viernes, 11 de julio de 2014

Gustos, canciones y el Dios del Shuffle

¿Qué determina que usted adelante la canción que el dios del shuffle (random) le concede en su sistema portátil de música en determinado momento?  A mi eso siempre me ha intrigado, no el hecho de que usted escuche una canción de Death Metal y que justo luego suene una ranchera, sino de como uno,  dependiendo de ciertas variables mentales, climáticas, que sé yo; adelanta la canción porque en ese determinado momento le sabe a cacho, mientras que en otras ocasiones puede ser una de sus favoritas.

A veces tomo tomo como firme propósito no adelantar ninguna de las canciones que van sonando en mi mp3, como un ejercicio simple para salir de la zona de confort de mis gustos musicales.  En cambio, otras veces, le doy vuelta frenéticamente a la ruedita que adelanta las canciones y duro mucho tiempo hasta dar con una que preciso en ese instante es la que creo necesitar.

Pero  ¿Qué es eso que define que a uno le guste mucho una canción en determinado momento o busque ciertas melodias a determinadas horas? uno definitivamente si es un bicho muy raro.

También es cierto, por lo menos pasa con mi mp3, que a veces el dispositivo se queda en un loop de canciones eterno y estas se repiten y se repiten a lo largo del día.  Cuando eso pasa utilizo un botón que tiene el nombre "Zap" y apenas lo presiono, Ariadna, con su voz sexy, me dice cariñosamente al oido "Zappin in" y entonces el aparatico empieza a dejar sonar los primeros segundos de una canción y pasa a otra para realizar la misma tarea.  Cuando doy con una canción que me gusta exactamente en ese preciso momento espacio-temporal; vuelvo a presionar el botón para que Ariadna, que vive dentro de mi mp3, me diga "Zappin out", sin permitirme darle ni siquiera las gracias o preguntarle su verdadero nombre.  Decidí llamarla Ariadna porque es un nombre de mujer que me agrada en todo sentido.

Por otro lado, también en ocasiones ocurre que hay canciones que tal vez han sonado más de una vez en el día, pero usted las tiene dentro de su combo de "cañoñazos bailables" por decirlo de alguna manera y entonces las deja sonar, porque sería un sacrilegio adelantarlas.  Recuerdo justo en este momento que eso es lo que me pasa con My Michelle; una canción simplemente perfecta.

Cuando era pequeño, me acostaba escuchando un cd, y me demoraba mucho en dormirme porque me ponía a cantar mentalmente, y en ocasiones en voz alta, las canciones. Cuando terminaba una canción a veces deseaba con ansias que sonara otra y el Dios del Shuffle me la concedía. Llegue a pensar que tenía algun poder Jedy para influir sobre el reproductor de cd's, pero me di cuenta que no, al concentrarme mucho en distintas ocasiones en las cuales el Dios del shuffle puso la canción que se le dió la regalada gana.  

El Shuffle, un Dios extraño y necesario en nuestras vidas.

miércoles, 9 de julio de 2014

Numeración y Negrita

Hoy estaba haciendo un resumen de un documento y en un momento llegue a una enumeración.  Siempre me ha gustado que los documentos me queden ordenados, es decir,  organizados con títulos, subtítulos, negrillas,  viñetas, cursivas, etc.

Al momento de enumerar y cuando cada número va a tratar un tema o definición que se extiende un  poco me gusta poner en negrita el concepto a tratar, seguido de dos puntos (concepto:). Las palabras que van después de los dos puntos y que definen el mismo van sin negrita; puras manias que ya tengo incrustadas en el cerebro.

 A veces word entiende bien lo que pretendo hacer y cada vez que presiono la tecla  enter para escribir un nuevo concepto con su respectivo numeral, instántaneamente me deja el formato en negrita para el nombre y los dos puntos. Al dar un espacio después de estos, el formato para la definición queda sin negrita.  Cuando hoy me ocurrió eso, me gusto que word me ayudara con la edición  estética, por llamarle de alguna forma, de mi documento.

El punto es que a la larga eso está mal, es decir, el hecho de querer siempre las cosas más fáciles o hacerlas en un menor tiempo posible; ya que la vida no es así.  La vida solo le pone la mayoría de contextos o situaciónes en bandeja de plata, como ya lo he escrito muchas veces,  a aquellas personas  tipo Paris Hilton que tienen como profesión  tener billete.

