Desde semana santa le perdí el ritmo de sentarme a escribir por culpa de una gripa que me tumbó en la cama y que me quito el ánimo de hacer cualquier cosa. Recuerdo que una noche fue un infierno, pues tuve fiebre y me la pasé en un duermevela acompañado de sueños raros, y cuando me despertaba no sabía bien quién era; supongo que la fiebre me hizo delirar.
En esos días que no escribí ni leí, pensé que quizás no debería escribir en este espacio cinco veces por semana, sino solo cuando me ocurriera algo que yo creyera digno de contar. Pero luego cambié de opinión y me dije a mí mismo: “mí mismo puede que haya días que no escriba, pero igual va a tratar de seguir haciéndolo con la misma periodicidad y bajo la misma premisa de siempre: contar lo que sea.
Dicho esto, hoy también pensé en no venir por acá, pero escribir siempre será terapéutico, por ese heme aquí tratando de imprimirle algo de sentido a estas palabras.
Decidí hacerlo, hablo de sentarme a escribir, hace un momento cuando me llegó la siguiente letra a mi cabeza:
Whatcha gonna do?
Time's caught up with you
Now you wait your turn
You know there's no return
Tenía claro que era una canción de Balck Sabbath, pero no recordaba su título, así que la busqué en Google y me acordé de que era Hand of Doom del albúm Paranoid.
La dos primeras líneas Whatcha gonna do? Time's caught up with you, me hicieron pensar que no hay tiempo para nada, que la vida es un segundo y luego estamos muertos. Por eso no hay excusa para dejar de hacer lo que a uno le gusta.
Luego de escuchar esa canción, puse The Wizard y ahora escucho, en mi humilde opinión, el mejor albúm de Black Sabbath: Master of Reality.
miércoles, 19 de abril de 2023
martes, 18 de abril de 2023
El amor de mi vida
Hace unos días estaba decidiendo que novela leer y me topé con este libro de Rosa Montero. No es una novela, sino un texto en el que habla sobre su amor por la lectura y cómo prefiere esa actividad sobre la escritura.
Cada capítulo habla sobre una novela que la marco por algún motivo, pero lo que me ha gustado es que muchas no son los grandes clásicos, sino novelas de las que uno nunca se enteraría de su existencia si no es por este tipo de libros.
Me gusta leer a escritores que escriben sobre otros escritores. Imagino que eso se debe a que siempre ando en búsqueda de recomendaciones de libros, así tenga muchos en cola de lectura. Ese, creo, es otro deporte de las personas a las que les gusta leer, anotar o intentar grabarse en la cabeza cuanto título nuevo les llame la atención.
Recuerdo que en pleno auge de la pandemia asistí a una charla virtual que trataba sobre Borges, su obra y detalles de su vida. El escritor que la daba contó, por ejemplo, que en sus últimos años de vida estaba casi ciego, y como no podía leer bien, una vez se aprendió de memoría un discurso que debía dar. A mí me gusta conocer ese tipo datos curiosos sobre los escritores y así lo mencioné en un grupo de WhatsApp en el que hay algunos extranjeros. Una mujer inglesa me dijo de frente que le parecían una perdedera de tiempo esas charlas en las que un escritor habla sobre otro.
A mí me parecen todo lo contrario y siempre estoy dispuesto a escuchar historias sobre escritores. Esa señora siempre me pareció extraña porque en los Hay Festival, por ejemplo, prefiere ir a charlas de académicos y políticos, en vez de escritores de literatura, pero bueno, cada quien con sus gustos ¿acaso no?
Me gusta leer a escritores que escriben sobre otros escritores. Imagino que eso se debe a que siempre ando en búsqueda de recomendaciones de libros, así tenga muchos en cola de lectura. Ese, creo, es otro deporte de las personas a las que les gusta leer, anotar o intentar grabarse en la cabeza cuanto título nuevo les llame la atención.
