lunes, 31 de agosto de 2015

Rabón

Rabón, o el término "estar rabón" siempre me ha gustado.  "Estar rabón", me parece, tiene una connotación más visceral que estar emputado y de lejos significa mucho más que el apacible "estar de malgenio". 

Recuerdo que en una ocasión en la universidad cuando iba a coger el bus, estaba rabón.  No  tengo ni la más remota idea por qué.  Iba caminando en dirección contraria al sentido de la vía, como acostumbro a hacer cuando voy a coger un bus, pues siempre procuro estar en  movimiento.  

Iba caminando, rabón,  a pocos minutos de que el cielo quedará completamente oscuro y todos mis pensamientos tenían que ver con eso que me había puesto rabón.  Iba mirando hacia el frente, y caminaba con una determinación absoluta. Me sentía como un tren que quería arrollar todo lo que se interpusiera en su camino.  En medio de mi caminar rabón, un hombre que de pronto se sentía igual que yo, se estrello con mi hombro. Segundos antes yo me di cuenta de que eso iba a pasar, pero no me preocupé en esquivarlo, pues un tren no hace eso.  Nuestros hombros se estrellaron fuertemente, y creo que trate de imprimirle algo de fuerza al mío al momento de hacer contacto,  ¿por qué? simple y llanamente porque estaba rabón.  

Apenas ocurrió eso, el hombre comenzó a alegar.  Yo me volteé lo miré imprimiendo  todo el odio e ira posible en mi cara y seguí de largo; un tren tampoco se detiene a entablar conversación con eso que arrolló. 

 El punto es que en este momento estoy rabón, no sé por qué, o de pronto si sé pero me quiero hacer el loco y no quiero sobre-analizar la situación.  Me puse a escribir precisamente por eso, y como siempre ocurre la escritura logró tranquilizarme.

Por más que queramos, no todo puede ser Coelho mode. Sentirnos o estar rabones siempre será una opción.

viernes, 28 de agosto de 2015

En un mundo paralelo

En un mundo paralelo me dedico exclusivamente a realizar tres actividades, entre otras básicas,  a lo largo del día: Leer, escribir; las cuales combino con una tercera que consiste en tomar café.  Algo bueno de ese mundo paralelo es que me puedo tomar la cantidad de tazas de café que me de la gana,  sin preocuparne que se me va a quitar el sueño o que voy a tener un episodio de gastritis.  Los mundos paralelos se dividen en  buenos y malos, queda claro que el que le estoy describiendo, estimado lector, es de los primeros.

Mi trabajo en ese mundo paralelo es leer, pero la empresa que me paga por hacerlo no me impone los títulos, sino que los sugieren.  En un principio querían que leyera libros de autoayuda pero yo quería leer ficción, así que les planteé la siguiente pregunta: " ¿Qué más autoayuda que leer ficción? después de una semana me llego una carta donde aceptaron mi propuesta. 

 Cada semana me alcanzo  a leer mínimo 2 y como máximo 3 libros  sin mucho afán.  Eso significa que me leo alrededor de 182 libros al año; una cifra buena pero de todas formas pobre, al compararla con la cantidad de libros buenos que aun me hace falta leer, sin contar esos que ni siquiera sé que existen.

En ese mundo paralelo, la sociedad  sólo funciona con dos trabajos: unos escriben y otros leen.  A los 12 años dejan que uno escoja cual de los dos bandos quiere tomar, pero no deja de ser ambiguo porque los que trabajan leyendo escriben por placer y viceversa; a la larga  son actividades que van de la mano.  

También, en ese mundo paralelo no existen las diferencias sociales y todas las personas son iguales.  Tampoco existen los gurús ni los expertos que tanto abundan en el nuestro.  El único impedimento para entablar una conversación con alguien es no conocer el idioma del otro, pues de resto siempre se tendrá algo de que hablar. 

