miércoles, 24 de septiembre de 2014

Edición

Siendo las 11:05 comienzo a escribir este post.  La verdad esperaba escribir más temprano, pero una amiga me pidio el favor de que leyera un ensayo que tiene que presentar como requisito para entrar a estudiar una Maestría.

Adopté entonces mi papel de editor, le moché una que otra frase, agregué un par de símiles y listo.  Justo cuando iba terminando, revisé el correo, donde me encontré con uno nuevo de ella que decia: "les mande el archivo q no era, ahora si el q es".  Me aguanté las ganas de mencionar algo sobre las letras q solas, que esperan ser leídas como "que" y la tilde de la segunda palabra; las agudas a veces suelen camuflarse, y pasan desapercibidas.

Esto me hizo acordar los diferentes nombres que se le solían dar a los documentos en épocas de universidad: Final.1, gran final, finalísimo, este si es, final 2, y asi sucesivamente. No se por qué, pero yo los nomabraba con rabia: maldita sea 1, este gran berraco si es, e iba subiendo el tono de los nombres hasta un posible grandobletetra..., en fin.  Senté mi voz de protesta, e inmediatamente le respondí el mail contándole que ya estaba a punto de terminar la revisión de la versión "fantasma" de su ensayo.

Afortunadamente la versión "Final" no tenía mayores cambios, así que le agregué un nuevo pedazo a la que ya había hecho y se lo envié.  

El proceso de edición a veces se puede tornar realmente jarto; en ocasiones parece una tarea de nunca acabar.  Yo lo relaciono como cuando uno, después de una rutina de ejercicio, decide hacer abdominales, actividad realmente aburridora y que dista exageradamente de lograr una barriga con los musculos definidos, a menos que se hagan millones de repeticiones.

De todas maneras, en medio de lo dispendiosa que puede ser la tarea,   siempre le  trae buenos resultados a la escritura.  Hay quienes afirman que ese proceso quirúrjico de edición es la parte realmente importante de la escritura, donde se debe definir que se corta de un solo tajo, por más brillante que nos parezca.  Quién sabe ahora cuanto me demore editando este breve escrito. 

martes, 23 de septiembre de 2014

Buenos y malos

Todos somos buenos y malos en lo que sea que hagamos o a lo que nos dediquemos.  Igual es algo que no nos debe interesar, es decir, no importa si usted es condenadamente bueno o apesta con todas las ganas de este mundo.


El punto es que todo depende de la perspectiva de las personas.  Algunos podrán pensar que lo que usted hace es casi perfecto, mientras que a otros les puede parece una completa basura. En medio de todo ese mar de percepciones y emociones, se encuentra inmersa la crítica, causante de muchos problemas.

Cuando esta atenta contra nuestras creaciones, así sea constructiva, solemos incomodarnos, mientras que cuando nos halagan, a veces nos sentimos casi dioses.  Por eso creo que lo importante es no andar por ahí, despotricando a diestra y siniestra de la labor de otros, al igual que debemos dejar de ser lambones.  

Por otro lado, tampoco podemos creernos todo lo bueno que nos dicen y mucho menos aceptar todo lo negativo, la clave está en contra-argumentar sin buscar conflicto.

En definitiva, creo que todos somos buenos para ciertas cosas y malísimos en otras.  Es mejor una buena crítica a un halago lambón; por eso deje que le den todo el palo del mundo, y evite estar a la defensiva

lunes, 22 de septiembre de 2014

Fogonazo

He leído historias de personas que en un determinado momento se iluminan,  es decir, ven de forma clara cual es el propósito de sus vidas y sienten una conexión celestial con el universo y el resto de humanos.

Dicha iluminación los lleva a desprenderse de todo: estatus, posesiones materiales, familia, etc. y arrancan esa búsqueda interna que los suele llevar a lugares donde puedan ayudar a otras personas.  

Creo que, como muchos, estoy lejos de qué me llegue a ocurrir una experiencia similar, aunque quien sabe;  una vez, un señor estaba recostado en su cama, y de un momento a otro comprendió que era exactamente lo que tenía que hacer y ya. Vaya usted a saber cual era el nivel de entendimiento de la vida que él tenía en ese momento. De pronto ya tenía muchas aspectos claros, y el destino, Dios, el universo o lo que sea, le dio como regalo ese momento de iluminación y todo lo que este conlleva.  De ser así, no creo que a mí me llegue a ocurrir eso, pues siempre suelo tener más preguntas que respuestas.

Tampoco creo ser capaz de llegar a tal nivel de desprendimiento, solo espero que la vida me premie con fogonazos, es decir, con momentos de lucidez  puntuales, donde sepa exactamente como debo obrar, y así dejarle de apostar a tantas pendejadas que no aportan nada.

I dont question our existence
I just question our modern needs"
- Garden -

viernes, 19 de septiembre de 2014

Carrera Tormentosa

En el mundial me vi la transmisión inglesa del partido entre Costa de Marfil y Colombia.  Lo bueno de esas transmisiones es que las narración de esos locutores distan mucho de las de, por ejemplo, Carlos Antonio Vélez; ya que cargan las mismas  de figuras narrativas que ponen a volar la imaginación.

Cuando leemos o escuchamos símiles o metáforas, el cerebro trata de relacionar una experiencia que tengamos guardada  en el cerebro,  para acomodarla a la narración que estamos experimentando.

