lunes, 24 de febrero de 2014

Bala de Plata



Según tengo entendido, a un hombre lobo se le puede dar muerte clavándole  una bala de plata en el corazón; la verdad no le voy a esa literatura paranormal de: vampiros, hombres lobos, brujas, licántropos, etc. usted sabe, de pronto a una escritora se le ocurré decir que los vampiros brillan como diamantes a plena luz del sol, y entonces dicha información se estrella con toda la  que se tenía almacenada en la cabeza, la cual  afirma que los vampiros se pulverizan con la misma, en fin.


Volvamos al tema de la bala de plata, ya que no existen los hombres lobo, imagínela como esa oportunidad de oro que usted tiene en un determinado momento; como ese tiro de tres puntos en baloncesto que hará que su equipo gane el partido faltando menos de un segundo para que se acabe el mismo.


Esa bala de plata, acompañada de ese único disparo, se puede presentar en cualquier momento de nuestras vidas, y de uno depende que haga impacto o que simplemente se convierta en un tiro al aire.   

Suponga que usted se encuentra frente a un inversor o frente al presidente de la compañía donde usted siempre ha querido trabajar  ¿Qué le va a decir?  ¿Tiene lista su bala de plata (discurso) para que haga impacto o por lo menos roce a esa persona?  ¿Para así marcarlo y que lo tenga en cuenta en un futuro o le conceda una cita?


La bala de plata es la que abre el camino. Tenga en cuenta  que es solo una, y que no se necesita disparar cientos de ellas cual ametralladora.  Si esta hace impacto, y la clava en la cabeza y corazón de la persona, ya habrá tiempo suficiente de soltar toda su artillería.

jueves, 20 de febrero de 2014

Ayuda al pescado suicida

Todos en algún momento de la vida hemos ayudado a otra persona.  Las ayudas van desde prestar una tarea a alguien que por vago o por X o Y motivo no la hizo, hasta, por ejemplo, donar sangre para salvar una vida.  Recuerdo que una vez  doné plaquetas.  En dicha ocasión me conectaron una jerinja en un brazo, la sangre pasó por una máquina especial que extraía las plaquetas,  y me la volvían  a meter por el otro. Esa vez lo hice como si nada; en cambio una de las últimas veces que me tomaron una muestra de sangre, me desmaye, en fin.

La semana pasada mi hermana me contó que mientras caminaba por la orilla del mar, se encontró un pescado que brincaba en la arena, supondría uno, intentando volver a su medio.  Ella lo agarró con una mano y lo lanzó devuelta al mar.

 ¿Como saber que lo que quería el pescado era suicidarse? Es obvio que es una estupidez, no creo que los animales sean tan tontos como el hombre para acabar con su propia vida, el punto es  ¿como estar seguros de que siempre que queremos ayudar o ayudamos a alguien, en realidad lo estamos haciendo?

El problema con la ayuda, si  llega a existir alguno, es que nuestras creencias alrededor de dicho concepto, se basan en toda la información que hemos acumulado a lo largo de nuestra vida y que consideramos que es justo o bueno para nosotros mismos.

Por ejemplo puede que en alguna cultura este bien visto que el hombre agarre a cachetadas a su esposa, y que entre más de estas le de, significa que más la quiere.  Si vieramos esto, muy seguramente intentariamos detener al hombre que le esta pegando a una mujer.  Pero tal vez si la mujer no permite que le peguen, es despreciada por la sociedad.

Entonces, a la larga,  parece ser que ayudar no es algo tan trivial.

viernes, 14 de febrero de 2014

Turno 70

Quería escribir y despotricar (otra buena palabra) sobre el San Valentín y lo ridículo que me parece que se intente celebrar acá; al igual que el Black Friday o el día de acción de gracias.  Lastimosamente somos una sociedad muy gringo-orientated. En fin, cada quien verá si le parece importante celebrarlo o no.

Esta semana hicé varias vueltas; las cuales casí siempre vienen acompañadas de filas y turnos.

