sábado, 4 de junio de 2016

122, 123, 124...

Una familia compuesta por papá mamá e hijo llega a la mesa de un restaurante.  El padre lleva una camiseta a cuadros, de colores azul rojo y blanco; su hijo está vestido con el uniforme de la selección Colombia, y la mamá lleva puesto un suéter blanco con líneas azules horizontales.

Apenas se sientan el niño, que debe tener unos 8 años, comienza a contar: 122, 123, 124... mientras el padre le dedica toda la atención a su celular; tiene unas cejas pobladas que ayudan a dar la impresión de que anda de mal genio.  La mirada de la mamá , que tiene los brazos cruzados y que en vez de estar sentada parece desgonzada en la silla, sólo expresa aburrimiento. 

Cuando les traen las bebidas la mujer, con un par de movimientos ágiles, le quita el envoltorio al pitillo y lo introduce en la limonada, quizá pensando "Quiero largarme de este lugar" o incluso "Quiero tener otra vida".

El niño por fin dejó de contar números; ahora habla pero cada palabra que pronuncia parece no tener ninguna relación con la anterior.   Es él único que lo hace, los padres no se miran, ni dicen nada. Es una familia, pero por alguna razón están desconectados, como si les fastidiara compartir tiempo juntos.  Es como si cada uno llevará en sus cabezas un conteo diferente. 

viernes, 3 de junio de 2016

Punto

. Título la entrada "Punto" y escribo el signo de puntuación iniciando esta frase, porque quedan 18 minutos para saltar de un día a otro y no quiero que la entrada quede con la fecha de mañana; así que apenas escribí el título y el punto, valga la redundancia, guardé la entrada, la etiqueté como Cosa Nº 862, y le di publicar.  Un pequeño acto que bien podría considerarse como uno de rebeldía contra el sistema, por lo menos el de la plataforma Blogger.

Bien habría podido titular la entrada 18 minutos, y escribir  algo en ese lapso de tiempo y encaminar el escrito hacia eso, pero fue algo que hice ese día que quedaban 21 minutos, no para la media noche sino para las 10:00 pm (ahora me doy cuenta que escribí 39 y no 9 cuando mencioné la hora en ese post, lo que me recuerda ese otro escrito que tengo pendiente sobre  horas de 30 minutos, lo que daría paso a un día de 48 horas, ¿seríamos más productivos en tal caso?, en fin, de ser así, las 39 aplicarían perfectamente). 

El punto a la larga no existe, es un fin que siempre continua, o más bien un "no fin".  Tan sólo basta analizar que después de cualquier punto podemos continuar narrando lo que sea.  Entonces el punto viene a ser como un planeta más en ese multiverso, que se extiende hasta donde la imaginación no nos llega, en el que se encuentra la tierra.

Decir adiós o despedirse, es algo similar a un punto, pero siempre permitirá que los que se separan sigan narrando historias diferentes, que se cruzarán en el futuro.

miércoles, 1 de junio de 2016

El libro rojo

Llego a mi casa después de un largo día. Entro a mi cuarto y descargo mis cosas, me quito los zapatos y me tumbo en la cama por unos 10 minutos.  Pocos momentos superan llegar a la casa después de un largo día de trabajo.

Me paro y justo cuando voy a salir, veo en la biblioteca un libro de tapa roja que nunca había visto .  Me acerco y leo el título, "La historia de tu vida".  Imagino que es una especie de biografía, aunque no entiendo por qué el título no está en primera persona.

Voy a la cocina y me preparo un sándwich. Me sirvo una ginger con hielo y rodajas de limón, un pequeño placer perfecto para terminar el día.  Agarro una bandeja y llevo la comida al cuarto y, entre mordisco y mordisco, cambio los canales del televisor frenéticamente, en busca de una imagen que me llame la atención.

Volteo a mirar hacia la biblioteca, el libro rojo sigue ahí, no sé como llego a mí biblioteca. Finalmente decido agarrarlo y comienzo a hojearlo. En el índice veo que está mi nombre, y cada capítulo lleva como título un episodio impotante de mi vida.  

Me voy al número 1. que se llama "Nacimiento" la voz que narra, por su ternura, parece la de mi madre.  En la segunda página cuenta esa historia que tanto me gusta sobre el trino de los pájaros el día en que yo nací.  Salto a un capítulo que  se llama Amable recordatorio; está en primera persona, como si yo lo hubiera escrito, y narra, a modo de crónica, todos los eventos del día de mi accidente y de mi posterior recuperación. 

Me entusiasmo, nuevamente me devuelvo al indice y deslizo mi dedo hasta el último capítulo, el título es casi obvio: "Muerte".  Cierro el libro, y decido ir a lavarme los dientes.  De vuelta en el cuarto, me rindo ante la intriga y leo la primera línea de ese último capítulo: "Esa mañana Juan Manuel desayuno café.  "Que cosa más obvia", pienso, quien sea que haya escrito ese libro, está falto de imaginación.

martes, 31 de mayo de 2016

Aborto textual

El año pasado comencé a escribir  algo para una mujer que me gustaba.  Finalmente el texto nunca vio la luz, es decir, yo fui el único que lo leí y nunca lo terminé.  Un par de meses después de haberlo escrito lo volví a leer y me pareció que estaba lleno de clichés, vainas cursis y lugares comunes, así que lo destiné a la papelera de reciclaje; en otras palabras lo maté en medio de su gestación.

