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martes, 12 de mayo de 2015

Déjenme envejecer

El Viernes pasado me llamó un amigo para invitarme a la celebración de su cumpleaños, en el bar de un hotel, que según él tiene un ambiente lounge muy bacano.  Por joderle la vida le pregunte: "¿usted todavía celebra su cumpleaños?", es decir, me refería a que si todavía se preocupa por invitar a cierto número de personas a reunirse en un determinado lugar,bien sea a bailar, tomar o ambas cosas.  Me respondió que qué me pasaba.

No conozco a nadie que no le guste celebrar su cumpleaños y yo no soy el primero, pero desde hace ya un par de años dejé de hacer esas celebraciones de muchas personas: amigos,  amigos de los amigos, conocidos y gente X.

Puede ser como me dijo alguna vez otro amigo que estoy envejeciendo, pero  creo que envejecer es un término demasiado amplio como para solo ceñirlo a no tener ganas de enfiestarse.  Al amigo que me llamó le dije, después de conversar un rato. que muchas gracias por la invitación, que iba a mirar si iba, una de las tantas formas decentes con las que enmascaramos un "NO".

El tema quedo por un momento dándome vueltas en la cabeza y llegué a la conclusión que ahora, en este momento espacio-temporal de mi existencia, me aburre ir a un sitio donde la mayoría de personas van en plan de mostrarse, y que tampoco le veo sentido tener que pagar para bailar, algo para lo que más bien soy malo y no me emociona, y tomar trago, así sea de la mejor calidad. Por último no me veo  en esa dinámica de sacar a bailar a una vieja conocida, amiga de un amigo(a) o una X.

El punto es que eso es lo que a mí me parece.  Tal vez en algún lugar del planeta o en un mundo paralelo mi Doppelgänger es el más rumbero del universo.  Con eso quiero decir que si hay alguien de mi edad a quien todavía le guste mucho la rumba, está en todo su derecho de  bailar y tomar trago hasta lograr estados de inconsciencia; mientras tanto a mí déjenme "envejecer" tranquilo.