Recuerdo que en la época del mundial de Italia 91, me estaba quedando a dormir donde una tía. El día del partido entre Colombia y Alemania, en mí humilde opinión, el mejor partido que ha jugado la selección, me quedé viéndolo solo en la habitación de ella.
Me imagino que la mayoría conoce la historia. El partido estaba a punto de acabar y a Herr Littbarski le dio por meter gol. Cuando eso ocurrió yo me tire encima de la cama y comencé a rezar o enviar una plegaria al cielo, a dios, al universo, la pacha-mama, o a quien quisiera y estuviera en capacidad de captar mi frecuencia espiritual.
Abrí los ojos justo en el momento en que Leonel Álvarez le quitaba el balón a Rudi Völler para iniciar esa tromba de ataque en modo toque toque. Al rato Rincón marcaría el gol del empate que daría le daría el paso a la siguiente ronda a la selección.
Yo no lo podía creer. Siempre me ha gustado pensar que mis plegarias, rezos, mantras de esa ocasión sirvieron de algo.
Hoy, el Lyon jugó contra el Beşiktaş de Turquía y se fueron a penales. Todos los jugadores marcaron gol en los primeros 12 tiros. En La séptima ronda ambos equipos fallaron, primero el equipo turco y al momento del disparo del equipo Francés, la cámara enfocó a un niñó, hincha del Beşiktaş, en la tribuna que tenía entrelazadas las manos con las palmas hacia arriba y movía su boca ligeramente y con mucha fe. Estaba seguro que Alá,supongo que le rezaba a ese dios, iba a hacer que el jugador del equipo contrincante errara al tiro
Finalmente así ocurrió y luego mostraron la cara de felicidad del niño, pero la plegaría quedó a medias, a dios no le interesa el fútbol o algo así, pues para la octava ronda otro jugador del Beşiktaş volvió a fallar el penal y el próximo pateador del equipo francés no desperdicio su oportunidad.