¿Qué pasará con esas palabras que queríamos que otros escucharan, pero que finalmente nunca entregamos, bien sea de forma oral o escrita?  Esta es una pregunta que parece no tener respuesta, pues resulta imposible saber si esas palabras, ya olvidadas, iban a tener la fuerza suficiente para cambiar el curso de los acontecimientos.

En ocasiones no pasa nada con matar las palabras,  otras veces, por decencia o hipocresía, lo hacemos para no meternos en problemas y luego  el remordimiento nos taladra la cabeza una y otra vez.

Tal ves lo mejor es dejar reposar las palabras, no matarlas, sino más bien  retenerlas, darles vueltas, editarlas, borrarlas, tacharlas, cambiarlas, buscarles el sinónimo, adjetivo o tiempo verbal adecuado y  volverlas a escribir o hablar.


lunes, 30 de mayo de 2016

Árboles, hippies y sombra

Una de las primeras imágenes que se me viene a la cabeza al escuchar la palabra que titula el post son los "hippies abraza árboles", que más bien son un mito urbano, ¿quién ha visto ha alguno hacer eso?

Dicen, aquellos que saben de cosas que uno no sabe, que los hay en cantidades abrumadoras, que abrazar árboles es algo bueno, al igual que cualquier experiencia o contacto cercano que tengamos con la naturaleza.

Entonces se podría definir a un  grupo, inmenso o pequeño, de personas en el planeta como los "abraza árboles" que, aunque escasos, son inofensivos.

Otra frase que también relaciono con la palabra árbol es: "Se arrima al árbol que más sombra le da" que aplica para aquellas personas que siempre buscan satisfacer primero sus deseos personales, y no les importa lo falsos que puedan ser.  

Estos al igual que esas personas que saben cosas que uno no sabe, abundan por cantidades y resulta difícil identificarlos, pues andan por ahí con sus caritas de yo no fui y una actitud dicharachera que confunde.  

Aquellos personajes se creen tan sensatos como el Dalai Lama, pero, en realidad, solo los mueve la búsqueda de sombra.

viernes, 27 de mayo de 2016

Señalar con el dedo

Una mujer rubia llega al restaurante con su esposo y su hijo, un monito de unos 5 años, gracioso y completamente despelucado.  Me llama la atención él y su mamá, que lleva muy poco maquillaje, un saco negro largo y tiene la nariz respingada 

Apenas se sientan el hijo empieza a deambular, completamente disperso, por el restaurante.  Quién sabe que historias se está contando.  Cuando por fin se sienta en la mesa señala a una persona.  "No señales así" le dice la mamá.

Señalar con el dedo se podría considerar una frase redundante  ¿Con qué otra parte del cuerpo va a señalar uno algo? existirán aquellos que opinen que es posible señalar con la boca,  pero para señalar a algo o alguien , no hay forma más fácil de hacerlo que con el dedo.

No sé a quien carajos se le ocurrió inventarse eso de que señalar con el dedo es mala educación.  Esa afirmación es uno de esos bits de información que se nos quedan grabados en la cabeza desde pequeños.

Lo malo es que de pronto  sin darnos cuenta, le hacemos caso a esa consigna en diferentes escenarios en nuestras vidas, y dejamos de señalar eso que nos hace sentir mal: personas, puntos de vista, etc. para no ser maleducados, lo que nos lleva a actuar de manera hipócrita.

Finalmente el monito dejo de señalar a la persona con el dedo, se fue a una mesa desocupada, tomó un vaso que habían dejado otros comensales y sorbió su liquido. La mamá lo regaño y le dijo que no fuera cochino que quién sabe que bacterias podía tener ese pitillo.


jueves, 26 de mayo de 2016

La mosca

Me gustan aquellos escritores que tienen la capacidad de escribir textos maravillosos a partir fde cualquier evento cotidiano.  Esto tal vez puede sonar redundante, porque todos los escritores deberían estar en capacidad de hacer eso, pero es que hay algunos que tienen una facilidad impresionante para conectar ideas por más lejanas u opuestas que parezcan.

Siempre que pienso sobre este tema, imagino que algún día en el que esté escribiendo, una mosca va a pasar volando enfrente o mio, o mejor, va a reposar en la pantalla, quizás en busca de  calor, o, de pronto, con la intención de soplarme el texto.

Ese día voy a escribir un texto maravilloso sobre la mosca, tal vez sobre esa mosca en particular o sobre su especie.  Recuerdo que cuando era pequeño veía moscas a menudo, de esas que se ensañan con el vidrio de una ventana y producen ese ruido tan particularmente fastidioso.  Ahora ya no veo moscas,  ¿Alguien sabrá qué pasó con ellas?

La escasez de moscas, sumado al evento particular de encontrarme con una cuando este escribiendo, es lo que ha frenado la producción de ese texto maravilloso, digno de ganarse el nobel de textos, si existiera tal premio,  que en algún lugar de mi cerebro se encuentra.  

Ese día, cuando eso ocurra, todas las ideas de mi cabeza se van a conectar como por arte de magia y no solo voy a escribir un texto maravilloso, de paso voy entender en que consiste la vida y su contraparte.  Mientras tanto, aquí les dejo esto.