miércoles, 25 de septiembre de 2013

Llevar del Bulto

Es realmente triste que la mayoría de nuestros esquemas de vida funcionen a punta del terror y como directa consecuencia el llevar del bulto. Desde que somos pequeños parece que es algo que nos inculcan: "Se come todo o no hay postre" "hace las tareas o no sale a jugar con sus amigos" y así como estos existirán miles de ejemplos.


Entonces a medida que vamos creciendo en ocasiones ya ni nos fijamos cual es el verdadero fin de lo que estamos haciendo, sino que simplemente actuamos conformes a no llevar del bulto o si llevamos que sea en la menor medida posible: "Trabaje sin cuestionar o si no lo echan" "Haga un posgrado porque caso contrario, no es nadie en esta vida y va llevar del bulto en su vida profesional", etc. etc. etc.

Igual es un tema complicado, porque el hecho de actuar supuestamente "bien", sin importar las consecuencias de nuestros actos, para no llevar del bulto, tiene en gran medida que ver con la teoría de los incentivos; tema que me intriga mucho.

Que bueno sería poder vivir en ese mundo ideal donde actuáramos de forma justa y dejando de pensar en el "si hago o no hago esto llevo del bulto por X o Y motivo". Yo se que es complicado cambiar la forma de pensar de un colectivo de personas; pero aunque suene mucho a cliché, si no empezamos por poner nuestro grano de arena y no tratamos de cambiar nuestros patrones de acción, está muy claro que nosotros y las generaciones venideras continuaremos llevando del bulto de aquí en adelante.

martes, 24 de septiembre de 2013

Editar

A mí me gustaría ser un editor ni el berraco, uno de esos que no duda nunca en como deben ir los signos de puntuación, cuales deben ser los tiempos correctos de un verbo y/o la estructura acertada de una oración; entre los tantos puntos que tiene tan agradable tarea, y que se deben tener en cuenta.

 Yo en ocasiones me descacho ( ¿por qué me señala el corrector esta palabra si es tan legítima en mi vocabulario?) al utilizar gerundios, y las tildes de las palabras agudas a veces  me maman gallo, porque simplemente no les "huelo" el acento o juego al robot y  pongo  tildes que no existen para palabras que terminan en "ia"; uno nunca terminará de aprender a escribir.


Aunque no soy el editor que quisiera ser, creo que la labor no la hago del todo mal; pero más allá de eso, el revisar mis escritos una vez los he terminado, es algo que me relaja y deleita por completo.  El revisar el texto y decidir si va una coma o un punto y coma, o tal palabra sonaría mejor que esta otra, o el desenredar un párrafo completamente ininteligible porque se escribió de afán y por la pasión del momento, es algo que me agrada mucho.

Considero que sería bueno si todos en algún momento tomáramos ese papel de editores; no me refiero solo en cuanto a escritos, sino para cualquier situación, evento, relaciones etc. Deberíamos tomarnos en serio el papel de revisar lo que hemos hecho y como hemos actuado con el mundo.

Muchas veces cuando las cosas salen mal tenemos parte de la culpa y simplemente nos hacemos los locos. Tal vez si nos propusiéramos a editar todas nuestras acciones no habría tantos conflictos entre las personas. Antes de que piense que la editada no sirve porque se realiza al final, le cuento que está equivocado, porque a medida que uno va escribiendo también va editando, así que medida que uno va actuando también lo debe poder hacer.

"Todo el mundo sabe que hacer con las palabras, 
pero no tenemos ni idea de lo que ellas hacen con nosotros”
- Juan José Millás -

lunes, 23 de septiembre de 2013

Complicaciones

Pienso que sin las personas no habría literatura, es decir, creo que cuando a alguien se le ocurrió escribir una novela, cuento, historia, etc. tuvo que basarse en una o varias personas para ir creando los personajes, para ir dándole esas características que tanto hacen que sintamos empatía por ellos, que los odiemos o que los amemos. 