En ocasiones las personas de ese mundo paralelo se asoman al nuestro, y les resulta increíble ver todo lo que nos hemos inventado para complicar nuestras vidas.


jueves, 27 de agosto de 2015

Amor por épocas

Llego a un café y me siento en una mesa, es decir, en una de las sillas que se encuentran al lado de esta.  Enfrente mio, en otra mesa,  2 mujeres tienen abiertos unos libros y discuten sobre literatura y un grupo de lectura del que, al parecer, hacen parte.  Comienzan a hablar sobre el personaje de una novela africana y las decisiones que esta tomo en el relato, como si fuera una vieja amiga de ambas. 

En la mesa de atrás dos hombres hablan sobre Hamlet, y lanzan opniniones sobre su escritura.  Dejo de ponerles atención, porque no he leído a Shakespeare, imagino que algún día lo leeré.  El otro día, en un libro acerca de narrativa, leí un ejemplo que trataba una escena de su obra,  y me pareció increíble la manera en cómo en tan solo un par de párrafos, logra crear mucha tensión.

A mi derecha, una mujer alta vestida completamente de negro y zapatos de tacón rojos, pide un café y se sienta a leer un libro.  Pienso abordarla para tomarle una foto de su lectura urbana, pero como no quiero tomar ninguna foto de ese blog de forma apresurada, decido que me acercaré a  ella, si aun continúa leyendo cuando yo me vaya a ir del lugar.  Al rato de unos 20 minutos se va.

Una tercera mujer llegó a saludar al par de amigas con la novela africana, quienes ya no estaban hablando sobre nada relacionado con literatura, sino sobre relaciones sentimentales.  A veces decían algo y todas reían, y en ocasiones después del comentario de alguna, se quedaban calladas como si hubieran recordado algo que las llenaba de nostalgia.

De un momento a otro una dijo: "Es que cuando uno es adolescente ama de una manera y cuando es adulto ama de otra, y yo a estas alturas (le faltó concluir el cliché, con las palabras "del partido") no quiero nada de drama".

Esa frase me quedo sonando.  Es evidente que uno aborda las relaciones de forma diferente a medida que pasa por diferentes etapas de la vida, pero  ¿el amor o amar, cambia? 

Sus amigas no le respondieron nada; tal vez es un tema recurrente para la otra, y están cansadas de escuchar siempre lo mismo.  

De pronto eso es lo complicado del amor, que es un sentimiento que siempre se transforma, nunca es igual, y por eso nos raya tanto la cabeza. 

miércoles, 26 de agosto de 2015

Opinión

Ayer en una conversación, alguien tocó el tema de la importancia de ser auténtico.  El tema se fue desenredando y en un momento, como por arte de magia, resultamos hablando sobre las opiniones. Alguien entonces dijo que opinar no sirve para un carajo, pues siempre que lanzamos una opinión, no queremos actuar ni experimentar las  situaciones, sino que botamos ideas, descabelladas o no, desde esa comoda trinchera que llamamos opinión.

Entonces parece ser que la opinión no es otra cosa que el acto de juzgar disfrazado.  Yo me pregunte  mentalmente y luego les lancé la siguiente pregunta ¿Y entonces las columnas de opinión qué? una persona contesto "Las columnas de opinión no sirven para nada".  Según ella, lo único que hacen los columnistas de opinión es descargar toa la bilis en sus palabras, pero que de constructivas tienen muy poco.  No sé quizas esa sea la razón de ser de ese tipo de escrito  ¿no? armar tierrero y ya.  Tal vez por eso es que la gente deja despilfarra tanto odio en los comentarios de las noticias y foros virtuales.

La verdad es algo muy jodido, porque uno se la pasa opinando a todo momento.  Tal vez por eso es que  que las historias captan mucho mejor la atención de las personas, porque al momento de enfrentarnos ante una narración, cada quien la interpreta como mejor le parezca y tendrá un mayor o menor significado, dependiendo de la forma en que se conecte cada individuo con la historia.  De todos modos no deja de ser un tema  raro, porque, por ejemplo,  esto que acabo de escribir no deja de ser una opinión, ¿cierto?. 

martes, 25 de agosto de 2015

Borracho y endeudado

En una entrada de hace bastante tiempo, escribí sobre los Doppelgänger, esos personajes que se supone son el doble malvado de una persona.  El que yo creía tener corresponde a alguien que vive en Argentina, y del que todavía me llegan facturas donde le cobran la televisión por cable, al parecer mi doble nunca paga a tiempo o siempre le está debiendo dinero a esa compañía.



