martes, 4 de agosto de 2015

Dejar respirar

Ayer comencé a escribir un texto, hasta que me acordé de algo que alguien me dijo el fin de semana pasado que me hizo confrontar muchos puntos de vista personales.  Ese recuerdo  me hizo dar rabia, dejé de escribir y me fui a ver televisión.  

 Eso a veces es bueno, es decir, que alguien haga el papel de antagonista, pero entonces  ¿Por qué me dio rabia? porque me molesta cuando los que lo cumplen no cuentan con argumentos sólidos y la historia a la que nos enfrentan se basa en el miedo y/o angustias personales; eso  aburre a cualquiera.

Volviendo al tema del escrito, lo dejé por la razón que ya expliqué y también porque estaba cansado.  Dudé en dejar de escribir, y mientras pensaba en  hacerlo o no, le dí una leída al texto.  

Me encontré con un párrafo de las mil madres que no tenía sentido alguno, lo leí varias veces, le agregué un par de palabras, le cambie puntos por comas, comas por punto y coma, pero nada, el maldito seguía igual de ininteligible. Eso aumentó mi rabia, grabe el documento y apagué el computador.

Hoy volví a trabajar en el documento.  Primero lo leí todo, después comencé a editarlo y logré derrotar ese párrafo que parecía no tener sentido alguno.  Ahora me parece que todo el escrito tiene más sentido y ritmo.  

A veces es bueno dejar que las cosas respiren, apartarse por un rato para luego tomarlas y atacarlas de nuevo.  Eso es algo que no solo se debe hacer con los escritos, sino con cualquier  situación o evento  al que no le vemos ninguna salida en un momento determinado.

lunes, 3 de agosto de 2015

Sobrecarga de Información

Desde que nos levantamos hasta el momento en que nos acostamos, somos un campo de guerra, que es bombardeado con todo tipo de información por los medios tradicionales: Radio, televisión, Prensa e internet.

Adicionalmente no debemos descartar la información que recibimos cuando conversamos con diferentes personas a lo largo del día: Familiares, amigos del trabajo, Personas que no conocemos, y tampoco debemos olvidar esas conversaciones que tenemos con nosotros mismos.

Esa sobrecarga de información nos deja sin saber cuál es el paso que debemos seguir, ¿por qué? Porque la mayoría de información que recibimos carece de significado, es decir, nos resuelven las preguntas ¿Cuándo? ¿Cómo? Pero le hace falta responder ¿Por qué?,  la más trascendental de todas, que a la larga es la que nos lleva a apostarle a algo y actuar de una determinada manera. 

Muchas veces, esa sobrecarga de información sólo nos lleva hacia la ansiedad, porque ante tanta oferta y caminos por tomar, no sabemos cual escoger; por algo el estrés y la depresión son enfermedades que sufre gran parte de la población.

Pero no todo está perdido. Siempre buscamos entender el por qué de cada una de la situaciones  que vivimos.  Es por eso que cuando nos enfrentamos ante una buena historia y/o narrativa es muy posible que esa pregunta quede resuelta.

Narratives conveys not only facts
but also attitudes, ideals, and
philosophies
- Joan DelFattore -

jueves, 30 de julio de 2015

Festivos en Colombia

No sé por qué cuando me voy a enviar un mail a mi mismo desde mí celular apenas escribo mi correo y lo selecciono, el nombre que sale es "Festivos en Colombia".  Cuando me dí cuenta de esto me acordé que en la universidad una buena amiga, apenas nos estábamos conociendo, me llamaba "Jolgorio". Una vez le pregunté por qué me llamaba así, y su respuesta fue que yo andaba de fiesta por la vida.

Solamente ella me llamaba así, hasta que Felipe, otro amigo, se dio cuenta y le pareció muy gracioso de ahí en adelante el me puso de apodo "Jolgo" y así me quedé.  Una vez, en la única clase que vi con él nos tocó hacer un trabajo en grupo.  Al momento de sustentarlo, recuerdo que yo comencé a hablar, hasta que no supe o no tenía nada más por decir.

Un silencio incomodo hizo presencia mientras el profesor experimentaba mi mudez.  En ese momento Felipe entró al rescate, e instintivamente dijo "Si profesor, como "Jolgo" decía lo que quisimos hacer en el trabajo...".  Apenas dijo eso, yo volteé a mirar al profesor y vi que hizo una mueca de no entender nada.  Felipe ni siquiera se dio cuenta de que no me había llamado por mi nombre, pero comenzó a hablar tan rápido y con tal propiedad, que el profesor no pudo preguntar nada acerca de "Jolgo".

No sé que fue lo que hice para que mi amiga me comenzara a llamar así, pero siempre me ha gustado la definición "De Fiesta por la Vida".

 Todos deberíamos ser un jolgorio y andar, de acuerdo a los eruditos de la RAE  de "Regocijo, fiesta y diversión bulliciosa" por la vida por más jodidos que creamos estar.

miércoles, 29 de julio de 2015

Ese tipo de personas

Existen ese tipo de personas que se quedaron viviendo en las pataletas de la adolescencia, que les cuesta aceptar que no todo puede ser como ellos quieren, y hacen hasta lo imposible por torcer cualquier tipo de plan  hasta que tome el rumbo que ellos desean.  