Hace dos días fui a hacer una vuelta de la EPS y me tocó el turno número 70. Me dirigí hacía los cubículos donde atendían y la pantalla que indicaba los números de atención mostraba dos números; uno cercano al mío y otro entre 600 y 650. No entiendo para que hacen eso, pues  a mí eso, en particular, me genera cierta ansiedad, y siempre pienso que por algún motivo me voy a confundir o no me voy a dar cuenta del número en pantalla y voy a perder el turno; neurosis de esas que le dan a uno...

Mientras miraba la pantalla pensando eso, llego una viejita de esas que andan con una bolsa en la mano y se quedó mirando la pantalla, imagino que al igual que yo, planteandose preguntas similares a las mias “¿Por qué no dejan únicamente una serie de números y ya?."

Al verla confundida le dije, sin ser preguntado, que la pantalla mostraba dos números de atención. Me dio las gracias y se sentó cerca a mí puesto. El televisor estaba sintonizado en el noticiero y estaban mostrando una noticia sobre algún político. La viejita dijo en voz alta algo como “Vea esos políticos. ahí peleándose entre ellos, mientras los pobres siguen fregados”.

Yo solo asentí con la cabeza y solté un simple "si" para no ser descortés, porque me calló bien y  además que  me considero pésimo en temas de política.

Comenzaron las propagandas y en una de ellas apareció Amparo Grisales, a lo que la viejita dijo “A esa señora si que le han servido las cirugias, ¿no? Porque eso después de unos años la piel se vuelve un caucho. Le miré rápidamente la cara, la cual tenía completamente arrugada, y le sonreí nuevamente.Casí siempre trato de huirle a los conversadores casuales, pero en esta ocasión me pareció que la viejita tenía buen feeling.

Pasada la propaganda de Amparo Grisales, me preguntó “¿Usted es de la costa?”

“No señora de acá de Bogotá, ¿parezco de la costa?”

”Si, como de Barranquilla, Santamarta, Cartagena… o Sucre…yo soy de Sucre”

Ese toque sútil para mantener viva la conversación me pareció maravilloso.

“Y hace cuanto vive acá?”

Pues imagínese joven, tengo 78 y llegue a los 18 años, mejor dicho ayer” y se hechó a reir.

La pantalla mostró mi turno; me despedí y le desee un buen día.

Bien lo dijo Juan Esteban Constaín en su columna Divino Tesoro:


“Si tienen un viejo al lado, óiganlo y grábenlo. Piensen que ese
viejo fue un niño alguna vez. Sus recuerdos son el recuerdo del
mundo. Toda vejez encierra un cuento, decía Cicerón en su célebre diálogo.”

Pero uno, muchas veces, inmerso en esas fastidiosas ínfulas de modernidad, prefiere no escuchar las historias de los viejos y hacer caso omiso de sus sabios consejos.

jueves, 13 de febrero de 2014

La Intolerancia de Iguarán




Hace un par de días envíe una carta.  Hace mucho que no lo hacía.  Llegué a un Servientrega en el cual había dos mujeres atendiendo.  Delante de mi, en la fila, habían tres personas. Una de estas, la segunda, era un militar negro, alto, acuerpado y con mala cara; una de esas personas que es mejor no armarle pelea o que si se arma; lo mejor  es que el personaje pertenezca a su bando

Había otra fila que nadie hacia.  La verdad nunca supe para que era; casi siempre que llego a un sitio hago la fila que tenga más personas; pero eso no garantiza nada.  Cuando hice los trámites para sacar la cédula el año pasado, hice una fila  para al final enterarme de que no era la correcta.

Como le venía diciendo el soldado, de apellido Iguaran, esperaba impacientemente en la fila, golpeando  con su bota derecha el piso, tratando de llevar una especie de ritmo.

Mientras miraba el cuadro del momento, irrumpió, dando pequeños pasos, un viejito con boina y bastón y se úbico en la fila que nadie estaba haciendo, obviamente quedando de primero.

Iguaran con dotes de autoridad ridículos, no tuvo problema alguno en decirle: “La fila va ahí atrás” a lo que el viejito sabiamente respondió  de forma sarcástica “Tengo 84 años, soy inválido y creo que tengo prelación en el turno, algún problema mi comandante? Yo casi lo aplaudo.