Ahora parece que uno puede llegar a tener más de un doble.  En estos días me están llegando correos de una empresa de Licores, la que al parecer (no he entrado a mirar su página) realiza envíos de trago a domicilio.  Primero me llego un E-mail donde me daban la bienvenida, y me indicaban que ahora como cliente registrado puedo acceder a sus servicios: "Carrito Permanente de compra, un libro de direcciones para que el trago llegue a más de una dirección si así lo deseo; un historial de pedidos, y un espacio de opinión; me imagino que será un foro para hablar sobre tragos y también para que las personas no se sientan como borrachos y puedan hablar libremente acerca de su particularpreferencia por las bebidas alcohólicas.


Luego de un par de horas me llego otro correo donde me confirmaron la recepción del  pedido.  Al parecer, la cantidad de trago inicial no fue suficiente para él y hoy, a las 10 de la mañana, mí doble, que se encuentra en Alicante España, nuevamente realizó un pedido.  Después, en otro correo, me indicaron que una empresa de envíos recogió el pedido en las instalaciones de la empresa y que llegará dentro del tiempo estimado a mi casa allá en España. 

Claramente existe una diferencia entre mis dobles: uno paga y el otro no; pero la verdad cada vez  que me llega el extracto de la tarjeta de crédito a final de mes,  me da miedo abrir el sobre, pues creo que me  voy a encontrar con una transacción que mi yo colombiano nunca ha realizado. Nunca pensé en endeudarme y mucho menos convertirme en un borracho, pero ya ven, la vida, como siempre, le bota a uno cualquier cosa. 

lunes, 24 de agosto de 2015

Café y pastel

El domingo pasado después de almuerzo me tomé un café en Juan Valdez.  A veces, mientras espero  el pedido , me pongo a  hojear las facturas que dejan en la barra.  

Recuerdo que hace mucho tiempo compré un libro con ejercicios de escritura creativa y uno de estos consistía en ir a un supermercado a mirar que productos echaban las personas en sus carritos de mercado y, de acuerdo a estos, uno tenía que elaborar un perfil de la persona, e imaginarse como era su vida.

Este fin de semana me acordé de eso, y por eso decidí agarrar una factura. La que cogí, la había dejado un señor que debe estar rondando los 50 años de edad.  El señor a eso de las 2 de la tarde, compró un pastel de pollo y un café late.

Para mí no deja de ser una elección extraña.  Hace mucho que no como pastel de pollo, y si me imagino que me voy a comer uno, no sé porque pienso que un jugo de mora es la bebida más apropiada para acompañarlo.  

Caigo en cuenta que nada está bien o mal y que todo depende exclusivamente del punto de vista de cada uno.  De pronto a ese señor se le hace completamente raro que yo acompañe mi capuccino con una porción de torta de zanahoria; en últimas llego a la conclusión de siempre, cada uno hace y actúa en la vida como se le de la regalada gana.

Tal vez el señor no estaba tomándose el típico café después de almuerzo, sino que ese combo era su almuerzo y ya.  También es posible que ese día su esposa lo dejó y se fue con otro.  El señor se despertó y se encontró sólo en la cama.  Cuando se levantó vio una nota en su mesa de noche escrita a mano y de afán por su esposa; que quién sabe si dentro de poco se convertirá en su ex-esposa.  En esta le decía:

"Paco, por favor no me busques.  Me fui a vivir con Santiago y no quiero volver a saber nada de ti.  Lo nuestro fue bueno hasta que tu decidiste intentar eso con lo que nunca estuve de acuerdo"  

¿Qué fue eso que hizo Paco, que nunca la convenció ? definitivamente un tema que da para escribir otro post.

