Hoy volví al supermercado en el que hice mercado justo cuando estalló la pandemia y nos iban a encerrar en nuestras casas. Recuerdo que ese día había una sensación de angustia en el ambiente y las personas estaban llenando los carritos de mercado con una compulsión que nunca había visto , como si se estuvieran preparando para el fin del mundo. Ese día llevaba guantes y utilicé el tapabocas por primera vez, sin saber que iba a ser una prenda de uso frecuente los años siguientes. Nunca sabemos nada.
Hoy, cuando pasé por una sección de productos de belleza femenina, una marca tenía una pantalla con un video de un producto. Eso, por alguna razón, me hizo acordar de esa ocasión, y también del Telescreen que inventó Orwell para 1984, el sistema de televisión que difunde mensajes de propaganda del partido y que permite a la Policía del pensamiento escuchar y ver lo que se hace en cualquier lugar en el que esté instalado uno.
No sé por qué asocie el recuerdo de los inicios de la pandemia con eso, seguro fue porque la novela da la sensación de fin, de que todo se fue al carajo.
Quizá no venga al caso, pero en ese momento también llegaron dos palabras en ingles a mi cabeza, una de ellas fue smithereens y ya no recuerdo cual fue la otra.
Ahora me entero que “añicos” es la traducción de esa palabra. Lo más probable es que haga parte de la letra de una canción y apareció en mi cabeza simplemente porque sí, porque las palabra son caprichosas y nos habitan cuando les da la gana.
La definición de añicos es: “Pedazos o piezas pequeñas en que se divide algo al romperse”. De ahí ,imagino, que haya llegado a mi cabeza, pues supongo que el fin del mundo ocurrirá cuando todo se rompa en miles de pedazos y no haya forma de volver a unirlos.