miércoles, 28 de enero de 2015

Celebración en el Triángulo (M33)



Hace unos días fue seleccionada como Miss universo la Barranquillera Paulina Vega. Como casi en todas las situaciones, todo se divide en dos bandos: los que sienten una alegría inconmensurable (casi igual de larga a esta  palabra) por su victoria y aquellos que dicen que es mejor dejar tanta pendejada de lado, ya que solo es un concurso.  En fin, una discusión de nunca acabar.


A mí lo que siempre me ha intrigado es el nombre del certamen. Es obvio que se pretende coronar a la mujer “más bella” del planeta, pero si nombramos como miss Universo a una terrícola, permítame informarle, estimado lector, que tuvimos el descaro de seleccionar también la mujer más bella para la galaxia del Triangulo (M33),que también hace parte del universo, y está ubicada solamente a  2.700.000 millones de años luz. 

Tenemos la desfachatez de celebrar ese concurso, sin siquiera saber cuáles son los parámetros de belleza de por lo menos una de las razas que viven allá, y si se le dan o no  tanta importancia a esa dicotomía de Feo/Bonito como lo hacemos nosotros los humanos.


En los bancos también existe un papel llamado “Comprobante de pago universal”, es decir que si a usted en un futuro es una especie de traqueto universal, y le da por ir a pagar algo en la galaxia Nubes de Magallanes, ubicada esta solo  a 200.000 años luz, podría intentarlo por aquello de cuestiones de tiempo.

 ¿Por qué nos damos esas ínfulas de universalidad?. Mientras me planteó esta pregunta, me imagino que en la galaxía M33 continúan celebrando el triunfo de la Colombiana.

martes, 27 de enero de 2015

Incompletos

En muchas novelas se plantean relaciones amorosas que cualquiera de nosotros envidiaría, donde el deseo y las ganas de la pareja por estar juntos es muy intenso. El termino media naranja se les puede aplicar completamente, porque no hay duda alguna que esos personajes encontraron a su complemento, esa otra persona que los hace completamente felices. 

Mi pregunta es  ¿Cómo saber que hemos encontrado a esa otra persona?  ¿Qué tal que con quien tengamos en un momento o actualmente una relación, sea alguien a quiwn queremos mucho, pero en el fondo sabemos que no es esa media naranja por la que daríamos la vida?

Todo sería más fácil, si  uno supiera por lo menos que esa persona que se acopla perfectamente viviera en en la misma ciudad, pero con más de 7000 millones de personas en el planeta, podría estar en cualquier lugar.

Tal vez por eso es que le apostamos tanto a la infidelidad, porque nunca nos sentimos completos con nuestra pareja  y deseamos con muchas ansias, vislumbrar ese estado de plenitud; lo complicado es que mientras pratcicamos esa aleatoridad en el amor, muchos salen heridos. 

Entonces resulta algo triste que todo el tema del amor, en vez de ser algo certero, sea más bien pura cuestión de prueba y error.

lunes, 26 de enero de 2015

Aprender del Obrero

Hoy, después de almorzar con un amigo, compramos, yo un capuccino y el un tinto, en un jeep que tenía improvisada en la parte de atrás una tienda de cafe.  Después de nuestra compra, nos sentamos un rato en una banca que queda justo al frente de una cancha de basquet,  y continuamos hablando mientras veíamos un partido de banquitas de unos obreros.

Siempre me ha gustado ver a los obreros jugar fútbol a la hora del almuerzo.  Me parece impresionante como después de trabajar fuerte durante toda la mañana, todavía cuentan con energía para jugar fútbol, y no muestran síntomas de cansancio.  A cada jugada, cada carrera y a  cada intervención en el partido, le meten todas las ganas del mundo, como si su pago dependiera solo de su  desempeño en esos partidos , en vez de su trabajo  en la obra.

Deberíamos aprender, como los obreros, a sacar energía  para no frenar después de haber trabajado fuertemente.  Más que eso, es sacar energía para divertirnos en cualquier momento.  Algún día armaré un equipo de banquitas con  unos amigos para echarle un partido a unos obreros.



domingo, 25 de enero de 2015

Dos películas

Cuando veo televisión, le doy como máximo 30 segundos al programa que sintonizo para que me interese, si no es así, repito el ejercicio y cambio de canal hasta que encuentre algo que me llame la atención, o si no, apago el televisor para ponerme  hacer cualquier otra cosa.

Este fin de semana, de forma extraña, dos películas captaron toda mi atención apenas me levanté.  La del sábado fue una de un corredor de bolsa, que entraba a una firma en la cual realizaban operaciones ilegales para obtener mayor comisión y volverse millonarios rápidamente.   El hombre, recien egresado de la universidad, se daba cuenta del fraude y tenía un conflicto personal gigante pues le gustaba lo que hacía y ganar mucha plata, pero sabía que lo lograba engañando a sus clientes, para que inviertieran en empresas que no existían.  El tipo se enrolla con la secretaría de la firma, quien trabaja de la mano con la policía para hacer caer a toda la empresa.

La que me vi hoy, trataba sobre un joven, que lo metían preso, y el papá se encontraba también en la misma prisión y era uno de los presos con más prestigio.  El hijo era una lacra completa y se la pasaba peleando con los presos y guardias de la prisión.  Al final el tipo, lo único que quería era que su padre, al igual que el hombre de la primera película, le demostrara algo de afecto.

