Bruce Willis que viaje al espacio para ponerle una bomba al asteroide.

Al final como para que uno se quede pensando, el locutor recalca que podemos estar tranquilos con Apofis, pero que el verdadero problema es que en el espacio siempre hay una piedra más grande que las que ya se han descubierto, y que va viajando por ahí, mirando qué se lleva por delante.

martes, 4 de mayo de 2021

La realidad

Francisco Domínguez trata de habitar más la ficción que la realidad. Vive inventando mundos y contándose historias que a veces rayan en fantasías casi incontrolables. Para hacerlo, considera necesario desconfiar de la realidad, digamos, amputársela.

A veces se pregunta si no debería prestarle más atención a lo real, a su matrimonio, su trabajo, sus hijos, en fin, todo lo que lo rodea, pero cuando intenta interactuar en ese plano, lo siente estropeado, y que las personas solo buscan el conflicto; que si él dice negro, al instante alguien sale a insultarlo y exigirle que debe escoger el blanco; así con todo: ser de izquierda o derecha, norte o sur, frío o caliente, en fin, es como si el mundo viviera inmerso en una constante dicotomía donde solo se permite seleccionar un extremo o el otro.

Hace poco leyó una frase que le caló por completo: “la realidad no es del todo real. Por eso comete tantos excesos para que nos la creamos”.

Cree que ahí está el meollo del asunto, que le prestamos demasiada atención a la realidad y los reveces que nos da. Cree que una de las claves de la vida, si es que existe alguna, es entrar y salir de la realidad deliberadamente; frecuentarla y no habitarla por completo, pues nos puede llevar a la locura, ya que su funcionamiento nunca es el mismo.

Una vez, mientras esperaba ser atendido en un consultorio médico, se puso a hojear una revista “Muy interesante”, un ejemplar viejo con hojas amarillentas y a punto de descuadernarse. Mientras escaneaba las páginas de forma rápida, sus ojos leyeron un titular: “¿Es real lo real?”, y decidió leer el artículo.

Este decía que no hay una realidad como tal, sino que cada humano hace una interpretación de sus vivencias y de lo que ve, una especie de realidad unipersonal

La realidad, amigo, es un espesamiento de la imaginación como 
a voz es un espesamiento del aire."
- Papel mojado

lunes, 3 de mayo de 2021

Otra vez

10:13 p.m. aquí 5:14 a.m. en Madrid.

Otra vez me pasó lo mismo. Tuve un día ocupado y no pensé qué escribir en ningún momento.

Igual muy pocas veces lo hago, pero siempre, cuando llega este momento, me arrepiento, pues aparte de escribir también quiero leer, ver televisión o mirar pal techo e intentar descifrar el significado de la vida, en fin, lo que sea que uno pueda hacer a las 10 de la noche un día cualquiera.

Pienso que si tuviera claro qué escribir, despacharía este post rápido y podría hacer otra de las actividades que mencioné.

Debería escribir a primera hora de la mañana como lo hace Murakami, pero es que el escritor, ya tiene una rutina muy definida y se levanta temprano a escribir y trotar, o a trotar y escribir, ya no recuerdo bien, pero el orden de los factores no altera el producto, el suyo, que es escribir.

Cuenta, en su libro “De qué hablo cuando hablo de correr”, que nada se compara con trotar ligeramente por la mañana, escuchando el álbum Reptile de Eric Clapton.

Pero es que Murakami es novelista y se dedica exclusivamente a eso.

Siempre ese berraco “pero” intentando justificar las excusas que uno se inventa, ¿no?

Les contaba cuál era la hora en Madrid, ¿cierto? Han pasado 16 minutos y allá ya son las 5:29 a.m.

Me gusta imaginar que tengo un doppelgänger en cada ciudad del mundo. Espero que el de esa ciudad española sea bueno madrugando y que lo primero que haga cuando se levante, luego de prepararse un café, claro está, sea escribir.

También espero que no se olvide de sus otros dobles, y que nos mande buenas energías para que las palabras fluyan de forma fácil mañana.

sábado, 1 de mayo de 2021

2 recuerdos

Tengo una cita médica. De camino al consultorio, salto de un pensamiento a otro sin prestarle mucha atención a ninguno. Estoy y no estoy, si me permiten la contradicción.

El carro en el que voy toma una carrera y sigo en la misma tónica de pensamiento, hasta que paso por enfrente de un edificio de color verde y vidrios oscuros.

Recuerdo que una vez, presenté una entrevista de trabajo ahí. Quién sabe qué habré dicho en esa ocasión, y cómo traté de mostrarme como el candidato perfecto, intentando responder de forma sensata a las preguntas que me hacían.

Imagino que uno, por más que trate, no se muestra tal como es en una entrevista de trabajo. No faltará el que diga: “No, yo me muestro tal cual como soy y digo lo que pienso”, pero tal vez la personalidad se vea afectada de forma inconsciente, al querer dar una buena impresión; no sé, solo digo.

Al año de presentar la entrevista, volví a ese edificio para reclamar la liquidación, porque renuncié a ese trabajo.

Juego con ese recuerdo varias cuadras, hasta que comienzo, como lo venia haciendo antes, a saltar de una idea a otra sin ningún propósito.

Cuando el carro toma una calle, llega otro recuerdo: María Angélica. Esa era la calle para llegar a su casa. La conocí en el matrimonio de un amigo, salimos por 4 meses, pero la relación no funcionó y dejamos de vernos.

La última conversación que tuvimos frente a frente fue un poco dramática, y fue el fin de semana en el que se celebraba amor y amistad.

Ahora prefiero no hacer nada en esa fecha, porque siempre me pasa algo cuando intento celebrarla; en otra ocasión una exnovia me terminó ese día. Hay fechas “especiales” que lo mejor que se puede hacer con ellas es dejarlas ser.

A pocas cuadras de mi destino, salto a otro pensamiento y los recuerdos se entierran en alguna región de mi cerebro.