Paco entonces rompió en llanto (expresión graciosa esta) y se quedó toda la mañana en la cama pensando que era lo que había hecho mal.  Su estomago le pedía a gritos (gruñidos estomacales) que por favor comiera algo. Él, a manera de auto-regaño decidió no comer nada.  

A la 1:30 p.m decidió salir a comer algo.  Se vistió sin bañarse y se puso la chaqueta gris que afortunadamente tenía capucha, ya que mientras caminó hacia el café, una lluvía que a cada minuto aumentaba en intensidad lo acompaño.  Al llegar al lugar y para hundirse más en su nostalgia y los recuerdos de su ex-esposa decidió comprar la combinación que tanto le gusta a ella: Café late con pastel de pollo.

domingo, 23 de agosto de 2015

Amada mía

La semana pasada salí de afán de mí casa, y se me olvido llevarme el MP3.  Ese día me subí a un taxi que tenía sintonizada una emisora de música romántica.  Por un momento le puse atención a la letra de la canción que sonaba. Esta decía lo siguiente:

"Amada mía, te quiero tanto que sin ti ya no podría
sin tu presencia soportar un solo día"

Después de ese par de frases, el cantante (Sandro), se calla y luego a manera de quejido concluye:

"Porque te quiero, porque me muero si tú me faltas..."

Pienso que esas relaciones enfermizas donde una persona no se puede despegar de la otra nunca terminan bien.  Esa dependencia  no trae nada bueno, sino pura amargura a la persona que, supuestamente, no puede vivir sin la otra.  En parte creo que todo radica en ese sentido de posesión que inconscientemente reclamamos cuando estamos con alguien (MI pareja, MI novia, MI esposa, etc) pues de una u otra forma tratamos de aniquilar la individualidad de la otra persona.

Pero bueno,  ¿Qué se yo o alguien del amor?  Ese también es otro gran problema, creemos tener fogonazos de conocimiento sobre ese sentimiento, que a la larga es tan desconocido y nos raya la cabeza tanto como la muerte.

"I don't care what you think
Unless it is about me
It is now my duty to completely drain you"
- Drain You -

jueves, 20 de agosto de 2015

Orden

Martes. Mientras espero una reunión, quemo tiempo en un café.  Pido un capuccino y una galleta.  Me siento, saco un libro y me pongo a leer.  Después de unos minutos llegan un hombre y una mujer.  Levanto la mirada y ella, que lleva puesto un pantalón y chaqueta negros, y una camisa roja de rayas blancas horizontales o blanca de rayas rojas, que más da, y unas baletas blancas, me parece  terriblemente linda. 

Me recuerda a Margarita, con quien salí un par de veces hace mucho tiempo y, que en ese entonces, me gustaba mucho.  La mujer tiene el pelo negro un poco más arriba de los hombros, una nariz perfecta y piel blanca que combina a la perfección con su pelo negro.

Ella y su amigo se sientan en la mesa de enfrente, y comienzan a hablar.  Nuevamente levanto la mirada  y después de un par de segundos me sostiene la mirada con cara de "¿Se le perdió algo amigo?"  

La miro por un segundo más e intento hacerme el pendejo y disimular,  ¿Qué? nada, era obvio que la estaba mirando.

Decido patearme toda suconversación:

"El man de la mesa de enfrente está muy bueno" le dice a su amigo. 

No, eso me lo imaginé.  Lo que realmente dijo fue "La profesora le dijo a mi primito, 'Juan Sebastián póngale orden a su vida y de paso a su cuaderno  ¿Qué tal esa vieja?'  Hizo una pausa y miró al hombre como esperando a que  interviniera, este no dijo nada.  Ella concluyó diciendo lo siguiente:

"La chimba, a mi nadie me puede decir que le ponga orden a mi vida"

Después de que termino esa frase, no le puse más atención a su conversación, pero si apoyé totalmente su conclusión.   ¿Que carajos es orden?  ¿Que diablos significa tener una vida ordenada? el orden al igual que  lo "normal", es algo completamente subjetivo, que depende enteramente del puto de vista de cada persona pero, como siempre ocurre, muchas veces nos la pasamos etiquetando las cosas o situaciones como buenas o malass; nada que podemos superar esa dicotomía tan destructiva.  

martes, 18 de agosto de 2015

Estar bien

Por defecto estamos "bien". Creo que afirmar eso es bueno pues  aunque, en ocasiones, nos sintamos realmente mal, tomar esa actitud nos ayuda a mirar los problemas desde otro punto de vista.

