miércoles, 27 de abril de 2016

Tsundoku

Otra palabra japonesa imposible de traducir, que se deriva de Tsumu (apilar) y Doku (leer), y que hace referencia al acto de comprar libros y apilarlos.  

Mi biblioteca es más bien pequeña y aunque no presento Tsundoku crónico, si se puede utilizar tal expresión,  me aterra pensar en desprenderme de algún libro. También me da ligera angustia al saber que no voy a poder leer todo lo que quiero en lo que me queda de vida, y que nunca conoceré novelas fascinantes que fueron escritas mucho antes de haber nacido.

Supongamos que alguien por X o Y razón, qué sé yo,  ganarse el baloto sin comprarlo, por ejemplo, se puede dedicar a leer libros. En esa situación ideal estimo que uno se podría leer 3 libros por semana, lo que equivale a 156 libros al año.  También supongamos que esa persona esquiva a la muerte hasta los 80 años, a y que a  esa edad todavía le funcionan los ojos.  Para reforzar la fantasía, también piense,  estimado lector, que el personaje ni siquiera se  va despegar de los libros  en su lecho de muerte.

Dadas esas condiciones el número de libros leídos por esa persona a lo largo de su vida  ascendería aproximadamente a 10608, teniendo en cuenta que el personaje se aficionó a la lectura de forma enfermiza desde los 12 años.  También debemos suponer que adquirió una herencia, porque no creo que a las personas de esa edad les interese comprar el baloto.

Imagino entonces al individuo de la situación que describo, rodeado de miles de libros, leyendo el  libro número 10609, en una escena muy romántica en la cual termina el libro justo cuando exhala su último aliento, en fin.

La pregunta es ¿Para qué atesorar los libros?  Está claro que algunos poseen, más allá de relatos, un valor y significado emocional que solemos darles a los objetos, pero no todos pueden significar lo mismo. Alguien tal vez podría responder "Pues para volverlos a leer", pero  ¿a quién se le ocurre releer libros con todo lo que hace falta por leer y con la chicharra de la muerte a punto de sonar en cualquier momento? 

Hace dos años fui a una reunión de intercambio de libros.  La idea era llevar un libro que a uno le hubiera gustado mucho  y que de cierta forma doliera desprenderse de el.  Al principio dudé mucho  sobre cual llevar y pensé en deshacerme de uno que no me hubiera gustado tanto. Al final cambié de opinión y llevé el Sputnik Sweetheart, que es la novela de Murakami que más me ha gustado hasta el momento. 

¿Cuál será realmente el placer que encontramos en el, o al Tsundoku?

martes, 26 de abril de 2016

Paranoia

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"Deje de ser paranoico (a)" es una frase que me han dicho y que también he utilizado varias veces. Como ya lo he dicho todos estamos fritos de la cabeza y utilizamos el trabajo, la religión, el sexo, el estudio, el deporte, y otras válvulas de escape para que no se nos note. 

Entre los diferentes estados mentales que, aunque no nos demos cuenta, experimentamos se encuentra la paranoia. De un día para otro cambiamos nuestra manera  habitual de comportarnos con las personas, independiente de si son amigos de toda la vida,  nuevos o viejos conocidos.  

De repente nos crecen ciertas ideas en la cabeza y le cogemos rabia a las personas y a la existencia entera, sólo porque sí, porque a la larga  nos domina  más un cóctel  de hormonas e impulsos cerebrales que nuestra voluntad.

Cuando algo no nos sale bien, y luego de cogerle rabia al mundo entero, nos refugiamos en la paranoia.  Nos llenamos la cabeza de hechos que no existen, y nos contamos cualquier cantidad de historias.

Las historias que nos contamos falsas o ciertas, siempre 
son reales.  Actuamos de acuerdo a su realidad. 
- Maria Popova -

Tal vez lo mejor que podemos hacer, así nos duela, es dejar que esas ideas paranoicas nos resbalen; algo jodido pero ahí se encuentra el quid del asunto.

lunes, 25 de abril de 2016

De mejillas y uppercuts

La frase bíblica indica que si a uno le pegan en una mejilla debe poner la otra para recibir otro golpe.  Lo complicado de este acto de humildad, si se le puede llamar de tal forma, es que no sabemos si va a ser suficiente para nuestro contrincante,  o si de paso debemos poner otras partes del cuerpo para que nos sigan machacando a puñetazos.