El resto de mortales, entre los cuales obviamente me encuentro íncluido, tenemos que ir editando nuestro documento de vida todos los días y no podemos esperar que el universo, haciendo sus veces de sistema operativo, nos soluciones nuestros problemas, bien sean de estética, diagramación, corrección de estilo, etc.

Por otro lado, sería supremamente aburridor que no pudieramos fallar en nada, y que nuestra vida funcionara a las mil maravillas, pues la perfección también aburre. El caos, en ocasiones, es imprescindible para poder crear.

martes, 8 de julio de 2014

Per Cápita

Per cápita es un término que siempre me ha gustado mucho.  Su origen del latín, creo yo, le da cierto carácter fonético agradable.  Hay palabras o conjuntos de las mismas que llaman la atención y esta definitivamente, en mi caso, es una de esas.

Hoy llegué a la conclusión de que quiero irme a vivir a Bélgica, y  ¿Qué conozco de Bélgica? la verdad no mucho, entre el poco conocimiento que poseo, sé que Bruselas es su capital, y que Brujas es una de las ciudades más lindas de Europa.  A la larga saber el nombre de las ciudades de un país y otro par de nimiedades, no prueban nada; bien lo dijo Rodolfo Llinás "Somos un baúl repleto de contenidos, pero vacío de contexto."

Pero así y todo en medio de mi carencia de contexto, quiero irme a vivir a Bélgica, pues resulta que ese país es tiene el mayor número de cafés per cápita en Europa.  Me gusto mucho la frase que acompañaba ese dato, en el documento del cual la leí:

"Which allow citizens to share the warmth".

Me imagino entonces a Belgica y sus ciudades con un café en cada esquina, y como las personas se ubican y viven en función de los mismos

"¿Que tal si nos vemos en el Van Mullen a las 8?" 
"No hombre, me queda mejor en la tarde y en el Café au Lait, que me queda camino a casa"

Entonces el diario vivir, estaría  todo el tiempo atravesado por los cafés y el café  ¿No le parece absolutamente maravilloso eso, estimado lector? Yo me dedicaría, de una manera flánerie, a conocer un café nuevo, y un nuevo café (establecimiento) cada día.  Llevaría siempre un libro conmigo, y  tomaría café y leería, como dicen, hasta que se me parara el ombligo; bien fuera por leer,  tomar café o ambas cosas. 

El paraíso debe ser eso: Leer y beber una taza de cafe en cualquiera de sus presentaciones (ojalá esta sea un capuccino). 

lunes, 7 de julio de 2014

Camanay

Si existe una persona en el planeta a quien yo considero un Storyteller nato, ese es mi padre.  Él parece tener millones de historias almacenadas en su cabeza, hecho que a la larga no sirve de nada, pues lo realmente importante es la manera y el humor con que las narra, y como sus palabras envuelven a su interlocutor, quien espera ansionsamente el deselance de las mismas.

El fin de semana pasado me contó como jugaba, cuando tenía unos 8 años a ese juego que yo conocí bajo el nombre de "Policías y Ladrones".  En ese entonces, y al no existir smart phones, tablets, etc. todos esos aparatos modernos que, según él, son la causa de que los niños hoy en día sean tan "tarados", él y sus amigos disfrutaban mucho viendo películas de vaqueros.

Estás películas, de trama similar por no decir idéntica, tenían como algunos de los  personajes a:

El tipo: Quien era el good guy.  El Neo de los vaqueros; en otras palabras el jefe, "chacho" o bien conocido Sheriff.

El bobo: Era el encargado de los mandados y le servía de sapo al tipo o a los malos que se dedicaban a perseguir al tipo. (Personaje despreciable que, según mi papá, nadie quería interpretar en el juego)

Los apaches:  Aquellos que querían hacerle la vida imposible al Tipo.

Muchacha: Aquel personaje enmarcado dentro del conflicto del amor; bien fuera porque no conseguia la atención del Tipo o viceversa.

Me contó mi padre que entonces se armaban los bandos del  Tipo y el de los Apaches.  El segundo arrancaba a esconderse con el fin de no dejarse encontrar por los secuaces del tipo.  

El punto es que cuando uno de estos daba con un apache, le apuntaba con un pedazo de palo que hacía sus veces de arma y le decía "Camanay" en voz alta, lo que al parecer era una palabra o juego de palabras que utilizaban frecuentemente los personajes de esas películas (Esas palabras debian ser, imagino yo, "Come on... ¿eye?  ¿die?

