jueves, 14 de agosto de 2014

Primera vs. Tercera Persona

Casi siempre cuando comienzo a escribir un cuento, la voz narrativa que suele irrumpir es la tercera persona; la cual pisotea a la primera y segunda como si nada.  Tal vez, quien sabe,  inconscientemente tengo ínfulas de Dios, y por eso emplear a  ese narrador Omnisciente que lo sabe todo me resulta tan natural.

Hay quienes aborrecen ese tipo de punto de vista, porque lo ven como la salida fácil, breve, sin mayores complicaciones (aunque el proceso de la escritura siempre las tiene; exceptuando esos errores humanos divinos,  que escriben de un tacazo en cualquier tipo de ambiente o circustancia y luego no necesitan editar nada).

Considero, que muchas veces vamos por ahí en la vida queriendo aplicar diferentes puntos de vista a la propia, y no nos damos cuenta que deberíamos aferrarnos a la primera persona: Yo triunfé, Yo fracasé, Yo "esto", Yo "lo otro", etc.  No podemos pretender analizar  nuestras situaciones desde otro punto de vista diferente; como esas veces que en las que queremos echarle la culpa, por algún evento desafortunado, a un tercero, bien sea una persona, empresa, el universo, destino, etc.

A veces cuando estoy escribiendo, cambio el punto de vista inconscientemente.  Uno también es tremendamente bueno para no darse palo, y entonces deja pasar tal error.  Pero cuando otra persona lee esos cambios de narrador en un texto, se siente algo similar al sonido de una "aguja rayando la lectura" en este caso.

A la larga creo que debemos tomar las riendas de nuestra vida, y evitar a toda costa "leerla" en tercera persona.


Atmósferas  
"En la novela, el punto de vista es el lugar desde el que se narra, 
y les aseguro que no siempre resulta fácil mantenerse en ese sitio que 
pocas  veces coincide con el del escritor.  Las desviaciones del punto de
 vista se pagan caras, pues introducen un elemento de inverosimilitud
 que afecta la credibilidad del relato."

 - Juan José Millás, Articuentos completos -

miércoles, 13 de agosto de 2014

Hoja Muerta

Lo primero que se me viene a la mente cuando escucho o leo la palabra hoja, es una clase de español en séptimo u octavo de bachillerato.  Recuerdo que la profesora nos estaba enseñando algo sobre Haikus.  Después de que terminó la explicación, todos tuvimos que escribir uno.

No tengo ni la más mínima idea cual fue el tema del mío, pero estoy seguro que todos mis compañeros de curso recuerdan el que inventó Marco Emilio.  Marco, también conocido como Don Chuma y/o Chumajer, era un tipo a quién en ese entonces (no se si todavia) le gustaba mucho jugar baloncesto.  Era de esas personas calladas, pero con humor fino, que de repente salen con comentarios brillantes cuando uno menos lo espera.  Entre todo el conjunto de cosas que podía ser; nunca hizo evidente un gusto por las letras. 

Después de que se acabó el tiempo del ejercicio, cada uno leyó el haiku que había creado.  Cuando  Marco terminó de leer el suyo, el salón quedó en completo silencio, pues fue casi una revelación.  Su haiku fue el siguiente:

"La hoja trabaja ligada al árbol,
mañana morirá libremente"

No tengo ni la más mínima idea si solo se le ocurrió un haiku tan brillante en dicha ocasión, si la escritura era una actividad que practicaba en secreto, o si alguna vez volvió a producir alguna frase similar; pero definitivamente fue una que nos rayó la cabeza a todos.

El punto es que ser una "hoja muerta", es un arte que todos debemos perfeccionar.  Que vaina qué otra vez esté hablando sobre la muerte, pero parece ser un tema que se atraviesa en todo.  Está claro que a pesar de qué no tenemos idea en qué consiste morir, nadie quiere experimentarlo; pero ser una "hoja muerta" no tiene nada que ver con el hecho de morir físicamente.

Cuando veo como una hoja cae de un árbol, no hay forma en que no recuerde el haiku de Marco; entonces me quedo ensimismado (asocio, no se por qué, esta palabra con "gran pendejo")mirándola, hasta que una ráfaga de viento se la lleva. 

Eso significa ser una hoja muerta. Soltar y dejarse ir al vaivén del viento.  No esperar dominar todas las variables que nos afectan.  En definitiva dejarse morir de un trabajo, de una relación, de un lugar, de cualquier cosa que no nos deja, valga la redundancia, "morir libremente".

martes, 12 de agosto de 2014

Explicación Tarada

Nos parecemos a Condorito y siempre estamos exigiendo una explicación.  Cualquier asunto en nuestras vidas debe estar completamente claro y detallado; si no es así, al parecer,  tenemos una falla en "el sistema".

Ayer, de acuerdo al periódico dejaron de existir: Alicia Delgado, Judith Chaves, Germán Forero y Carmen hurtado.  Quién sabe que otras personas murieron ayer en Colombia y que otro tanto en el resto del mundo.  También, como ya todos deben saber, se murió Robin Williams.  De pronto Germán tenía dotes de actor, Judith un humor similar, y a Carmén le fascinaban sus películas.