Puede que usted, estimado lector, sea lo suficientemente ágil, y con un reflejo tipo ninja evite ese primer golpe, bien sea físicamente o a través de su discurso.  En ese caso la torta se voltea, pues usted,  después del bloqueo, puede contestar agresivamente el ataque y ser el que golpea la mejilla por primera vez.  Dependiendo de la técnica y fuerza de su golpe, su contrincante caerá noqueado a la lona (resulta obvio que, a menos de que usted sea boxeador, no caerá en tal superficie,  sólo quería utilizar esa palabra) o trastabillará un par de pasos hacia atrás, pondrá la otra mejilla o se abalanzará en contra suya.  Estos son tan solo uno de los múltiples puntos de trama (cualquier acontecimiento que envía a una narrativa en una nueva dirección) presentes en tal situación.

El punto es que debemos aprender a identificar qué situaciones no ameritan "poner la mejilla" sino contraatacar, acción, en este caso, que dista mucho de ser resentido. En esos casos después de haber recibido el golpe en una mejilla, en caso de no ser noqueados y aprovechando el descuido en la guardia del contrincante debemos lanzar un uppercut certero.  Si se llega a conectar en la quijada, podría darse por saldado el asunto ya sea por knock Out o porque el contrincante no cuenta con más quijadas que poner a disposición de nuestros golpes. 

miércoles, 20 de abril de 2016

Alcancía de libros

Una alcancía de libros sería algo completamente ridículo.  Tendría que ser un artefacto muy grande y  no tendría ningún sentido ahorrar libros, aunque de cierta forma eso es lo que uno hace: atesorar libros porque  siempre estamos colgados en la lectura, y a pesar de eso se compran más, cómo si los que no se han leído  fueran a desaparecer de un momento a otro.

Este año había pensado en no ir a la feria del libro. "¿Para qué  voy a gastar plata y a atiborrarme de libros, si tengo bastantes que no he leído y puedo comprarlos en cualquier momento del año, de forma pausada y tranquila?", pensé, si es que esa conducta existe para la compra de libros. 

Ese era mi plan, hasta que mi hermano me propuso ir a la feria. Todo mi raciocinio se fue al piso, y fue ahí donde  la alcancía de libros entró, para despejar los resquicios de dudas financieras, en el panorama. Es una alcancía que tengo hace bastante, y desde hace tres años adquirió su estatus de alcancía de libros, y cada moneda qué ha contenido equivale a $500 o $1000 de un libro.  

Como siempre iré a comprar, mirar y antojarme de muchos libros.  Cuando la abandone, con más libros de los que inicialmente había pensado adquirir, pensaré, como siempre, que en algún stand dejé olvidado ese libro destinado sólo para mi.  

Larga vida a la alcancía de libros.

martes, 19 de abril de 2016

Sexto sentido

A Camilo le apasiona todo lo relacionado con crecimiento personal, sin  llegar a caer en las arenas movedizas de la espiritualidad de bolsillo y el porno motivacional. Aspira, algún día, a entender en su totalidad de que manera aprenden las personas.  

Hace un tiempo Carlos, que tiene una empresa familiar que dicta cursos relacionados con esos temas, lo buscó desesperadamente para hacerle una propuesta de trabajo o más bien una alianza estratégica.  Camilo, sin tener una explicación lógica, decidió confiar en su sexto sentido, intuición, pálpito, llámelo como quiera y decidió declinar la propuesta pero no le dijo nada a Carlos, simplemente quería adoptar esa estrategia de alejamiento a la que muchas veces apelamos cuando sentimos que hay gato encerrado y algo simplemente no cuadra, sensación que se puede traducir en la conocida frase: "De eso tan bueno no dan tanto".  

