Estoy en un supermercado.
Se supone que estoy haciendo mercado, pero es una actividad que me aburre con ganas, Así que me siento en un Juan Valdez a tomar capuchino y leer por un rato.
Leo un libro que habla sobre cómo funciona el cerebro, cómo tomamos decisiones y esas cosas, un tema que me chifla. Intento concentrarme, pero a veces mi atención se dirige a otros lados.
En la mesa que está a mi derecha Un hombre le dice lo siguiente a otro: ”Le voy a contar una historia que es verdad. ¿Usted quién cree que prefiere Bill Gates para un trabajo, a alguien perezoso o alguien muy trabajador? Se queda callado como esperando la respuesta y como su interlocutor no dice nada se responde solo: “Al perezoso, ¿sabe por qué? Porque va a querer acabar lo que le pongan a hacer en el menor tiempo posible.
En otra mesa una mujer joven lleva puestos pantalones anchos de drill y una cachucha verde. Tiene pinta de rapera. Cuando llegué al café hicimos contacto visual por unos segundos y me di cuenta de que el color de sus ojos es verde aguamarina, que combinan a la perfección con el resto de us prendas, su pelo rubio y facciones finas. Imagino que es de otro país porque no se le ve ningún rasgo autóctono por ningún lado.
Después de la conversación sobre Bill Gates, el Barista empieza a gritar como loco: “¡2 nevados de arequipe! Pero nadie parece ponerle atención. Al rato la acompañante de la mujer con la cachucha le dice “es el de nosotros”, y cuando llegan a la barra le dice fuerte y seco a su amiga: "Grab it!"
Tiempo después veo como una señora maneja un carrito de mercado de forma hábil y le da dirección con solo una mano.
Mi lectura se fragmenta, a rato me sumerjo en ella y a ratos me pongo a ver pasar la gente. Cuando caigo en cuenta de eso leo un párrafo que dice lo siguiente:
“El cerebro realiza sus maquinaciones en secreto, evocando ideas con una magia tremenda. No permite que su colosal sistema operativo sea probado por la cognición consciente. El cerebro dirige su espectáculo de incógnito.”
Me pregunto cuántas cosas me he perdido en ese instante que solo captó mi subconsciente, ese otro yo que llevamos por dentro y que, sin que lo sepamos, dirige la forma en que actuamos.