Por otro lado, están aquellos que siempre juegan al mártir y apenas se les pregunta como estan, sueltan frases  como si estuvieran a punto de recibir un latigazo: "No tan bien como usted, pero ahí vamos. 

Creo yo que algo que nos haría la vida más llevadera sería aceptar cuando nos sentimos mal, cuando sentimos que el mundo o la vida se mueve a una velocidad muy diferente a la nuestra o incluso van en contravía.  Evidenciar nuestra vulnerabilidad es el punto de partida para poder establecer conexiones realmente humanas.

Ayer hable con una persona y esta no me dijo que estaba mal, pero si admitió que estaba en una montaña rusa emocional.  A la larga creo que todos tenemos episodios de bipolaridad y muchas veces nos sentimos así, pero nos aterra admitirlo porque estar tristes no es una opción, y siempre debemos mostrar nuestra mejor sonrisa en redes sociales.  De ahí esos estados de "Soy muy feliz" estoy demasiado feliz" o "soy putamente feliz".

Creo que  no estar bien también es una opción que no tiene nada de malo. 

lunes, 17 de agosto de 2015

Al caer la tarde

Todas las horas de todos los días de la semana son iguales.  Quiero decir que, por ejemplo, las 10 de la mañana de un lunes, son iguales a las 10 de la mañana de un martes, miércoles, o  cualquier otro día de la semana.  Lo mismo ocurre con aquellas horas de las 6:00 p.m en adelante, que le abren la puerta a la noche, excepto con las del Domingo.

Cuando cae la tarde ese día es diferente, o uno se siente diferente, pues por algún extraño motivo nos llenamos angustia y ansiedad.

Una vez en una conferencia, el expositor dijo que el día en que  se suicidan más personas es ese.  Me imagino que a esa hora ya la mayoría no tiene un plan diferente que irse para la casa a descansar.  Posiblemente, a  esa hora, la angustia arremete contra nosotros porque sabemos que al siguiente día nos vamos a sumergir nuevamente en esa rutina que tanto desgasta, o tal vez, esas horas son unas de las pocas ocasiones donde comenzamos a cuestionar nuestra vida, porque de una u otra forma es un momento que nos invita a estar solos y , estar solos, sin hacer nada, es algo que nos cuesta demasiado en una sociedad que gira en torno a la productividad y a andar ocupados todo el tiempo.  Me imagino que es en ese momento que ideas locas sobre la muerte rondan la cabeza.

De todas maneras creo que por más que uno tenga una inteligencia emocional muy elevada, esa lapso de tiempo nunca dejará de hacernos sentir extraños.  Solo queda afrontarlo de la mejor forma posible y apostarle a dormir bien; el  Ctrl-Alt-Supr con el que contamos y que cura casi todo.

jueves, 13 de agosto de 2015

Aceptar nuestra "Fealdad"

Creo que todos andaríamos más relajados por la vida si aceptáramos lo que la sociedad dicta que es feo en nuestros cuerpos:  EL gordo o la llanta rimulera en nuestro abdomen, la papada, los cachetes grandes, etc. Creo que cada persona por más perfecta que la veamos tiene algo que quiere cambiar en su cuerpo, si algo tenemos en común todos es la inconformidad.

Hace un par de semanas, en mi agradable ritual de leer, tomar capuchino y comer algo, en la mesa de enfrente se encontraban 5 mujeres y ninguna, creo, tenía más de 23 años.  Por lo que alcancé a escuchar eran estudiantes de psicología y mientras hacían cálculos de cuanto les faltaba para graduarse, una de ella enfatizó en lo siguiente: "Es que yo ni a bate pienso trabajar en una oficina".  No seguí su conversación, no porque no fuera interesante, sino porque a veces hablaban en clave y reían, sobre temas que solo ellas entendían.

