Hoy me quedé dormido sin habérmelo propuesto. Me senté a ver televisión y de un momento a otro me agarro el sueño, cerré los ojos y me desconecté. Una vez, en un viaje que hice a Cartagena con unos amigos, le dije a uno de ellos, después de un almuerzo, que tenía ganas de dormir, el me miro extrañado y respondió: "Para dormir la eternidad". En lo "simple" de su respuesta, me imagino que hacia referencia a la muerte, lo importante que es aprovechar cada momento que tenemos de vida y, obviamente, no desperdiciarlos durmiendo.
Eternidad, sin entrar en aguas religiosas, es una palabra que siempre relaciono con aburrición. Creo que la definición de la RAE me da la razón: "Perpetuidad sin principio, sucesión ni fin." Es como sentarse desnudo en cuarto vacío de paredes blancas, sin nada a la mano con que distraerse, como una sala de espera de una peluquería sin revistas de chismes de farándula.
En algún lugar de mi mente tengo guardada otra frase que leí hace mucho tiempo, quizás cuando era niño: "Dormir es morir un poco". Si la eternidad consiste en dormir, de pronto no es tan aburridora como me la imagino.