martes, 25 de octubre de 2016

Incógnitas

Hoy leí una publicación que compartió una mujer.  Una serie de imágenes con frases que, se supone, evidencian pura sabiduría.  La superioridad moral que cargaba la primera, evitó que leyera el resto; esta decía: "Toma de tres a cuatro años conocer a una persona por completo.  Las parejas que esperan este tiempo, antes de casarse, tienes menos probabilidad de divorciarse".

¿Cómo le quedó el ojo estimado lector? Me aburren estas píldoras de sabiduría que pretenden enunciar verdades, pues a la larga estas no existen, es decir, cada uno lleva y cree en su verdad, que es como un carnet: única y a veces intransferible, como se le de la gana. Que pena aquellos que siguen al pie de la letra este tipo de frases.

Creo que nadie llega a conocer por completo a otra persona, sin importar cual sea su tipo de relación: pareja, amigo, familiar, etc.  Todos llevamos un lado oscuro o ciertos aspectos de nuestras vidas en la penumbra, y es ahí donde se deben quedar.  Probablemente no sabemos cuales son y nunca los descubriremos, pero en caso contrario es mejor dejarlos ahí, quietos sin que sean perturbados.

Al momento de ser, ser alguien, qué se yo, un humano con identidad, más bien somos incógnitas andantes.  Jugamos a tener todo claro y definido, tarea en la que fracasamos rotundamente. Es probable que incluso nosotros mismos nunca  lleguemos a conocernos por completo.

"¿Es posible para un humano lograr entender perfectamente a otro?
Podemos invertir enormes cantidades de tiempo y energía para conocer a otra persona, 
pero al final  ¿qué tan cerca estamos de conocer la esencia de esa persona?
Nos convencemos a nosotros mismos que conocemos a la otra persona bien, pero  ¿en verdad sabemos algo sobre alguien?
- Crónica del pájaro que da cuerda al mundo -

" Lo cierto es que los dos tenían una región secreta a la que el otro no podía acceder, 
pero se trataba de un lugar sin geografía, de un país sin territorio, incluso sin una lengua propia, sin constitución, sin historia.
- No mires debajo de la cama -

lunes, 24 de octubre de 2016

Balas y opiniones

Vuelve y juega, no sé me ocurre sobre qué escribir.  Acabo de borrar tres párrafos de un post no post que titulé "Colores", pero leí lo que había escrito, me pareció sonso y lo borré. Después iba a comenzar a escribir otro titulado "Experiencia de vida", pues hace poco alguien publicó algo así: "El inserte el suceso de su preferencia, fue toda una experiencia de vida". En ese otro escrito quería evidenciar el sinsentido de esa frase, pero he ahí el problema, estaba disparando una opinión, y las opiniones, igual que las balas, así no lo queramos, suelen herir.

La mayoría de escritos que uno se encuentra, incluido este, son opiniones, pues son lo más fácil, es decir, no hay necesidad ninguna de involucrarnos sentimentalmente con ellas, sino solo soltarlas y evitar ser salpicados por el desastre que puedan crear,

Creo entonces que hay dos tipos de opiniones: opiniones de salva y opiniones reales.  Las primeras son aquellas que no intentan juzgar, sino únicamente exponer un punto de vista, es decir no pretenden crear camorra (Excelente palabra esta).  El problema con estas es que su calibre no depende de nosotros, sino de quien las recibe, que puede resultar herido aún asi no lo queramos.

Las otras son las opiniones reales, con las que emitimos cualquier tipo de dictamen que creemos como última verdad y que suele estar completamente nublado por nuestro deficiente punto de vista.  Estas las disparamos únicamente con el fin de hacer daño y molestar a los demás; queremos que caigan en cuenta de su "error" y que aplaudan nuestra brillantez. 

Por eso lo que debemos hacer es contar la verdad, o más bien, lo que consideramos verdad disfrazándola con las vestiduras de una historia, que permite a las personas quedarse con el mensaje que consideren importante y relacionarlo con sus vidas de la manera que crean conveniente.

viernes, 21 de octubre de 2016

"Buenas"

Hace unos días tomé el ascensor en mi edificio. Cuando llegó a mi piso, una mujer abrió la puerta pensando que ya había llegado al primero. Era rubia, tenía el pelo largo y ondulado, aparte de unas  facciones finísimas. Me pareció muy bonita.