Cuando se iban a ir del lugar, decidieron tomarse una selfie.  Después de hacerlo, una a una se fueron rotando el celular para mirar la foto, hasta que una de ellas, que llevaba puestas unas gafas negras de marco grueso, exigió que la repitieran pues quería una sin las gafas.

Hace poco me tomé un café con un grupo de personas, y alguien le pareció importante que nos tomaramos una selfie.  Nunca me han llamado la atención esas fotos pero, para no desentonar, accedí a la petición de la persona.  La tomamos desde mi celular, y luego de luchar con mi motricidad para que no se me cayera al piso  y tomar la foto, todos la miramos.  En esta ocasión una amiga exigió que la repitiéramos porque según ella había quedado cachetona.

El punto es que deberíamos dejarnos de fijar tanto en como nos vemos o, más bien, como creemos que nos ven los otros, y aceptar esa supuesta "fealdad" que llevamos encima.

miércoles, 12 de agosto de 2015

Naturaleza

Hace poco conocí a una mujer con una actitud impresionante, que tiene como proyecto de vida trabajar con jardines verticales.  Ella, debido a una experiencia muy personal, logró conectarse a otro nivel con la naturaleza, y cree firmemente que la falta de contacto de las personas con esta, es una de las razones por la que experimentamos altos  niveles de ansiedad y estrés en nuestras vidas. 

Hoy me devolvía a mi casa en un bus y este frenó debido a un semáforo en rojo, en una calle que tiene un separador con un camino de ladrillo y  árboles muy grandes a cada lado. Desde pequeño este lugar siempre me trasmitido buena energía.

Sí me bajaba ahí, me iba a tocar caminar 8 cuadras más.  Así que mire al frente, deseché la idea y me concentré en la canción que sonaba en mi MP3.  El bus continuó quieto; derrotando mi pereza me puse de pie rápidamente mientras evitaba que mi cerebro  me regalara cualquier excusa, timbré y me bajé.

Me puse los sudifonos, y caminé bajo la sombra de esos grandes arboles.  Sentí paz y me divertí mirando a las personas que transitaban por ese mismo lugar.  No sé porque, pero me pareció que iban mas livianos que otros que he visto caminar cubiertos por moles de cemento.

Tal vez fijarnos más en la naturaleza es una manera de contrarrestar nuestras penas.

lunes, 10 de agosto de 2015

No esperar nada

Siempre he escuchado decir a varias personas la frase: "Lo mejor es no esperar nada, así uno no se decepciona".   Esta, en parte, puede que sea cierta, pero no invita a nada bueno, sólo a desconfiar de todas las personas, bien sean amigos, familiares o completos desconocidos.

Creo que Uno, más bien, debería entregarse a lo que hace, pensando que no va a recibir nada: ni reconocimiento, amor, regaños, dinero, nada, es decir, hacer las cosas simplemente porque nos gustan y nos hacen sentir vivos.

El punto es que nos deberíamos enfocar más en encontrar eso: pasión, llamado, vocación, póngale el nombre que  quiera, que nos permita vivir sin esperar nada, pues lo más importante, y en lo que centraríamos nuestra atención  es en la tranquilidad y paz que nos regala el vivir la experiencia de lo que sea que hagamos.

No esperar nada es otro de los tantos artes que nos hace falta refinar en nuestras vidas.



jueves, 6 de agosto de 2015

Tedio hacia el cliente

A veces no existe el servicio al cliente sino tedio hacia el cliente.  Hoy estaba caminando y vi una tienda de vinos, como tenía que comprar un regalo, pensé que una botella de vino estaría bien.  Entré al lugar atraído por un cartel en la vitrina que decía: "Los mejores vinos a los mejores precios".  

No sé nada de vinos, es decir mi conocimiento se reduce a que sé que existe vino tinto (siempre he pensado que deberían llamarlo rojo) y blanco, pero de cepas y esas cosas no sé nada más allá de que existen. Lo que si sé es que hay uno que tiene como nombre "Navarro Correas" que me gusta mucho. 

