sábado, 30 de julio de 2016

Señal de $500

Hoy, cuando me iba a bajar de un taxi y como siempre hago de acuerdo a un consejo que me dio mi mamá hace muchos tiempo, reviso que no se me haya caído o quedado nada en el asiento. En medio de esa conducta casi reflejo, vi una moneda de $500, un evento completamente inesperado pues en mi revisión tradicional nunca encuentro con algo.

Estiré mi brazo y la agarré.  Estoy seguro que no era mía, pues no tengo presente que en unas vueltas me hubieran dado una moneda de esa denominación.  Quien sabe, quizás era del taxista y se la robé en sus narices.  Una vez me subí a un taxi con más personas, y me tocó en el puesto del copiloto.  Cuando mire al piso habían varias monedas de $1000 y $500, me agache y recogí una pero se me hizo muy raro y le pregunté al conductor que si era de él. "Sí, Mucha gente las recoge" dijo mientras reía.  Me contó que ese espacio era su alcancía  provisional de monedas. Con pena, la tire al piso y me hice el loco el resto del viaje.

Después de tomar  la moneda de $500, que obviamente ya hace parte de las entrañas de mi alcancía de libros, pensé otras vez en ese cliché cultural de las señales.  A veces es bueno subirse en esos imaginarios colectivos. 

Decidí que el haberme encontrado esa moneda fue una señal, pero lo dejé en eso, es decir, no me puse a pensar de que tipo podría ser, ni mucho menos qué me quería decir,  La semana pasada también me encontré un billete de $2000 en el bolsillo derecho de una sudadera.  Sin importar la denominación, ese siempre será un evento afortunado.

jueves, 28 de julio de 2016

El frío fluye

Es medio día y tengo las manos y los pies helados.  Miro por la ventana y afuera hace sol.  No entiendo por qué carajos tengo tanto frío si cerca, al parecer, hace mucho calor. Busco en google "Pies muy fríos".  Ninguno de los links tiene información convincente.  En uno dicen que una de las posibles causas de esa condición meteorológica en las extremidades, le ocurre a personas en extremo flacas. No es mí caso.

Todo continúa igual después de almuerzo.  Decido salir a comprarme un tinto en un café que queda cerca.  Espero calentarme con el sol.  Apenas salgo a la calle, el sol decide esconderse y  ráfagas rabiosas  de viento comienzan a golpearme. "Maldita sea".

Camino rápido.  Llego al café, pido el tinto y lo combino con una galleta pequeña de chips de chocolate. Luego camino hasta el lugar de las sillas que tanto me gusta.  Ahora hace más frío o más viento, no sé cuál lleva la batuta.  Escaneo el lugar con la mirada y una de las sillas está desocupada. Camino rápido para que nadie me la quite, al tiempo que me concentro casi al nivel de un Jedi para no regar el tinto.  

Apenas me siento, ya esta tibio (Chingado clima).  Me acabo la galleta en un par de mordiscos y me tomo el resto de la bebida pensando que está muy caliente. En otra silla un hombre, que lleva puestos unos audífonos blancos teclea frenéticamente la pantalla de  su celular.  

Justo en ese momento mis audífonos escupen  la voz de Eddie Vedder que dice "Thoughts arrive like butterflies, he don't know so he chases them away".  A la larga, al igual que los pensamientos, el frío y la letra de Even Flow, todo fluye, sino que uno vive, o cree vivir, muy ocupado para darse cuenta.

De vuelta camino más rápido y ya no siento los pies fríos.  Al frío. el viento o a ambos les importa cinco y el segundo me sigue embistiendo como si nada. Un sol tímido se burla a mi espalda.  

miércoles, 27 de julio de 2016

Sam Bennett

Bennett es Irlandés aunque nació en Bélgica. Tiene 26 años y lleva varios aretes en sus orejas,   Cuenta que le gusta "encerrarse en una burbuja" cada vez que se siente mal, periodo en en el que no habla con nadie y  solo se lo aguanta su novia.

Es velocista y fue el encargado de representar a Irlanda por onceava vez, su primera,  en el tour de Francia. En esa tierra de duendes y cerveza se le conoce como la próxima revelación deportiva. 