Alcanzó a salir del ascensor y dio unos pasos, hasta que cayó en cuenta que no era el primer piso, me sonrió y se volvió a meter. Fueron solo unos cuantos segundos, en los que me quedé mirándola como bobo.  

Es probable que haya imaginado una cita con ella, incluso un viaje y que me haya hecho la pregunta ¿y si es mi alma gemela? (la velocidad del cerebro para crear fantasías es increíble). Ya adentro del ascensor, el único rompe-hielo que se me ocurrió utilizar para mi media naranja, esa persona tan difícil de encontrar, fue un seco y sonoro “buenas”. 

“Buenas” es la palabra perfecta para saludar en la tienda de barrio; para esperar a que a uno le respondan: “buenos días vecino, ¿qué se le ofrece?”, pero creo que no lo es para abordar a una mujer que no se conoce, mucho menos si es el alma gemela. 

Pero ¿cómo saberlo? Tal vez "buenas" si es el mejor saludo para interactuar con una desconocida pues, ¿qué me hace pensar que esos exfuturos, como diría Faciolince, con los que uno se cruza frecuentemente, están a la espera de un coqueteo en cada interacción que tienen a lo largo del día, desde el tendero de la tienda de barrio hasta un tipo X que se la encuentra en un ascensor?

Luego de nuestro repentino encuentro, la mujer se miró al espejo para arreglarse el pelo, bajo mi atenta y, tal vez, fastidiosa mirada. Mi cabeza trabajo a mil por hora, buscando una frase para complementar el "buenas", pero no sirvió de nada; fue como si el uso de esa palabra hubiera abrasado toda mi capacidad cognitiva.

jueves, 20 de octubre de 2016

Cinco Claveles

"Choque esos cinco claveles juancho".  Así me decía Gonzalo, el esposo de la mejor amiga de mi mama, cuando yo era pequeño. Casi siempre lo veía cuando se reunían a jugar cartas.  Él era alto, flaco, tenía poco pelo y utilizaba gafas  Era de una región de Antioquia y tenía un arsenal de dichos agradables.

"Media pal bobo" era otra de sus frase favoritas, que utilizaba cuando ganaba un juego o estaba a punto de perder y el destino le regalaba un Joker.  Otra era "Me desbajo" con la que intentaba recoger el juego de la mesa, una vez había bajado las figuras y se daba cuenta que había cometido un error.

Las frases siempre eran las mismas, pero era una de esas personas que no hay forma de que caigan mal y oirlo hablar siempre era agradable.  En ese entonces yo debía tener unos cinco años; el llegaba y me saludaba con una gran sonrisa acompañada de un " ¿Qué más juancho? choque esos cinco claveles".  Recuerdo que me hacia sentir importante y que me daba mucho gusto chocar las manos con el.

A Gonzalo se lo llevó un cáncer.  Desde entonces es difícil encontrarme  un saludo cargado de tanta energía.  

miércoles, 19 de octubre de 2016

Las cosas pasan por algo

La palabra "cosa" es peligrosa.  Peligrosa porque es todo y nada a la vez.  A todo le podemos llamar "cosa", incluso la nada viene a ser una cosa. Una de las definiciones que da la Rae, evidencia lo ambiguo que es su significado: "Lo que tiene entidad, ya sea corporal o espiritual, natural o artificial, concreta,abstracta o virtual."  Nada se le escapa.  Todo en nuestras vidas es, si me permite decirlo estimado lector, una cuestion de coseidad.

Alguien me pregunto hoy que si creo en ese bálsamo motivacional de: "Las cosas pasan por algo".  La  frase de entrada evidencia un problema, es una cosa, entonces puede ser lo que se le de la gana, pero es tan perfecta como la palabra vieleicht (Tal vez) para un primerizo en el idioma alemán.

Una vez, en un curso de ese idioma, la salida más fácil a cualquier tipo de pregunta que a uno le hicieran y que no entendia, era responder con esa palabra, claro está cuando la pregunta aplica, es decir, no hay forma de responder eso cuando a uno le preguntan:  "¿cuantos años tiene?", por ejemplo.

A Cualquier evento, situación, cosa que le pase a uno, y si uno pregunta  ¿por qué me paso eso?, que nos respondan: "Las cosas pasan por algo", aplica completamente, independiente si  se experimentó una tragedia o algo bueno; pero es tan peligrosa como la palabra "cosa", pues anestesia, es decir, permite que la vida nos lleve a punta de trancazos, pues  ¿qué importa lo que sea que nos pase,si las cosas pasan por algo?.

