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lunes, 12 de octubre de 2015

Ausencia de letras

Esta mañana me desperté a las 5:00 a.m quién sabe por qué.  Creo que fue a causa del calor que tenía.  Saqué una pierda de debajo de la cobija, acción que más o menos alivio esa sensación.  Finalmente no me pude volver a dormir.  Pensé en lo poco que había dormido, pero de nada me sirvió cerrar los ojos nuevamente, pues no logré conciliar el sueño .

Mientras daba vueltas, pensé que más tarde escribiría algo.  Solo pensé en eso pero no sobre lo que iba a escribir.  Fije ese más tarde como las 11 de la mañana, pero a esa hora me bañé y mis planes de escritura por la mañana se truncaron.

Solo hasta hace unos minutos me senté a hacerlo, sin ningún tema en la cabeza.  Eso no me gusta, es decir, me gustaría tener una facilidad extrema para escribir cosas brillantes sobre lo que sea, por ejemplo, el tarro de colores que me regalaron en una feria de algo en corferias, que lleva incorporado un taja-lápiz, y que está sobre mí escritorio.   

Con esos colores paso algo similar que con mi plan de escritura de las 11 de la mañana, apenas me lo regalaron pensé "Voy a dibujar algo en tinta china y luego lo voy a poner color".  Desde ese entonces he hecho un par de dibujos, pero a ninguno le he puesto color, y ahí sigue el tarrito, esperando a ser utilizado.  

El punto es que quería escribir algo, lo que fuera. De pronto los lunes festivos la mente, de cierta forma, se bloquea y se empeña en descansar. De lo que si estoy casi seguro es que en ocasiones las palabras e ideas se encuentran en el momento adecuado y dan paso a textos memorables, y otras simplemente no es así, pero como no sabemos cuando esa suma de casualidades va a ocurrir, por eso  es bueno escribir constantemente, y mucho más cuando no se tienen ganas o ideas.  Debemos hacerle frente a la pantalla en blanco, que nos desafía con la ausencia de letras.

domingo, 11 de octubre de 2015

Sin salida

Jaime vivía en Nueva York.  El año pasado vino a hacerse un tratamiento odontológico y un día vino a mi casa a comer algo.  En la noche, a eso de las 9:00, decidí invitarlo a que nos tomáramos una cerveza.  Cómo la mayoría de sitios estaban cerrados, terminamos en el bar de un hotel y conversamos durante una hora o tal vez un poco más. Fueron dos cervezas las que nos tomamos cada uno.

Recuerdo que en la conversación que tuvimos no tratamos ningún tema profundo o trascendental, básicamente hablamos acerca de su vida y trabajo en Estados Unidos.

El mes pasado, en un día como cualquier otro, Jaime llegó a su casa después del trabajo, y le dijo a su madre que iba a salir a comprarse una hamburguesa porque tenía mucha hambre.  Él Ya sabía que nunca iba a regresar,

 Una vez piso la calle dio inicio a su plan, primero fue al cementerio y botó su celular, no quería que nadie lo contactara.  Luego alquiló una habitación de hotel, escribió una nota para su familia y se ahorcó.

Fue una noticia que me impacto mucho, y aun no dejo de preguntarme  ¿Qué le habrá pasado para que tomara semejante decisión? Está claro que tuvo que ser algo muy fuerte y que desde su punto de vista lo dejo sin salida, pero no dejo de pensar que en cualquier momento se nos puede saltar la palanca de la angustia, lo que nos empujaría a  cometer cualquier tipo de acto. 

Es imposible entender cómo, para otra persona, la vida ya no tienen ningún sentido.