Como la muerte no deja de rayarnos la cabeza, y todavía no tenemos una explicación válida para la misma, somos tan tarados que inventamos cualquier tipo de teoría para justificarla.  Ahora resulta que cuando el jugador Aaron Ramsey anota un gol, alguien "famoso" siempre muere, pero  ¿Cómo saber que  Ramsey no fue  también el causante de la muerte de las personas que mencioné en el anterior parrafo? ¿No será posible que todas las muertes del día de ayer tengan una relación directa con su gol?

A lo que de verdad le deberíamos buscar explicación es a lo tarados que somos al creer, publicar, leer y difundir ese tipo de noticias.



 "El paso de las almas a otro mundo es un misterio al que
 solo Dante se atrevió a meterle el diente, pero aun él lo hizo 
apelando a muchas referencias griegas y latinas y con la
 licencia de no estar escribiendo un libro oficial de la iglesia, 
sino un vasto y denso poema."

- El Hombre que Murió la Víspera -

lunes, 11 de agosto de 2014

Baúl

El otro día leí esta palabra en un cuento, e inmediatamente me acordé de mi abuela materna.  Nunca tuve un vínculo muy fuerte con mis abuelos; solo conocí a mis abuelas, pues sus esposos murieron cuando yo era muy pequeño; tengo entendido que uno de un golpe en la cabeza y el otro no tengo ni la más mínima idea de qué o cómo.

Mi abuela vivía en una casa gigante que era todo un misterio.  El primer piso siempre estuvó arrendado a una familia o a varias, eso la verdad nunca lo supe a ciencia cierta; solo recuerdo que me parecia extraño estar celebrando algo en familia;  mientras otra , en el piso de abajo, hacia quien sabe qué cosa.  El piso del pasillo era de baldosín, mientras que la sala  conectada a varios cuartos como un nodo al que uno siempre debía llegar, tenia piso de madera.  Cuando lo enceraban era muy divertido jugar a deslizarse por el mismo.

Mi abuela siempre me pareció muy vieja, tal vez por el hecho de ser muy pequeña y que caminaba lento, siempre me hizo pensar eso.  En su cuarto siempre hubo dos cosas que captaban toda mí atención: Una silla mecedora y un Baúl; la primera porque siempre quería sentarme en ella y mecerme, algo que hice muy pocas veces porque mi abuela siempre estaba sentada, y cuando no, algún adulto me decia que no jugara con la silla de la Abuela. La segunda porque muy pocas veces la vi abriendo el Baúl y nunca pude saber que tanto guardaba ahí.  ¿dinero, ropa, juegos, cartas, secretos, dulces (era diabética)? Mi imaginación volaba en ese entonces mientras inventaba las partenencias que llenaban el baúl de la Abuela.

Mi madre me cuenta que tenía papeles, ropa y que incluso, en ocasiones, también guardaba regalos sin abrir.  Finalmente mi abuela murió, y nunca pude investigar que tanto era lo que guardaba.

Un Baúl, me parace un mueble perfecto para guardar pertenencias, es decir, por lo menos mucho mejor que un clóset, que está tan a la mano de cualquier intruso.

viernes, 8 de agosto de 2014

Rosado y Azul

Mañana tengo el baby shower de una  amiga ¿o es el baby shower de su bebé?, pues todos los regalos serán para esta última.  Lo que le compre a María José (buen nombre este, siempre me han gustado mucho los nombres compuestos de mujer: Maria Inserte aquí su segundo nombre de preferencia). Lo que finalmente decidí llevar, pues era con lista de regalos y toda esa parafernalia de las ocasiones especiales; lo compré en color azul después de que me dijeran que no lo había en rosado.

 ¿Quién carajos se inventó eso de que el color rosado es para las niñas y el azul para los niños?  ¿Cómo es posible que de los millones de colores que existen, tenemos la desfachatez de aignarle, en la niñez, únicamente uno a cada sexo?

Y es que de semejante bobada se desprenden muchas cosas; como el hecho de que al hombre que se pone una camiseta rosada, es tildado de gay por esas personas que aun utilizan la palabra y la homosexualidad como un insulto.  Por otro lado, nada ocurre con las mujeres que utilizan camisas azules; así de incongruentes somos.

Es raro, pero buscamos  complejidad para algunas cosas y para otras solo le apostamos a lo binario, y aquel que se salga de ese mundo del: Si/No, Apagado/Prendido, Afuera/Adentro, etc. se le mira mal.

Deberían haber más opciones de colores como:Tierra de Siena tostada, Almendra pálido, Humo blanco, etc.  para los productos diseñados para los bebes; es más, sería buenisimo si uno pudiera personalizar los colores de los mismos.  Que aburrición que todo simpre sea igual.  Pero esto a la larga no nos extraña, porque ya ni tenemos conciencia de la cantidad de conductas que no cuestionamos.