Iguarán inmediatamente cayo en cuenta de su error y le respondió: “Si claro siga”.

Deberáin vender dosis de tolerancia, cada día, sin importar cual sea su estado, soportamos menos a las demás personas  y solo buscamos nuestro bienestar.
 

viernes, 31 de enero de 2014

Tema-Escribir-Millás-Ideas-Creatividad

Algo que considero importantísimo para poder escribir es nunca quedarse sin tema. Tener tema significa poder, de alguna u otra forma, generar ideas; las cuales vienen siendo la gasolina para la escritura.

Hoy programé el reloj para despertarme temprano, y me acosté tarde pensando en que me iba a costar mucho trabajo hacerlo; sin embargo, ese despertador biológico que rara vez hace presencia en mi vida irrumpió de la nada y me despertó 1 hora más temprano.

De repente me comenzaron a llegar un montón de ideas para un trabajo que tengo que realizar esta semana.  En un principió pensé repasarlas mentalmente; pero llego un punto en que preferí anotarlas, pensando que cuando llegara el momento de plasmarlas en un escrito, no las iba a tener todas presentes.  Estaba haciendo frio, y me dio pereza pararme a buscar mi libreta así que tome el celular y logré escribirlas todas, después de corregir al autocorrector que propone palabras absurdas y totalmente diferentes a lo que uno quiere expresar.

Me agrada mucho cuando un chaparrón de ideas cae sobre mi cabeza, porque de alguna forma vienen anidadas, o yo encuentro alguna forma de hacer eso, lo cual considero otro punto muy importante para escribir; me refiero a poder conectar una idea con una o varias que en un principio  parecían no tener ningún tipo de relación con la primera.

Uno de los escritores que realmente admiro por la facilidad que tiene para conectar ideas es Juan José Millás.  Además de esta gran característica también me gusta mucho su estilo crítico que no llega nuca a ser un lamento y lloriqueo desesperado; su humor que siempre es fino y nunca patina en chistes burdos o connotaciones sexuales, lugares comunes de muchos escritores que intentan ser graciosos; sus toques de surrealismo que tienden en ocasiones hacia la fantasía, y su respeto por el español. 

Ya como me descarrile de mi idea inicial, la cual nunca tuve definida, considero importante decirle como conocí a Millás. En la última feria de libro, cuando ya estaba quemando mis últimos cartuchos monetarios (lease billetes); vi la portada de su libro Articuentos Completos. Fue como una especie de amor literario  a primera vista pues hubo ese algo que en ocasiones lo atrae a uno hacia un libro y que no se puede definir.  Lo tomé entre mis manos y abrí el libro más o menos por la mitad para encontrarme con la siguiente frase, que si no estoy mal, decía algo como:


"Y es que para eso leemos las noticias, como no ocurre nada 
interesante en nuestras vidas; queremos saber lo que le pasa al mundo"

Ese par de frases me bastaron para saber que debía leer su libro; en algún momento de este año debo sumergirme en alguna de sus novelas.

Millas es un maestro de las ideas; es capaz de tomar la idea más banal y estúpida que podamos pensar  y escribir cosas maravillosas sobre la misma, anidando otras y descubriendo puentes, caminos, conexiones, que nosotros, los simples mortales, es difícil que veamos. En este video puede apreciar toda su grandeza.

Las ideas siempre pondrán muchos temas en nuestra cabeza para escribir.  Nos estamos adentrando hacia una economía creativa, una en la cual el recurso más preciado e inagotable son las ideas; de ahí lo importante de tenerlas para que nunca se nos agote el tema:

Not everyone can be a farmer (you need land), or a manufacturer 
(you need money and factories) or a government official (you need to pass
 exams. But everyone can be creative.

Human creativity is the ultimate economic resource. The ability to 
come up with new ideas and better ways of doing things is ultimately
 what raises productivity and thus living standards”
- Big Questions in creativity 2013 -

jueves, 30 de enero de 2014

Parranda

El día que llegué en la madrugada a mi casa, fue después de una rumba. La palabra "Rumba" la definen los de la RAE, que se supone son duros en lingüística y esos temas, como : "Francachela, Parranda; cierto baile popular y/o música que lo acompaña."