Ellos tradujeron esa expresión como: Manos arriba.  El niño al que se la decian, tenía entonces que levantar los brazos y no podía intentar de ninguna manera "Descamainarse", puesto que si intentaba algún movimiento o maniobra, el ayudante del tipo le firmaba su sentencia de muerte simulando un disparo con un sonoro "¡PAM!",  que lo dejaba por fuera del juego.

También me contó mi padre que algo que le daba aun más emoción al juego, eran las discusiones que se armaban en torno al uso de la palabra "Camanay", pues algunas veces los juagadores justo después de utilizarla, como si nada, también decian "¡PAM!", sin que el insurrecto mapache hubiera intentado la huida.

A este mundo le faltan más juegos como el "Camanay".

sábado, 5 de julio de 2014

Patear de Primera

Patear de primera.  Eso es lo que debemos hacer todos, independiente de si se es jugador de fútbol o no, debemos acostumbrarnos a patear de primera, teniendo en cuenta únicamente aquellas variables sobre las que podemos influir.

Brasil eliminó a Colombia, independiente de si tienen  un jogo feito o no, si el arbrito pitó a favor de ellos, si el mundial está arreglado para que ganen, etc.  nos sacaron y ya, no hay nada que se pueda hacer contra eso, a menos que un colombiano se invente la maquina del tiempo y decida aventurarse a cambiar el curso de alguna conexión entre un par de personas.  De todas maneras no puedo negar que queda un sentimiento de nostalgia, al no poder  seguir viendo jugar a la selección en el mundial.

Sin embargo, queda la satisfacción de que nadie le va a poder quitar lo jugado (bailado también aplica) a James Rodríguez; quien tiene completamente perfeccionado el arte de "Patear de Primera".

No hay necesidad de que les cuente como fuel el primer gol que le dio el paso a la selección a los cuartos de final, pues creo que ya lo hemos visto y relamido en el mismo más de una vez. Lo que no sé, estimado lector, es  si usted también se dio cuenta que apenas Abel Aguilar le hace el pase de cabeza a James, y el balón viaja  en tiro parabólico (¡Quieto físico!) durante un poco más de dos segundos, él voltea a mirar donde está ubicado el arquero de Uruguay, para  luego nuevamente mirar como viene el balón, lo recibe con el pecho y finalmente saca ese zurdazo endemoniado, confirmando lo que escribí en Marzo sobre patear desde fuera del área.

El punto es  que después de dominarla no se puso a pendejear con el balón, es decir,  a guapear o  hacer filigranas para ponerlo en términos de locutor.  Ya la tenía clara, había analizado todo su entorno y solo tenía que actuar pateando de primera.

Por eso creo que debemos patear de primera, bien sea jugando fútbol, en cuestiones laborales, sentimentales, de amistad o de cualquier índole.  James bien podría haberla sacado del estadio o pegarle al banderin del córner con su jugada; pero entre los múltiples resultados que podía tener su acción, metió ese golazo. 

A la larga eso es lo que tenemos que hacer en la vida, no sobreanalizar y preocuparnos tanto por el que podría ser el resultado de nuestras acciones y patear de primera.  Estamos dejando de hacerle una cantidad de golazos a la vida, y usted bien sabe que en algún momento podemos necesitar la diferencia en goles.

jueves, 3 de julio de 2014

Reglas / Derechos


Me encontraba inmerso en aquel agradable ritual de leer y tomarme un café en un Juan Valdez que queda cerca a mi casa. El capuccino que me estaba tomando era de otro establecimiento que vende un café de mucho mejor sabor, calidad y  precio que el de Juan Valdez, en el cual únicamente compré una galleta (El capuccino mediano de este lugar solo es 200 pesos más caro que el capuccino pequeño de Juan Valdez, Me imagino que algún día escribiré sobre esto).

De repente en la mesa de al lado se sienta una pareja de esposos. Cada uno teclea frenéticamente su smart phone, y no musitan palabra alguna durante un largo rato; la imagen me hace pensar que un matrimonio es algo completamente aburridor. Comenzaron a hablar de proyectos y dinero como si Donald Trumph, Bill Gates, o el ya fallecido Steve Jobs fueran unos muertos de hambre al lado de ellos. La verdad, no sé precisamente por qué, desconfío de ese tipo de "personas-proyectos".