Carlos continuó buscándolo, incluso le envió una carta, hasta que un día Camilo le tuvo que decir que lo dejara en paz pues no tenía interés alguno en su propuesta.  

Camilo siente que Carlos es una persona que en este momento de su vida no le aporta nada.  Una vez le hizo caso a su corazonada experimento eso que llamamos "fresquito", que es el máximo nivel de tranquilidad.

lunes, 18 de abril de 2016

Sobre leptones y quarks

"Hay seis leptones (electrón, muón, tau, neutrino del electrón, neutrino del muón y neutrino del tau) y seis quarks (quark up (u) quark down (d), quark charm (c), quark extraño (s), quark bottom (b) y quark top (t) ). Sin embargo, los quarks tienen una propiedad llamada color3 y cada uno puede presentar tres colores (rojo, verde y azul). Hay, por tanto, 18 quarks. Pero, como a cada partícula le corresponde una antipartícula4 , existirían en total 12 leptones y 36 quarks." 

Si todavía continúa leyendo, el párrafo anterior lo saqué de un documento que trata sobre física de partículas.  Para un científico que trabaje en ese campo o rama de la física, si se le pude llamar así, es posible que esa información resulte imprescindible para su vida, y tal vez quiera transmitir ese conocimiento a la mayoría de personas posible. 

De acuerdo a la información, puedo decir, muy a la ligera, que, al parecer, los neutrinos parecen presentar una mística Oriental, es decir, siento que si hay uno del tau y otro del muón es como decir que uno representa el ying y otro el yang.

Los quarks, con sus características charm, bottom, down y top, tienen más bien pinta occidental, y vaya usted a saber si es bueno o no en ese mundo, ser un quark extraño.  En el nuestro está claro que a veces no es así: una persona puede tener charm, estar down o irse al bottom, pero es bien diferente experimentar una de esas vicisitudes (buena palabra esta) de la vida, a ser tildado de extraño; aunque existen algunas personas que se ufanan de ser raros, en fin. 

Queda claro qué la propiedad color3 de los quarks evidencia el conflicto en el que se encuentran inmersos, pues a pesar de sus ganas de accidentalidad, el color rojo, verde y azul bien podría indicar que los quarks pertenecen a la República Democrática de Azerbaiyán, de acuerdo al color de la bandera, , y entonces hasta ahí les llegó lo gringos.

Más allá de esas tonterías que concluí acerca de los quarks y los leptones, el punto,  es que a veces es mejor tragarnos eso que consideramos muy importante en nuestras vidas, y más bien mirar como podemos acoplar nuestro conocimiento a lo que es importante para otras personas, es decir, muchas de las veces que hablamos, las personas sólo esperan que nos metamos nuestros leptones y quarks donde mejor nos quepan. 

domingo, 17 de abril de 2016

Despedirse

Decir adiós siempre será duro.  No el adiós de un día para otro sino ese hasta luego que sabemos va a durar mucho tiempo.  

Familia colombiana en despedida eterna
Un lugar que presenta esa situación con frecuencia y que ocupa un puesto en el top 3 de mis lugares favoritos de la ciudad es el aeropuerto;  sinónimo de despedida, de abrazos que se repiten porque solo dar uno nunca será suficiente.  También es un lugar que implica cambio, tanto para ese que va a convertirse en forastero, como para el que se queda, pues de alguna manera ese vacío que deja la despedida modificará, por más imperceptible que sea, las dinámicas de vida.

Despedirse implica soltar, dejar de aferrarnos a algo o a alguien, y a la vez valida que todo en la vida es metamorfosis y movimiento.  Definitivamente hay algo bueno en la nostalgia  ligada a las despedidas.

Farewells are so strange. There’s something terrifying, deadly, about
 them, and yet they awaken a desperate urge to live. Perhaps farewells create new
 territories, or they send us back to the only territory that truly belongs to us, that of solitude. It is as though we needed to go back there from time to time, to draw a line and say: I came from here, this was me, what sort of person am I?"
- Traveler of the Century -