Actualmente estoy leyendo el libro “Articuentos Completos” de Juan José Millás y su estilo cada vez me gusta más, después de cada sesión de lectura. Algún día escribiré sobre el mismo. Lo menciono, porqué muchos de los escritos de Millás, si han de ser ciertos y cuando no les pone ese toque de ficción surreal que maneja tan magistralmente; surgen a raíz de conversaciones que escucha en restaurantes o cafés mientras toma gin-tonic en las tardes. Cualquiera diría que está mal escuchar conversaciones ajenas, pero la verdad es algo muy divertido y pues no se le está haciendo un mal a nadie, a menos que usted desee utilizar la información con ánimo de hacer daño o sacar ventaja de alguna situación.

Yo me diferencio de Millás en dos cosas básicamente: Me falta aprender mucho sobre escritura y nuestro lenguaje para poder llegar a tener el nivel que él tiene y la segunda es que no le jalo al Gin tonic; de hecho ya no le voy mucho a eso de tomar trago. Yo a lo que le jalo con frecuencia es a tomar café y de vez en cuando “agarro” una que otra conversación ajena. 

Hace ya más de un mes me tomé un café en un Juan Valdez y me puse en la firme tarea de escuchar una conversación ajena. En una de las mesas de al lado estaban sentados 3 viejitos, los cuales deberían tener entre 60 y 70 años. Su conversación me pareció muy interesante, por todos los matices de la misma, era seria pero al mismo tiempo divertida, pues se hacían bromas entre ellos; se notaba a leguas que eran viejos (en todo el sentido de la palabra) amigos. 

Los viejitos estaban enfrascados en una discusión sobre los modelos económicos y sus ventajas y desventajas; a grandes rasgos esto fue lo que pude captar de la conversación variopinta que estaban sosteniendo, lo que más me gusto fue el desorden de temas y más que eso la forma en que saltaban del uno al otro como si nada, sin importarles en lo más mínimo  si  habían  o no concluido el anterior.

En algún momento de la conversación me sentí mal porque empezaron a hablar de tablets con una propiedad increíble y pensé “estos viejitos saben más de tecnología que yo”. Uno de ellos le afirmaba al otro “vea, lo mejor es que usted se compre la tablet para leer yo no se qué cosas; las mejores son las Samsung y las Apple” afirmo viejito No. 1. 

Como le venía diciendo, estimado lector, la conversación brincaba de un tema a otro con suprema facilidad y entonces después del tema de las tablets Viejito No. 2 toco el tema del Capitalismo, donde afirmaba que ya hace un tiempo migramos hacia un Neoliberalismo que ahora tiende hacia un Súper Capitalismo, en ese momento Viejito No 3 que no había estado muy activo en la conversación, saco un comentario relacionado con la biblia y la respuesta del viejito No. 1 fue estupenda para que la conversación no se encausara hacia temas religiosos, pues dijo “ ¿La Biblia? ¡Que Biblia ni que hijueputas!.” 

Después de esto, uno de ellos dijo que el entorno laboral había cambiado mucho y que antes si el crecimiento de una empresa era del 7%, todos felices y se celebraban con champaña, pero que ahora si no es del 50, echan al presidente y san se acabo.

Después de que el otro par de viejitos le dieran la razón a su amigo sobre la idea expuesta, uno de ellos se puso a hablar sobre China y su papel como potencia actual y dijo “Es que si en China estornudan todo el mundo se resfría”, haciendo referencia a los impactos en las economías locales. El otro ingreso a la conversación hablando sobre la producción de productos en los países asiáticos y dijo algo como “El nivel de producción que tienen es grande, pero las cosas que hacen no duran ni mierda”

Y así como de la nada, al parecer uno de ellos tenía mucha hambre y comenzó a hablar sobre frijoles, “es que a fulanita le quedan súper ricos, pero un día me dieron unos dizque dietéticos, y eso no sabe igual y para colmo de males me puse mal del estomago.”

Los viejitos tenían tema para toda una vida, y a veces me era imposible seguirles el ritmo. Mi hermana finalmente llegó y no supe en que término toda su conversación, pero algo que me quedo claro con la misma, es que el mundo, con todo lo que contiene, es un lugar muy complicado para vivir.

domingo, 22 de septiembre de 2013

Escritorio

Hace un momento estaba buscando un documento que empecé a escribir hace ya más de un mes, pues pensaba terminarlo; ya no recuerdo porqué no lo concluí en aquella ocasión.  Lo que si recuerdo es que en mi libreta de apuntes varios la página en donde estaba anotada la idea principal del mismo, quedaron volando ideas adicionales , las cuales no alcancé a desarrollar.