Captaron mi atención porque la señora decidió encender un cigarrillo y el olor, realmente fastidioso para un no fumador como yo, llegó a mi nariz. La miré mal (como si eso sirviera de algo para expresar inconformidad) mientras observaba la cara de placer de la mujer al succionar el cigarillo como si fuera una formula para encontrar la felicidad. Chupaba como si el mundo se fuera a acabar. Ella, seguramente por no tener el campo visual de un caballo, no se percató de mi incomodidad, y la verdad, de haberlo hecho, creo que le habría resbalado por completo.

Un señor de unos 50 años de edad que estaba cerca, canoso, de pelo largo y con cola de caballo, y una cartera cruzada al hombro; después de ver que la señora encendió el cigarrillo, se acercó a la mesa de ellos y les hablo sonriendo, en un  español con acento de algún país europeo: "Señora este es un espacio libre de humo”.  (Ronda de Aplausos 1 para ese señor).


La señora refutó lo que le dijo, argumentando que ella muchas veces habia visto personas fumando ahí y que como era un espacio al aire libre podía hacerlo.  En ese momento no me aguanté más y metí la cucharada en la conversación: "no señora, no es un espacio al aire libre,  porque si usted mira hacia arriba, su mirada no se encuentra con el cielo sino con un techo".

La mujer no me determinó y  miró despectivamente al extranjero , para  continuar fumando como si nada.  El esposo, en dicho instante , conversaba gritaba por el celular.   El señor que estaba haciendo valer sus derechos como ciudadano, algo que muy pocos hacemos, se apartó y no siguió insistiendo.  

Al rato  llegó con uno de los empleados del Juan Valdez, quien también le dijo a la señora que ahí no se podía fumar (Ronda de aplausos 2 para el señor por el refuerzo adquirido).  La 3 veces miserable mujer les respondió: "bueno, déjenme terminarlo que me falta poco". Le dió un par de caladas más y lo apagó.  Victoria del extranjero contra la grosera fumadora empedernida. (Euforia y ovación de pie para el señor)

Después de este episodio, el señor nuevamente se les acercó a la mesa y les preguntó " ¿Me permiten unas palabras? El esposo, quien ya había acabado su llamada,  lo miró con rabia y de forma grosera le respondió "No le permitimos nada".  El hombre junto la manos como un monje tibetano, hizo una pequeña reverencia, les dijo algo sobre el respeto, y finalmente dio media vuelta y se fue.

 ¿Como vamos a lograr la paz si nos saltamos las reglas cada vez que podemos y peor aun, atropellamos los derechos del otro como si nada?

miércoles, 2 de julio de 2014

Papada

 ¿De tenerla, a quién le gusta su papada? Creo que a nadie.  Lamentablemente no tenemos nada que hacer porque la llevamos en la cara.  El problema es que vivimos pendientes del que diran y de unos parámetros de belleza que hemos y nos han ido tatuando en nuestro cerebro durante toda la vida; entonces si uno es "Feo", trata por todos los medios de acabar definitiva o momentáneamente con esa fealdad, que a la larga resulta ser  un estado mental, pues estoy de acuerdo con aquel cliché de "Cada quién tiene lo suyo".

En ocasiones tratamos de eliminar lo que consideramos feo de tajo, por eso existen profesiones como la cirugía plástica. Otras veces le apostamos a una eliminación temporal y por eso cuando nos van a tomar una foto, sonreímos exageradamente o acomodamos la cara en cierto angulo, para tratar de eliminar la papada.  Esa debe ser la verdadera razón por la que las personas salen tan contentas en todas las fotos que suben a Facebook; la sonrisas tienen como único fin la eliminación de la papada.

A la larga no importa cual sea el concepto que cada uno tenga de belleza, y lo jodido que pueda estar el mismo.  El punto es que considero que intentar evitar salir con papada en una foto es un atentado contra la sinceridad, contra el mostrarnos tal cual como somos.  Es fingir ante un mundo que exige y exige y en ocasiones da muy poco de vuelta.

Mi invitación hoy es que portemos la papada, los gorditos, o cualquier característica física de nuestro cuerpo que no nos guste, con orgullo. Eso es apostarle a la sinceridad, a hacerle pistola a unos patrones y paradigmas  que dia a día frenan nuestro actuar.