 Bueno, el hecho fue que entré a este lugar que asegura tener los mejores vinos a los mejores precios y pregunté por un Navarro Correas, y la señora que me atendió me dijo: "No, ese no lo tenemos". Supuse que debía ser toda una experta en vinos, y le pregunté que si no tenía uno parecido al que estaba buscando.  Me respondió "Tenemos este chileno de 5 uvas, muy rico".  Agarré una botella, la miré como un no experto en vinos, se le devolví le di las gracias y me fui.  Antes de salir de la tienda, me dijo "Ese vino se consigue en los supermercados" No sé si fue un comentario de buena gente, o porque de cierta forma intentó decirme "Esa chimbada de vino se consigue en cualquier supermercado.

Finalmente le hice caso y fui a un supermercado.  En la sección de licores le pregunté a una mujer por el vino que buscaba.  Esta llamó a otra y le dijo que estaba buscando un Navarro Correas.  La mujer que se hizo cargo de la venta, me miró y me preguntó:  ¿Vino? le dije que sí; no tengo ni idea si esa marca tiene otros licores.

La mujer me llevó al lugar donde estaban los vinos y me dijo: "Hay estos dos, el tradicional y uno de colección privada"
" ¿Y que diferencia hay entre uno y el otro?"
La mujer, que mascaba chicle puso cara de aburrición y me respondió:
"pues que uno es tradicional y el otro colección privada"
Estuve a punto de reírme de esa respuesta tan chimba, pero finalmente le dije
"pues si, eso es obvio, pero en que se diferencian?"

Me miro y puso cara de " ¿Qué importa? llévese el que quiera y no me moleste" y me respondió con una frase un poco técnica de un proceso del vino, que imagino utiliza cuando un cliente quiere conocer las diferencias entre dos vinos.  Me habría gustado responderle algo como "Si va a atender de mala gana déjeme solo y vaya a mascar chicle a otra parte".

Al final me llevé la botella de "Colección privada" solo porque costaba más.  Supongo que un mayor precio, en cuestión de vinos, implica mayor calidad.

miércoles, 5 de agosto de 2015

La Poetisa de la voz quebrada

Ayer tenía una reunión por la tarde.  Llegué antes, así que decidí ir a una librería que tiene un café para leer un rato.  Me compré un capuccino y un muffin de frutos rojos y me tocó sentarme  en un asiento de cuero porque todas las mesas estaban ocupadas.

Tuve que demorar un poco mi lectura porque no había manera de, sólo con dos manos, manejar el libro, comerme el muffin y tomar capuccino .  Después de unos minutos por fin pude sacar el libro y comenzar a leer.

Detrás mio, en una de las mesas, se encontraba una mujer con un saco blanco que contrastaba con sus labios que estaban pintandos de un color rojo intenso, y un hombre con saco negro y barba.  A primera vista, y por la forma en que se trataban y reían parecían ser sólo amigos.

En un momento, e levanté la mirada porque una señora tumbo unos libros y eso me distrajo.  Cuando iba a sumergirme nuevamente en la lectura, caí en cuenta que podía oír claramente la conversación de la pareja.

"Sí, imagínate.  él es muy chistoso.   Siempre habla sobre mí y dice:"imagínense ella no fue a las primeras clases y ahora escribe poesía" le decía la mujer al hombre.

Hablaron otro par de cosas a las que no les puse mucha atención, hasta que de un momento a otro, la mujer cambió el tono de su voz y dijo:

"lo que pasa es que nos fijamos más en lo que nos faltaba que en lo que teníamos.  De todas maneras es chévere volver a verte.  Después de este tiempo, siento que cerraste filas, y yo quería hacer un punto de quiebre en mi cabeza."

No sabía si tenían agarradas sus manos, se miraban con amor, desconsoladamente o si llevaban las tazas  de café a sus bocas de forma nerviosa, y si me hubiera volteado para apreciar la escena, habría sido muy obvio que estaba espiando su conversación.  La mujer continuó hablando, ahora su voz le temblaba.

