martes, 18 de febrero de 2025

¿Qué palabras vienen?

Cuando me siento a escribir para este blog, por lo general no tengo ni idea sobre qué tema lo voy a hacer. No creo que sea algo que esté bien o mal, pero me gusta sentir esa especie de incertidumbre. Creo que hay poder en lo aleatorio, en lo que surja por una u otra razón ¿Qué carajos saldrá hoy? Suelo preguntarme. ¿Qué palabras son las que vienen?

Hablo de esto porque me acorde de un libro que se llama The Boron Letters. Lo escribió Gary Halbert, uno de los mejores copywriters de la historia.

El título del libro tiene que ver con que lo escribió cuando estuvo preso en la prisión federal de Boron, porque una de las campañas en las que trabajó salió mal, no pudo cumplir con el número de pedidos y fue condenado por fraude postal.

En la temporada que pasó en la cárcel, Halbert decidió traspasar todos sus conocimientos de ventas y marketing a su hijo, a través de unas cartas.

Me acordé de ellas porque cuando Halbert se sentaba a escribirlas, nunca tenía claro qué tema iba a tratar, y terminaba escribiendo lecciones tremendas sobre ventas o sobre la vida.

Eso, creo, puede ser lo bueno de sentarse a escribir a la wachapanda, es decir, a teclear a ver qué sale. A veces, por un alineación de planetas o qué sé yo aparecen unos textos que cargan un significado tremendo. Otras, por lo general la mayoría, resultan textos que no son nada del otro mundo, pero que algún efecto deben tener en quien lo escribe o los lee porque ningún intento de escritura es en vano.

“When you get stuck or emotionally jammed up one of the ways to get yourself unclogged and flowing again is just to keep moving. Run. Walk. Jog. Write. Do the dishes. Or whatever. But don't sit around waiting for a flash from Heaven.”

– The boron Letters

lunes, 17 de febrero de 2025

Fotos maniquíes

Hablo de fotos falsas. Fotos de mentiras, digamos, como las que publican de apartamentos que están a la venta.

Me gusta ver esas publicaciones porque siempre imagino cómo sería vivir en esos lugares, especialmente los que son lujosos y que muestran apartamentos tipo loft con un aire rústico.

Lugares con espacios amplios, terrazas, piscinas y todo tipo de lujos, en los que, parece, la tranquilidad es lo que prima. Por lo general mi fantasía se desbarata cuando leo el precio de venta o de alquiler de dichos inmuebles. Siempre pienso agregar un comentario que diga algo como: me encantaría vivir en este lugar, pero no me alcanza el dinero. Avísenme si le rebajan el precio.

En fin, sea como sea, algo que me molesta es que en esas publicaciones aparecen fotos maniquíes de los apartamentos, es decir, fotos donde todo está en orden. Si es la cocina, por ejemplo, todo está reluciente y no hay rastros de loza sucia o de una de una olla humeante sobre la estufa. Si es una habitación las camas están perfectamente tendidas y nunca muestran a alguien durmiendo en ellas con las cobijas enroscadas en su piernas, o bien una pareja teniendo sexo, pero bueno, quizá eso ya es pedir mucha realidad.

De pronto les iría mejor con la venta de esos lugares si dejan de lado la pulcritud y perfección en las fotos e intentan mostrar la vida tal cual como es: desordenada, imperfecta y sucia.

sábado, 15 de febrero de 2025

Sin palabras

Paula citó a José en un café, o bien podría haber sido al revés. No importa. ¿Qué sabemos de ellos? A primer vistazo podría decirse que son amigos, pues guardan cierta distancia el uno del otro y no tienen ningún tipo de contacto físico.

De repente José le dice algo, una frase corta y contundente que altera la calma del momento. Apenas Paula la escucha, su cara de tranquilidad de se transforma en una de angustia y sus ojos negros se agrandan. Ella se corre en el sofá hasta quedar justo al lado de José. Lo mira fijo a los ojos por unos segundos y luego le toma la barbilla con ambas manos y se la acaricia, pero no es la caricia de una amante, sino la de una profunda amistad.

Ninguno de los dos habla. Quizá,dado el lazo que tienen, han alcanzado un nuevo nivel de comunicación y pueden hablarse a través de los pensamientos o tan solo con leerse los ojos. Mientras Paula lo acaricia sus cabezas están cada vez más cerca, parece que están a punto de besarse, pero ese beso, digno de un aplauso o un suspiro, nunca llega.

José se yergue en su silla y se limpia unas lágrimas silenciosas con el dorso de la mano. Paula condensa toda la ternura del mundo en su mirada y luego lo abraza. Es un abrazo fuerte, como si quisiera salvarlo de caer a un precipicio o de ser arrastrado por una corriente de agua. Un peligro que usted, querido lector, y yo desconocemos.

