martes, 10 de noviembre de 2015

Scott

Hoy me llegó un mensaje a mi E-mail en el cual me informaban que Scott Nicholson, un escritor, público una nueva novela.  La promocionan como un thriller post-apocalíptico.  Esas historias me gustan. Siempre me he preguntado si quedará algo o alguién después del tan conocido apocalipsis. 

Pero continuemos hablando de Scott.  Su perfil dice que ha escrito más de 20 novelas, cerca de 80 historias, 4 libros para niños, algunos libros de comics y también obras de teatro, queda claro que ha dedicado su vida a la escritura.

Es la primera vez que escucho hablar acerca de Scott, y no sé que tan conocido sea.  Me imagino que tendrá un grupo de fans que veneran su(s) obra(s), pero digamos que no tiene el renombre de J .K Rowling, por poner un ejemplo.

Es probable que nunca alcance a tener una gran fama, y que sus libros pasen desapercibidos para muchos fanáticos de la lectura alrededor del mundo; pero eso es algo que a Scott no le importa, él sabe que fue puesto en la tierra para escribir, y aunque sólo reciba una sonrisa o palmada en la espalda por sus escritos, lo seguirá haciendo hasta el fin de sus días.

Hoy brindo (con un vaso de agua) por los miles de Scott's que existen en el planeta, y que día a día le rinden ofrendas al dios de la escritura.

Este es el nuevo libro de Scott, por si les interesa darle una mirada.

lunes, 9 de noviembre de 2015

Caer mal

Es imposible caerle bien a todo el mundo.  Si una persona nos cae mal y no la soportamos, e incluso su presencia nos fastidia, solo tenemos dos caminos: que nos resbale por completo la situación o amargarnos  con el sentimiento.  El segundo, creo yo, nos quita, si no años, por lo menos unos segundos de vida.

Hace poco alguien me dijo que uno siempre debería evaluar porque alguien le cae mal y tratar de solucionar, hablando con esa persona, las diferencias.  Puede que sea cierto, que simplemente el ego (he tratado este tema mucho en mis últimos posts, me imagino que se debe a increíbles despliegues  de personas cercanas en las últimas semanas.  Me incluyo, obviamente, en esta observación) nos ciega y como siempre nos lleva a creer que somos poseedores de la verdad absoluta.

El punto es  que alguien nos puede caer completamente mal y ya, que no hay necesidad de intentar evitar ese sentimiento, pues caeríamos en los terrenos de la hipocresía. La vida sería completamente plana si todos fuéramos una especie de Madre Teresa o Dalai Lama.

domingo, 8 de noviembre de 2015

Ajedrez

Ayer,  a eso de las 6 p.m esperé a que escampara en un supermercado.  Me fui a la panadería, me compré un capuccino, y me senté en un comedor que estaba casi desocupado, de no ser por 6 hombres que estaban enfrascados en duelos de ajedrez.

Me ubiqué a una mesa detrás de ellos, y me puse a mirar una contienda, con la lluvia golpeando las ventanas como música de fondo.  Nunca me he sentido atraído por ese juego, quizás tener que pensar en jugadas futuras me aburre.

En una de las mesas terminaron de jugar una partida, e inmediatamente el perdedor le dio paso a otro hombre que sonrió al saber que ya era su turno, parecía que tenía muchas ganas de jugar.  Me fijé en el inicio del juego.  El contrincante de las negras sacó un peón.  El otro también. Luego ambos movieron un caballo.  El primero movió otro peón y dejó a su rey al descubierto.  Si no vi mal, su contrincante  movió el afil para ponerlo en jaque.  

Me cansé de seguir el juego, pero me acorde de un par de historias que mi papá me ha contado sobre el ajedrez.  Cuando era joven, mi abuelo le enseño a jugar y logró llegar a tener un muy buen nivel.  Una vez en la universidad, un hombre le propuso una contienda, pero antes le pregunto  "¿Sabe jugar?" y mi papá le respondió "Pues sé mover las fichas".  

Cuando comenzaron a jugar, mi padre, de acuerdo a los primeros movimientos de su contrincante, se dio cuenta que en verdad este no jugaba  bien, después de un par de turnos, mi papá ya lo tenía en jaque-mate.  Al hombre le dio mucho mal genio y le lanzo un golpe. Mi papa alcanzó a mover la cara para recibir el puño en el hombro.

En otra ocasión, se puso a jugar con su papá, y tuvieron una discusión, y él, mi abuelo,  dejo de hablarle por dos años.  

De pronto esa es otra razón por la que no me llama la atención el ajedrez, tal vez inconscientemente lo asocio con pleitos o peleas.

jueves, 5 de noviembre de 2015

Copiloto

Hoy vi unos videos de una competencia de rally, de una cámara que iba dentro del carro.  La pantalla la dividían en tres imágenes: una enfocaba el casco del piloto que iba manejando, parte del volante y el brazo derecho con el que hacía los cambios, otra los píes para ver como manejaba los pedales y la última el camino por el que transitaban.

En ocasiones se alcanzaba a sentir la velocidad que alcanzaba el carro.  Siempre me ha parecido impresionante la habilidad de los pilotos.  De este video en particular me gusto la facilidad con que hacia los cambios y movía los pies, más bien parecía un robot perfectamente programado para hacer su trabajo.

En el video también se escuchaba la voz del copiloto que le iba indicando cuales curvas se aproximaban y  en que cambio las debía tomar.  me imagino, no se si esté equivocado, que a veces el piloto no escucha del todo las ordenes de su compañero, sino que se dejaba llevar por sus sentidos y, porque no, intuición y experiencia para manejar.

A la larga eso también nos pasa a todos en lo que sea que hagamos, muchas veces buscamos copilotos porque nos da miedo "manejar" solos, pero hay veces que debemos tomar decisiones sin la ayuda de nadie.

