Leo Ordesa, la novela de Manuel Vilas, que bien podría llamarse: “Ordesa, o de cómo narrar jodidamente bien la vida”.
Llegué a la novela por un artículo en el que Juan José Millás recomendaba películas, series y libros y ese estaba en la lista. También estaba “Un andar solitario entre la gente”, al que le he hecho dos intentos de lectura, pero llega un punto en el que me aburre, y pues a uno no le debe pesar abandonar un libro cuando se le coge pereza.
Hace un tiempo investigando qué autores le gustaban a Millás aparte de Dostoyesvski, di con Patricia Highsmith, porque el narrador de Mi Verdadera Historia, mencionaba que el protagonista adolescente o su papá, ya no recuerdo bien, se sentía atraído por la novela “Ese dulce mal” de esa autora, que se especializa en thriller psicológicos. Me la leí, pero no me pareció tan buena.
En cambio la de Vilas, que aún no termino, me ha gustado mucho, la forma en que narra su vida y la de sus padres es genial. En ocasiones es muy poético, y en otras simplemente cuenta sus recuerdos como mejor los recuerda, valga la redundancia, pero siempre procura estar desapegado de la opinión, de esas verdades absolutas que todos creemos tener, y que blandimos verbalmente a cada rato.
“Me gusta viajar en mi coche. Salir a las autopistas. Parar en los
Bares y restaurantes de las autopistas, donde todo el mundo es nadie.
Allí hay camareros con vidas difusas, fíjate en ellos.
Sí, fíjate en ellos.”
— Ordesa —
Lean a Vilas, aguanta mucho.