lunes, 19 de octubre de 2015

Enfiestarse

Enfiestarse es  diferente a enrumbarse, entendiéndose este último término, como la acción de irse de rumba a algún bar o discoteca, a descerebrarse a punta de alcohol.

Uno debería estar en la capacidad de enfiestarse con cualquier actividad que realice en el día, por más sencilla que parezca, no sé, digamos que al utilizar el horno microondas, por ejemplo.  Siempre que pongo a calentar algo en ese aparato, cuando termina de hacerlo y empieza a pitar, hago movimientos de robot que van al compás del pito del horno.  No sé de donde saque esa maña, que por más ridícula o infantil que parezca a mí me divierte.

Recuerdo que en una empresa en la que trabajé, había un ingeniero, Danilo, de desarrollo, al que llamábamos "Danilo fiesta interna", el nombre no se lo dimos precisamente porque se enfiestara con cualquier cosa, sino porque alguna vez hablo sobre algo que no tenía nada que ver con el tema que estábamos tocando. Desde ahí decidímos que siempre andaba en una fiesta interna, totalmente ajeno a lo que pasaba a su alrededor.

Siempre que pienso en el término "enfiestarse", me acuerdo de él, y de como yo y Victor, otro de desarrolladores, se la montábamos constantemente.

Volviendo al tema, enfiestarnos, es otro de esos tantos artes que nos falta dominar en la vida; sacarle provecho a cualquier situación, por más ínfima, ridícula y/o insignificante que nos parezca.

El tema me vino hoy a la cabeza, porque dí con un grupo que se llama Too Many Zoos. El hombre que toca el Saxofón definitivamente si sabe en que consiste eso de enfiestarse. Todos deberíamos tomar algo de su actitud para lo que sea que hagamos.


"As one had said somewhere else, I don't even dance and this shit gets me up."

viernes, 16 de octubre de 2015

Aprendedores

Hace unos días hablando con unos amigos, llegamos a la conclusión que todos, en esta época repleta de emprendedores, expertos, start-ups, frases motivacionales, Steve Jobs en potencia, etc. deberíamos más bien aceptar que no somos más que aprendedores.

Con el afán de ser innovadores y creativos, lo único que buscamos consciente o inconscientemente es ser diferentes, y lo cochino de esa búsqueda es que al querer serlo, también de cierta forma intentamos dejar claro que somos mejores. Esa búsqueda de identidad desesperada resulta ser otra de las tantas manifestaciones del ego.

 ¿Qué chingados es ser mejor?   ¿Cómo uno tiene el descaro de considerarse mejor que otra persona?.  Uno solo puede ser mejor con respecto a uno mismo, es decir, al compararse con lo que uno fue ayer, algo que siempre podremos trabajar y mejorar.

Así que mejor cambiemos la palabra emprendedor por aprendedor, porque está claro que nadie se las sabe todas.

jueves, 15 de octubre de 2015

Flipearse

Ayer me compre un café y me puse a leer.  En una mesa enfrente mío, una mujer conversaba con dos hombres.  De un momento a otro les dijo "Fue ahí cuando mi mama se flipeó".  Inmediatamente me llamó la atención el uso del verbo flipear en segunda persona, que inmediatamente me hizo pensar en ese grupo de rock setentero colombiano The Flippers.  Flipearse significa: "Fumarse un cigarrillo de Marihuana".  Ahora bien, quizás la mejor traducción del nombre de ese grupo de Rock sea: "Los enmarihuanados".

Los dos hombres, quienes al parecer eran parientes de la mujer, que llevaba una gabardina y pantalón, ambos de color negro, junto con unos converse desgastados y sucios, parecía que la estaban cuestionando por una supuesta relación que tuvo o tiene con un hombre. Me pareció muy extraño que le estuvieran reclamando sobre eso, aun más cuando la expresión corporal de la mujer daba a entender: "Yo hago lo que se me de la regalada gana, ¡perros!", y tenía más de 20 años.