I read somewhere... how important it is in life not necessarily to be strong, 
but to feel strong... to measure yourself at least once.
- Into the wild -

miércoles, 4 de noviembre de 2015

Italia 90

En estos días, algo disparo en mí cabeza un recuerdo sobre Italia 90.  Pensar en ese nombre o más bien en ese mundial me hace acordar de dos cosas: el golazo de Rincón en el último minuto del mejor partido, a mí manera de ver,  que ha jugado la selección Colombia, y una camisa con una foto de un estadio y el logo de ese mundial,  que me trajo la mejor amiga de mi mamá que se encontraba en Italia en ese entonces.

Convertí esa camisa en mi prenda de vestir favorita. De repente, de un día para otro desapareció. Fue como si alguien que sabía lo mucho que me gustaba, se la hubiera robado para hacerme daño; quizas no me gustaba tanto porque no le di mucha importancia a la pérdida.

Pasaron varios años hasta que un día, en un almuerzo familiar en la casa de una tía donde solía quedarme con frecuencia, entre a la cocina a buscar una gaseosa litro.  Estas, casi siempre, las ubicaban al fondo.  Cuando me agaché a recogerla,  me fije en un trapero con mango rojo que descansaba contra una pared.  por alguna razón decidí bajar la mirada hasta la mopa, y cual sería mi sorpresa al encontrarme debajo de esta, arrugada sucia y mojada mi tan preciada camisa de Italia 90. Sonreí, agarré la gaseosa y no dije nada.

martes, 3 de noviembre de 2015

Señales y Baloto

En algunas ocasiones he leído o he escuchado decir a algunas personas, que uno debe estar atento a las señales, siempre me pregunto  ¿Señales de qué? de tránsito, divinas, corporales,  de salud, etc. Si nos fijamos bien, cualquier cosa, evento o situación con la que nos cruzamos en el día podría considerarse una señal.

Este mes no me llegó la factura del celular al correo, o me llegó y entre correos de promociones, de personas diciéndome como debo vivir, etc. (segunda vez que utilizo etc. ahora tres, me gustaría utilizarlo menos, es una salida tan fácil como los puntos suspensivos) lo borré sin darme cuenta.

Tuve entonces que ingresar al portal de mi operador móvil y mirar de que forma la podía recuperar.  Finalmente, después de maldecir un rato, lo conseguí.  Me toco crear un perfil de usuario, y después de digitar la clave en una casilla me pedía ingresar unas letras para confirmar que no soy un robot; en este instante pensé que a veces lo somos, pues vamos dejando que se nos grabe información en el cerebro y no cuestionamos nada, en fin. 

Esas casillas de verificación me sacan el mal genio, pues en muchas ocasiones me ponen una combinación de letras y números que creo entender, pero cuando la digito y presiono Enter, el berraco computador y su amigo internet me dicen que los caracteres que digité no fueron los correctos, en esos momentos desearía ser un robot;  imagino que ellos no cometen ese tipo de errores.

La combinación de letras en esta ocasión fue fácil: BBRIF.  la digité presione enter, no me salio ningún error y pude descargar la factura, que afortunadamente vencía hoy.  Luego me llegó un mensaje de texto al celular que decía que había agregado satisfactoriamente el servicio a mi cuenta.  No sé que carajos significa eso, espero que no me cobren algo nuevo en la próxima factura. 

Luego pensé en las la combinación de letras "BBRIF", ¿y si estas fueran algún tipo de señal? 
lo primero que pensé fue n BB King y que al RIF solo le falta una F, pero no toco guitarra, y conozco muy poco de su música.  Jugué con la palabra no palabra otro rato en mi mente y al final me aburrí.  Posiblemente le habría podido encontrar más asociaciones, pero tenía que seguir escribiendo. 

Lo que no me gusta de las señales, si es que realmente existen, es ese carácter místico y sobrenatural que siempre les queremos dar.  Si el baloto fuera con letras de pronto le apostaría al BBRIF, pero como no, le podemos asignar números a las letras de acuerdo al abecedario. De puro generoso ahí les dejo  la próxima combinación ganadora: 2, 2, 19,9,6, 6. 



lunes, 2 de noviembre de 2015

Lugares comunes

Busco en Internet que significa un lugar común en la escritura y la primera página que reviso lo define como "esas frases tan utilizadas que hacen peligrar nuestros textos".  Creo que no son únicamente frases o expresiones que utilizamos sin darnos cuenta, sino también temas que han sido tratados una y otra vez.

Por otro lado también pienso que los lugares comunes no existen únicamente en la escritura, sino en diferentes aspectos de nuestras vidas.  El punto es  ¿qué tan provechoso es evitarlos? 

Se podría suponer que el no acudir a ellos es bueno, pues es algo que  ayuda a diferenciarnos, a mostrar que de cierta forma pensamos diferente, pero ese gran afán de diferenciación que todos presentamos hoy en día también es un arma de doble filo, pues el querer ser tan únicos, originales, etc. también es una actitud cargada de ego, pues implícitamente queremos demostrar que somos superiores que otros que siguen acudiendo a ese tipo de "lugares".

 ¿Qué pasa entonces si más bien dejamos de evitar caer en lugares comunes?  ¿Qué tal si no nos preocupamos tanto por nuestra originalidad sino más bien por nuestra sinceridad? De pronto, aunque no lo parezca, muchos de esos lugares en los que se arraiga nuestra identidad, si es que la tenemos, son tan comunes como muchos otros.  

Posiblemente apostarle a ser sinceros, transparentes y no aparentar lo que no somos, es justo ese factor diferencial que necesitamos y un lugar común al que todos deberíamos acudir.