Ellos, me imagino que por alguna extraña conexión neuronal en su cabeza o una combinación errónea de enzimas y sustancias químicas en su cuerpo, suelen creerse superiores que los demás, pero esa superioridad de nada les sirve cuando alguien confronta sus ideas, pues se encierran en su punto de vista como si este fuera la última verdad revelada. 

Ese tipo de personas suelen ser negativas, mas agrias que un limón e inclusive, sin conocerlas y solo con verles la cara, uno las detecta porque desprenden algo negativo,  no sé, llámelo aura,  energía, tumbao', etc.  y se nota a leguas que vibran en una frecuencia diferente a la de mayoría de personas, y que sólo se entienden ellas solitas, pues andan de pelea con el mundo entero. 

Lo mejor, apenas uno detecta ese tipo de personas, es alejarse de ellas e intentar por todos los medios no caer en sus garras para no contagiarse de su negativismo. Entre más tiempo pase uno cono ese tipo de personas, más dificil resulta desprenderse de ellas.  Hágalo ya, estimado lector, o asuma las consecuencias de andar con ellas.

martes, 28 de julio de 2015

A medias

Hace unos días, mientras comía con mi hermano, en un momento de la conversación tocamos el tema de la tecnología.  Yo expuse mi punto de vista y dije que a veces me aburre que exista tanta, y como escribí hace algún tiempo, creo que  nos preocupamos demasiado por esta y  a veces nos abruma; mientras todavía existen varios problemas que necesitan una solución rápida; por ejemplo, la desnutrición infantil.

Mi hermano me dijo que si me parecía tan aburridora la tecnología, debería actuar de acuerdo a mis pensamientos y no utilizar smart phone.  Fue un punto válido, y que por un segundo me dejó sin respuesta. Al rato contesté algo, pero la verdad lo hice para salir de paso, y no enfrascarme en una discusión con él.

En estos día volví a pensar en eso, y creo que muchas veces actuamos a medias, es decir, pregonamos algo, pero en realidad actuamos en contravía de eso que exponemos con tanta propiedad.

De pronto todo funcionaria mejor si no fuéramos tan ambiguos y tuviéramos posturas más radicales frente a diferentes temas. Ahí sigo con mi teléfono celular, de pronto no aborresco tanto a  la tecnología como suelo pensar.

lunes, 27 de julio de 2015

Obvio

Hace dos años tomé un curso de escritura con con Antonio García Ángel.  En Cada sesión él nos dictaba algo de teoría y luego nos dejaba un ejercicio para la casa.  

Una vez yo escribí algo y fui el primero en leerlo. Antonio me dijo sutilmente, y con el buen humor que lo caracteriza, que debía tener cuidado con escribir cosas obvias.  Me dijo que por ejemplo los Beatles ya habían dejado claras muchas cosas en canciones como "The Long and Winding Road" y que no había necesidad, enmascarándolas de diferentes formas, de volverlas a repetir.

Unos días después volví a leer lo que había escrito y si era un texto con ideas obvias y uno que otro cliché, pero   ¿Hasta que punto puede uno ser totalmente original?  ¿Qué ideas realmente podemos decir que no han sido para nada influenciadas por otras ideas, eventos, libros, cosas, novelas, arte, etc.? Yo creo que ninguna, así que la primera idea que se le haya ocurrido a alguien, no sé, diga usted a Adán o a Eva, fue el punto de partida para el resto de ideas sobre lo que sea, que presenta el mundo actualmente.

De todas formas se debe tener cuidado que lo que se escribe, para que no resulte demasiado obvio; puede que ninguna idea sea del todo original, pero fusilar descaradamente  las de otros no tiene mucho sentido. 

viernes, 24 de julio de 2015

Hablar por hablar

Recuerdo que así se llamaba un programa de radio.  El formato consistía en recibir  llamabas a altas horas de la noche, de personas que quisieran hablar sobre lo que fuera.  A veces lo escuchaba; me parecía que la locutora era muy profesional y sabía como tratar con cualquier conversación, por más complicado  que fuera el tema.  A la larga las personas no hablaban solo por hablar, sino que  de verdad querían compartir algo que consideraban importante en sus vidas.

Hoy, en un café, un hombre entró y se encontró en la fila con una mujer, después del saludo para dar inicio a la conversación, él le  pregunto a ella ¿Qué más de cosas? ¿A que carajos hace referencia esa pregunta?   ¿Qué tipo de cosas? Claramente evidencia que no hay interés alguno de hablar con la otra persona y se plantea la pregunta como por salir de paso; el problema es que a la persona a quien se la hacen contesta cualquier vaina para así dar inicio el festival de hablar por hablar.

La pregunta es diferente al bien conocido y trillado  ¿qué más? pues este no encierra aires de seriedad y/o  grandeza, como lo hace la otra pregunta, además  ¿qué es una cosa?  ¿un sustantivo?  ¿una emoción?, no hay nada tan ambiguo como la palabra "cosa" y preguntarle a otra persona sobre las suyas, es como decirle "cuénteme cualquier cosa, valga la redundancia, desde algo supremamente importante en su vida o la pendejada más irrelevante de todas.

Tal vez por eso todo anda patas arriba, porque nos negamos a establecer un contacto realmente humano con los demás y sólo queremos conocer de afán sus "cosas", en una fila de banco, de un café o un supermercado.