domingo, 13 de diciembre de 2015

Eternidad

Hoy me quedé dormido sin habérmelo propuesto. Me senté a ver televisión y de un momento a otro me agarro el sueño, cerré los ojos y me desconecté.  Una vez, en un viaje  que hice a Cartagena con unos amigos,  le dije a uno de ellos, después de un almuerzo, que tenía ganas de dormir, el me miro extrañado y respondió: "Para dormir la eternidad".  En lo "simple" de su respuesta, me imagino que hacia referencia a la muerte, lo importante que es  aprovechar cada momento que tenemos de vida y, obviamente, no desperdiciarlos durmiendo.

Eternidad, sin entrar en aguas religiosas, es una palabra que siempre relaciono con aburrición.  Creo que la definición de la RAE me da la razón: "Perpetuidad sin principio, sucesión ni fin." Es como sentarse desnudo en cuarto vacío de paredes blancas, sin nada a la mano con que distraerse, como una sala de espera de una peluquería sin revistas de chismes de farándula.

En algún lugar de mi mente tengo guardada otra frase que leí hace mucho tiempo, quizás cuando era niño: "Dormir es morir un poco".  Si la eternidad consiste en dormir, de pronto no es tan aburridora como me la imagino.

viernes, 11 de diciembre de 2015

Frío

Eso es lo que siento ahorita, mucho frío.  El frío no es bueno ni malo, como siempre todo se resume al punto de vista, existirán aquellos que adoran el frío y aborrecen el calor y viceversa, pero al final nadie tiene la última palabra acerca de cómo deben ser las cosas.

Se supone que el frio acaba con las cosas.  Un amigo se va a separar porque su relación se enfrió, pero igual el calor también achicharra las cosas y termina por consumirlas.  Supondría uno entonces que lo mejor sería andar en una zona tibia, para así alejarnos de esos extremos que congelan o queman cualquier asunto en nuestras vidas.

Tal conducta sólo le apostaría al conformismo, pues lo que creo que ocurre es que en realidad tenemos miedo de irnos hacia  los extremos, pues  sabemos que el calor o el frio nos esperan con los brazos abiertos. Por eso  preferimos andar tibios, conducta que nos lleva a la indiferencia y al letargo, es decir, a vivir como zombies que no cuestionan nada, y que se dejan llevar a punta de los empujones (me parece mejor la palabra trancazos) que nos da la vida.

Quemarnos o congelarnos tiene su lado positivo, pues seguramente son estados que aparte de las cargas emocionales con las que irrumpen, nos hacen sentir vivos. 

jueves, 10 de diciembre de 2015

El viernes del año

Hablando hoy con un amigo, en algún momento de la conversación mencionamos como los meses se pueden agrupar y así corresponder  los días de la semana.  En esta clasificación Diciembre está solo y representa al Viernes.

Mientras esperábamos a otra amiga nos sentamos en un Juan Valdez y mi amigo me dijo, debido a otro tema que habíamos tocado hace poco, " ¿A cuantas personas no le habrán terminado en este café?".

Diciembre definitivamente es un mes que potencializa la alegría y la nostalgia, donde lo ideal sería experimentar la primera, y que la segunda hiciera la menor presencia posible.  Lo malo es que si se nos presenta alguna desgracia o contratiempo en medio de esa euforia decembrina, la muerte de un ser querido, terminar una relación, etc. dejamos que dicho evento y todos los sentimientos que lo acompañan se apodere de nosotros y nos sentimos como la persona más desdichada del planeta.

Mi amigo me contó la historia de una mujer a la que el novio, después de dos años de relación, le  terminó unDiciembre 15.   La lógica, de la mujer en ese entonces fue: "¡Mucho Hp!  ¿dos años juntos y decidió botarme un Diciembre?  ¿Por qué no se espero hasta el 6 de Enero?

Esto nuevamente confirma que suponemos erroneamente que en Diciembre debemos estar felices en todos los planos de nuestras vidas.  ¿Qué diferencia tiene el que ese hombre le haya terminado en Diciembre o Enero? imagino que el efecto Psicológico de acabar una relación en  el primer mes del año es mucho menor, pues resulta obvio que Enero es el lunes del año. 

miércoles, 9 de diciembre de 2015

Jeans entubados

Mientras me mido un par de jeans, en el vestidor ubicado a mí lado izquierdo, un señor también se mide ropa, mientras su esposa lo espera afuera para darle el visto bueno de las prendas que luce, enfrente de ella, como un modelo.

Los dos se ponen a hablar en voz alta; la mujer  dice: "Es que no sé,  esos pantalones entubados son como muy femeninos, no?  Apenas menciona la palabra "entubados", me imagino a un grupo de música punk.

