martes, 21 de marzo de 2017

La loca

"¿cómo se llama?"
"No sé"
!¿Qué edad tiene?"
"No sé"
 "¿A qué se dedica?"
"No sé"
"¿ Tiene algún familiar o conocido a quién podamos contactar?
"No sé"

Estas y más preguntas le eran echas a la mujer que con cara de pánico y angustia abría los ojos.  Sus pupilas, de un verde intenso, parecían tener la respuesta a ese determinante "No sé" con el que respondía a cada pregunta.  Dos agentes la habían encontrado en una calle, recostada en posición fetal sobre el pavimento y llorando. Parecía el ser más indefenso del planeta.

Tenía el pelo revuelto y largas líneas negras, producto de la combinación del maquillaje con las lágrimas, cubrían su rostro y la hacían ver como una loca, pero su vestimenta de ejecutiva iba en contravía de su aspecto demacrado; dejaba claro que no era una mujer que deambulaba día y noche por la calle,

"¿Qué hacemos con esta loquita Pérez? Le pregunto el sargento a su subalterno.
"¿Meterla en el calabozo mi sargento? o no sé pero lo que usted ordene"
"¿No sé? Pérez no me diga que se le pegó la respuesta de la loca.

Mientras los dos policias discutían, la mujer intentó pararse de la silla donde la habían sentado para agarrar su bolso, que reposaba sobre la mesa de Pérez. En su desesperado intento, este la tomo de la cintura evitando que cogiera, sus pertenencias.
“Mi celular, denme mí celular” gritaba ahora. “¿Para qué lo quiere? Le preguntó el sargento “¿ya sabe a quién llamar?”
“No sé, ¡pero denme mi celular!”
“Pérez como usted se encariño con esta loquita amárrela a la silla con las esposas; yo me voy para la casa. Si se pone muy cansona, métala al calabozo y listo, ¿Bueno?” 
“¡Si mi sargento!” respondió Pérez, haciendo chocar los tacones de sus botas negras en posición firmes. 
"Deje tanta maricada Pérez"
"Bueno mi sargento"
Apenas se fue el sargento, Pérez ató a la mujer a la silla, mientras pensaba “Pórtese bien reina, que yo no la quiero meter al calabozo”. 
Afortunadamente Pérez no tuvo ningún inconveniente con la mujer por la noche. Al rato de atarla a la silla, ella cayó en un sueño profundo. 

Al día siguiente se levantó sobresaltado. La mujer estaba despierta, y aunque su cara no era la mejor, sus facciones y actitud ya no reflejaban la angustia del día anterior. 

“Buenos días” le dijo ella 
“Buenos días” le respondió Pérez con cuidado 
“¿Me podría pasar mi bolso Señor agente?” 

Pérez decidió repetirle las preguntas que le había hecho el sargento el día anterior 

“¿Cómo se llama?” 
“Diana Robledo” 
“¿Qué edad tiene?” 
“Eso no se le pregunta a una dama” respondió ella con una sonrisa 
“¿Qué edad tiene?” repitió, serio. 
“37 años” 
¿Tiene algún familiar al que podamos contactar?” 
“Precisamente para eso quiero mi cartera.  Necesito llamar a mi esposo. ¡Hoy Por fin le ponen datos a mi celular.!”

lunes, 20 de marzo de 2017

Música quieta

Otra vez se le hizo tarde.  Se toma el vaso de jugo de naranja de un sorbo prolongado y escucha como el líquido se desliza por la garganta, le da un mordisco a un trozo de pan y sale disparado hacia la calle, el mundo, la vida.  Baja las escaleras corriendo mientras, con una coordinación que lo sorprende, se pone los audífonos en sus orejas, casi a manera de movimiento reflejo.

Ya en la acera deja de correr.  Le pone atención a la canción que escucha y comienza a cantarla mentalmente. Otros asuntos compiten con la atención que le presta a la melodía, pero les da espacio a todos. Le gusta cuando sus ideas se armonizan de esa manera.