Recuerdo que en pleno auge de la pandemia asistí a una charla virtual que trataba sobre Borges, su obra y detalles de su vida. El escritor que la daba contó, por ejemplo, que en sus últimos años de vida estaba casi ciego, y como no podía leer bien, una vez se aprendió de memoría un discurso que debía dar. A mí me gusta conocer ese tipo datos curiosos sobre los escritores y así lo mencioné en un grupo de WhatsApp en el que hay algunos extranjeros. Una mujer inglesa me dijo de frente que le parecían una perdedera de tiempo esas charlas en las que un escritor habla sobre otro.
A mí me parecen todo lo contrario y siempre estoy dispuesto a escuchar historias sobre escritores. Esa señora siempre me pareció extraña porque en los Hay Festival, por ejemplo, prefiere ir a charlas de académicos y políticos, en vez de escritores de literatura, pero bueno, cada quien con sus gustos ¿acaso no?
jueves, 13 de abril de 2023
Temporadas
Al finalizar la tarde me senté a escribir algo y no me salió nada. Me quedé viendo como titilaba el cursor, pero ni media palabra abandonó mis manos. Al final me aburrí y pensé: “pues de malas, hoy tampoco escribo”.
No recuerdo que hice apenas me puse de pie, pero si es así fue porque no fue nada decisivo, nada como para decir: “uff que bien aprovecho mi tiempo". Lo más probable es que me haya puesto a farolear por ahí y en medio de ese hacer nada, enredé mi cabeza en fantasías de poca monta.
Llevo una buena racha de días sin escribir. Experimento, imagino, una temporada de no-escritura. No le veo nada malo a eso, o bueno sí, pues como dice Millás, cuando se deja de escribir algo se desbarajusta en el mundo; el hecho es que no me quiero forzar, porque termino escribiendo textos sonsos que no disfruto para nada.
Así me pasó hace un rato, pues después del fracaso de la sesión de no-escritura previa, decidí volver a la carga y escribí un pequeño texto de ficción, pero cuando lo leí por primera vez, sentí que estaba lleno de gritas narrativas. Igual ahí lo dejé, a ver si algún día tengo ánimo de retomarlo, de imprimirlo y quemarlo o de lo que sea.
Borrar y quemar, desaparecer. A veces esa es la mejor táctica y no solo para la escritura, en fin.
De pronto todo esto solo me está indicando que me olvide por un tiempo de la escritura y me concentre solo en la lectura, actividad que, no queda duda y me le paro a quién sea, supera a la escritura. Rosa Montero tiene mucha razón al decir: “Dejar de leer es la muerte instantánea. Sería como vivir en un mundo sin oxígeno”.
Vargas Llosa no se queda atrás: “Lo más importante que me ha pasado en la vida ha sido aprender a leer”.
No recuerdo que hice apenas me puse de pie, pero si es así fue porque no fue nada decisivo, nada como para decir: “uff que bien aprovecho mi tiempo". Lo más probable es que me haya puesto a farolear por ahí y en medio de ese hacer nada, enredé mi cabeza en fantasías de poca monta.
Llevo una buena racha de días sin escribir. Experimento, imagino, una temporada de no-escritura. No le veo nada malo a eso, o bueno sí, pues como dice Millás, cuando se deja de escribir algo se desbarajusta en el mundo; el hecho es que no me quiero forzar, porque termino escribiendo textos sonsos que no disfruto para nada.
Así me pasó hace un rato, pues después del fracaso de la sesión de no-escritura previa, decidí volver a la carga y escribí un pequeño texto de ficción, pero cuando lo leí por primera vez, sentí que estaba lleno de gritas narrativas. Igual ahí lo dejé, a ver si algún día tengo ánimo de retomarlo, de imprimirlo y quemarlo o de lo que sea.
Borrar y quemar, desaparecer. A veces esa es la mejor táctica y no solo para la escritura, en fin.