"Quiero que sepas que me importas mucho, lo que piensas, como estás, y quiero que te quedes con eso.  No tengo ni idea para ti que fue esto...y pues sí, la vida fue extraña. No tenía pensado decir esto, estoy divagando.  Es chévere volver a verte."

El hombre comenzó a responder pero de acuerdo a su tono de voz, era claro que no estaba tan sentimental como su ex-novia, ex-cuento o  lo que fuera.  

Le doy la razón a la poetisa, en el sentido en que a veces uno comienza a hablar, sin haberlo pensado, y le suelta a alguien un montón de información que, más allá de querer intentar algo nuevamente con esa persona, tiene como fin desenredar la cabeza y el corazón.  A veces es bueno hacer eso, porque no existen palabras más sinceras que las no planeadas.

martes, 4 de agosto de 2015

Dejar respirar

Ayer comencé a escribir un texto, hasta que me acordé de algo que alguien me dijo el fin de semana pasado que me hizo confrontar muchos puntos de vista personales.  Ese recuerdo  me hizo dar rabia, dejé de escribir y me fui a ver televisión.  

 Eso a veces es bueno, es decir, que alguien haga el papel de antagonista, pero entonces  ¿Por qué me dio rabia? porque me molesta cuando los que lo cumplen no cuentan con argumentos sólidos y la historia a la que nos enfrentan se basa en el miedo y/o angustias personales; eso  aburre a cualquiera.

Volviendo al tema del escrito, lo dejé por la razón que ya expliqué y también porque estaba cansado.  Dudé en dejar de escribir, y mientras pensaba en  hacerlo o no, le dí una leída al texto.  

Me encontré con un párrafo de las mil madres que no tenía sentido alguno, lo leí varias veces, le agregué un par de palabras, le cambie puntos por comas, comas por punto y coma, pero nada, el maldito seguía igual de ininteligible. Eso aumentó mi rabia, grabe el documento y apagué el computador.

Hoy volví a trabajar en el documento.  Primero lo leí todo, después comencé a editarlo y logré derrotar ese párrafo que parecía no tener sentido alguno.  Ahora me parece que todo el escrito tiene más sentido y ritmo.  

A veces es bueno dejar que las cosas respiren, apartarse por un rato para luego tomarlas y atacarlas de nuevo.  Eso es algo que no solo se debe hacer con los escritos, sino con cualquier  situación o evento  al que no le vemos ninguna salida en un momento determinado.

lunes, 3 de agosto de 2015

Sobrecarga de Información

Desde que nos levantamos hasta el momento en que nos acostamos, somos un campo de guerra, que es bombardeado con todo tipo de información por los medios tradicionales: Radio, televisión, Prensa e internet.

Adicionalmente no debemos descartar la información que recibimos cuando conversamos con diferentes personas a lo largo del día: Familiares, amigos del trabajo, Personas que no conocemos, y tampoco debemos olvidar esas conversaciones que tenemos con nosotros mismos.

Esa sobrecarga de información nos deja sin saber cuál es el paso que debemos seguir, ¿por qué? Porque la mayoría de información que recibimos carece de significado, es decir, nos resuelven las preguntas ¿Cuándo? ¿Cómo? Pero le hace falta responder ¿Por qué?,  la más trascendental de todas, que a la larga es la que nos lleva a apostarle a algo y actuar de una determinada manera. 

Muchas veces, esa sobrecarga de información sólo nos lleva hacia la ansiedad, porque ante tanta oferta y caminos por tomar, no sabemos cual escoger; por algo el estrés y la depresión son enfermedades que sufre gran parte de la población.

Pero no todo está perdido. Siempre buscamos entender el por qué de cada una de la situaciones  que vivimos.  Es por eso que cuando nos enfrentamos ante una buena historia y/o narrativa es muy posible que esa pregunta quede resuelta.

Narratives conveys not only facts
but also attitudes, ideals, and
philosophies
- Joan DelFattore -