De la primera definición me gusta la palabra "Parranda"; es una de esas palabras divertidas, aunque prefiero aun más la palabra "Pachanga", pues considero que la ch siempre le da un toque cómico a cualquier palabra.  La segunda, Francachela, solo hace que recuerde la poesía de Rin rin renacuajo.

Salir de rumba o irse de rumba, pachanga, parranda, etc; creo que ya no es lo mío. Ir a un sitio, tomar un vaso con hielo, trago y empezar a mover el cuerpo tratando de llevar el compás de canciones que casi no se conocen (en mi caso), me resulta aburridor.

Entonces uno intenta  conversar con alguien, pero el volumen de la música obliga a que se  tenga que  gritar, y a pesar de que usted cree que la otra persona lo escucho, es posible que en ocasiones simplemente haya asentido con la cabeza, no por mala educación o desinterés, sino porque simplemente conversar requiere un esfuerzo adicional, y no es la opción en estos sitios; pero pues se supone que uno no salió a conversar sino de "rumba"  ¿no?.  

Rumba es una palabra extraña, casi del mismo calibre que el güepa-je (¿que diablos es eso?), que tanto acompaña las rumbas.

Lo que más me enzorra (definitivamente una buena e inexistente palabra esta) es que las personas  vayan es solo a mostrarse. Antes de que se enzorre, estimado lector, también me incluyo; pues no cabe duda que a veces uno cae en ese jueguito estúpido de querer figurar. Dicho comportamiento no solo se ve cuando el ser humano está de rumba, sino en varios contextos de nuestro diario vivir.

Entonces así es que uno, con un  grupo de amigos,  sin importar de cuanto sea la cuenta el atraco del sitio al que va,  sale a "divertirse", y así no se esté divirtiendo, uno pone su mejor sonrisa cuando le toman fotos para publicarla en cuanta red social exista y alguien pueda contarle al mundo entero "Estoy en X sitio con Y numero de personas".

Imagino entonces que uno antes moría por irse de rumba, porque a la larga uno de los principales fines era descerebrarse a punta de licor, y en ese estado vale huevo todo. últimamente las veces que he estado en sitios de "Rumba" imagino como se debe ver uno de ridículo contoneando el cuerpo al ritmo de la música.   Como leí alguna vez ¿intentarían los extraterrestres contactar a nuestra raza, si nos vieran en esas o montados en  ese gran despropósito llamado chiva rumbera?

En fin, me gustaría conocer a una persona que realmente experimente un estado de plenitud y genuina felicidad cuando se va de rumba.

miércoles, 29 de enero de 2014

Lugares

Últimamente he visto muchas noticias sobre lugares para visitar antes de morir; pero los titulares de algunas  dan a entender que toca visitarlos como sea, es decir, que si usted no logra ir a alguno de los mismos a lo largo de su vida, resulta siendo un don nadie.

Atardecer en los Llanos
Orientales
De Colombia no sale ningún lugar, a pesar de que tenemos la fortuna de contar con múltiples regiones y lugares para conocer; tal vez no tengamos estructuras tan imponentes como la torre Eiffel (solo la de la peluquería de D’Norberto  en navidad) o la muralla china; pero los paisajes les hacen una buena competencia.

Lo que ocurre, creo yo, es que siempre que pensamos en viajar, queremos hacerlo fuera del país. ¡Pero claro! pensarán algunos 
"¿cómo voy a decirle a mis amigos y conocidos que estuve en Boyacá en vez de Europa?".

Muchas veces pensamos que lo que está por fuera del país es mejor; el simple hecho que algo provenga del extranjero, sean personas o cosas, nos induce a  que les demos una mejor calificación, estatus y características especiales.

Tenemos una cultura muy extranjero-orientada, por decirlo de alguna manera. Creo que en cuestión de turismo tenemos muchas opciones, que además son competitivas económicamente; pero nos gana nuestro ego de viaje internacional  y esas ganas descomunales que tenemos de largarnos del país así sea por un corto período de tiempo.