Sigo creyendo firmemente que a veces es mejor dejar respirar las cosas. Con esto  no solo me refiero a escritos, sino cualquier tipo de evento: relaciones, situaciones, proyectos, amistades, etc. 

A veces en cierto momento del tiempo uno no está viendo bien todo el panorama, entonces, como dicen, es mejor darse un vuelto y llenarse de nuevas ideas para volver a  enfrentarse de nuevo y con toda a la situación.  Haga de cuenta que es como cuando se juega algún juego de video donde usted  tiene que matar a un monstruo principal; pero las estadísticas de su personaje: armadura, vida, fuerza, agilidad, don de gentes (¡ja! esta sería una berriondera que existiera) no le alcanzan para derrotarlo, entonces usted se da un vuelto, mata un par de bichos y  regresa para darle por la cabeza al monstruo que no había podido derrotar.

Pues bueno, comencé la búsqueda de mi escrito olvidado por el escritorio del computador.  "El escritorio" debería ser la papelera de reciclaje, pues casi siempre se guardan en el mismo archivos que nunca se van a utilizar o que finalmente se  van a borrar; pues uno, la verdad,  se toma el tiempo de guardar los archivos realmente importantes  en la carpeta y ruta indicada. Debería existir algún comando que le saque a uno un  cuadro de dialogo al momento de  guardar algo en el escritorio, diga usted algo como " ¿Está seguro que este archivo no es basura?".

Entonces, en medio de la búsqueda que resulto totalmente infructuosa, me encontré con fotos, pdfs, una carta a la EPS, una carpeta con el nombre "archivos de instalación" vaya usted a saber de que programa, otra que la nombre "Deutsch I", y la que más me llamo la atención "Nueva Carpeta ".

Algo que siempre hago al guardar archivos, sin importar si son o no basura, es darles un nombre (créame que trate de buscar mi escrito por un posible título de lo que trata, pero no me funcionó la memoria); así que una carpeta en el escritorio sin ningún nombre haciendo referencia a algo me pareció interesante y llegue a pensar que por X o Y motivo ahí estaba el escrito. 

Después de dar  el doble clic más rápido del oeste se abrió la ventana y no había nada dentro de la carpeta. 

Pienso seguir buscando el artículo, pero me quedé pensando,  ¿para que creé esa carpeta?   ¿donde quedaron los archivos que iba a guardar en esa carpeta?  ¿fueron realmente importantes en su momento y están en "Mis documentos"?  ¿Iba a contener esa carpeta mi novela para romper el piso (ground breaking novel)?.

Finalmente la borré y me puse a escribir esto, mañana buscaré el documento y lo terminaré. Si no lo encuentro me figuró volver a escribirlo; un buen ejercicio para la memoria pues debo recordar muchos detalles de la conversación que escuché en dicha ocasión.

sábado, 21 de septiembre de 2013

Pogo

Los de la Rae son capaces de afirmar que la palabra pogo no existe, lo que me lleva a pensar que nunca han estado inmersos en uno, y que tal vez sean personas aburridoras con aires de eruditos (¡que va! de pronto son de lo más agradable de este mundo, pero uno simplemente es feliz criticando a personas que no conoce)

Y es que si usted nunca ha estado en un pogo, se pierde de una experencia "liberadora"; de una una descarga de energía ni la berraca y de una especie de comunión entre varias personas.  Hay pogos de pogos unos muy básicos y hasta amigables, a otros donde la gente entra casi dispuesta a matar.

Una de las cosas más importantes al participar en un pogo, es amarrarse bien los zapatos, y si por algún motivo se le llega a salir uno, ni por el chiras se le ocurra agacharse a recogerlo, pues básicamente significaria su muerte, a punta de la muy bien conocida patacera. 

Algo que realmente rescato del pogo es el dejarse llevar, no apostarle tanto a la agresividad (¡ojo! esto no quiere decir que usted va a entrar repartiendo flores y besos; pues si usted pretende ingresar muy "flojito" al mismo, mejor desista de la idea), sino intentar hacer parte de una sola masa movida por la música que induce a tan particular "ritual".

viernes, 20 de septiembre de 2013

De cara a...

