“Temas que por lo general no nos atraen”:
1. Historias escritas en tiempo presente (especialmente en tiempo presente en tercera persona)
2. Historias con escenas gráficas de bebes muertos.
3. Historias sobre escritores
4. Historias sobre matrimonios con dificultades.
5. Historias que transcurren en un bar
6. Historias con más trasfondo que trama
7. Historias con personajes no desarrollados.
8. Historias demasiado reflexivas
9. Historias que se apoyan demasiado en el uso de la segunda persona
Una amiga me cuenta que esas reglas aparecían una página web, para enviar escritos, de una revista literaria.
Qué pereza eso de tener que escribir con reglas. Según el listado solo les gustan las historias en primera persona, un punto de vista meloso y en ocasiones egocéntrico. Por algo Salman Rushdie, al momento de escribir Josep Anton, sus memorias, título que le dio para honrar a Antón Chéjov y Joseph Conrad, dos de sus escritores favoritos, decidió escribirlo en la tercera, porque cuando comenzó a escribirlo en primera le pareció un ejercicio narciso.
La tercera en cambio, parece que es la voz narradora por defecto. Una vez dicté un taller de storytelling, y uno de los ejercicios era contar una experiencia personal. Me sorprendió que la gran mayoría de participantes , así hubiera sido un evento que vivieron de primera mano, lo contaron en tercera persona.
De un texto lo que importa es que esté bien escrito y ya está, trate el tema que trate y la voz narrativa que tenga.
Una vez en un taller de escritura creativa, un profesor al que nunca le tuve mucha fe, decía que las novelas con muchos adverbios de modo terminados en “mente”, eran descartadas de primerazo.
A mí todas esa reglas tan fulminantes me aburren mucho. Si alguien me pidiera un consejo para escribir yo le diría que escriba lo que quiera, sobre el tema que quiera y en el punto de vista que se le dé la regalada gana.
Eso, creo, es todo lo que se necesita para escribir; aparte de talento y disciplina, pero eso ya es harina de otro escrito.