En un punto la mujer dijo, "Yo solo le dije a él que quería darme la oportunidad de conocerlo y ya, pero fue ahí  cuando mi mama se flipeó".  Después de esto la mujer dejó claro que no entendía a su familia. "Se ponen bravos cuando digo y hago lo que pienso, lo mejor es quedarme callada.  Nadie supo que escondí una relación por 4 meses con un tipo que era un hippie. Mí mama nunca sospecho nada."  ¡Menos mal! si hubiera conocido a su yerno hippie, tal vez habría vivido flipeada las 24 horas del día.  Al final la mujer se puso a llorar, y me dieron ganas de abrazarla y decirle que yo la entendía con sus flipeos y demás asuntos.  Sólo me dieron ganas, no soy tan  integrado para actuar de esa manera.

De pronto esa mujer como hija es un dolor de cabeza, y lo mejor que sus parientes pueden hacer es flipearse, para no preocuparse por lo que sea que haga.  

Flipearse, definitivamente una palabra que agregaré a mi vocabulario.

miércoles, 14 de octubre de 2015

La sociedad de las "Tías"

Por lo general nuestros familiares aprecian lo que sea que hagamos; a veces, algunos integrantes del núcleo familiar realizan una  critica constructiva.  Por otro lado las tías nunca harán eso.  Las tías, casi siempre, alaban a ojo cerrado lo que sea que hagan sus sobrinos, tal vez porque los ven desde otra barrera y como no son hijos suyos, no tienen por qué preocuparse.

Hoy en día, parece que todos quisiéramos vivir en una sociedad repleta de tías, pues nos morimos por recibir una palmadita en la espalda, y que alguien nos diga que lo estamos haciendo bien.  Me puse a pensar en esto, porque en las últimas semanas varias personas me han enviado invitaciones para que les de un "me gusta" a sus páginas.

Esto hace que me pregunte ¿Debo darle "me gusta" a una página, sólo porque es de un amigo?  Lo interesante sería no esperar ese "amor" fijo, es decir, lo mejor sería proponerle al mundo entero, en el cual por lo general uno se encuentra con  más gente ácida que con  "tías", nuestros planes y/o emprendimientos, y estar dispuestos a recibir cualquier tipo de críticas, por más fuerte que sean.

Los espaldarazos de los extraños valen más que los de amigos y familiares, pues evalúan nuestros proyectos de forma objetiva y sin ataduras emocionales.

martes, 13 de octubre de 2015

Un texto que haga migas mi rebanada de pan.

En estos días he pensado que quiero leer algo que me exprima los sentimientos, el corazón,  o más bien el alma, que parece estar conectada con los primeros dos, en resumen y como se suele decir, un escrito que me de tres vueltas.  

Una vez leí un libro sobre un doctor que intentó pesar el alma.  Su experimento consistía en pesar a un paciente en estado terminal, y estar pendiente del momento de su muerte, es decir de su último respiro, algo de lo que nunca estaremos seguros, pues  ¿cómo saber que nuestra última interacción con el aire es una aspiración o una espiración ? La prueba del doctor dio como resultado que el alma de una persona pesaba lo mismo que una fina rebanada de pan, es decir, unos cuantos gramos.

En fin, el punto es que  quiero enfrentarme ante un texto que me desacomode, que me cuestione y haga cuestionar a las personas, el mundo, la política, familia, religión, personas, el sexo, relaciones, etc. pues plantearnos interrogantes,con o sin solución creo yo, aparte de su objetivo primordial, divertir, es otro de los grandes fines de la lectura.  

No sé por qué, pero creo que voy a encontrar esa sensación en algún libro de Susan Sontag, y también creo que debería leer alguna de sus obras de  no ficción.  Cuando llego a esa conclusión, desisto un poco de la idea, pues, la verdad prefiero la ficción, pues me gusta más que me narren una historia a que saquen conclusiones sobre un tema en particular, a menos que a estas les impongan las vestiduras de  una historia. 