De pronto todo esto solo me está indicando que me olvide por un tiempo de la escritura y me concentre solo en la lectura, actividad que, no queda duda y me le paro a quién sea, supera a la escritura. Rosa Montero tiene mucha razón al decir: “Dejar de leer es la muerte instantánea. Sería como vivir en un mundo sin oxígeno”.
Vargas Llosa no se queda atrás: “Lo más importante que me ha pasado en la vida ha sido aprender a leer”.
miércoles, 12 de abril de 2023
Nadismo
Llevo un par de días sin aparecer por acá. Han sido un par de días en una especie de limbo, producto, imagino, de residuos del malestar de la semana pasada, de una noche de fiebre que me hizo delirar y me dejó como marca un fuego en el labio.
Eso del fuego me acuerda de un artículo que leí sobre combustiones espontáneas en una revista Muy interesante cuando era pequeño, y que no me dejó dormir por varias noches, pue pensaba que me iba a ocurrir, y que de mí solo iban a quedar un montón de cenizas sobre el colchón, tal cual como en algunas fotos del artículo.
Volviendo al tema, esos calores, al parecer, habían freído mi sistema. Por eso no había vuelto a escribir nada, porque no me habían dado ganas de hacerlo. Lo único que quería hacer era echarme en la cama y mirar pal techo; actividad poco recomendable en ese estado que experimentaba pues entraba en modo trascendental y me planteaba todo tipo de preguntas.
experimentaba entonces un episodio crónico de nadismo: ganas de hacer nada, hasta el punto de que ni siquiera quería leer.
Eso del fuego me acuerda de un artículo que leí sobre combustiones espontáneas en una revista Muy interesante cuando era pequeño, y que no me dejó dormir por varias noches, pue pensaba que me iba a ocurrir, y que de mí solo iban a quedar un montón de cenizas sobre el colchón, tal cual como en algunas fotos del artículo.
Volviendo al tema, esos calores, al parecer, habían freído mi sistema. Por eso no había vuelto a escribir nada, porque no me habían dado ganas de hacerlo. Lo único que quería hacer era echarme en la cama y mirar pal techo; actividad poco recomendable en ese estado que experimentaba pues entraba en modo trascendental y me planteaba todo tipo de preguntas.
experimentaba entonces un episodio crónico de nadismo: ganas de hacer nada, hasta el punto de que ni siquiera quería leer.
No tener ganas de hacer eso indica que algo anda mal, muy mal.
Era una especie de internal server error del alma, y debía hallar la manera de Limpiar la caché y las cookies de mi navegador interno.
No sabía cómo hacerlo así que supuse que una posible solución era aplicar el Ctrl+Alt+Supr más viejo del mundo: dormir, y eso fue lo que hice: dormir más que un perro chiquito recién nacido.
Mi método debió haber surtido efecto porque hoy me levante renovado, con ganas de leer todos los libros que tengo pendientes y de arrejuntar unas cuantas palabras.
Me desperté, a la larga, con ganas de hacer cosas, lo que fuera, y bien dice Ray BradBury en Zen en el Arte de Escribir que hacer es ser, y que haber hecho no es suficiente, sino que la clave está en atiborrarse de hacer; ese es el juego.
Imagino que hacer, lo que sea, evita caer en las trampas de la mente, en rumiar una y otra vez pensamientos que, de tanto procesamiento, se transforman en esa sustancia viscosa y oscura que conocemos como ansiedad.
Era una especie de internal server error del alma, y debía hallar la manera de Limpiar la caché y las cookies de mi navegador interno.
No sabía cómo hacerlo así que supuse que una posible solución era aplicar el Ctrl+Alt+Supr más viejo del mundo: dormir, y eso fue lo que hice: dormir más que un perro chiquito recién nacido.
Mi método debió haber surtido efecto porque hoy me levante renovado, con ganas de leer todos los libros que tengo pendientes y de arrejuntar unas cuantas palabras.