Lo raro fue que me puse a ver las películas después de que  habían comenzado.  Creo yo que lo que me capto mi atención, fue que en ambas las sintonicé justo cuando estaban recreando un aspecto importante del conflicto de la trama. Definitivamente sin conflicto no hay historia y por ende tampoco vida.

jueves, 22 de enero de 2015

Fuerte y Claro

Muchas veces no nos gusta hablar, no nos gusta expresar nuestras ideas, o lo que sentimos.  Creo que es justo en ese momento cuando comenzamos a aceptar muchas convenciones sociales, nuestro punto de vista comienza a ser borroso. Debemos saber que a pesar de que el mundo se nos venga encima, todo cae a nuestro alrededor, y  dejamos también que se derrumben nuestras ideas, eso en lo que tanto creemos, entonces sería prererible ser una especie de entes y no tenerlas.

 ¿Cómo saber si lo que pensamos puede resonar en otras personas, si lo encerramos en las profundidades del cerebro?  ¿Como pelear por eso que nos da identidad, si nos quedamos callados, incluso cuando sentimos que otros, de aposta o inconscientemente, nos arollan con sus palabras? Me parece aterrador bajar la cabeza, decir "Si señor" o "Si señora" y hacer como si nada pasa cuando no estamos de acuerdo con algo.

Lo malo del asunto de quedarse callado, es que todas esa situaciones, desde no pedir que le cambien su plato en un restaurante porque la carne esta vieja o fría, hasta dejar que otros tomen crédito por su trabajo, por poner un par de ejemplos cualquiera, las vamos almacenando y, creo yo, hacen parte de ese lugar del que se alimentan todas las emociones y sentimientos negativos, como tristeza, amargura, estrés, etc. 

El punto es que si no nos preocupamos en hablar fuerte y claro, en algún momento todos esos episodios de silencio no van a caber dentro de nosotros, y ninguna de las válvulas de escape que comúnmente utilizamos (trabajo, relaciones, sexo, trago, droga, religión, política, etc.) serán suficientes para aliviar nuestro dolor; de ahí de que ciertas personas cometan actos atroces.

miércoles, 21 de enero de 2015

Encargar Bebé

Según los eruditos de la RAE Encargar, dicho de una mujer, significa quedar embarazada.  No sé entonces si utilizar la palabra bebé sea redundante; podría serlo, aunque si una pareja  sólo le dice a sus familiares y amigos: "Este año vamos a encargar, y  dejan la frase justo ahí, creo yo que cabrían millones de posibilidades de encargo, desde un juego de sábanas hasta un bebé.

Hace ya un par de semanas,no recuerdo en que lugar estaba, escuché como una mujer le contaba a un hombre: "Si, el año siguiente si vamos a encargar bebé".  Por la forma en que lo dijo, parecía que algún día de este año se van a sentar los dos, ella y su esposo, al frente del computador, van a entrar a Amazon y van a seleccionar cual bebé quieren que les despachen, definiendo su aspecto físico, forma de ser, color de piel, nacionalidad, etc.   A la velocidad que va todo hoy en día, no sería raro que en un futuro cercano se pueda llegar a hacer eso.

Me parece, que es mejor decir algo como: decidimos tener un bebe con mí esposo, novio, machuque, o  lo que sea.  El elaborar un poco mejor la frase sobre querer tener un hijo, no implica que nos tengan que explicar la mecánica de como van a lograr dicho resultado.

Cabe anotar, estimado lector, que no tengo nada en contra de que las parejas quieran encargar o no bebes, simplemente es una expresión, como muchas otras, que me llama la atención.

"And now every mother,
 can choose the colour
Of her child That's not nature's way"
- Virtual Insanity -

martes, 20 de enero de 2015

48 horas

No creo que Dios le ayude más al que madrugue que a aquel que no lo haga.  Madrugar siempre tendrá algo de sacrificio  Lo bueno de hacerlo, es que el día se hace más largo.  Tal vez por eso es que algunos se ufanan por el acto de levantarse muy temprano.

Siempre he creído que la mañana es el mejor horario para hacer cualquier cosa, pues a  uno le rinde más, mientras que iniciar la jornada laboral en la  tarde muchas veces se complica, con una sensación de sueño que nos ataca después de haber almorzado y, por alguna extraña razón, justo cuando uno se sienta en el puesto de trabajo.

En todas las empresas se deberían implementar salas de sueño, donde los empleados tendrían la opción de descansar de 15 a 20 minutos, ya cada cual miraría como coordina su tiempo de almuerzo.  Esos espacios contarían con estaciones de café donde antes de ponerse a descansar, se debería ingerir la bebida, pues esta científicamente comprobado que tomar café justo antes de un pequeño descanso, es una buena manera para  estar alerta, activos y sin síntomas de cansancio.

Pero bueno, mejor me encamino hacía el tema del post ¿En qué momento de la historia a alguien se le ocurrió decir que las horas deben tener  60 minutos?  No es raro ver como a veces los días pasan y sentimos que no hemos hecho nada o que hemos dedicado la mayor parte del tiempo a la jornada laboral.  Creo yo que la angustia de falta de tiempo, se refuerza con el número 24, porque con  ese número de horas, el día, a veces,  pasa volando.

 ¿Qué pasaría entonces si las horas fueran de 30 minutos?  Tendríamos 48 horas en el día, y tal vez seríamos más productivos al tener solo 4 horas, de las actuales, para trabajar, y también nos quedaría más tiempo para realizar diferentes actividades durante el día. 

Creo que el simple hecho de concebir un día con más horas, reduciría nuestros niveles de estrés.  El siguiente nivel sería vivir, como los Amondawa, sin tiempo, pero para eso todavía nos falta evolucionar mucho.