La calle que tiene que cruzar está a pocos metros.  Apenas baja el pie derecho del Anden, ve por el rabillo del ojo que un carro se aproxima.  Calcula la velocidad del viento, la aceleración del auto, el índice de fricción de sus zapatos con el suelo, y con base en estos se atreve a dar un dictamen acerca del estado de ánimo del conductor. Luego pone el otro pié sobre el pavimento.

Da dos pasos , pero su instinto le anuncia que algo se aproxima.  Voltea la cara hacia la izquierda y ve al carro, tan ajeno hace un momento a  sólo dos metros.  "Me va a atropellar" piensa.  Su cerebro no se pone de acuerdo con las piernas, se devuelve un paso, avanza otro y de nuevo echa uno para atrás, parece que  bailara.

Cierra los ojos y por encima del ruido de la música que sale de sus audífonos y de sus pensamientos, escucha la frenada.  Cuando los abre ve el bómper del carro a sólo 50 centímetros de él. Luego levanta la cara y ve al conductor moviendo los labios y las manos con furia. Levanta torpemente una mano y la mueve, según cree, en señal de disculpa.  

La muerte como siempre a tan solo a un compás, beat, tono, lejos de nosotros.

domingo, 19 de marzo de 2017

Antimateria

Desde que Verónica lo dejó, se ha dedicado por completo al estudio de la antimateria, quién lo hubiera pensado, toda una vida dedicada a la fisica para terminar estudiando cosas que son y no son o más bien que son lo contrario a lo que son, es decir, pasarse semanas enteras e incluso algunos fines de semana, analizando las propiedades de las  antipartículas que son las que componen su base de estudio, trabajo, y por qué no decir vida, la antimateria. 

No entiende que fue lo que falló. Su relación con Verónica parecía una ecuación sencilla Noviazgo + amor = matrimonio.  Se había obligado a pensar que su era un asunto sobre el que tenía algo de decisión. El, todo un científico,  quiso apostarle a una  una vida predecible y determinada.  Cerrar los ojos antes el caos natural de la vida pero, ¿qué más caótico que el amor?

Habían organizado un viaje a Borgund, Noruega, para visitar un par de iglesias medievales  con dragones construidas en madera que tanto le fascinaban a ella.  Iba a ser el viaje de sus vidas.  Al segundo día, uno soleado que auguraba un buen desenlace de eventos, metió el estuche con el anillo de compromiso en un bolsillo de su pantalón de la suerte.  A veces le aterraba seguir aferrado a agüeros como ese.  

Mientras caminaban, en un momento que atravesaban  un bosque lleno de árboles altos y frondosos, la tomó por sorpresa y se arrodillo para proponerle matrimonio.

Ya no recuerda cuáles fueron las palabras que salieron de su boca  cuando abrió el estuche, solo la expresión de angustia de ella y su anti-respuesta para la ocasión: "lo siento, no puedo" para luego salir corriendo y lo dejarlo allí arrodillado, lleno de sentimientos encontrados o anti-sentimientos.

El recuerdo aun le incomoda y lo pone nostálgico.  Sigue dedicado al estudio de la antimateria, pues cree que tal vez esa sea la respuesta a todos los problemas que tenemos. Trabaja una teoría que indica que cualquier asunto de nuestras vidas  tiene dos lados que se equilibran; entonces así como suponemos que hay  amor, también debe existir anti-amor y en cualquier momento una de las "sustancias", por catalogarlas de alguna manera, prevalece sobre la otra.

jueves, 16 de marzo de 2017

José - C

A Diego a veces a se le aparecen recuerdos de su infancia de un momento a otro.  Puede encontrarse totalmente enfocado en la ejecución de una tarea, la que sea, que le implica un mínimo de atención, y un recuerdo, que en la mayoría de ocasiones no tiene nada que ver con lo que está haciendo, aparece como un ráfaga de viento que le hace perder el equilibrio de la concentración.

Un  día, mientras analizaba un estado financiero, se acordó de José. José era uno de sus compañeros de clase en el colegio.  Un personaje muy tranquilo quien, a pesar de su corta edad,  parecía tener una inmensa sabiduría budista, pues vivía anclado al presente, en y para el momento.  Lo más importante en su vida era el  fútbol. 