Recuerdo que un personaje que una vez inventé, era una Viejita (para alinearla con la entrada previa), que le gustaba teñirse el pelo de varios colores al mismo tiempo.  Su mejor amiga le decía que para que se comportaba de esa manera, y ella afirmaba que era su forma de gritarle al mundo que no todo era Blanco o Negro, y que es necesario ver la vida de muchos colores al mismo tiempo. Esto también va de la mano con el punto de vista desde el cual observamos y analizamos las situaciones.

"El punto de vista es el lugar desde que uno mira o cuenta algo. 
 En última instancia se trata de un territorio moral."
Juan José Millás -Almodóvar, el desconocido -

En el almacén me dijeron  que si mi amiga quería, podía cambiar el producto por uno de un color diferente (valiente gracia, "por rosado" fue su respuesta camuflada) cuando quisiera; pero creo que boté el papelito que me dieron para poder realizar dicho cambio. Espero que mi regalo no le genere conflictos de identidad sexual a María José cuando crezca.

jueves, 7 de agosto de 2014

La "Viejita" en la Ventana

Hace un par de años comencé a charlar con una mujer.  Tenía su número celular (Todavía lo tengo pero es como si no, pues nunca la he vuelto a llamar).  Me imagino que en lo más profundo de mi cabeza, ego, nivel de convencimiento, etc. pienso que algún día me va a entrar una llamada de ella suplicándome  que tengamos sexo sucio.

Un día en la oficina y mientras chateaba con ella,  estaba esforzándome en la creación de frases "interesantes"  para nuestra conversación.  Hablando acerca de cualquier bobada,  la conversación tomo el rumbo de cuadrar una cita.  Mientras seguíamos inmersos en esa extraña dinámica del chat; yo estaba perfeccionando mi manejo de la combinación de teclas Alt-Tab para cambiar de ventana.

Recuerdo que también estaba hablando con un amigo a quien le había comentado algo sobre esa mujer, de la cual, a la larga, terminé sin saber nada concreto; pues los chats son una completa basura para conocer a alguien.  

Le escribí entonces a mi amigo "Creo que hoy voy a verme con esta viejita" y apenas pulsé la tecla Enter,  me dí cuenta que le había envíado el mensaje a ella.  En ese momento, no supe que hacer y cerré todos los chats, acción realmente  tonta:

Words are like arrows Arianne
Arianne. Once loosed, you cannot call them back
- A Feast for Crows - 

Más tarde ese día la llamé, y opté por el camino de actuar casual, "aquí no ha pasado nada de nada señoras y señores", y obviamente no pasó nada importante, solo me equivoqué de ventana de chat ("¡Que bruto póngale cero!" como diria el Chavo) y ya.  Cuando le pregunté que si finalmente nos ibamos a ver ese día, me dijo que no, que ya no podía porque bla bla bla bla.

Hablando después con mi amigo, especulando sobre que podría haber pensando ella; él me dijo que el término "viejita" fue despectivo, como si yo hubiera hecho referencia a ganado.  ¿Qué otro calificativo merece una mujer que uno apenas conoce?  ¿Dama, Damicela, chica, reina, cariño?  Me parece que "Viejita" es el más inofensivo y neutro de todos, y el diminutivo en medio de todo es una muestra de cariño  ¿no?.

miércoles, 6 de agosto de 2014

La Medida Exacta

Hoy me desayuné un pastel de manzana con un café.  Los suelo devorar en un par de mordiscos; creo que eso de comer con las manos nos devuelve a un estado primitivo.   Casí siempre cuando termino el pastel me queda mucho café, y en ocasiones se me olvida tomármelo ahí mismo.  Cuando me acuerdo, no se para que  a veces lo pruebo.  Un café frío en la mañana es como tener sexo sin orgasmo.

 Hoy decidí no darle grandes mordiscos, únicamente con el fin  de que mi último sorbo de café, coincidiera con el último mordisco de pastel.
  
 ¿A quién no le gusta eso? es decir  ¿A qué persona no le gustaría tener la cantidad exacta de cualquier cosa, bien sea una emoción, un bien material, etc.? Es como cuando usted está comiendo hamburguesa, y quiere que el pan de la misma coincida exactamente con la carne.  Suele ocurrir que en los últimos mordiscos, después de haber desparramado la salsa, tomate y lechuga en la bandeja (a mí me pasa con frecuencia), queda mucho pan  y un pedazo ridículo de carne.  Igual pasa con las papas, uno siempre se las acaba antes; no se como existen esos valientes que no las tocan y las dejan para el final, como si fueran una especie de postre.

Algo abudante por si solo no es atractivo.  Siempre hay algún elemento, circustancia, cosa, que la(lo) debe acompañar; por eso, para dar con la medida exacta en nuestras vidas, independiente de cual sea el contexto, debemos cuidar el tamaño de nuestros mordiscos y la forma en que administramos las papitas.