Me desperté, a la larga, con ganas de hacer cosas, lo que fuera, y bien dice Ray BradBury en Zen en el Arte de Escribir que hacer es ser, y que haber hecho no es suficiente, sino que la clave está en atiborrarse de hacer; ese es el juego.
Imagino que hacer, lo que sea, evita caer en las trampas de la mente, en rumiar una y otra vez pensamientos que, de tanto procesamiento, se transforman en esa sustancia viscosa y oscura que conocemos como ansiedad.
jueves, 6 de abril de 2023
No estar
Miércoles8:04 p.m
Escribo esto en la aplicación de notas de mi celular, echado en la cama, sin ánimo de nada.
Ayer me empezó una leve carraspera en la garganta, con episodios eventuales de tos de perro y concierto de estornudos.
Hoy esos síntomas mutaron a un resfriado, gripa, lo que sea que tengo.
Ahora soy puro dolor de cuerpo y de cabeza.
Estoy más aburrido que Caballo en un balcón, pero bueno, por lo menos el malestar coincidió con la semana más aburridora del año y sus días festivos.
Pido disculpas a los católicos hardcore, pero así me parece. Siempre he sentido que el tiempo transcurre de forma extraña en estos días, y con este malestar que tengo se ha potenciado esa sensación.
Todavía no sé si dormí un rato o no por la, solO recuerdo que me quité los lentes de contacto.
Ahora soy muy cuidadoso de quitármelos antes de dormir, desde que mi hermana me compartió la noticia de un hombre que se quedó dormido con ellos y se quedó ciego.
Volviendo al tema de semana santa, creo que la culpa de que la sienta aburridora es de Ben-Hur.
Cuando era pequeño y no había tv por cable, en la casa, ni parabólica ni nada, miraba las misma programación de siempre en la televisión nacional.
Entonces siempre me topaba con Ben-Hur, y esa escena de la carrera de caballos que está llena de acción.
"Esto se ve bueno, es como una especie de Indiana Jones" pensaba, pero después de esa escena la película se volvía aburridora.
Podría ponerme de pie e ir a publicar esto ya mismo, pero recorrer la corta distancia al escritorio me parece una tarea titánica.
Por eso lo voy a publicar mañana, es decir, hoy, ustedes me entienden.
8:23 p.m
Que alguien me quite esta sensación de no estar.
Escribo esto en la aplicación de notas de mi celular, echado en la cama, sin ánimo de nada.
Ayer me empezó una leve carraspera en la garganta, con episodios eventuales de tos de perro y concierto de estornudos.
Hoy esos síntomas mutaron a un resfriado, gripa, lo que sea que tengo.
Ahora soy puro dolor de cuerpo y de cabeza.
Estoy más aburrido que Caballo en un balcón, pero bueno, por lo menos el malestar coincidió con la semana más aburridora del año y sus días festivos.
Pido disculpas a los católicos hardcore, pero así me parece. Siempre he sentido que el tiempo transcurre de forma extraña en estos días, y con este malestar que tengo se ha potenciado esa sensación.
Todavía no sé si dormí un rato o no por la, solO recuerdo que me quité los lentes de contacto.
Ahora soy muy cuidadoso de quitármelos antes de dormir, desde que mi hermana me compartió la noticia de un hombre que se quedó dormido con ellos y se quedó ciego.
Volviendo al tema de semana santa, creo que la culpa de que la sienta aburridora es de Ben-Hur.
Cuando era pequeño y no había tv por cable, en la casa, ni parabólica ni nada, miraba las misma programación de siempre en la televisión nacional.
Entonces siempre me topaba con Ben-Hur, y esa escena de la carrera de caballos que está llena de acción.
"Esto se ve bueno, es como una especie de Indiana Jones" pensaba, pero después de esa escena la película se volvía aburridora.
Podría ponerme de pie e ir a publicar esto ya mismo, pero recorrer la corta distancia al escritorio me parece una tarea titánica.
Por eso lo voy a publicar mañana, es decir, hoy, ustedes me entienden.
