martes, 6 de mayo de 2025

.

Como ya casi es medianoche, ese punto que titula esta entrada fue el que pensé escribir para publicarla, y editarla mañana con algo más de tiempo.

Pero me dije a mí mismo: hermano, siéntese y escriba lo que le venga en gana. Entonces le hice caso a ese ser que me habita y que, a veces, me da buenos consejos.

Dizque con algo más de tiempo escribí hace un par de líneas, ¿pueden creer semejante mentira tan grande? La vida es ya. nuestra existencia es como una instantánea y todavía pensamos que tenemos tiempo o que lo vamos a tener, en fin.

Aparte de la idea tramposa del punto, también pensé en republicar un escrito viejo, pero ¿qué sentido tiene sentirse atraído por la escritura si lo que se busca es maneras de evitarla?

Entonces no hice ni lo uno ni lo otro y heme aquí escribiendo estás palabras a las que, presiento, se les está acabando la gasolina.

Imagino que debo tener muchas cosas por decir o miles de historias por narrar, pero en cambio, acudo a este mecanismo barato de la escritura automática.

Les pido disculpas a los fanáticos de ese tipo de escritura; si utilicé el calificativo barato en el párrafo anterior, fue porque no se me vino otra palabra a la cabeza, pero tanta explicación conlleva a la duda decía Nietzsche, así que creo que lo mejor es echarle la culpa a la escritura automática, porque esa fue la palabra que rescato de mi inconsciente.

Lamento decirles que este último párrafo, en el que debería buscar cómo concluir este arrume de letras, es de relleno, porque me hacen falta 50 palabras, para cumplir con mi meta de 300, pero ahora solo me quedan 9 palabras por escribir.

Por favor, que alguien me diga cuáles deberían ser.