Imagino que Bennett tenía mucha ilusión de participar en la competencia de ciclismo más importante, y quién sabe cuanto tiempo se preparó y qué tuvo que sacrificar para hacerlo.  No sabemos cuál fue su rendimiento en las diferentes etapas del tour, mientras Christopher Froome les daba sopa y seco a todos y Nairo Quintana procuraba no perder tiempo frente al líder.

Al final Bennett ocupó el puesto número 174, es decir, llegó de último, pero llego.  Es difícil pensar que dirán acerca de él en su país y si para los ciudadanos irlandeses la participación de sus deportistas en competencias internacionales es de suma importancia  o no. No imagino en que Bunker, en vez de burbuja, se debería haber metido Bennett si fuera colombiano.

Sería genial poder conversar con Bennett, saber que lo motiva para seguir apostándole al ciclismo, después de llegar 5 horas con 17 minutos detrás de Froome. 

martes, 26 de julio de 2016

Finales

A veces los finales de los escritos se pueden dejar abiertos a la interpretación del lector o, como dice un amigo, que se expandan en la mente.  Otras veces es necesario cerrarlos.  Esos son de los más difíciles porque se necesita que la historia sea circular, sin nada de errores, es decir, casi perfecta.  Usted sabe esos textos  que uno lee como si fueran una droga por lo bien escritos que están.

Sería buenísimo que todas las publicaciones en redes sociales fueran historias.  Así habría menos maneras de ofenderse por lo que otros dicen, y cada quien las interpretaría de acuerdo a sus recuerdos, creencias, etc.

Hoy, una mujer publicó lo siguiente:

"Eso del Pokemon Go es peor que un virus, si tan solo supieran lo que en realidad significa todo esto y a lo que le están abriendo puertas"

No tengo ni la menor idea si es verdad o no, y nunca lo sabré porque no me llama la atención la dichosa aplicación. En cuanto a series animadas me quedé en caballeros del zodiaco, y de ahí en adelante no le seguí el hilo a nada de eso.

Varias personas criticaron la publicación y, como por variar, comenzaron a agarrarse comentario tras comentario.  A mí la verdad no me importa que sea cierta o no, lo que piense la mujer, ni mucho menos sus detractores.

Lo único que me molesto  es que nunca explicó  qué tipos de puertas abren quienes juegan pokemon go.  El gancho narrativo para interesarme  fue el adecuado, pero el final estuvo pésimo.

lunes, 25 de julio de 2016

With all due respect

Dentro de dos horas tengo un evento.  Pido un capuchino grande y un muffin de manzana.  Este último es pequeño, "podría acabármelo en tres mordiscos" pienso. Sabe a gloria.  Completo el fascinante combo con la lectura de una novela.  Es corta, me faltan como unas 100 páginas y espero terminarla antes de irme del lugar.

Un hombre y una mujer llegan y se sientan en una mesa que queda  diagonal a mi izquierda.  La mujer maneja un coche, imagino que un bebé va adentro, y el hombre que la acompaña lleva un traje con corbata.  Cuando se sientan la mujer me queda dando la espalda y puedo verle la cara al hombre.  Debe tener unos 37 años, es mono tirando a calvo.  Ordenan algo. Continúo con mi lectura.

El muffin se está acabando y todavía me queda mucho capuccino.  Me meto el último trozo a la boca y pido otro. "Deberían hacerlos proporcionales a los tamaños de las bebidas". "Si" me respondo y  Sigo leyendo mientras lo traen.  Me concentro en la lectura hasta que el hombre que llegó con la mujer y su bebe, que debe estar dormido porque no hace ningún ruido, comienza a hablar fuerte.  No tengo ni idea sobre que hablan, pero el hombre entre risas dice: "La verdad es que yo nunca he estado muy involved con eso".

" ¿Muy qué, perdón?  ¿Por qué tiene que zamparle esa palabra en inglés a la frase?  Ese sólo es el comienzo. Nada puede detener la avalancha de palabras y términos en inglés que viene a continuación: "Bran equity" "Income statement" "No me siento motivated", etc.  Lo peor del asunto es que cada vez que pronuncia algo en ese idioma sube la voz.