8:23 p.m
Que alguien me quite esta sensación de no estar.
lunes, 3 de abril de 2023
Violeta, funeraria y muerte
Hoy, parece, no tengo mucho por contar.
Es lunes, día lento, de prender motores, y en los que me cuestiono por qué no soy millonario.
Acompaño a alguien a una misa funeraria. Solo un decir, porque no entro. No me gustan esos espacios, es decir, no le veo sentido a todos esos rituales para los muertos, pero bueno aquí me podría quedar dándoles mis razones u opiniones sobre el tema y pues eso sirve de muy poco o de nada, es decir es solo mi punto de vista y ya está, y como ya lo he dicho antes, no existen cosas buenas o malas, sino solo los puntos de vista. No debería repetir punto de vista tan seguido, pero es que las palabras no me salen, disculpen ustedes.
Por eso redacto estas palabras a las patadas, o más bien a las manadas, es decir, sin importar lo que salga; solo para mirar si al descargar unas cuantas, se me organizan ciertas ideas que andan por ahí flotando en mi cabeza.
Pues bien, les decía que fui a una misa de un funeral, pero no entré a ella, me fui a leer a un café, mientras esperaba a la persona que acompañé. Pedí un capuchino y pregunté si tenían algo pequeño de dulce para picar. “Si, galletas”, me dijo la mesera y me contó que tenía de dos tipos: una con un punto de mermelada roja en el centro y otras de avena. “Vienen dos en un mismo paquete”, me dijo, y yo que estaba ahí, pero quién sabe donde tenía a la mente, le pregunte “¿Dos qué? “Dos galletas de avena”.
Sl final me decidí por esas, pero fallé por completo pues estaban insípidas como un berraco. Además de eso el capuchino estaba muy claro, más bien tirando a leche con espuma, pero bueno, me lo tomé y me zampé las galletas con sabor a nada a modo de castigo por escoger el local que no era.
Prendí el Kindle y continué con la lectura de Violeta de Isabel Allende. Es el segundo libro que leo de ella y es demasiado tesa para narrar. Además, el libro tiene un estilo epistolar(una abuela le narra a su nieto la historia de su familia por medio de una carta extensa, digamos que una carta-novela.
Como ya me falta poco para acabarlo los personajes del principio del libro van muriendo, y hay unas escenas tristísimas.
De pronto reparé en eso porque estaba con el tema de la funeraria en la cabeza y con el de la muerte en un segundo plano.
¿Qué puedo concluir de todo esto? Ninguna reflexión profunda, solo que lean a Isabel Allende. Es muy buena en su oficio de escritora, de esas personas que nacen con el don de narrar hasta una lista de mercado.
Es lunes, día lento, de prender motores, y en los que me cuestiono por qué no soy millonario.
Acompaño a alguien a una misa funeraria. Solo un decir, porque no entro. No me gustan esos espacios, es decir, no le veo sentido a todos esos rituales para los muertos, pero bueno aquí me podría quedar dándoles mis razones u opiniones sobre el tema y pues eso sirve de muy poco o de nada, es decir es solo mi punto de vista y ya está, y como ya lo he dicho antes, no existen cosas buenas o malas, sino solo los puntos de vista. No debería repetir punto de vista tan seguido, pero es que las palabras no me salen, disculpen ustedes.
Por eso redacto estas palabras a las patadas, o más bien a las manadas, es decir, sin importar lo que salga; solo para mirar si al descargar unas cuantas, se me organizan ciertas ideas que andan por ahí flotando en mi cabeza.
Pues bien, les decía que fui a una misa de un funeral, pero no entré a ella, me fui a leer a un café, mientras esperaba a la persona que acompañé. Pedí un capuchino y pregunté si tenían algo pequeño de dulce para picar. “Si, galletas”, me dijo la mesera y me contó que tenía de dos tipos: una con un punto de mermelada roja en el centro y otras de avena. “Vienen dos en un mismo paquete”, me dijo, y yo que estaba ahí, pero quién sabe donde tenía a la mente, le pregunte “¿Dos qué? “Dos galletas de avena”.