Pues bien, en ese partido que le comenté, en uno de los ataques de Costa de Marfil, uno de los negritos salió corriendo en lo que comúnmente se denomina "Pique e´choro".  El locutor fácilmente habría podido decir: He's running really fast o algo por el estilo, pero en cambio se decidió por la frase "Ohh! what a storming run".  No se ustedes, pero a mí esta frase primero, evidencia que el jugador estaba corriendo muy rápido y segundo,  genera en mi cabeza una seríe de imagenes que refuerzan  la misma; como los guayos del futbolista levantando polvo a su alrededor, al mismo tiempo que están cubiertos de pequeñas nubres negras y  rayos.

Días después miré la repetición de los goles contra Uruguay, y cuando le hacen el centro a Cuadrado, el locutor dice "delicious cross", lo  que es suficiente para entender que el centro salió casi perfecto.  

Por eso me gusta escuchar a los locutores británicos; son como una especie de Storytellers deportivos.

jueves, 18 de septiembre de 2014

Notas

A mí me gusta sacar notas de las novelas que leo.  Esta actividad no tiene nada extraño, puesto que las notas no son apreciaciones mias, sino simplemente pasajes que por algún motivo o razón significan o adquieren un significado importante cuando las leo.  

Es probable que ahora lea algunas, y ya no signifiquen nada.  Eso me parece curioso, como algo en un determinado momento de nuestras vidas puede ser realmente importante y después ya no significa nada. Esto también pasa mucho con el amor.  Recuerdo que una vez tuve una novia a la que juré que nunca la iba a olvidar y que siempre iba a ser muy importante.  Lo primero obviamente paso, pues nunca olvidamos a las personas, y lo segundo fue una vil mentira pues no siguió ocupando tal puesto de importancia en mi vida.

Comencé con eso de las notas cuando estaba muy aficionado a toda la Mitología de Tolkien.  Uno de los últimos libros que compré en ese entonces fue "Las Cartas a J.R.R Tolkien", que es una recopilación de correspondencia de  cartas de fans, amigos, familiares, editores, etc. Lo interesante, por decirlo de alguna manera, de estas cartas es que Tolkien explicaba más a fondo todo el concepto de su obra.

Este libro en ese entonces costaba más de $60.000,  pero una vez entré a una librería y lo habían etiquetado mal y el precio que tenía era $8000.  Me acerqué a la caja, pase el libro y tímidamente extendí mí mano junto con un billete de $10.000.  La cajera miró el precio y lo único que dijo fue "mmm parece que lo etiquetaron mal", pero recibió el billete sin poder decir nada; en cuestiones de precio la etiqueta es la que tiene la última palabra.

Tal vez la fortuna de haber conseguido de esa manera ese libro, me empujó a eso de realizar notas.  Recuerdo que dure sacando estas más de un año porque las hice a mano, y a medida que leía anotaba lo que me llamaba la atención. 

Ahora, cuando el libro es físico, ya no soy tan juicioso sacando las mismas, pues es una tarea dispendiosa; caso contrario a cuando los leo en el kindle que guarda todo lo que voy subrayando.  

Muchas de esas notas me han servido para reforzar las ideas de lo que escribo, o simplemente hay algunas que recuerdo casi al pie de la letra.  Me gusta esa particular capacidad que tienen las palabras para incrustarse por siempre en la mente.

miércoles, 17 de septiembre de 2014

Caminar

 ¿Cómo camina usted? no me refiero al acto físico de poner un pie delante del otro, sino  a ¿cómo va andando a medida que esquiva los obstaculos que van apareciendo?  

Creo que todo es cuestión del camino que uno escoja y como decida caminarlo.  Pueden existir caminos fáciles  que los podemos recorrer a grandes zancadas, y otros díficiles donde podemos dar pasos pequeños, pero de acuerdo al destino seleccionado, tenemos la facultad y derecho de seguir o abandonar un camino.

Otras veces, en cambio, tomamos caminos "despejados", pero los transitamos casi arrastrando los pies, pues sabemos que no nos van a llevar al lugar que queremos. En ocasiones aceleramos  el paso esperando que todo cambie:

"Direction is so much more important than speed. 
Many are going nowhere fast." 

Creo que arrastrar los pies es sinónimo de cansancio y/o aburrimiento.  En dichos estados, lo mejor es cambiar de camino.

"I was trudging really. 
but I say striding because that captures the 
feeling of the thing." 
- Firmin, the adventures of a metropolitan lowlife" -
 


martes, 16 de septiembre de 2014

Aferrarse

La semana pasada me vi con un primo que hace poco tuvo un bebe con su novia.  Este tiene apenas 4 meses.  Siempre que interactúo con un niño pequeño lo que siempre suelo hacer es poner uno de mis dedos en una de sus manos para sentir como lo apretan.

Me gusta ese reflejo que tienen y sentir como se aferran al  dedo de uno, como si su vida dependiera de ello; de hecho me parece una de las pocas cosas interesantes que puede hacer un bebe porque por más que tratemos de interactuar con ellos, no van a responder ninguna de nuestras preguntas, así que, escuetamente, se podría decicr que dicha acción es la única donde intentan transmitirnos algún mensaje que va más allá de un posible "tengo hambre" o " me hice popó".

Siendo algo tan sencillo, creo que todos tenemos que aprender de eso.  A diario dejamos de aferrarnos a muchas cosas e ideas que nos agradan, pero que descartamos al creer que no son bien vistas por los demás.

Aferrarnos con todas las fuerzas a cualquier cosa que nos haga sentir bien.  Otro arte que debemos aprender a dominar.