Siguen sin decirse nada. A veces le dan sorbos a una taza de café que comparten.

miércoles, 12 de febrero de 2025

Jugar a las oficinas

La sala de reuniones es pequeña y doce personas están apretujadas hombro contra hombro alrededor de una mesa. Camila está desesperada con el calor que está haciendo, pero ni modo de abrir la ventana porque está cayendo un típico aguacero bogotano de fin de mundo.

El gerente de sistemas, un área de la que no hace parte, la invitó a una reunión en la que va a presentar un proyecto sobre inteligencia artificial para la compañía. “Cami, tienes que estar. Seguro te interesa el tema”, le había dicho el tipejo por teléfono. Claro Andru, respondió lo más natural que pudo, al tiempo que pensaba: oigan a este pendejo dizque Cami, como si fuéramos los mejores amigos.

Camila llegó tarde a la reunión y Andrés ya llevaba más de 10 minutos exponiendo, Ella se agachó un poco intentando pasar desapercibida y apenas se sentó en la silla que le habían reservado, esta chirrió como si se fuera a desbaratar. Miró a Andrés y le regaló una disculpa en forma de sonrisa. “Me alegra que hayas llegado Cami. En el break te pongo al día de lo que te perdiste. Ayy, gracias, Ojala caiga un meteorito y se lleve al carajo al mundo entero antes de que eso pase, pensó ella.

Antes de abstraerse por completo en sus propios pensamientos dio una mirada rápida a los asistentes a la reunión y no tardó mucho en concluir que todos, al igual que ella, son unos expertos a la hora de jugar el juego de las oficinas. Todos hacen como si estuvieran prestando atención, pero cada uno habita un mundo propio: el de mercadeo que está sentado a su derecha, hace dibujitos en los márgenes de su libreta de apuntes, la financiera no deja de mirarse las uñas que llevan un diseño estrafalario, el cerdo de logística tiene el celular sobre los muslos y no deja de mover la mano de forma disimulada, seguro deslizando a la derecha a cuánto perfil de mujer que le aparezca en Tinder. Ella, que acaba de llegar, está poniendo atención a lo que dice Andrés por si en algún momento le hacen una pregunta, pero tiene su mirada fija en la ventana.

Miles de gotas la cubren por fuera y Camila concentra su atención en una de ellas. Le maravilla cómo se desliza por el vidrio, como si eligiera su propia ruta. En cierto punto del trayecto la gota se frena por un momento, cómo decidiendo qué camino tomar, pero al instante la gravedad se hace cargo y toma la decisión por ella.

Todo sigue igual hasta que el tontazo de Andrés finaliza su presentación y ella escucha su nombre. Le está preguntando qué le parece la propuesta. Para ganar tiempo, Camila le da un sorbo a su botella de agua y luego mira las pocas frases que ha apuntado: sobresalen tres palabras: Hiperparámetro, Deep Learning y Overlifting. Luego de que se asegura que la botella queda firme sobre la mesa, busca una forma de mezclar los tres conceptos en una pregunta que la deje bien parada. Toma aire, suspira y se lanza a improvisar: Genial Andru, solo tengo una duda respecto a los hiperparámetros, ¿crees que el overlifting pueda influir al momento de configurarlos con Deep Learning?

Habría podido hacer la pregunta diciendo Aprendizaje profundo y sobreajuste, pero Camila sabe lo mucho que le gusta a las personas utilizar términos en inglés en las reuniones de trabajo.

Andrés sonríe y se lanza a responder la pregunta. Que buena soy jugando a las oficinas, piensa Camila.

martes, 11 de febrero de 2025

Stai Calmo

Mantenga la calma. Así firma sus emails un copywriter italiano que sigo y siempre los empieza con un Ciao ragazzi. Luego dice algo como: ¿sopita o lasañas? o Escolta Bene (escucha atentamente). Lo de la lasaña lo pregunta porque ofrece sus servicios en español.

¿Por qué cuento esto? porque en vez de ponerme a escribir hace un rato, decidí jugar un juego de computador que se llama Limbo. Trata sobre un muñequito que siempre tiene que avanzar y con el que se deben resolver una especie de acertijos. Me gusta porque los escenarios son sombríos y uno no entiende bien dónde carajos se encuentra metido el personaje del juego, pero así y todo, me gusta que solo tenga que avanzar, además de que los únicos controles que hay que manejar son las flechas y le tecla ctrl que sirve para agarrar objetos, no como un control de una consola de videojuegos y sus miles de botones.

Por eso les hablo de la firma y el saludo del copywriter italiano. Porque no tenía idea sobre qué escribir y eso frase fue lo que me llegó a la cabeza. Me gusta eso de Stai calmo porque es lo que uno debería hacer ante cualquier trancazo de esos que nos suele dar la vida, ¿acaso no?

