La palabra "adoctrinar" me la presento Juan Manuel Silva en una de sus clases. Él afirma que cuando uno escribe una historia bien sea larga o corta; se tiene que tener mucho cuidado con intentar adoctrinar a los lectores, sobre un tema, idea, contexto, etc. a la fuerza. Muchas veces uno cuando está creando un personaje, sin querer, le da muchas características personales y el mismo termina exponiendo puntos de vistas propios, se pierde el sentido y ritmo de la historia, y el escrito termina siendo un regaño aburridor. Creo que ese adoctrinar a la larga viene siendo el "dar Lora" a diestra y siniestra.
Considero que todos, en cierta medida hacemos eso; incidente que se refuerza mucho más cuando nos consideramos "expertos" en algún tema, lo cual también va ligado al ego tan gigante que tenemos y esas ínfulas ficticias de grandeza que solemos darnos. Todo esto al final se desencadena en juzgar y juzgar y volver a juzgar actitudes, personas, formas de ser, de vestir, religiones, costumbres, etc. etc. etc. sin ningún tipo de análisis previo.
Esto es terriblemente dañino para el ser humano, puesto que siempre tenemos el interruptor "juzgamiento" prendido; cosa que atenta y frena cualquier intento de proceso creativo en nuestras mentes. Por hoy quiero dejar de darle lora y/0 adoctrinarlo estimado lector, pero voto fuertemente para que evite juzgar de primerazo y a la ligera (apague el interruptor "juzgamiento" al enfrentarse ante cualquier situación), cualquier evento o persona que se le presente en el día a día.