La mayoría de compañeros de clase le daban demasiada importancia a las notas  y a ser buenos estudiantes para recibir esa palmadita de aprobación en la espalda de parte de padres y profesores; hoy en día eso no ha cambiado mucho.  José era distinto. No pertenecía al bando de los "blindados", esos que les costaba entender cualquier cosa, y era muy  ágil para hacer cálculos matemáticos mentales.

José era un ser aleatorio por naturaleza, no se sabía con qué iba a salir o como iba a actuar ante cualquier situación que le planteara la vida, lo único seguro acerca de él, era que nunca seguía a la manada.

Un día  tenían un examen final de Ciencias Naturales.  Los más nerdos del salón habían dormido pocas horas, tratando de memorizar cada uno de los temas. Diego no era uno de ellos, pero también había estudiado mucho.  Ese día cuando llegaron al salón, varios de esos personajes desafiaban a otros a que les preguntaran lo que quisieran, y apenas les disparaban una pregunta, respondían con soltura y sacando pecho, más al darse cuenta de lo nerviosos que se ponían aquellos que no sabían las respuestas, pues no habían dedicado el mismo tiempo a preparar el examen.

Ese día el profesor llego muy puntual y apenas entró les anunció:  "El examen va a ser de selección multiiple: a,b,c,d y e para cada pregunta y tienen que seleccionar la respuesta correcta. Diego nunca entendió la necesidad del profesor  de explicar en que consistía la opción múltiple, pero apenas le entregaron el examen comenzó a  contestar con angustia, y las preguntas sobre las que tenía duda fueron un suplicio,  ¿cómo no iba a seleccionar la opción correcta con todo lo que había estudiado?

Al terminar el examen se sentía agotado.  Se puso de pie y todo el mundo a su alrededor comparaba respuestas:"Cuál era la 1?","La 3 fijo era la a", Luego de dar unos pasos se encontró de frente con José, quien lucia muy calmado. 

"¿Y qué, como le fue? le pregunto.
Espero que bien "Marqué todas con la C"
Lo miró sorprendido " ¿Está seguro?", le pregunto sin pronunciar palabra y con los ojos bien abiertos.
"Parcero, yo no estudié, pero para  esas preguntas de opción múltiple la mayoría de veces la opción correcta es la B o la C, hoy me decidí por la C"

Luego de la corta conversación, a la que no le dio importancia, José se puso  pasear por todo el salón para armar un equipo de fútbol para el recreo. 

miércoles, 15 de marzo de 2017

Líneas

Escribe un cuento. Trata sobre un hombre que se encuentra con una vieja amiga de la universidad, que ahora es la esposa de un conocido. Joaquín, el personaje, se la topa sin querer en la calle. ¡hágame el berraco favor! Es una coincidencia casi tenebrosa encontrarse con alguien que se conoce, sin proponérselo, en una ciudad con más de 8 millones de habitantes, ¿no?.

Escribe una línea de diálogo en la que Joaquín le dice a Andrea: “Me cuesta trabajo pero me gusta”.

El procesador de texto le subraya tímidamente la palabra trabajo con una línea de color azul. No le agradan las líneas, pues tienden a tachar, juzgar y, lo peor de todo, dividir territorios: Los de aquí y los de allá, los que están en lo correcto y los que no, los despistados y los acertados; se podría quedar enumerando “bandos” hasta que le llegue la muerte.

Parece que la frase puede tener un error de sintaxis. Ubica el cursor encima de la palabra y le da clic derecho para ver que le sugiere o sugieren, pues no sabe cual es el encargado de los subrayar los errores, si es el mouse, el computador o el programa. “Uso de la coma” le dice(n), y el "error" supuestamente se soluciona al poner una coma después de la palabra trabajo.

Se niega a hacerlo. Para él la frase es la correcta, y más allá de reglas gramaticales aplica para su personaje y su intención en la escena. Finalmente selecciona “omitir una vez” y sonríe burlonamente.