La pareja continúa hablando. Ahora parece que el señor se está midiendo una camisa rosada que le gusta.  Su mujer duda, no sé si de la prenda o la virilidad de su pareja, y le pregunta  "¿En serio te gusta?" él responde que sí, y ambos dan diferentes apreciaciones sobre la ropa de color rosado para hombre, que indiscutiblemente están ligadas a la estúpida convención que el rosado es un color femenino y el azul uno masculino.

El punto es que la dicotomía de femenino y masculino nos jode demasiado la cabeza.  no deberíamos prestarle tanta atención a eso.

martes, 8 de diciembre de 2015

Madrugón

En el colegio, cuando me tocaba despertarme condenadamente temprano, lo hacia sin dificultad.  Experimentaba los primeros minutos del día en un estado zombi, pero después de la ducha esa sensación de letargo desaparecía.

Ahora me cuesta mucho más levantarme temprano.  A medida que uno se hace viejo uno quisiera atesorar esos "5 minutos más" hasta la eternidad.  Pocas cosas son tan placenteras como el acto de oprimir un botón del despertador para que deje de sonar, dar media vuelta y volver a cerrar los ojos.

En las últimas semanas he madrugado sin querer, es decir, me acuesto tarde con la consigna de dormir mucho, y de repente me despierto de forma natural en la madrugada.  No me gusta cuando eso me pasa, pues mi paranoia se dispara por los aires y comienzo a pensar que algo malo me va a ocurrir en ese instante o a lo largo del día, y que el despertarme es una advertencia de ese hecho nfasto que nunca se presenta.  Nunca ha pasado nada.  La única vez que si ocurrió algo fue  porque estaba enfermo y el cuerpo me pedía a gritos que vomitara.

Toda esa introducción para hablar sobre los madrugones navideños, solo piénsenlo  ¿En serio madrugar para consumir?  ¿Ir, en las primeras horas del día, a pelearse con una tracamanada de desconocidos por un carrito de mercado o la última prenda que supuestamente tiene rebaja?  La verdad a mí me da mucha pereza eso. 

 Quién sabe desde cuando Diciembre se instaló en nuestras mentes bajo dos premisas: "Tenemos que estar felices o aparentar felicidad" y "Debemos gastar todo el dinero posible incluso si no lo tenemos.  !NO A LOS MADRUGONES DE NAVIDAD!



"I don't question
our existence
I just question
our modern needs"
- Garden -

lunes, 7 de diciembre de 2015

Felicidad

El título de este post es muy pretencioso.  Definir la felicidad, debido a la infinidad de variables y estados emocionales que la acompañan, resulta imposible.  De todas formas creo que últimamente la hemos sobrevalorado, y el no estar felices está mal visto.  Despreciamos entonces  la energía creativa que puede estar contenida en la tristeza y dificultades que se nos presentan día a día. 

El fin de semana pasado vi en un parque  a un papá que mecía a su hija en un columpio. La niña que llevaba un vestido rosado y medias blancas  veladas, reía a carcajadas cada vez que su padre la empujaba.  Me parecio que en esa sencilla escena estaba representada la felicidad.

 ¿Por qué si tanto hablamos de felicidad en estos días, a veces nos cuesta tanto encontrarla?  ¿Será que únicamente somos  felices en nuestra niñez? Si es así, deberíamos retomar algunas conductas de esa época.

Uno de los componentes de la felicidad, me imagino, es encontrar placer en todo tipo de actividades, y mucho más en aquellas que, como adultos, calificamos de infantiles o tontas. 


domingo, 6 de diciembre de 2015

Ideas chatarra

Es Sábado y mientras leo y tomo capuchino, una combinación de actividades demasiado poderosa, no le presto atención a los diferentes sonidos que produce la calle.  De repente escucho a lo lejos y cada vez más cerca la voz de un hombre que habla a través de un parlante.  Finalmente pasa al lado  del lugar en el que estoy.  El parlante esta sujeto al techo de una camioneta y el mensaje es el siguiente:

"Compro baterías, marcos de puertas, neveras dañadas, canastas de envases, etc. etc. etc. cualquier tipo de chatarra..."

En ese momento pensé en que tipo de chatarra puedo tener en mí casa que tal vez le interese al hombre que vocea el mensaje, y cuanto dinero me daría por ella.  Luego me pegunte  ¿Qué tal si más bien me compra un par de paradigmas, ideas viejas y/o puntos de vista obsoletos? 

Sería buenísimo poder desprenderse de todo eso.  Lo que entonces tocaría mirar es si queremos soltar esas ideas chatarra que resultan ser tan toxicas, pero que igual atesoramos y defendemos por si acaso o simplemente porque si.