martes, 5 de noviembre de 2013

Kit de guerra urbano

Una vez escribí una historia corta, muy corta la verdad,  la cual  titulé "Guerra urbana".  Esta trata sobre un músico que se gana el pan de cada día subiéndose a "disparar" su música en los buses de Bogotá. Se supone que la historia tenía que hablar algo sobre la capital; y las personas con las que la compartí me criticaron que le hubiera puesto ese título, porque una de las ideas de la misma es "Uno sale de su casa, pero no sabe si va a volver a ver a sus seres queridos".

Ellos dijeron que no les parecía que mostrara a la capital de esa manera; ni que estuviéramos en guerra civil o viviéramos una situación similar a la de Siria, por ejemplo.  Creo que tomaron muy literal el título de mi historia y la idea que expuse sobre los seres queridos;  pero a la larga a mi si me parece que cada día en una ciudad tan caótica como Bogotá es una pequeña guerra personal.

Por eso considero importante que cada persona defina un kit de guerra urbano, entendiéndose este como lo mínimo básico con que se debe salir a combatir cada día la calle. Como ya lo he escrito acá, defino calle como aquel espacio que trasciende la puerta de su morada.

El mío es sencillo y consta de 4  elementos.  2 de ellos los considero indispensables y  me permiten,  en ocasiones, tener momentos íntimos: mi mp3 y mi libreta marca "Canson"; debe ser cierto eso de que las cosas se parecen a su dueño. 

El primero es indispensable para caminar y cantar a grito herido temas del ayer y hoy jaja.  La segunda tiene como fin no dejar escapar ideas buenisimas, malisimas, tontas,  divertidas desde mi humilde punto de vista (recuerde que me divierto con poco), etc.


Los otros dos son par aliviar heridas puntuales de la guerra y son mi estuche de los lentes y las gotas.  Como usted bien sabe, estimado lector, a veces me da la lloradera  y estos dos solucionan dicha situación.

Mi kit de guerra urbano resulta ser  más que armas, un refugio o trinchera; el cual a veces permite  que me resguarde de las altas dosis de estupidez  e indiferencia a las que normalmente estamos expuestos,  ¿ya tiene definido el suyo soldado?

"What we've got here is failure to communicate 
Some men you just can't reach"
- Civil war -


lunes, 4 de noviembre de 2013

Reto Zombie

Existen diferentes tipos de retos, sueños y/o metas personales que van desde querer bajar de peso hasta ser el hombre más rico de Colombia. Una vez en un diplomado, alguien comentó que ese era su sueño. Tengo muchos rollos mentales con el tema del billete, es decir, no estoy del todo seguro que teniendo montones uno sea feliz, y se me hace extraño que un sueño tenga relación directa con "taparse" en plata, en fin, corto acá esta idea para no descarrilarme.

Yo tengo una serie de retos, metas u objetivos personales de gran escala y me divierto con retos chimbos; por ejemplo, fijar una meta imaginaria y competir con el extraño que va caminando al lado mío por la calle. 

Una vez le conté acá, estimado lector, que cuando era pequeño y jugaba buscaminas, el reto que establecía era que la vida de mi familia dependía de terminar o no el juego. 

Un día de la semana pasada cuando llegue a mí edificio, y después de que se activaran las luces del piso por medio del sensor de movimiento; al llegar a la puerta del apartamento e introducir la llave de la primera cerradura, imaginé que por las escaleras venían bajando unos zombies. Intenté abrir la puerta lo más rápido posible, pero he de confesar que fui muy lento y falle en el reto.  Así que mientras cerraba la puerta imaginé como unos muertos vivientes se comían mi cerebro.

Justo ahora también recuerdo que en la universidad me inventé un juego con una amiga, al cual llamamos sensor extreme que tenía como reto caminar lo más sigilosamente posible sin que se prendieran las luces; queda claro que ninguno de los dos jamás gano el juego.

Continuare practicando.  en estos tiempos oscuros es difícil saber  cuando es necesario abrir una puerta cerrada con llave en un tiempo récord para escapar a una horda de zombies.

"Día a día el muerto andante 
sale a hacer bulto en la ciudad 
si uno no se fija mucho 
pareciera una sociedad."
-DHZ -

domingo, 3 de noviembre de 2013

Escaleras

El otro día mientras cumplía con mi ritual, como le comenté acá,  de ir a servirme el tinto en el piso de arriba, apenas abrí la puerta para subir por las escaleras, vi a un hombre que iba subiendo con mucha prisa, dando zancadas de  a 2 escalones.

¿Cual es el berraco afán de las personas con la vida?  Inmediatamente me acordé de Stieg Larsson, quien en su último día de vida, también en la oficina, decidió no esperar el ascensor y subir por las escaleras, con tan mala suerte que le dio un infarto y ahí quedo.  Definitivamente una gran perdida para la literatura; hay quienes dicen que todavía le faltaban por escribir 7 libros de la saga Millenium.

Algunos dirán que simplemente le tocaba morirse y ya, que era su día o su momento, etc. etc. etc. puede que si como puede que no, pero de haber esperado el ascensor no le habría dado el  berraco infarto.  

También Dicen los budistas que las cosas tienen una única forma de ocurrir y que por eso no se le debe echar tiza a los asuntos que pretenden enredar la cabeza, en fin, que extraña resulta la existencia a veces.

El punto es que debemos cogerla suave sea cual sea la situación, pues considero que  a veces el cansancio del afán viene acompañado de la muerte.