Creo que a las personas ya no les interesa expresarse bien, y entonces poco a poco el lenguaje se va dañando; lo que es una catástrofe pues el mismo está estrechamente ligado con la escritura, entonces si también se jode la misma, estamos muertos.

Yo a veces me expreso mal a propósito. Mi hermana mayor siempre me dice que por andar pendejeando de esa forma, voy a terminar hablando así. A la larga creo que eso es lo que ocurre; utilizamos el lenguaje indebidamente de forma seguida, y al final terminamos aceptando palabras como: Algotro (Algún otro), haiga (haya), rampla (rampa),  Ronvoy (glorieta), etc. que no resultan ser más que barbarismos de nuestro idioma.  

Últimamente he escuchado a varias personas utilizar la expresión "de cara a o de cara al" que posiblemente no esté incorrecta (no soy lingüista), pero yo creo que no aplica en todas las  ocasiones para las que se quiere usar, y también me aburre su uso en extremo, casi al punto de muletilla. Entonces todo se convierte en de cara a o al: de cara al proyecto, de cara a los precios, de cara a la relación con X o Y persona. 

Por otro lado. Hay algo fonético en la expresión que me molesta, debe ser porque la asocio y me imagino a alguien dándole un cabezazo a algo o a alguien;... ¡tome su de cara a(l)! (imagine, por favor, un cabezazo con rabia estimado lector)

Ya me tienen mamado con tantos "de cara a(l)", de pronto de cara a esa expresión lo mejor sería darles un cabezazo en la cara cada vez que la utilicen.

jueves, 19 de septiembre de 2013

Tendencias Suicidas

Hace unos días iba en un bus por la séptima. A eso de las seis de la tarde es muy complicado conseguir puesto, así que siempre que me subo a esa hora, me voy hacia la parte de atrás para evitar, al momento de bajarme, el perreo con el resto de pasajeros, tratando de llegar a la puerta de salida. 

Pues bien, a la mitad del recorrido de ese día se subió un señor de unos 65 años al bus y se ubicó igualmente en la parte de atrás no sin antes saludar a una pareja de amigos (por lo que pude deducir no eran novios, conclusión a la que llegue después de mirar por un rato a la mujer, la cual me pareció tierna, y no ver ningún gesto afectivo de ella hacia el hombre que la acompañaba) y decirles que por favor le avisaran cuando el bus llegara a la calle Nº X porque no veía bien. Hasta ahí nada raro.

Después de eso, cuando el señor asumió que estaba cerca de su destino, pregunto nuevamente " ¿Ya es la calle?" a lo que la pareja le respondió "No señor, Todavía faltan un par de cuadras". Después de esta conversación el bus alcanzó a arrancar dos veces en medio del trancón y en la segunda, mientras el bus avanzaba, el señor no se aguanto más, timbró y dijo "Yo me bajo acá"
  
El bus abrió la puerta aún estando en movimiento (a esos pandilleros del transporte público les importa cinco el bienestar de sus pasajeros) y el señor comenzó a bajar las escaleras con mucho ánimo como si fuera a saltar a la calle con los carros en pleno movimiento. Justo cuando empezó a hacer eso la mujer y el hombre lo tomaron cada uno de un hombro frenando su acción suicida hasta que el bus frenara por completo. 
  
El señor se bajo como si nada. Yo lo seguí con la mirada para ver que hacía, pensé que de pronto se iba a lanzar a los carros del otro carril de la séptima o a sacar una pistola y volarse los sesos, dosis de realidad las cuales uno de verdad no necesita después de una jornada laboral. Afortunadamente no hizo nada de eso; bajo por unas escaleras y finalmente lo perdí de vista.

¿En Que piensan las personas? ¿que tema recurrente les llega a la cabeza? ¿como saber si esa persona que trabaja a unos cuantos metros suyo y que mira fijamente la pantalla del computador todo el día, no está contemplando la idea de un suicidio, o de  quebrar a todos los de su piso de oficina?.

Somos unas "máquinas" indescifrables.