En limbo, el muñequito siempre luce calmado y la mayor parte del tiempo, como ya lo dije avanza. Me aventuro a pensar que ese juego es como la vida, que está repleta de escenarios extraños, muchas veces sombríos, y entonces uno se pregunta: ¿Pero dónde carajos estoy? o posibles variaciones como: ¿Pero qué putas pasa?

Así que nada ragazzi, espero que logren conservar la calma y que su mayor dilema sea tener que escoger entre sopita o lasañas.

lunes, 10 de febrero de 2025

Pedacitos de realidad

Hago limpieza de la aplicación de notas del celular. Hay de todo: direcciones, frases, comienzos de escritos, títulos de libros, entre otros apuntes. Me gusta pensar que esas anotaciones son como balas perdidas.

Llego hasta una que no tengo idea quién la disparó o a qué hace referencia. Dice lo siguiente: "Detrás de cada foto, detrás de cada video hay una historia. Es un momento que está curado y pensado. Son pedacitos de realidad".

Leo la frase un par de veces y rescato, de los abismos de mi cerebro, el recuerdo del momento en que la anoté. Fue algo que dijo una influencer en un video.

Si no estoy mal alguien la había criticado por algo y en su defensa salió a decir eso.

Eso, ¿Pueden creerlo?

Dizque sus fotos y videos son pedacitos de realidad, pero la mujer se contradice porque también afirma que son momentos curados y pensados.

Imagino que en el momento en que le metemos mano a la realidad, o cuando decidimos curarla como dice la mujer, deja de ser realidad y se convierte en microficciones que le narramos a nuestras audiencias.

Para no dejar ese exabrupto de idea a la deriva, uno se puede hacer otras preguntas, como: ¿qué carajos es la realidad?

La vaina, la cuestión, la cosa (me voy lanza en ristre contra todos los que odian la palabra cosa para referirse a algo), el quid del asunto,es que el cerebro no cuenta con un registro de la realidad, sino que la construye a cada momento.

Como quien dice, lo que vemos es solo una simulación de la realidad, que vaya uno a saber cómo carajos es, y cada persona fabrica una especie de modelo de realidad en su cerebro. Hay tantas realidades como seres humanos en la tierra. Qué raro es todo.

En el momento en que esa mujer cura los momentos, supongo que abandona la realidad y se mete en una microficción personal. O puede que yo este mal, pues la mujer siempre habita su realidad que son las redes sociales con sus reels, carruseles y esas cosas que poco entiendo. Puede que la postura de la influencer sea válida, pues como dice un personaje de Millás en una de sus novelas: “Las fantasías también forman parte de la realidad.”

viernes, 7 de febrero de 2025

Un último mensaje

Julieta escribió en su teléfono y pinchó la pantalla para enviar el mensaje. ¿Qué pasaría por su cabeza en ese momento? imposible saberlo y pido disculpas por no ser ese narrador omnisciente en tercera persona que lo sabe todo. Debo confesarle, querido lector, que me intriga saber qué era lo que pensaba Julieta en ese momento.

El mensaje, con la ayuda de redes y servidores viajó, digamos que por los aires, y justo después de que ella lo enviara, el celular de Felipe vibró en el bolsillo de su pantalón. Acto seguido él lo sacó y lo leyó:

“Te llamo esta tarde”, decía. Una oración afirmativa en futuro inmediato. Se puede pensar que la persona que escribe algo así, tiene la intención de hacer una llamada telefónica en el transcurso de la tarde. Se supone, pero vuelvo a comentar lo mismo: No sabemos qué pensaba Julieta en ese momento. Muchas veces las personas dicen cosas distintas a las que piensan.

La llamada nunca llegó.

Han pasado nueve meses y Felipe no ha vuelto a saber nada de ella. ¿Acaso no supe leer algo entre líneas?, se pregunta. Quizá, piensa, esa inofensiva frase enmascaraba algo más, posiblemente un: “te odio y no quiero volverte a ver nunca más”. De ahí la importancia de saber lo que pensaba Julieta en ese momento.

Felipe podría dejar de comerse la cabeza, volverla a llamar y ya está, pero le ha marcado a Julieta tres veces desde esa ocasión y ella nunca le ha contestado. En parte eso confirma sus sospechas de que no quiere establecer ningún tipo de contacto con él.

¿Qué sabemos de las personas que creemos conocer?, se pregunta Felipe. De pronto Julieta es una espía encubierta de una agencia de un gobierno extranjero y él, con su llamadera indiscreta, estaba poniendo en peligro una importante misión.

Sea como sea y si Julieta si era algo de lo que decía ser, imagina que se van a encontrar en un funeral, puede que el suyo o el de ella, ese evento en que las personas que llevan tiempo sin verse se reencuentran de nuevo.