 5 minutos tarde puede significar vivir hasta los 100 años.  Claro está que vivir tanto tiempo debe ser aburridor, pero bueno, eso es harina de otro escrito.

jueves, 31 de octubre de 2013

Rascarse

Conocí la canción Dont give up de los Noisettes jugando Driver III. El juego también tiene otras buenas canciones como Your touch, que es una de las  que más me gusta de los Black Keys.

Parte de la letra de la primera dice:

"Sometimes they'll want to cut you down
Better scratch that itch, 'cause the time is now"

Uno de los placeres más simples de la vida es rascarse justo en ese lugar del cuerpo donde de repente nos da rasquiña. Parece que entre más complicado sea alcanzar dicho punto con nuestras manos más placer sentimos cuando por fin lo logramos; como cuando lo que nos rasca son las paletas de la espalda y nos toca hacer casi de contorsionistas para alcanzar ese punto el cual solo cada uno sabe donde queda exactamente.

No solo nos deberíamos rascar físicamente, es decir, también deberíamos rascarnos la estupidez que a veces nos ataca, el arribismo, la mediocridad, el pesimismo, la tristeza y cuanta vaina negativa que nos jode la existencia o que hace creernos mejores que los demás.
Es mejor que nos empecemos a rascar, y de ser necesario rascar a otros que al parecer se encuentran tullidos ante un mundo que atropella a diestra y siniestra.





martes, 29 de octubre de 2013

Confrontar

 ¿Hasta que punto es bueno confrontar a otra persona? es decir,¿hasta que punto es bueno joderle la vida a alguien solo porque usted no está de acuerdo con su forma de pensar y/o actuar?.
 
Yo muchas veces prefiero no hacerlo, pues  ¿para que molestar a alguien que no me ha hecho nada? sin embargo existen personas que son felices confrontando a los demás, no se, parecen que llegaran al orgasmo haciéndolo.
 
Creo que confrontar a alguien solo por querer hacerlo creer que está fallando o actuando de forma inadecuada, tan solo porque nuestro berraco Ego nos nubla y así nos lo hace pensar, no tiene sentido.  Hay veces que cuando uno no esta de acuerdo simplemente es mejor quedarse callado.  También creo cierto que hay personas que deberían quedarse calladas hasta la eternidad, así quisieran confrontar o no , en fin ...



lunes, 28 de octubre de 2013

Metalero de Blanco

Es poco probable que uno se encuentre un metalero, de esos que mueren por el Metal, vestido de blanco. Si existiera tal personaje sería repudiado por el resto de metaleros  ¿no sería eso algo estúpido?

Me aburre ver  como estamos llenos de prejuicios y nos la pasamos estigmatizando a una persona o grupos de personas,  ¿donde coños está escrito que para que a una persona le guste el metal debe vestirse de negro? eso es como pensar que a las personas que no les guste leer son brutas; o que un artista no puede ser alguien que use traje y corbata mientras que un hippie mochilero abraza arboles tiene todo el derecho de serlo.  Así como estos ejemplos,  habrán miles más que prueban que en varias ocasiones somos "cortos de cerebro" y encasillamos a los demás con muy pocos argumentos.

Esto va de la mano con que todavía pensamos que una persona solo puede tener una profesión y que no tiene sentido alguno si trata de hacer algo diferente a la misma. 

Cuando empecemos a aceptar al otro tal cual es y con lo que tenga por ofrecer al mundo sin importar su raza, nivel socio-económico, cultura, edad, sexo, etc. esto (el mundo) va a mejorar.

sábado, 26 de octubre de 2013

Sentirse estúpido

No recuerdo si alguna vez lo escribí acá; los sábados son para mi el mejor día de la semana.  Disfruto mucho levantarme temprano (cuando lo logro), irme a desayunar a un café que queda cerca a mí casa y leer el libro que me atrapa de momento.

En la pasada feria del libro di con Juan José Millás como por acto de magia, es decir, parece que su libro "Articuentos completos" estaba destinado a encontrarme o yo a él. Pues bueno, cuando estoy en medio de mi agradable ritual de sábado, me gusta mirar a las personas que están cerca mío desayunando o a aquellas que pasan, e inventarme historias dentro de mi cabeza; o simplemente mirarlas y ya, y de ser posible alcanzar a escuchar un par de palabras de su conversación.  Creo firmemente que las actitudes de las personas y sus conversaciones, en medio de lo extrañas que puedan llegar a ser,  son una fuente inagotable de creatividad.

Hoy, en medio de mi lectura y mi chismoseo inocente, llegaron un hombre y una mujer en pinta deportiva a desayunar.  La mujer era mona y tenía cierto parecido con Kate Hudson, la cual más que bonita, la considero terriblemente sexy.  

Después de un par de segundos de quedarme mirándola fijamente a los ojos como un pendejo, me sumergí nuevamente en el libro de Millás.  Al rato volví a mirar a la pareja (de amigos claramente, pues el hombre no le tocaba medio pelo a ella. O vaya usted a saber, cada vez las relaciones sentimentales son más extrañas) y la Hudson Colombiana estaba riendo con su Smart Phone, mientras que el hombre se veía realmente incomodo y parecía no saber que hacer, mientras que  con unos movimientos, a mi parecer torpes, partía un pedazo de pan con las manos.

No hay mejor forma de sentirse estúpido cuando la persona con la que estamos le presta más atención a su celular y no a lo que tenemos por decir.