De pronto le daré la oportunidad a Sontag antes de que se acabe este año, pero también dije que se la iba a dar a Tom Clancy, sobre todo porque el juego Splinter Cell está basado en sus libros, pero tampoco lo he hecho, de hecho nunca he tenido un orden estipulado en lo que voy leyendo, sino más bien es pura cuestión de feeling, como dejar que los libros me encuentren en vez de seleccionarlos deliberadamente.

Por el momento seguiré mirando reseñas y comentarios de los libros de Sontag, hasta que me decida por alguno, o llegue cualquier otro y derrumbe todos mis planes de lectura; ya les contaré.

lunes, 12 de octubre de 2015

Ausencia de letras

Esta mañana me desperté a las 5:00 a.m quién sabe por qué.  Creo que fue a causa del calor que tenía.  Saqué una pierda de debajo de la cobija, acción que más o menos alivio esa sensación.  Finalmente no me pude volver a dormir.  Pensé en lo poco que había dormido, pero de nada me sirvió cerrar los ojos nuevamente, pues no logré conciliar el sueño .

Mientras daba vueltas, pensé que más tarde escribiría algo.  Solo pensé en eso pero no sobre lo que iba a escribir.  Fije ese más tarde como las 11 de la mañana, pero a esa hora me bañé y mis planes de escritura por la mañana se truncaron.

Solo hasta hace unos minutos me senté a hacerlo, sin ningún tema en la cabeza.  Eso no me gusta, es decir, me gustaría tener una facilidad extrema para escribir cosas brillantes sobre lo que sea, por ejemplo, el tarro de colores que me regalaron en una feria de algo en corferias, que lleva incorporado un taja-lápiz, y que está sobre mí escritorio.   

Con esos colores paso algo similar que con mi plan de escritura de las 11 de la mañana, apenas me lo regalaron pensé "Voy a dibujar algo en tinta china y luego lo voy a poner color".  Desde ese entonces he hecho un par de dibujos, pero a ninguno le he puesto color, y ahí sigue el tarrito, esperando a ser utilizado.  

El punto es que quería escribir algo, lo que fuera. De pronto los lunes festivos la mente, de cierta forma, se bloquea y se empeña en descansar. De lo que si estoy casi seguro es que en ocasiones las palabras e ideas se encuentran en el momento adecuado y dan paso a textos memorables, y otras simplemente no es así, pero como no sabemos cuando esa suma de casualidades va a ocurrir, por eso  es bueno escribir constantemente, y mucho más cuando no se tienen ganas o ideas.  Debemos hacerle frente a la pantalla en blanco, que nos desafía con la ausencia de letras.

domingo, 11 de octubre de 2015

Sin salida

Jaime vivía en Nueva York.  El año pasado vino a hacerse un tratamiento odontológico y un día vino a mi casa a comer algo.  En la noche, a eso de las 9:00, decidí invitarlo a que nos tomáramos una cerveza.  Cómo la mayoría de sitios estaban cerrados, terminamos en el bar de un hotel y conversamos durante una hora o tal vez un poco más. Fueron dos cervezas las que nos tomamos cada uno.

Recuerdo que en la conversación que tuvimos no tratamos ningún tema profundo o trascendental, básicamente hablamos acerca de su vida y trabajo en Estados Unidos.

El mes pasado, en un día como cualquier otro, Jaime llegó a su casa después del trabajo, y le dijo a su madre que iba a salir a comprarse una hamburguesa porque tenía mucha hambre.  Él Ya sabía que nunca iba a regresar,

 Una vez piso la calle dio inicio a su plan, primero fue al cementerio y botó su celular, no quería que nadie lo contactara.  Luego alquiló una habitación de hotel, escribió una nota para su familia y se ahorcó.

Fue una noticia que me impacto mucho, y aun no dejo de preguntarme  ¿Qué le habrá pasado para que tomara semejante decisión? Está claro que tuvo que ser algo muy fuerte y que desde su punto de vista lo dejo sin salida, pero no dejo de pensar que en cualquier momento se nos puede saltar la palanca de la angustia, lo que nos empujaría a  cometer cualquier tipo de acto. 

Es imposible entender cómo, para otra persona, la vida ya no tienen ningún sentido.