Una vez le leí a Millás una de las mejores opiniones que me he encontrado sobre la frase: "Claro que las cosas pasan por algo, algo que uno hizo o dejó de hacer".  

Está claro que las cosas pasan por algo; el truco, creo yo, está en no obsesionarnos con ese algo, que probablemente hace parte del otro lado.

martes, 18 de octubre de 2016

Cortar pelo

Camila es la mujer que me corta el pelo desde hace más de una decada.  Hoy fui a la peluquería y la agarré justo en el momento en que se ponía el  bolso en su hombro para irse a su casa.  Lo soltó me saludo y me hizo seguir a su lugar de trabajo.

Después del saludo y frases banales para dar inicio a una conversación, le pregunté de que se iba a disfrazar, pues todas las peluqueras en su lugar de trabajo hacen un concurso de disfraces y los clientes votan por el mejor.  Al final del día la persona con más votos se lleva un premio en dinero.  "De Xena, la princesa guerrera" me contesto con entusiasmo.

Sonreí y le pregunté que cómo estaban sus hijos.  Me contó que su hija, que sufre de depresión, seguía en la casa, pero que estaba estable y que su hijo estaba muy clavado en su primer semestre de Ingeniería de sistemas.  Noté un poco de tristeza en su voz, así que decidí cambiar el tema de nuevo.  Le pregunté si iba a salir de vacaciones este año.  

Me dijo que no, que este año le ha tocado duro y no ha podido ahorrar casi nada de dinero, que como ahora esta sola en la casa, su esposo se fue con otra, le ha tocado muy difícil.  "El sabe que tiene que darle plata a mi hijo para su transporte entre semana,pero  ¿tú crees que lo hace? me lanzó la pregunta mientras nuestras miradas se encontraban en el espejo.   "¿no? "le pregunté y confirmo mi respuesta en silencio. "Ya estoy cansada de decirle.  Mi hijo también debería decirle, pero sé que eso también lo afecta a él, y debe pensar que no debería andar detrás de su papá pidiéndole dinero."

Me parece que Camila es una buena mujer y que la vida la debería tratar mejor.  Pero está claro que la buena fortuna no es proporcional a lo buena persona que podamos ser. 

¿Qué tanta vida nos quitan las angustias?  ¿fulminan estas las energías que nos dan nuestros aciertos y los momentos de felicidad que, a veces, parecen escacear?

lunes, 17 de octubre de 2016

Planos

La escritura libre, o free writing es  un ejercicio en el que uno se sienta a escribir durante un periodo de tiempo determinado, sin tener en cuenta la redacción, ortografía o tema; bien podría llamársele: escribir a la maldita sea.  Dicen, los que saben sobre el tema, que el material crudo que se produce es valioso y puede ser utilizado a futuro. Esa tal vez, es una de mis restricciones con la escritura, es decir, que suelo tender a una cronología fija de antes y después.  

Escribo sobre free writing, estimado lector, porque me dieron ganas de escribir algo antes de irme a acostar y después de mirar la pantalla por un par de minutos, ese fue el juego de palabras que me llego a la cabeza  ¿de dónde? imposible saberlo.  A veces me gusta pensar que las ideas no se nos ocurren, no somos dueños de ellas, sino que están en un plano o dimensión paralela, una especie de embudo que va filtrando una por una y se la va asignando a cada uno de los mas de 7000 millones de humanos en el planeta, ya sé lo que piensa, una cifra aterradora,  ¿cierto?.

Una vez en una clase,  el escritor Juan Manuel Silva nos contó que a veces se pueden escribir escenas de diferentes segmentos de una novela. Imagine usted entonces que la primera escena que escribe de su historia es el clímax, aquel punto donde se produce un cambio absoluto e irreversible en ella.

Tal vez el dominio de esa técnica se da  cuando los personajes le comienzan a hablar a uno, algo que suena un poco loco, pero que he escuchado un par de veces.  Aquel momento donde parece que la historia no proviene de nosotros sino que ya está contenida en algún lugar; otro plano similar al de las ideas, pero más exclusivo, al que, por una misteriosa razón, algunos, unos con mayor éxito que otros, logran acceder.

Esto del free writing es peligroso.  Ahora se me vienen a la cabeza muchas ideas que guardan algún tipo de relación con lo que he escrito, pero debo dormir, ingresar en ese plano onírico que podría ser la intersección dell plano de las ideas con el de las historias, de ahí los sueños me imagino.