“Esa coma antes de la palabra ‘pero’ es aburrida” piensa, y la asocia con ese tipo de personas para las que nada está bien y todo es un lío. Esas que les gusta poner peros por todo, en conclusión, esas personas que a cada rato trazan líneas reales o imaginarias con todo y con todos.

martes, 14 de marzo de 2017

Lola

"Hola si, hablas con Lola, dame un segundo que estoy en un librería" le anuncia a su interlocutor mientras devuelve un libro a un estante.  Resulta difícil definir que es lo sensual, si el tono delicado de su voz, su acento, repleto de eses pronunciadas que se pasean con gracia por su boca, o una combinación de ambas cosas que se traduce en una manera de hablar que a veces parece un canto.

Inclina la cabeza para aprisionar el telefono contra su hombro.  Luego de terminar la llamada suspira y comienza a pasear con gracia por el lugar.  Hojea y coge libros, uno de aquí, otro de allá y los carga por un rato hasta que se cansa.  Se sienta en el piso, abre uno de ellos en cualquier parte y empieza a leer,

Lee de afán.   Pasa las páginas velozmente y  con angustia. Se atraganta de palabras como si fuera  el último día de su vida o llevara una abstinencia de lectura de varios años. De repente suelta el libro que lee, se pone de pie y otra vez comienza a brujulear por la librería.

Ahora carga la máxima cantidad de libros que puede, unos 8 o 9.  En su camino se le cruza una silla y se desploma en ella.  Un par de los  libros que lleva caen al piso. Los mira con indiferencia, mientras acomoda el resto, con cuidado y estirando su brazos, en el mismo lugar.

Otra vez lee. Parece que entra en ese flujo de lectura llamado presencia, de forma fácil y se transporta a otro mundo con la narrativa.Tiene claro qué es lo que debe hacer.

lunes, 13 de marzo de 2017

Epitafio

Víctor Cienfuegos está tendido en la cama.   La  fiebre, a ratos,   le da espacio a breves periodos de lucidez. Aparte de su familia, una esposa que no para de llorar y sus  dos hijos pequeños que la imitan pero no entienden bien que es lo que ocurre, lo acompaña Carlos,su abogado, una de las pocas personas  que realmente lleva el título de amigo en su vida. 

"Aprovechemos que no estoy desvariando Carlos, ¿qué hace falta?"
"Ya está todo listo, sólo una cosa, que la verdad no es muy importante
"No joda, no me dejé con la duda,  ¿qué?"
  "hermano, ¿cuál quiere que sea su epitafio?"

A pesar de llevar meses enfermo, nunca había pensado en eso.  Le llegó a su memoria el de la tumba de Agatha Christie:

"El sueño después del duro trabajo
el puerto después de los mares tempestuosos
la muerte después de la vida, producen
enorme placer"
- Edmund Spenser -

 Le quedó grabado en su cabeza  un día que vio un programa en el que le hacían un perfil a esa escritora junto a Gabriela Mistral y J. K Rowling.  Ya no recuerda cuál era el hilo conductor de la nota.

"¿Por qué escogió la novelista un texto del poeta Edmund Spenser? se pregunta. no tiene idea, seguro internet tiene la respuesta en una de sus miles de millones de páginas. Al final opta por regalarse una sencilla: "es muy preciso, algo que tal vez sólo logran los poetas y su sensibilidad narrativa."

Justo después de ese recuerdo, le llegó otro: ""Confusion will be my epitaph"  frase de Epitaph, canción de king Crimson, corta y  quizá no tan lírica como las de Spenser, pero sincera a morir. 

 Nada en su vida había sido claro, justo en esos momentos en los que creyó tener dominadas todas las variables, llegaba la vida, con su destino, astros, lo lo que fuera y le cambiaba el panorama por completo.  Estaba seguro que la mayoría se sentía igual de perdido que él, solo que les costaba admitirlo abiertamente.

Finalmente y haciendo un gran esfuerzo levantó la cara para mirar a su amigo a los ojos: no nos pongamos dramáticos ni trascendentales, usted sabe que nunca me han gustado esas huevonadas, que pongan "Victor Cienfuegos murió"

Su abogado le sonrió de forma cansada para luego estrecharle la mano por última vez.