Dejo de ponerle atención y continúo con mi lectura.  Coincidencialmente uno de los personajes de la novela también suelta frases en inglés pero de manera irónica, incluso chistosa.  En uno de los dialogos le dice a un amigo: "With al due repect, la esposa de su hermano está muy buena".

El gringuito y la mujer se paran y comienzan a despedirse.   Efectivamente llevaba un bebé en el coche que ya esta despierto.  De pronto lo pellizco para que comenzara a llorar y asi acabar  la reunión.

"Hago contacto visual con el hombre.  "With al due respect es mejor hablar en un único idioma"  pienso.  Deja de mirarme y de forma torpe se despide del bebe, agarrándole uno de los pies como si fuera una mano.

viernes, 22 de julio de 2016

Lavar la losa

Hoy desayune huevo, hace mucho que no lo hacía.  La inclusión de esa proteína en el menú, hizo necesario el uso de una cacerola (me gusta esta palabra, se mueve con gracia por la boca cada vez que uno la pronuncia: cacerola, cacerola, cacerola...).

Casi siempre arrumo (otra buena palabra) la losa que ensucié en el lavaplatos para lavarla después pero hoy, quién sabe por qué, quizás por consumir huevo y usar una cacerola, me dio por lavar todo justo después de que terminé de desayunar.

Apenas abrí la llave para humedecer lo que había ensuciado: un plato, la cafetera, la cacerola, un tenedor y un taza, comencé a repasar varios temas que me han dado vueltas en la cabeza en estos días.  Cuando comencé a echarle jabón a todo, caí en cuenta de la manera que lo hacia; muchas ideas, imágenes, opiniones, pasaron por mi cerebro, pero las evalué de lejitos, como un simple espectador, sin juzgar, ni dedicarle más de 5 segundos a ninguna.

Cuando terminé de lavar toda la losa y la organicé en el platero, me sentí bien, tranquilo.  La descarga de dopamina que me produjo lavar la losa fue justo la necesaria.  Fue toda una experiencia Zen.

jueves, 21 de julio de 2016

De comedia en comedia

Un día salió de su casa y le dijo a su esposa que iba a visitar a su madre. Al caer la noche no volvió y en todo el día no visito su destino inicial, además, en su casa, dejo una nota en la pantalla del computador la cual decía: “Lo siento”. 


Así fue que desapareció el comediante Gonzalo Valderrama. Yo no lo conocía por el nombre, pero apenas vi su foto recordé que me había hecho reír un par de veces a la hora del almuerzo, en la playita de arquitectura. 

No alcanzo a imaginarme la angustia que debe producir la desaparición de un ser querido y los miles de pensamientos negativos que deben llegar a la cabeza de los familiares, liderados por la peor pregunta de todas: “¿Estará muerto(a)?”. 

Adicional a eso, el GPS de su celular dejaba ver por donde había caminado, y cada vez más personas decían que lo habían visto en diferentes barrios de la ciudad y que no respondía a su nombre. Sus familiares pedían el favor de no perderlo de vista hasta que la policía llegara al lugar. 

¿Qué por qué decidió desaparecer? Ni idea, nunca sabremos cómo funcionan las misteriosas profundidades de nuestro cerebro, mucho menos cuando están salpicadas por fuertes alteraciones del ánimo, trastorno bipolar afectivo en el caso de Valderrama. 

El viernes luego de su desaparición, en un almuerzo familiar, una tía comentó: “Pobre, ahora todo el mundo va a saber que está enfermo”. 

¿Por qué pobre? ¿por qué nos empeñamos en ocultar ciertos aspectos de nuestras vidas que, querámoslo o no, nos definen? 

Parece que vivimos de comedia en comedia y debemos reír y sonreír a todo momento. Estar mal, tristes, o bajos de nota no es una condición aceptable ¿No funcionaríamos mejor si dejáramos tantos prejuicios de lado y enseñáramos todas esas “fallas” que llevamos encima, esos errores de servidor interno? de ser así, las personas sabrían como interactuar mejor con nosotros y de qué forma ayudarnos. 

Después de tres días de andar desaparecido, Valderrama volvió a su casa. Qué bueno que ese episodio tuvo un final feliz.


Todos somos bipolares, y cada quién, a  su manera, trata de guardar su compostura en los extremos.  Somos buenos fingiendo.