Mañana me voy de viaje. Lo que significa que no escribiré nada la semana que viene. Eso es un decir, pues llevaré mi libreta en la que espero anotar miles de ideas, las cuales espero que me permitan escribir mucho cuando vuelva, pero quien sabe, también pensé lo mismo cuando escribí este post sin tiempo que iba a cambiar el mundo, y en ese viaje creo que mi producción de ideas no fue nada del otro mundo.
Espero que en este viaje eso cambie, a la larga esa etapa de planeación en la escritura también es importante para saber qué es lo que se quiere escribir y como lo vamos a abordar.
Esta introducción solo fue para decirle a mi gran fanaticada de millones de lectores que no esperen posts la semana que viene, y para que no vayan a organizar marchas o revueltas exigiendo mi regreso.
Hoy, mientras esperaba a mi hermana para almorzar, entré a una librería nacional a quemar tiempo. Estuve a punto de comprarmé la novela Cosmopolis de Don Delillo , pero calmé mis ansías pues la semana pasada ya me había hecho un autoregalo de tres libros. Luego de ese episodio de comprador compulsivo de libros, pensé "Voy a agarrar cualquier libro que me llame la atención y voy a leerlo hasta que llegue mi hermana."
Mi idea fracasó, pues a algún inteligente de la libreria Nacional, se le ocurrió sellar todos los libros, así que la única forma de analizar los libros es ver el título en la portada y leer la sinopsis de la contraportada. Aunque he comprado libros así, no siempre me resulta suficiente para seleccionarlos. Siempre que puedo trato de leer el inicio, un parrafo de la mitad y otro llegando al final, para ver si la narración y el estilo del autor me atrapa. Esto, obviamente, resulta un imposible en cualquier librería nacional, pues solo un par de libros no están sellados y se pueden hojear libremente. Creo que ahí están fallando con toda en el concepto de Librería o ¿Acaso cuantas personas entran a rayar los libros o robarse páginas de los mismos? dos de las pocas razones que encuentro posibles para no dejar que uno ojee los libros.
Uno de los dos libros que pude ojear fue uno sobre etimología que se llama "Palabrología". Lo agarré y comence a leerlo. Me gusto algo que decía el autor sobre, la importancia de la etimlogía, bien fuera para hablar o escribir, y que encontraríamos más placer en cualquiera de esas dos acciones si supieramos bien cuál es el origen de las palabras.
Me aburrí y me fuí a buscar otro libro. Pregunté entonces qué novelas de Juan José Millás tenían. Una vendedora me dijo " ¿Millás? sí, por acá" yo la seguí mientras se dirigía de forma convincente al lugar donde supuestamente se encontraban las novelas del escritor español. La señora no las encontró y me dijo "espéreme miro en el sistema".
El lugar donde quedé ubicado después de seguirla, era la sección de diccionarios y manuales de corrección de estilo. Igual que en el resto de la tienda (de librería más bien poco) todos los libros estaban sellados, así que agarre uno amarillo de gramática en pasta dura. Miré el indice y varios temas sobre estructura del texto me llamaron la atención. Finalmente decidí mirar la sección de signos de puntuación, donde le dedicaban varias páginas al uso de la coma.
Me pareció curioso como iniciaba el capítulo, pues hablablan, de forma despectiva, sobre el signo de puntuación:
Usos de la coma:
"De todos los signos de puntuación que sirven para hacer una pausa en el texto
(la coma, el punto, el punto y coma, los dos puntos y los puntos suspensivos)
la coma es el más débil, esto es, representa la pausa más corta"
De pronto si es el más débil, pues debe estar cansado por la manera en que lo usamos indiscriminadamente, con mentiras del tipo "ahí va una coma porque debemos respirar" y cosas por el estilo. Aun así, creo que es el signo de puntuación que medianamente utilizamos de la mejor manera, y dentro de su arsenal podemos encontrar, por ejemplo, la coma de inciso, que me parece fundamental para la escritura.
Para escribir necesitamos entender las palabras y tener buena puntuación, pero eso resulta inútil si no abrimos los libros ni siquiera para ojearlos.