Sl final me decidí por esas, pero fallé por completo pues estaban insípidas como un berraco. Además de eso el capuchino estaba muy claro, más bien tirando a leche con espuma, pero bueno, me lo tomé y me zampé las galletas con sabor a nada a modo de castigo por escoger el local que no era.
Prendí el Kindle y continué con la lectura de Violeta de Isabel Allende. Es el segundo libro que leo de ella y es demasiado tesa para narrar. Además, el libro tiene un estilo epistolar(una abuela le narra a su nieto la historia de su familia por medio de una carta extensa, digamos que una carta-novela.
Como ya me falta poco para acabarlo los personajes del principio del libro van muriendo, y hay unas escenas tristísimas.
De pronto reparé en eso porque estaba con el tema de la funeraria en la cabeza y con el de la muerte en un segundo plano.
¿Qué puedo concluir de todo esto? Ninguna reflexión profunda, solo que lean a Isabel Allende. Es muy buena en su oficio de escritora, de esas personas que nacen con el don de narrar hasta una lista de mercado.
jueves, 30 de marzo de 2023
Ir a cine solo
No me disgusta hacer planes solo y a veces uno de ellos es ir a cine.
En las ocasiones que lo he hecho es porque no he conseguido con quien ir y tenía muchas ganas de ver la película. Me acuerdo de que así fue con: World War Z, Ted, Whiplash y Tolkien; esta última fue la única que me propuse ir con nadie, por mi terrible adicción a ese escritor y porque quería disfrutarla de esa forma.
Recuerdo que mi hermana tuvo un jefe que conoció a su esposa de esa manera. Un día fue a cine solo, y la mujer que se sentó a su lado andaba en el mismo plan, se conocieron, se ennoviaron y se casaron. No hay otra cosa que pensar que estaban destinados a encontrarse. Lo que me pregunto es cómo habrán hecho: ¿Entablaron conversación antes de comenzar la película? ¿Alguno hizo un comentario suelto y el otro le respondió? Me gustaría conocer al detalle esa historia, para intentar descifrar los mecanismos del destino.
Por mi parte nunca me ha tocado sentarme al lado de una mujer que va sola. Solo en una ocasión vi a una, pero se sentó lejos en otra fila.
Pero ya ven, no dejen de hacer planes solos, aunque crean que está mal visto o que los pueden tildar de raros.
En las ocasiones que lo he hecho es porque no he conseguido con quien ir y tenía muchas ganas de ver la película. Me acuerdo de que así fue con: World War Z, Ted, Whiplash y Tolkien; esta última fue la única que me propuse ir con nadie, por mi terrible adicción a ese escritor y porque quería disfrutarla de esa forma.
Recuerdo que mi hermana tuvo un jefe que conoció a su esposa de esa manera. Un día fue a cine solo, y la mujer que se sentó a su lado andaba en el mismo plan, se conocieron, se ennoviaron y se casaron. No hay otra cosa que pensar que estaban destinados a encontrarse. Lo que me pregunto es cómo habrán hecho: ¿Entablaron conversación antes de comenzar la película? ¿Alguno hizo un comentario suelto y el otro le respondió? Me gustaría conocer al detalle esa historia, para intentar descifrar los mecanismos del destino.
Por mi parte nunca me ha tocado sentarme al lado de una mujer que va sola. Solo en una ocasión vi a una, pero se sentó lejos en otra fila.
Pero ya ven, no dejen de hacer planes solos, aunque crean que está mal visto o que los pueden tildar de raros.
“Loneliness feels like such a shameful experience, so counter
to the lives we are supposed to lead, that it becomes increasingly
inadmissible, a taboo state whose confession seems destined to cause
others to turn and flee.”
– The lonely city: Adventures in the Art of Being Alone
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